domingo, 6 de abril de 2025

Francisco Delgado Herrera, destacado maestro y músico tinerfeño represaliado por el franquismo

El 18 de julio de 1936 no solo se quebró la democracia, también se vivió una hecatombe cultural que hizo retroceder varias décadas la educación y diversas ramas del arte. Un ejemplo fue lo sucedido con el extraordinario maestro y músico tinerfeño, Francisco Delgado Herrera, que tuvo el dudoso honor de ser uno de los once maestros víctimas mortales de esos primeros años de dictadura.

Francisco había nacido el 3 de diciembre de 1875 en Santa Cruz de Tenerife, este año se cumplirán 150 años de esa fecha. Desde niño desarrolló su vida en La Laguna, donde recibió formación como ebanista, además de iniciarse en el mundo de la música, algo que marcó su vida. En la Banda de Música de La Orotava, donde ejerció como primer clarinete, logró ampliar sus conocimientos y mejorar su formación (1). Además de su pasión por la música, logró formarse como maestro, oficio al que dedicó sus últimos años de vida.

En 1907 formó parte en La Laguna de la creación de la sociedad filarmónica “La Esperanza”, presidida por Fernando Rodríguez Díaz, donde ejerció como vicepresidente (2), que sería parte de la fundación de la Banda Municipal de La Laguna. Francisco ya ejercía de profesor de música en Aguere, obteniendo “un brillante éxito en un concurso abierto por la Revista Musical que se publica en Madrid” por su vals Pálidas rosas (3).

El autor musical fue sin duda uno de los más reconocidos de su generación en el Archipiélago, pero además de su educación, la prensa empieza a demostrar un alto grado de conciencia social y sensibilidad con los más desfavorecidos, posiblemente fruto de su propia existencia. A inicios de 1909 fue uno de los que contribuyeron con la Cruz Roja lagunera para recaudar fondos ante el terremoto de Mesina, que asoló Sicilia y Calabria, en Italia (4).

La vida de Delgado Herrera estuvo también muy ligada al activismo social y cultural, además del compromiso político, en unos ideales que fueron evolucionando a lo largo de los años. Formó parte es de la directiva del Casino Democrático Brisas del Teide (5), ubicado también en La Laguna, una “nueva sociedad de instrucción y recreo”, ligada a las corrientes republicanas más centristas, presidido por el profesor del Instituto de Canarias, Isaac Cabrera.

En los primeros años del siglo XX el nombre de Francisco Delgado será habitual, al crear melodías de distintos géneros que triunfan en las veladas del Ateneo o en las fiestas más populares de la Isla, desde valses a zarzuelas, incluso entrando en el mundo de la ópera. Su éxito hizo que incluso la revista madrileña “Nuevo Mundo” le dedicara una foto en la que destacaba los éxitos del joven compositor canario (6), algo nada frecuente en ese momento para alguien de las Islas.

A partir de 1912 empezó a ejercer como maestro, realizando una ruta por distintos puntos de la Isla en esa etapa de interinidad inicial. El primer año fue designado para ocupar plaza como interino en la escuela de Igueste de San Andrés (7), en la capital tinerfeña. Al año siguiente le tocará plaza en La Victoria (8) y el siguiente ostentará la escuela de Valle de Guerra (9).

El interés por el vínculo entre la cultura, la formación educativa y los avances sociales se plasman en su designación como presidente de la Sociedad “Juventud Obrera”, donde fijaron sus objetivos en “difundir entre la clase obrera el mayor grado de cultura que nos sea factible. Para ello crearemos Escuelas de Artes Decorativas, Letras, Música, Pintura y Dibujo lineal”, que planteó colaborar con el Ayuntamiento lagunero en sus tareas (10). A pesar de estas tareas sociales, sus colaboraciones musicales y su labor como maestro, logró preparar y sacar adelante la plaza de maestro en las oposiciones celebradas en 1916, obteniendo el puesto de maestro en Tacoronte (11). Su faceta musical seguirá creciendo en ese tiempo, con motivo del 28 aniversario de la Banda la Fe participó en un importante evento musical y poético en el Teatro Viana de La Laguna, ofreciendo el cuplé oriental Zoraida (12).

En su labor como maestro también se implicó en las demandas laborales y formativas necesarias para lograr avances importantes en una sociedad donde el analfabetismo seguía siendo una enorme lacra para las clases populares. En 1921 ya formaba parte de la Asamblea de Magisterio como maestro de la escuela graduada de Tacoronte (13).

La Banda de la Fe reconoció el apoyo y compromiso de Francisco Delgado en un acto público celebrado en el Teatro Leal de Aguere, en noviembre de 1923 (14), pero su acción generosa iba mucho más allá, en 1925 también fue uno de los que acompañaba las labores del Orfeón La Paz en sus primeros pasos, dirigiendo su agrupación de bandurrias y guitarras (15), haciendo una labor similar al frente de la orquesta del Círculo de la Amistad XII de enero de la capital (16).

En 1927 el maestro, a sus cincuenta y dos años, además de una reconocida labor, tiene una extensa familia. Prueba de ello fue la solicitud de “subsidio que otorga el Estado a los empleados de familias numerosas”, que hizo ese mismo año ante el Ministerio de Trabajo (17). Su trayectoria le hizo merecedor de la presidencia, al año siguiente, de la Asociación de Maestros Nacionales de la Provincia (18), una de las labores centrales que le pondría en el foco de la represión política desatada por los militares.

Poco antes de la llegada de la II República, Francisco Delgado consiguió un gran éxito con su poema musical «Schubertiada», dedicada al famoso compositor austriaco, estrenado por la banda municipal de la capital tinerfeña en la Plaza del Príncipe (19). En esos años el compositor y maestro ya residía en Santa Cruz de Tenerife, donde ejercía sus labores propias del magisterio, además de formar parte de sociedades, como el Círculo de la Amistad, donde ejerció de vocal en la directiva elegida para 1931 (20). En el final de la etapa monárquica fue designado para ocupar tareas en el Patronato de Protección Escolar, junto a la maestra Felicidad González y otros (21). Con la llegada del nuevo tiempo político el papel político de nuestro protagonista pudo salir más a la luz. La II República llegaba con la ambición de lograr mejoras, en especial entre la clase trabajadora. En los primeros meses de la misma, Delgado aparecía entre los que contribuían con aportaciones económicas en apoyo de las ayudas para el paro obrero (22).

Entre su labor social de esta etapa destaca la Asociación al Servicio de Tenerife (23), una “Institución puramente patriótica y tinerfeña”, que pretende desarrollar una “constante labor de regeneración insular y local”. Esta asociación, en la que Francisco fue su representante en la capital, se marcó una “cruzada contra el analfabetismo; la creación de bibliotecas populares e itinerantes; el fomento del embellecimiento y ornato locales; sostenimiento de campañas culturales; cooperación con instituciones benéficas; protección, fomento y propagación del arbolado y las aves” (24). En esta curiosa entidad, cofundada por Alfonso Ramos Fresneda, gestor de profesión, y socio del Orfeón la Paz, convivieron diversos sectores y tendencias, desde los republicanos a algunos que acabaron ligados al primer franquismo.

