domingo, 25 de septiembre de 2022
El asesinato impune de Bartolomé García Lorenzo
domingo, 28 de agosto de 2022
El largo verano del 36 en La Laguna
El de 1936 no fue un verano más en La Laguna. Muchos no pudieron disfrutar como hubieran querido de esos días algo más cálidos y de esas noches casi siempre frescas. En las primeras horas del 18 de julio los artilleros del Grupo de Montaña de Tenerife se apoderaron de los puntos neurálgicos de Aguere sin una mínima oposición (1). Posiblemente pocos podrían pensar que los sucesos de esa mañana marcarían las siguientes décadas y mantendrían su sombra en el presente.
El Ayuntamiento no fue ajeno a estos graves acontecimientos. Lo que se desencadenó en esa jornada era una respuesta militar y profúndamente reaccionaria contra la legitimidad republicana, que especialmente desde la victoria del Frente Popular había planteado grandes avances en los derechos de las mayorías trabajadoras y campesinas, los de las mujeres y a la promoción de una acción claramente laicista.
El alcalde de ese momento, Alonso Súarez Melián, fue despojado de su cargo ese mismo día y trasladado a prisión. Su propio nieto lo relató en el salón de plenos lagunero el 14 de abril de 2016, de “este Ayuntamiento no se llevó ni una cuartilla ni un plumín, ni permitió que durante su mandato nadie lo hiciera. Mi abuelo entró en política con la única finalidad de ayudar a los menos favorecidos” (2).
No fue el único en sufrir esta suerte, junto con líderes sindicales, activistas sociales o simples afiliados de las fuerzas republicanas, también el resto de concejales de izquierda sufrieron suertes similares. Como indica el excelente estudio del investigador Fabián Hernández “iban ingresando en las cárceles laguneras (cárcel municipal de La Laguna, cuartel de Artillería o la Jefatura Local de Investigación e Información de Falange sita en la trasera del instituto Cabrera Pinto). Muchos de ellos fueron sometidos a intensas torturas en los citados centros de reclusión” (3).
Una de las pocas crónicas desde La Laguna, realizada en primera persona tras vivir esos duros momentos, es la que aparece en las memorias del concejal comunista lagunero Mauro Martín Peña, que define a la perfección ese momento. Describe que las fuerzas reaccionarias apoyadas en los militares “se lanzaron como lobos hambrientos a la búsqueda y captura de todos los ciudadanos que habíamos ostentado cargos políticos, sociales, docentes y administrativos”. Su propia detención y la de su hermano se producirá en su domicilio en la noche del 19 de julio (4).
Las actas municipales de esos días, a pesar de su frío tono burocrático, también nos dan pistas de lo sucedido en el Consistorio en ese verano de 1936 y ayudan a retratar los perfiles que asumieron el poder en Aguere, por orden de los golpistas.
A las 12:30 horas del día del Golpe militar se celebra en el salón de plenos la primera reunión de la comisión gestora creada ese mismo día por los militares y las élites locales que les eran favorables, para tratar de remedar una legalidad que habían violentado. Dos vecinos ocupan un destacado lugar. Se trata de Ángel Núñez López, designado por ser el “mayor contribuyente de esta localidad”, y Agustín Monteverde y Lugo, que describen como “cabeza de familia más numerosa de este término municipal” La presidencia de esa primera cita la ostenta en esa sesión inicial el Teniente Jefe de Línea de la Guardia Civil en La Laguna, Pablo Sánchez Hernández, dando “cumplimiento a la orden recibida por el autorizante del señor coronel Comandante Militar accidental” (5)
En ese mismo día, pero a las 15:40 horas, se celebra una nueva sesión plenaria. En ella se designará como alcalde, por parte del Coronel Jefe de Estado Mayor de Tenerife, al Comandante de la Guardia Civil, Santiago Cuadrado, acudiendo igualmente los vecinos nombrados con anterioridad (6), que continuarán durante parte de ese verano ocupando sus puestos, ya que los volvemos a encontrar en las sesión del 21 de julio.