En el mes de septiembre de 1931 falleció en La Laguna el padre de Francisco, Benito Delgado, con 86 años de edad (25). Ese mismo mes fue designado para conformar el Consejo Provincial de Instrucción Pública, junto a la ya mencionada maestra, Felicidad González (26), que ejercieron, con breves parones, entre ese año y el verano de 1936 en el control y mejora de los servicios escolares. Al año siguiente ya logró la plaza permanente en la “escuela nacional de niños número 5 de esta capital (San Francisco)” (27), que poco después pasa su sede a la calle Cruz Verde.

Fernando Delgado militó en el socialismo. Prueba de ello es que formó parte de la sección de enseñanza de la UGT, constituido formalmente su directiva el 9 de julio de 1933, donde fue nombrado vicesecretario (28), siendo su nombre frecuente en su órgano de comunicación durante esos años, “Obreros de la Cultura”. En sus páginas recogen la labor que realiza en ese año para las “fiestas de septiembre” en La Laguna, organizando un festival infantil, a cargo del “notable compositor musical, quien presentará unos interesantes conjuntos musicales y gimnásticos” (29). El 28 de diciembre de 1933 participó en el “congresillo” de la Federación Tinerfeña de Trabajadores de la Enseñanza, presidiendo la delegación de Santa Cruz de Tenerife, siendo nombrado presidente de la Comisión Ejecutiva. Además, fue nombrado para participar en el Congreso que se celebrará en 1934 en Las Palmas y se toman “acuerdos conducentes al aplastamiento del fascismo y defensa del proletariado” (30). Claramente el auge de los nazis en Alemania y el gobierno de los sectores ultraconservadores, durante ese bienio de la República española, marcó una preocupación que por un lado favoreció la unidad de acción de cara a las elecciones de 1936 y por otro fue el caldo de cultivo necesario para el futuro golpe militar. Con la constitución del Frente Popular, en enero de ese año fue nombrado vicepresidente de la Agrupación Socialista de Santa Cruz (31). Ese último semestre de la II República fue intenso. Las elecciones de febrero dieron un gran triunfo para la candidatura que aglutinaba a las izquierdas, que sin duda Francisco celebró. Su música también se consagraba. En 1935 había presentado su composición, Calvario de Tacoronte, a un concurso de convocado en Hamburgo, donde fue premiada. Siendo retransmitida por Radio Berlín, e interpretada por la Orquesta de dicha Radio el 24 de marzo de 1936. Esta misma obra la interpretó la Orquesta de Cámara de Canarias, bajo la batuta de Santiago Sabina, el 20 de mayo de 1936 (32).

A pesar de sus tareas políticas, Francisco no detuvo su apretada agenda de participaciones en entidades y asociaciones del ámbito cultural. Poco más de un mes antes del golpe militar Francisco había sido elegido vicepresidente de la Masa Coral Tinerfeña (33), entidad de gran arraigo republicano. Poco después se celebró la penúltima sesión del Patronato de Protección Escolar. En el conviven personas que tendrán caminos absolutamente divergentes, por un lado perfiles como el de Susana Villavicencio, inspectora-Jefe de Primera Enseñanza en Tenerife, una de las más activas implicadas en la depuración del profesorado durante el franquismo en la Isla (34). En el otro lado, tres víctimas mortales del fascismo, el Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro, fusilado en octubre de 1936, y Lucio Illada, en representación de la Mancomunidad, fusilado en 1940, además de Francisco Delgado (35).

El 18 de julio de 1936 llegó un tiempo nuevo. El mundo de la enseñanza, la cultura, el arte, formaba parte de los sospechosos, a los que había que depurar y perseguir. Francisco era ya todo un veterano, con 61 años de edad, a pesar de su buena relación con diversos sectores sociales, fue detenido el 8 de agosto (36) y trasladado a los barcos prisión que se ubicaron en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. En septiembre de 1936 la noticia de la pérdida de su plaza de maestro se publica en los medios del régimen. En la lista le acompañan nombres de otros miembros de la FETE, como José Galán, Robustiano Toledo y Víctor Pérez (37). Tres meses después de su muerte, la Comisión Depuradora del Magisterio Primario de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, le sigue reclamando informes y expedientes (38), que ya nunca podrá ofrecer.

Los datos dicen que murió menos de seis meses después, entre tantos otros compañeros de las diversas fuerzas políticas y sindicales. Algunos familiares aseguran que fue arrojado al océano, como tantos otros, aunque hay un certificado militar que indica que falleció en enero de 1937. Su desaparición puso fin a su creatividad y a su implicación, enterró su cuerpo, pero además de eso su nombre, su historia y sus obras. En los años cuarenta sus familiares recibieron otra vez la cruel noticia de que su padre estaba siendo investigado por el Juzgado Instructor de Responsabilidades Políticas de Santa Cruz de Tenerife, conservándose su expediente en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas.

Hoy, su memoria está emborronada. Pocos conocen la existencia de este compositor y maestro. Una de sus obras más conocidas, Calvario de Tacoronte, no se volvería a tocar hasta la década de los ochenta. Habían pasado más de cuarenta años sin sonar esos acordes.


Fuentes utilizadas

  1. Álvarez Martínez, Rosario. Semblanza del compositor Francisco Delgado Herrea (1875-1937), artículo incluido en Memorias del Contrabando. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. (2015). p 44

  2. La Opinión. 3 de enero de 1907. p2

  3. El País. 9 de noviembre de 1908. p2

  4. El Defensor del Magisterio, 22 de enero de 1909, p6

  5. El Progreso. 10 de julio de 1909. p2

  6. Nuevo Mundo. 10 de noviembre de 1910. p29

  7. La Opinión. 1 de octubre de 1910. p2

  8. Diario de Tenerife. 24 de septiembre de 1913. p2

  9. La Opinión. 30 de mayo de 1914. p1

  10. Gaceta de Tenerife. 18 de enero de 1916. p1

  11. La Opinión. 17 de abril de 1916. p1

  12. Gaceta de Tenerife. 2 de diciembre de 1919. p2

  13. Gaceta de Tenerife. 11 de septiembre de 1921. p2

  14. Gaceta de Tenerife. 11 de noviembre de 1923. p2

  15. Gaceta de Tenerife. 13 de febrero de 1925. p1

  16. La Prensa. 24 de julio de 1925. p2

  17. Gaceta de Tenerife. 6 de agosto de 1927. p2

  18. Eco del Magisterio Canario. 7 de enero de 1928, p9

  19. Gaceta de Tenerife. 6 de agosto de 1930. p1

  20. Gaceta de Tenerife. 18 de diciembre de 1930. p1

  21. Gaceta de Tenerife. 11 de febrero de 1931. p3

  22. La Prensa. 31 de mayo de 1931. p1

  23. Gaceta de Tenerife. 18 de julio de 1931. p2

  24. Alonso Delgado, Víctor Lorenzo. Deporte, Ocio y Sociabilidad en las Islas Canarias Occidentales (1850- 1936). Tesis Doctoral Universidad Ramón Llull. P195

  25. La Prensa. 9 de septiembre de 1931. p5

  26. Las Noticias. 18 de septiembre de 1931. p1

  27. La Prensa. 6 de marzo de 1932. p2

  28. Obreros de la Cultura. 15 de julio de 1933. p8

  29. Obreros de la Cultura. 30 de julio de 1933. p7

  30. Obreros de la Cultura. 1 de enero de 1934. p4

  31. La Prensa. 4 de enero de 1936. p3

  32. Álvarez Martínez, Rosario. (2015). Op cit p44

  33. Gaceta de Tenerife. 17 de junio de 1936. p2

  34. García Vera, Cristóbal. Las oscuras razones de la burguesía canaria contra la recuperación de la memoria histórica: https://rebelion.org/las-oscuras-razones-de-la-burguesia-canaria-contra-la-recuperacion-de-la-memoria-historica/

  35. La Prensa. 28 de junio de 1936. p11

  36. Álvarez Abreu, Bruno Juan. Francisco Delgado Herrera. Pancho el de la Jueza: https://efemeridestenerife.blogspot.com/2017/10/francisco-delgado-herrera-pancho-el-de.html

  37. La Prensa. 19 de septiembre de 1936. p3

  38. La Prensa. 11 de abril de 1937. p2


sábado, 29 de marzo de 2025

Antifranquistas de Canarias refugiados en Senegal. La muerte y el exilio de la familia de Eduardo Suárez Morales

No hace tanto la ruta canaria era en sentido contrario. Militantes antifranquistas y algunos de sus familiares lograron recuperar la libertad en lugares como Dakar o Casablanca. Fue el caso de varios familiares del diputado comunista canario, Eduardo Suárez Morales, que había sido fusilado el 6 de agosto de 1936. Su compañera de vida, María del Rosario Socorro Guerra, junto a sus dos hijos, su hermano y su cuñada lograron llegar a la capital de Senegal un 18 de julio de 1949. Casi treinta años después recordaba el momento con estas palabras: “La emigración y el exilio supuso miserias y calamidades, pero teníamos la compensación de haber dejado atrás la muerte” (1). Ese espacio que les acogió sirvió para que sus hijos se pudieran criar en una libertad que no tenían en Canarias. Allí se mantuvieron viviendo incluso cuando Franco ya había muerto, echando en falta a su marido y padre.

El recuerdo de Eduardo permanecía muy presente. Él había nacido el 27 de enero de 1906 y se crió entre el Puerto de la Luz y Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, en una familia de trece hermanos, criado por su tía, ya que su madre había muerto siendo muy niño. Allí conoció el inicio del movimiento obrero y los conflictos sociales, que sin duda generaron una huella en su vida. Estudió magisterio, se acercó al mundo del periodismo y también le tocó, como a tantos otros, emigrar, viviendo en Brasil (2).

A su regreso ejerció como contable en la firma “Hijos de Diego Betancor”. Juan Betancor, un viejo compañero de lucha, lo recordaba con motivo del cincuenta aniversario de su asesinato. Decía que aunque “no tenia grandes dotes oratorias, siempre estuvo al frente de la clase trabajadora en todos los movimientos sindicales” (3). De esa época destacó la importancia de la huelga del Sindicato de Tabaqueros, que sin duda marcó su vida militante, pero también favoreció la cruel sentencia que recibiría tiempo después.

En el informe realizado por Falange Española el 12 de diciembre de 1939, lo señalan que “desde muy joven se apreciaba en su persona un espíritu exaltado”, tratando de evidenciar su carácter luchador, bajo la mirada de un régimen que sin duda temía perfiles como el de Eduardo (4). En el mismo Expediente, el comisario jefe de la Dirección General de Seguridad indicó que además fue Secretario de la Federación Sindical Obrera en Las Palmas y del Sindicato de Trabajadores Mercantiles (5), una pequeña muestra de su activismo e implicación durante los años previos al golpe franquista.

Eduardo Suárez Morales militó en el PSOE en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, hasta que su partido decidió participar de la misma, cuando renuncia a su afiliación por lo que consideraba una traición a la clase trabajadora (6). Con la llegada de la II República mantendrá una gran actividad sindical y política, participando en 1933 en la fundación del Partido Comunista en Canarias. Un año antes, en enero de 1932, se había casado con su compañera María del Rosario Socorro (7).

En 1935, en la etapa de gobierno conservador dentro de la República, Suárez fue uno de los participantes en el mitin organizado en la capital de Gran Canaria. Allí pidió un recuerdo “a todas las víctimas y a todos los presos, por encima de ideologías y de pequeñeces. Unámonos en un sólido bloque, frente al fascismo y para alcanzar la amnistía” (8). Eduardo logró jugar un papel destacado, en especial, como dijimos, en las movilizaciones de los trabajadores y trabajadoras del importante sector tabaquero. Ese impulso le ayudó a recibir un gran apoyo popular en las elecciones de febrero de 1936, donde sería el segundo candidato más votado en la capital de la Isla y uno de los que logró un puesto como diputado canario (9). La clase obrera había sido un factor clave en el éxito de la candidatura del Frente Popular, por eso no es extraño que los diputados de izquierdas celebraran en marzo de ese año, poco después de las elecciones, una asamblea con un extenso grupo de representantes sindicales y militantes de este grupo social, que llenó el Teatro Galdós de la capital. Tal y como recogió la prensa, la presidencia fue del “presidente del Sindicato de Obreras y Obreros Tabaqueros y los tres diputados de izquierda señores Valle, Junco Toral y Suárez Morales” (10).

Los meses transcurrieron con la ilusión de un nuevo tiempo político. En abril, el joven diputado de treinta años partió en la motonave Dómine, para tomar posesión de su plaza en el Congreso de Madrid (11), donde formaba parte de los partidos que lograron una importante mayoría.

La casualidad quiso que el 18 de julio de 1936 la familia estuviera en su residencia de La Atalaya, en Gran Canaria. Un compañero corrió a avisarle del movimiento militar que se había desatado y del riesgo que corría. Junto con otros militantes de la izquierda trató de generar un foco de resistencia a los golpistas en Moya y Arucas, donde también ejerció como uno de los organizadores socialista Fernando Egea. El intento de resistencia fue en vano. Las escopetas de caza poco podían hacer frente a las armas más modernas de los militares y los cañones del buque militar Arcila. Suárez y su familia, junto a otros militantes, trataron de llegar al continente africano en un barco gasolinero, que quedó sin combustible en Mogán, donde fue detenido por las autoridades golpistas (12).