Santiago Cuadrado ese mismo día, durante el intercambio de disparos que se desarrolla en el exterior del Gobierno Civil, pierde a su hijo, fallecido en el tiroteo en el que participaba como voluntario y miembro de Falange.
Sus primeros mensajes se reflejan en las actas del día 21, donde manda un “afectuoso saludo al vecindario de esta localidad”, que quiere que llegue “a todos los ciudadanos sin ninguna distinción” (7). Eran poco más de las 16:20 horas y en ese mismo momento ya había numerosos vecinos y vecinas detenidos, presos y torturados por sus ideales políticos, como relata el propio Mauro Martín en sus recuerdos. Su hermano y él estaban en uno de los pontones prisión fondeados en el muelle de la capital tinerfeña sometidos a todo tipo de vejaciones (8). Dudo que en modo alguno conocieran o compartieran el mensaje de afecto de los responsables del nuevo régimen en Aguere.
En esa sesión de julio además se aborda la situación de algunos funcionarios. El alcalde faccioso indica que “para la buena marcha de todos los servicios es necesario el concurso de los funcionarios municipales”, por lo que se hace una relación de personas que deben recuperar sus puestos, ya que habían sido apartadas por diversos motivos durante los años de la República. Nada le preocuparon los 31 trabajadores, que según los estudios de Fabián Hernández y otros autores, fueron represaliados en el Consistorio lagunero por sus ideas anarquistas, republicanas, socialistas o comunistas entre julio de 1936 y 1940 (9), eran rojos peligrosos.
El primer alcalde franquista restituye en esa fecha a Cristóbal Salazar Suárez, que había sido apartado del Ayuntamiento en la última sesión plenaria de la República, en un expediente de “faltas de negligencia” promovido justamente por el concejal Mauro Martín Peña (10). Ese mismo funcionario es mencionado en el peródico de Falange, menos de dos años después, como “Jefe de Milicias de La Laguna” (11).
También recuperan su plaza funcionarial Francisco Padilla Bethencourt, destituido en 1932 por el Tribunal Contencioso Administrativo (12) y afiliado en Falange en 1938 (13). Igualmente sucede con Segundo Díaz, identificado en el medio falangista como “Jefe de Semana de Falange por Las Mercedes” (14). Otros de los miembros de la administración recuperados por los fascistas serán Nicolás Vera Expósito, Miguel González Crespo, Luis Marrero Rodríguez, Felipe Báez y el sargento de la Guardia Municipal, Clemente Barrera, siendo archivados sus expedientes por el “estado pasional con el que se ha desarrollado la última etapa municipal” (15).
De la misma manera en la que mientras más de treinta funcionarios sufrían diversas penas, estos ocho recuperan su puesto y además mantienen diferentes vínculos con el nuevo poder político. Evidentemente no son sus líderes o promotores, pero sí parte de los instrumentos necesarios para poder implementar las acciones del nuevo tiempo político.
Echemos un vistazo más detenido al papel de los dos vecinos colocados como parte destacada de las nuevas autoridades en la jornada del 18 de julio. No son dos simples individuos que pasaban por allí, se trata de dos destacados miembros de la derecha local y con una dilatada presencia en puestos de responsabilidad en distintas entidades y ámbitos, muy especialmente el religioso, ya que ambos forman parte de la Esclavitud del Cristo de La Laguna. Ángel Núñez López era un destacado empresario, también promotor inmobiliario, pero no eran sus únicas virtudes a ojos de los golpistas. En 1927 había sido elegido Esclavo Mayor de la Esclavitud del Cristo (16) y en 1928 Vicepresidnete del Circulo Mercantil El Porvenir (17). En la Dictadura parece que se vincula a Falange, ya que su principal altavoz lo señala como “camarada”, al felicitarlo al ser elegido como presidente de Cruz Roja en el muncipio “por su reconocida caridad cristiana, sus positivos valores morales y su acentuado patriotismo” (18).