El proceso militar fue casi inmediato, recibiendo una condena a muerte que debía desarrollarse el 6 de agosto de 1936. Él y Fernando Egea fueron trasladados al cuartel de la Isleta, para pasar su última noche. Su excompañero, Juan Betancor, recordaba que “la esposa de Eduardo irrumpe en llanto y lágrimas, Eduardo le pasa el brazo por los hombros y le dice cariñosamente: "La compañera de un comunista no llora". Eduardo y Egea murieron con el puño en alto y dando vivas a la República” (13). El efecto para la familia fue terrible, que además del dolor, vivieron el acoso constante de falangistas y fuerzas de seguridad. Ricardo García Luis aportó un testimonio que de Ana Doreste Suárez , sobrina de Eduardo Suárez Morales, que dijo que su tía "dejó de cantar y contar cuentos" desde que fusilaron a su hermano (14). Eduardo Suárez dejó una pequeña carta escrita con letra clara, que corrió de mano en mano durante la clandestinidad. En ella recordaba a quienes le permitieron ser diputado, decía: “¡Salud, valientes y queridas hermanas tabaqueras!. Por vosotras y por todos los explotados del mundo, doy mi vida”.

María del Rosario recordaba el acoso que vivió y cómo le afectó. Un día, en el que llegaron a su casa para llevarse también a su hermano, “salí a la puerta y les insulté. Así que los falangistas querían llevarme a mi también. Menos mal que mi padre les dijo que tuvieran compasión con una mujer que había perdido ya a su marido”. Los hombres fueron detenidos y maltratados, pero también las mujeres vivieron a partir de ese mes de agosto de 1936 una existencia donde ser citadas en comandancia formaba parte de su día a día (15). Su hijo recordaba en 2021 como, hasta colocar flores rojas en la tumba sin cruz de su marido, generó quejas y persecuciones del cura de la zona.

No acabó con eso. A partir de 1939 su familia es amenazada por el proceso de Responsabilidades Políticas, del expediente 152/1939. Las autoridades franquistas querían lograr recursos en un país que habían dejado en la ruina absoluta. La víctimas propicias de este saqueo institucional eran los perdedores. Este procedimiento se mantendría activo durante diez años, hasta 1949, la misma fecha del exilio familiar. Ni muertos pudieron escapar. En la sentencia 375 de 1941, el Presidente del Tribunal Pedro Saenz Vallejo y su equipo afirmaba que “...Suárez Morales fue fundador del comunismo, presidente del mismo y propagandista en prensa de esas ideas”. Por esto y por tratar de defender la legalidad democrática, se sancionó a sus herederos al pago de cien pesetas, aunque llegaron a pedir 100.000 (16) en varios documentos previos, hasta constatar que ni él ni Fernando Egea tenían bienes algunos que robar, más allá de la vida. La ideología que hay detrás de este proceso no se oculta lo más mínimo, conservándose en el expediente conservado, hojas informativas reutilizadas, procedentes de informes secretos de la embajada nazi en Madrid.

Sus hijos tuvieron que vivir el exilio de su familia y el desarrollo de su vida en Senegal, donde su madre trató de respetar la petición de su marido de trasladarle unos valores firmes. La situación en la Isla era insoportable y parecía quedar claro que los aliados, que habían acabado con las dictaduras fascistas en Europa, no pensaban hacer nada con Franco. Eduardo, su hijo, recordó en una entrevista imprescindible, recordar la dura experiencia de la emigración y el exilio. Su familia tuvo que salir de forma clandestina, como muchos miles más en esa época, él solo tenía catorce años. Desde Maspalomas embarcaron en un velero que salió de forma ilegal rumbo a Venezuela, escondidos de las autoridades entre sacos de sal. La falta de experiencia del capitán y las malas condiciones del mar hicieron que acabaran recalando en Senegal. Allí recibieron la solidaridad de la población senegalesa, que les llevaba agua y comida. También sufrieron el desinterés de las autoridades coloniales francesas, que los retuvieron durante varios meses en el puerto de Dakar. Allí, parte de su familia permaneció, mientras él trabajó como electricista, albañil o fontanero, llegando a ser presidente del Club Rotary y Cónsul de Alto Volta (actual Burkina Faso), viviendo tiempo después de la muerte del dictador en el país que lo había acogido. Su vida quedó marcada por siempre por esa vivencia y por la luz que dejó su padre tras de sí (17). Una plaza recuerda a Eduardo Suárez Morales en Las Canteras, los nombres de algunos de los culpables de su muerte siguen en espacios públicos, mientras su historia se va olvidando entre la bruma del tiempo.

Eduardo Suárez hijo

Fuentes utilizadas

  1. Tierra Canaria. 15 de enero de 1978. p12

  2. Idem

  3. Boletín de Difusión Interna del PCPC. Nº2. Agosto de 1986. p2

  4. Informe Jefatura Provincial de Las Palmas de Falange Española. 12 de diciembre de 1939. Expediente de la Causa de Responsabilidades Políticas. 152/1939, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

  5. Informe del comisario jefe de la Dirección General de Seguridad. 20 de mayo de 1940. Expediente de la Causa de Responsabilidades Políticas. 152/1939, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

  6. Tierra Canaria. Op cit

  7. Idem

  8. Tribuna Comunista. Noviembre de 1980. p4

  9. Acción. 18 de febrero de 1936. p4

  10. Gaceta de Tenerife. 3 de marzo de 1936. p3

  11. La Prensa. 12 de abril de 1936. p2

  12. Informe Jefatura Provincial de Las Palmas de Falange Española. 12 de diciembre de 1939. Op cit

  13. Boletín de Difusión Interna del PCPC. Op cit

  14. García Luis, Ricardo. Víctor Ramírez: Palabras de Amazigh. La Voz de Lanzarote. 13 de marzo de 1998. p4

  15. Tierra Canaria. Op cit

  16. Sentencia 375 de 1941, del Expediente de la Causa de Responsabilidades Políticas. 152/1939, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

  17. Proyecto Memoria de Casa África: Eduardo Suárez: https://www.youtube.com/watch?v=Xl9xYSI8yzc&t=32s


domingo, 23 de marzo de 2025

Los revolucionarios hermanos Calero Labesse y los inicios del Tenisca

Domingo y Jacobo Calero Labesse, junto a un nutrido grupo de jóvenes republicanos palmeros, lograron mantenerse alzados en los montes de su Isla mientras los franquistas detenían y asesinaban a muchos de sus camaradas. Allí sobrevivieron meses, hasta que en enero de 1937 consiguieron tomar el velero Añaza y huir a Mauritania, en una época donde los viajes de búsqueda de libertad eran en dirección contraria.

Ambos fueron dignos hijos de su momento histórico. Los dos, nacidos en Santa Cruz de La Palma, fueron ejemplo de ese activismo social imparable de una generación que soñó que la sociedad en la que nacieron sería cambiada gracias a la convicción de la clase trabajadora.

Domingo tenía 15 años cuando entró a formar parte del grupo de jóvenes que en la nochebuena de 1922, en las escalinatas de la plaza de San Francisco de la capital palmera, dieron forma a los inicios de la Sociedad Deportiva Tenisca, uno de los clubes de fútbol más destacados en la Isla. A pesar de su corta edad ejerció de secretario en el acta fundacional. Ninguno de los primeros promotores de la entidad había cumplido los veinte años en ese momento. Su hermano Jacobo, de 17 años, ya era miembro de un club denominado Hispamer, que al poco tiempo se integraría en el Tenisca. En los primeros pasos del club, que logró crecer en número de socios muy rápido, ocupó la primera presidencia un veterano, el republicano y masón garafiano, Domingo Pestana Lorenzo (1), que es difícil saber la influencia que pudo tener en la rápida toma de conciencia de los hermanos Calero. El fútbol sin duda será una de sus pasiones iniciales, ejerciendo además de cargos en la directiva, de jugadores, donde Domingo destacará especialmente.

Tenisca 1922
Ambos habían logrado formarse y tener una buena educación, gracias a ella Domingo tenía apenas 16 años en 1923, cuando la Audiencia Territorial anunció que era uno de los que había aprobado por exámenes para convertirse en secretario y suplente de juzgado (2). Jacobo también realizaba el mismo oficio. En 1926 la Asamblea de secretarios judiciales lo nombró vocal de la junta, presidida en ese año por Francisco Dorta y Jacinto del Castillo (3). Dos años después los hermanos aparecen en la directiva de la "Unión de Dependientes del Comercio y de la Industria", Domingo como secretario y Jacobo como vicesecretario (4), que ya indica una sensibilidad sindical importante en una época compleja, como la del final de la dictadura de Primo de Rivera.

Al igual que sucedió en otras islas, como La Gomera, la juventud del momento mostraba una actitud muy crítica con el modelo político del momento y el papel de los viejos caciques locales, más aún en una sociedad que había sido impactada por sucesos como la guerra de Cuba, las masacres sufridas en el Rif, los ecos de la Primera Guerra Mundial y los cambios que habían generado. Sus ideales se agruparon entorno a valores republicanos que se irían definiendo más claramente en los años de la II República. En enero de 1930 ya forman parte de la directiva de la Sociedad Juventud Ideal, en la capital palmera, en la que Domingo será nombrado vicesecretario y su hermano bibliotecario (5). En ese año Jacobo era uno de los integrantes de Juventud Republicana de La Palma (6), donde compartió labor con militantes como Imeldo Guerra o Ermelandro Martín, que posteriormente le acompañarían en su camino a los ideales comunistas. Su labor en este ámbito le llevó a ser uno de los que tomaron la palabra en el acto de inauguración de la sede de Juventud Republicana en El Paso (7). Según recordó en sus memorias Florisel Mendoza, en esta etapa la casa donde José Miguel Pérez y su compañera, Sara Pérez, daban clases, era sede de tertulias, en las que participó también Jacobo (8). Los dos también serán firmantes del mensaje de apoyo y de la campaña de firmas para socrrer la difícil situación que vivía la única hija de José Nakens Pérez, destacado escritor y periodista republicano, fallecido en 1926, “como mejor homenaje al honrado luchador, que propagó, sin descansar, los ideales republicanos y contribuyó eficazmente a combatir la vergüenza clerical”, una acción que tendrá su eco en medios incluso de Madrid (9).

Parece que la evolución de este espacio político provocó una rápida salida de los hermanos Calero, el propio Jacobo expuso los motivos en un artículo en el que afirmaba que “la «Juventud Republicana de La Palma» está en manos de uno burguesía que vive a costa del trabajo de nuestros compañeros”, rechazando la forma en la que el Partido Republicano usaba la “amenaza soviética” como un ataque contra los avances de la clase obrera. Se lamenta de que en el pasado hubieran quedado una época donde en los locales republicanos palmeros “vibró el nombre de Lenin, se gritó mueran los liberales, y se dio también aquel grito de viva la República” (10).

El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República y con ella se abrió un tiempo nuevo, donde las ideas políticas podían liberarse de ciertos corsés. Los hermanos aparecen el 27 de abril de ese año entre los fundadores de la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma, presidida por Cristóbal García Cáceres (11). Esta sería la primera agrupación política surgida en esta etapa, en la que compartieron militancia con figuras destacadas como la de José Miguel Pérez, líder posterior de los comunistas palmeros. La llegada de nuevas lecturas, muy influidas por los ideales marxistas, además del crecimiento de las Federaciones Obreras y de la prensa obrerista promoverá la puesta en marcha del semanario Espartaco, medio que será el crisol donde una generación de jóvenes palmeros darán forma y voz al comunismo en la Isla. Jacobo en esta época formó parte de la Federación y de la administración de Espartaco (12), mientras que su hermano ejerció como uno de los redactores de del periódico obrerista (13).

En agosto de 1932 se conformó en Santa Cruz de La Palma, impulsado por José Miguel Pérez, la Agrupación Obrera y Campesina, que será el caldo de cultivo que facilitará que unos meses después se constituya de forma oficial el PCE en la Isla, del que los hermanos Calero formarán parte junto a viejos compañeros de otros espacios como los ya mencionados Imeldo Guerra o José Migue Pérez, además de otros como Manuel Sanjuan o Florisel Mendoza (14). Desde las páginas de Espartaco Jacobo se hizo eco de la pena de cárcel de un año contra su compañero Imeldo Guerra, por un artículo publicado en este mismo medio. Su desencanto sobre los tímidos avances conseguidos hasta el momento se hacen patentes cuando manifiesta que “La República ha querido dar derechos políticos, pero estos derechos políticos no existirán por cuanto el control económico está en manos del capitalismo y con esto basta para aplastarla” (15).

En el verano de 1932 Jacobo estuvo presente en el mitin obrero organizado por la Federación de Trabajadores de La Palma en el Parque de Recreo, donde terminó afirmando que “no hay conservadores, republicanos ni monárquicos, sino explotadores y explotados” (16), volviendo a incidir en la misma idea de que la burguesía republicana no distaba mucho en sus intereses de los grupos conservadores .

En abril de 1933 los dos formaron parte de las personas que tomaron parte en la creación formal del Partido Comunista en La Palma (17). Ese mismo año Domingo se integró en Socorro Rojo, entidad de la Internacional Comunista dedicada al auxilio social de las familias obreras más necesitadas. Como miembro de esta participó en el gran mitin celebrado en el Teatro Circo de Marte con motivo de las elecciones de ese año, donde apoyaban la candidatura del Frente Único. Su hermano Jacobo también estuvo en la mesa presidencial, como representante de la Unión de Trabajadores de Breña Alta. Según la crónica de Espartaco, la capacidad del local se hizo pequeña para los asistentes, que demostraron “el espíritu revolucionario que en todos se halla frente a la dominación burguesa” (18). Las ilusiones puestas en esta candidatura quedaron empañadas por el éxito de las candidaturas de derechas en esos comicios, que abrió una etapa de cierto retroceso en derechos y de creciente respuesta obrera dentro de la II República.

En las jornadas celebradas con motivo del primero de mayo de 1934 fue Jacobo el que repite en el mitin desarrollado en La Palma, donde en representación del sindicato de Dependientes “expuso la situación actual de la clase trabajadora frente a la actitud fascistizante de la burguesía” (19). Lamentablemente no se han publicado todavía las memorias de Jacobo, en las que habla de esa etapa, donde afirmaba que su convicción en ese momento era que “había que terminar en La Palma con la farsa degradante del Benefactor Caciquil y la sumisión al mismo” (20).

La mirada internacionalista del momento es palpable cuando en abril de 1934 desde Espartaco se realiza una colecta de fondos para apoyar a las familias de los obreros asesinados y apresados en Alemania y Austria, con motivo de los avances de los nazis y el intento revolucionario vivido en Viena en el mes de febrero de ese año. Domingo fue uno de los que aparece en el listado de personas y entidades que aportaron fondos a esta causa (21), sin saber que poco después ellos serían también de los que necesitarían la solidaridad de otros.

En las elecciones de febrero de 1936 los hermanos, como miembros del Partido Comunista, apoyarán la candidatura del Frente Popular. Por el expediente de Responsabilidades Política abierto por las autoridades franquistas a final de la Guerra Civil, sabemos que Jacobo era miembro de la célula 4 del Radio Comunista de Santa Cruz de La Palma y vivía en la calle Pérez de Brito nº77, siendo secretario de agitación y propaganda. Fue interventor en las elecciones del candidato Domingo Rodríguez Sanfiel (22).

Con el golpe fascista La Palma permanece bajo control republicano entre el 18 y el 25 de julio de 1936. La llamada semana roja, fue una semana de calma y esperanzas de que la situación provocada por los militares se revocara. Ningún derechista sufrió daño, tampoco los espacios religiosos. Todo termina con la entrada de refuerzos militares a la Isla, acompañados de falangistas y voluntarios de organizaciones conservadoras. La represión que se desató fue absoluta, con cientos de detenidos y decenas de desaparecidos.

Algunos de los republicanos de la Isla optaron por buscar refugio en los montes, como casi cinco siglos antes habían hecho Tanausú y su gente. Los hermanos Calero permanecieron escondidos, junto a otros grupos de socialistas, comunistas, anarquistas o personas de ideas avanzadas. Sobrevivieron durante meses, en condiciones muy difíciles, gracias a la ayuda dada por familiares y personas solidarias que les facilitaban alimentos y la escasa información que podía llegar. En enero de 1937 vieron una oportunidad de retomar la libertad. El velero Añaza, un barco pesquero con nueve tripulantes, había llegado al puerto de Santa Cruz de la Palma. Los hermanos Calero, junto a su joven compañero Florisel Mendoza, Juan Rodríguez Acosta, Manuel Brito García, que era delegado del Comité de la Federación de Trabajadores de La Palma, Ernesto Pérez Martín, el directivo de la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma, Francisco Pérez Triana, Gregorio de Paz Pérez y el militante de la CNT de Las Palmas, Manuel Azcárate Marina. Los dieciocho hombres lograron cruzar el Archipiélago, para tomar tierra en Port-Étienne, la actual Nuadibú de Mauritania (23). Las autoridades franquistas pondrán en marcha un proceso judicial por el que se condenará a pena de prisión a Manuel Matías Pérez Triana, Armando García Rodríguez, Juan García Concepción y Pedro Miguel Riverol Fernández (24). Las autoridades francesas no recibirán a estos fugados con demasiada simpatía, aunque sabían bien la situación de represión que vivían las personas de izquierda con el franquismo. El gobernador mandó mensajes a su gobierno ante esta situación, ya que Los refugiados no observan neutralidad política y hacen propaganda entre los pescadores canarios de la Bahía del Galgo (Port Etienne) – stop- Están siendo reclamados por las autoridades españoles de La Güera como autores de delitos comunes” (25). Según Mendoza, el gobernador militar era una persona simpatizante de los fascistas franceses, que incluso les negó el acceso al agua. La solidaridad les llegó de los trabajadores de “Air France” y de pescadores canarios que les ayudaron con el acceso al agua, hasta que finalmente fueron autorizados para trasladarse a Senegal (26). En Dakar volvieron a recibir apoyo de sectores obreros y repoblicanos residentes en la capital africana, como el dueño del Hotel Atlantic, un catalán antifranquista que les ayudó. Gracias a la estancia en la ciudad del barco llamado Canadian, donde viajaban dos diputados franceses, el socialista Vicent Auriol y el comunista Florimond Bont, lograron llegar a Marsella y desde allí, el 6 de marzo de 1937 a Valencia (27).

Los distintos miembros de esta involuntaria aventura tratarán de sumarse en base a sus habilidades a la lucha por la República. Por la Gaceta de la República sabemos que en agosto de 1937, Domingo fue destinado al Juzgado de primera instancia de Liria (28). Además hay una foto conservada por Florisel Mendoza, donde aparecen los militantes comunistas fugados ya en Valencia, acompañados por el también comunista, Hostilio Rodríguez Melo, hijo del abogado tinerfeño Luis Rodríguez Figueroa.

El final de la Guerra Civil les obliga a ambos a buscar refugio de los cientos de miles de exiliados que cruzarán las fronteras españolas. La vida en los campos de refugiados fue nuevamente muy dura. Domingo Calero tuvo la suerte de ser elegido para formar parte de la nutrida expedición de más de 2300 republicanos que embarcaron 3 de septiembre de 1939 desde Burdeos, que gracias a las gestiones de Pablo Neruda fueron acogidos por Chile. Uno de los pocos canarios que le acompañó en esa odisea de exilio fue el tinerfeño Nicolás Mingorance (29).

Las autoridades del nuevo régimen español no dudaron en proseguir con los expedientes de responsabilidades políticas contra los dos hermanos. En el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas se conservan dos procesos contra Jacobo Calero. En ellos se dice que se encuentra en ignorado paradero, “suponiéndose marchara a Cuba o algún puerto de América”. Además se le incautan las 277,92 pesetas que tenía ahorradas en una cuenta a su nombre del Banco Hispano Americano (30). Lo cierto es que en ese tiempo Jacobo permanecía en Francia a pesar de la entrada de los alemanes en el país, concretamente permanecerá en el entorno de Marsella. Allí fue nombrado Secretario de Exterior de la FTP, (Francotiradores y Partisanos), movimiento de resistencia armado, creado por el Partido Comunista Francés a finales de 1941 (31). Sobrevive a su actividad clandestina contra los alemanes y el gobierno colaboracionista francés, hasta que la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles, en su sesión del 4 de mayo de 1942, lo decide incluir entre los 105 refugiados que embarcarán en el vapor portugués Sao Thomé, junto a otras personas protegidas por la embajada Mexicana, incluyendo a 25 miembros de las Brigadas Internacionales y judios que huían del nazismo, que lograrán llegar al puerto mexicano de Veracruz (32). Domingo vivió en Santiago de Chile hasta su muerte en 1998, pasados los noventa años. Allí no renegó de sus ideales, siendo director del semanario El Obrero Municipal, órgano de la Unión de Obreros municipales y colaborador en periódicos y revistas de los exiliados españoles como República Popular y La Verdad de España (33), allí también nació su única hija, Ana Calero, una activista de la memoria de los viajeros del Winnipeg. Jacobo viviría en Veracruz, donde se generó una amplia comunidad de exiliados republicanos, allí falleció en 2002.

Su vida, como la de tantos otros miles de republicanos, quedará marcada por el exilio, uno en Chile y el otro en México, donde verían pasar los años de dictadura y a través de carta y teléfono mantendrían un frágil cordón umbilical con sus familiares y amigos dispersos por el planeta.

Jacobo Calero en la ficha como migrante del portal PARES

En Valencia. Marzo 1937. Arriba, de izquierda a derecha, Gregorio de Paz Pérez, Ernesto Pérez Martín, Manuel Brito García, Domingo Calero Labesse, Florisel Mendoza, abajo, de izquierda a derecha, Hostilio Rodríguez Melo, Pedro Mendoza Santos y Jacobo Calero Labesse.


Fuentes consultadas

  1. Rodríguez-Lewis, JJ. Génesis y auge del Tenisca C.B. (1922-1930). en el libro S. D. Tenisca. 1922-2022. Cien años de historia. (2022). pp 85-105

  2. La Prensa. 15 de mayo de 1923. p1

  3. La Prensa. 17 de marzo de 1926. p2

  4. Las Noticias. 9 de febrero de 1928. p3

  5. Las Noticias. 7 de enero de 1930. p1

  6. El Progreso. 16 de julio de 1930. p2

  7. El Progreso. 22 de octubre de 1930. p1

  8. Mendoza, Florisel. Con los parias de la tierra. Memorias. Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife. 2004. p60

  9. El Liberal. 17 de junio de 1931. p4

  10. Calero, Jacobo. Retroceso de un republicanismo. Espartaco. 17 de octubre de 1931. p1

  11. Medina Sanabria, Pedro. Constituyendo la Agrupación Socialista de SC de La Palma: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/11/16/constituyendo-la-agrupacion-socialista-de-sc-de-la-palma/

  12. Espartaco. 1 de agosto de 1931. p3

  13. Calero Labesse, Domingo: https://fpabloiglesias.es/entrada-db/calero-labesse-domingo/

  14. Cabrera Acosta, Miguel Ángel. La II República en las Canarias Occidentales. Santa Cruz de Tenerife. 1991. pp 270-271

  15. Calero Labesse, Jacobo. El compañero Imeldo Guerra. Espartaco. 16 de abril de 1932. p4

  16. Espartaco. 3 de julio de 1932. p3

  17. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/08/02/canarias-dominada-por-el-fascismo/

  18. Espartaco. 11 de noviembre de 1933. p3

  19. Espartaco. 5 de mayo de 1934. p2

  20. González Vázquez, Salvador. Caciquismo, emigración y cambio en La Palma entre 1895 y 1936. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005) p222

  21. Espartaco. 14 de abril de 1934. p3

  22. Informe del Comandante de la Guardia Civil de Santa Cruz de La Palma de 9 de septiembre de 1940. Expediente de Responsabilidades Políticas nº 477/1940 . AHPLP.

  23. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/08/02/canarias-dominada-por-el-fascismo/

  24. Medina Sanabria, Pedro. Segundo consejo de guerra en la Causa 35 de 1937: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2011/09/06/segundo-consejo-de-guerra-en-la-causa-35-de-1937/

  25. Naranjo, José. Dakar: https://sendafricana.com/historias/de-cuando-fuimos-refugiados-en-africa/

  26. Mendoza, Florisel. (2004). Op cit p73

  27. Idem. Pp 75-77

  28. Diario de la República. 1 de agosto de 1937. p425

  29. Ascanio Gómez, Rubens. Nicolás Mingorance, olvidado poeta, periodista y activista republicano: https://latadelgofio.blogspot.com/2021/02/nicolas-mingorance-olvidado-poeta.html

  30. Expediente de Responsabilidades Políticas nº 477/1940 y causa separada 25/1940. AHPLP.

  31. Persona - Calero Labesse, Jacobo (1905- 2002): https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/125375

  32. Institución - Sao Thomé (barco de vapor): https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/150898

  33. Calero Labesse, Domingo: https://fpabloiglesias.es/entrada-db/calero-labesse-domingo/


domingo, 16 de marzo de 2025

El monumento a Franco en el Teide que no fue y el que todavía se mantiene en Tenerife

El franquismo quiso imponerse con el uso de la fuerza y la violencia, pero también creando una legitimidad basada en la victoria militar y la humillación de la población vencida, creando nuevos símbolos. Los monumentos en honor a los “muertos por dios y por España”, a los líderes del golpe o el yugo y las flechas, se repartieron por todos lados.

En Tenerife las nuevas élites fascistas quisieron casi desde el primer minuto ser el máximo exponente del franquismo, que les devolvía su poder absoluto sobre la economía insular y de las vidas de las personas, eliminando cualquier foco de resistencia social. Apenas tardaron un mes en nombrar al dictador “hijo adoptivo de Tenerife” en el Cabildo (1). En octubre de 1936 la Guerra Civil seguía avanzando y todavía no estaba claro cuál sería el final de la misma. El Ayuntamiento de Santa Cruz fue el primero en hablar de un monumento a Franco, concretamente en el pleno del 3 de octubre de ese año, donde el alcalde, Juan Vara Terán, anunció la intención de hacer un monumento dedicado al dictador en la “parte baja de la ciudad, frente al mar, en el espacio libre entre la plaza de la Constitución y la Avenida Marítima”, para el que aportarán las primeras 50.000 pesetas (2). Parece que de esta propuesta derivará el monumento a los caídos, ubicado en el lugar que los franquistas deciden denominar Plaza de España.

En la misma etapa una idea tomará fuerza, la construcción de un monumento dedicado a Franco en las laderas del Teide, propuesta para la que se creó una comisión técnica presidida por Teódulo González Peral (3). Esa fue la idea que el primer franquismo consideró más adecuada, aunque algún vecino planteaba otras ubicaciones más arriesgadas, como la cubierta de la torre de la Concepción santacrucera (4).

La prensa de la dictadura no dejó de agitar la idea, mientras daba cuenta de los avances franquistas ante la República, manifestando “¿Qué mejor que una tosca, robusta y sobria columna de piedra volcánica, con un medallón de bronce sobre el cual el perfil de Franco miré hacia la tierra africana, que vio su bautismo de sangre?” (5). Otro comentario rimbombante decía que “a las sombras del Teide gigante, el Monumento ofrecerá a las futuras generaciones del mundo el recuerdo del heroísmo español” (6). La propuesta de ubicación final se ofreció en el mes de noviembre de 1936, que tras la visita a la zona de la comisión, se planteó ubicar en “el punto central de al Cañada del Montón de Trigo, en la base misma del Teide” (7).

Algunas de las familias de más rancio abolengo de la Isla se irán turnando en las tareas de recaudación de fondos para este monumento. En agosto de 1937 se suma al mismo a Ramón González de Mesa, señalado como uno de los principales ideólogos de este proyecto, delegado de Prensa y Propaganda del Movimiento, mientras que Carlos Hamilton y Monteverde, armador y consignatario de buques, que también llegó a ser hermano mayor del Cristo de La Laguna, fue nombrado tesorero (8). En La Laguna uno de los promotores será el Dean de la Catedral, el futuro obispo, Domingo Pérez Cáceres, al que le acompañarán el alcalde del momento, Emilio Gutiérrez Salazar y el Marqués de Celada (9).

Si seguimos la hemeroteca histórica, la tarea de esta comisión se mantuvo activa hasta 1938, sin lograr a conseguir los fondos necesarios a pesar de los múltiples eventos desarrollados, como los conciertos celebrados en el Teatro Guimerá y en el Teatro Leal. La calamitosa situación económica y social de la posguerra parece que, afortunadamente para el futuro Parque Nacional, acabó con la iniciativa. En el entorno, según la tradición popular, los franquistas solo dejaron a las víctimas de los asesinatos del Llano de Maja.

La idea del monumento pervivió en el ideario del régimen. En la década de los sesenta las élites franquistas reanudaron la tarea de recaudar fondos, a través de aportaciones populares y actos donde lograr ingresos. Es el caso del partido de fútbol “a beneficio de la suscripción para el Monumento al Caudillo” jugado entre el líder de primera regional del momento, el Real Unión y el Hércules de Alicante, de segunda división (10). En 1965 Juan Pablos Abril, gobernador civil y Jefe provincial del Movimiento de Tenerife, destacó entre los retos de ese año “...el Monumento al Caudillo, que pronto se levantará por iniciativa del jefe provincial del Movimiento y acuerdo del Consejo Provincial” (11). A finales de enero de 1965 ya se sabía que el escultor Juan de Ávalos, que también participó en las esculturas del Valle de los Caídos, sería el responsable principal de la obra, que “simbolizará la partida del Generalísimo para iniciar la Cruzada” (12). El escultor parece que usó de referencia una obra suya de 1964 en la que diseñó para una obra franquista en Valdepeñas, un “ángel de la victoria y de la paz”, muy similar al de Santa Cruz. El 17 de marzo de 1966 se realizó la inauguración oficial del monumento, del que no había duda que era en honor a Francisco Franco y que se dedicó a la salida desde Tenerife en las primeras horas del golpe militar. El NODO se hizo eco de esta noticia, como es natural, dando una crónica donde vuelve a decir que el monumento dedicado a la “partida del Generalísimo Franco, cuando Capitán General de Canarias, salió de aquí para acaudillar el Movimiento Nacional” (13).

Con este nombre y con esa idea se anunciaba esta obra en las revistas turísticas de los años siguientes, que cuando hablan de la capital indican que es “donde se alza el moderno monumento al Caudillo obra del escultor Juan de Avalos, en forma de fuente luminosa con un vistoso juego de aguas y una alegoría de la partida de Franco, desde esta isla, para iniciar la Cruzada de Liberación” (14).

El monumento franquista ha permanecido en una de las principales entradas de la capital tinerfeña durante casi sesenta años, mientras en otros lugares desaparecían o se trasladaban estos elementos. A pesar de la Ley de Memoria Histórica y de la Ley de Memoria Democrática, los gobiernos locales e insulares han tratado de proteger a capa y espada este elemento. Tal vez el destacado papel de algunos viejos líderes del movimiento que después pasaron al insularismo, como Galván Bello, presidente del Cabildo cuando se inauguró el monumento, o el tradicionalismo que habita en las filas del poder haya tenido que ver. En algún caso se ha querido jugar dándole otros nombres o significados (seguramente el más surrealista el de Ángel Caído) a algo que significa lo que significa. El penúltimo episodio, después de que el TSJC abra la puerta a su protección, es que se inicie un proceso de declaración como Bien de Interés Cultural...siendo el segundo monumento de este tipo en conseguir esta protección, tras el de la pirámide dedicada a los militares fascistas italianos, en Castilla y León, gracias a la obra conjunta de PP y VOX. El plazo de alegaciones está abierto y es necesario participar, con datos y con corazón, por un simple ejercicio de higiene democrática.

La alegoría de Franco y su régimen sigue ahí, mirando justo al lugar del océano donde decenas de tinerfeños, poetas, maestros, políticos, intelectuales, médicos, etc, fueron arrojados a una tumba oceánica que sigue ignorada y olvidada.



Fuentes utilizadas

  1. Medina Sanabria, Pedro. Honorificación de Franco: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/07/22/la-honorificacion-de-franco/

  2. Gaceta de Tenerife, 4 de octubre de 1936, p8

  3. Gaceta de Tenerife. 18 de octubre de 1936 p1

  4. Idem

  5. Gaceta de Tenerife. 31 de octubre de 1936. p1

  6. Gaceta de Tenerife. 7 de noviembre de 1936. p1

  7. Gaceta de Tenerife. 15 de noviembre de 1936. p1

  8. Gaceta de Tenerife. 19 de agosto de 1937. p1

  9. Gaceta de Tenerife. 4 de septiembre de 1936. p1

  10. Aire Libre. 19 de octubre de 1964. p2

  11. El eco de Canarias. 3 de enero de 1965. p5

  12. El eco de Canarias. 28 de enero de 1965. p12

  13. NODO. Edición del 28 de marzo de 1966

  14. Costa canaria. 30 de marzo de 1970. p182