Por su parte, Agustín Monteverde y Lugo, responde a un perfil muy similar, un hombre estrechamente vinculados a los poderes y a las élites, Marqués de Villafuerte, fue vicepresidente del Casino de La Laguna (19). También forma parte de la dirección de la Esclavitud, siendo elegido Comisario de Fiestas Religiosas de esta entidad en 1930 (20) y también Esclavo Mayor de la misma en 1934 (21). Al igual que su compañero de ideales, es señalado como miembro de Falange poco después de la instauración del nuevo Régimen, siendo responsable del Servicio de Comedores Infantiles (22). Una organización que de forma muy activa protagonizará algunos de los incidentes de mayor brutalidad y numerosos asesinatos contra civiles, que en la mayoría de los casos habían mantenido posiciones totalmente pacíficas en su vida.
El nuevo tiempo que llegó a la Ciudad recordaba a sus añorados y largos viejos años de nobles, curas y caciques. Sus protagonistas llegaban con hambre de venganza frente al atrevimiento de aquellos miles de ciudadamos y ciudadanas que habían votado tan mal en febrero de 1936. Esos rojos que habían cuestionado sus privilegios y su moral, única posible y santa. Mientras algunos de esos imprudentes que soñaron con futuros de educación universal, pan, igualdad, justicia y cultura sufrían cárcel, violencia o incluso acababan sus días en el fondo del mar o en una fosa olvidada, los guardianes del nuevo poder y sus sirvientes disfrutaron de las mieles del regreso y de años donde pudieron recuperar el miedo en el alma de sus trabajadores y cada vez más monedas en sus bolsillos. Sus hijos y nietos, en algunos casos, supieron cambiar de chaqueta apenas unas décadas después. Saltaron desde el azul mahón a defender lo mismo, con la misma banderita como pulsera, pero como adalides de una pobre democracia y una supuesta libertad que huele a naftalina.
Fuentes consultadas
Rivas García, Ramiro. Tenerife 1936. sublevación militar: resistencia y represión. Santa Cruz de Tenerife. 1999. p.49
Acta de Pleno. 14 de abril de 2016. p.98
Hernández Romero, Fabián. El último Gobierno municipal republicano de la ciudad de La Laguna: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/06/28/el-ultimo-gobierno-municipal-republicano-de-la-ciudad-de-la-laguna/
Martín Peña, Mauro. Sin rencor. Memorias de un republicano. Santa Cruz de Tenerife. 2013. p.p. 47-48
Acta de Pleno de 18 de julio de 1936. p. 278
Acta de Pleno de 18 de julio de 1936. p.279
Acta de Pleno de 21 de julio de 1936. p.280
Martín Peña, Mauro. Op. Cit. p. 49
El Ayuntamiento de La Laguna propone restituir a los funcionarios represaliados por el franquismo: https://www.europapress.es/islas-canarias/noticia-ayuntamiento-laguna-propone-restituir-funcionarios-represaliados-franquismo-20191113145708.html
Acta de Pleno de 16 de julio de 1936. p.277
Amanecer. 16 de enero de 1938. p.2
Gaceta de Tenerife. 3 de julio de 1932. p.2
Amanecer. 1 de junio de 1938. p.2
Amanecer. 19 de octubre de 1937. p.3
Acta de Pleno de 21 de julio de 1936. p.280
Gaceta de Tenerife. 5 de noviembre de 1926. p.2
Gaceta de Tenerife. 28 de diciembre de 1928. p.2
Amanecer. 30 de marzo de 1938. p.3
Gaceta de Tenerife. 19 de diciembre de 1922. p.3
Gaceta de Tenerife. 29 de octubre de 1930. p.1
Gaceta de Tenerife. 27 de noviembre de 1934. p.8
Amanecer. 30 de noviembre de 1938. p.3
domingo, 21 de agosto de 2022
El apoyo a las Olimpiadas Populares de Barcelona de 1936 en Canarias
Militantes antifascistas de muchos países sabían perfectamente que las olimpiadas de Berlín de 1936 representaban una gigantesca campaña de publicidad para los nazis, que ayudarían a tapar sus crímenes. Frente a ese foco lleno de racismo y odio se articuló una alternativa crítica, obrera y valiente, las Olimpiadas Populares de Barcelona, que supusieron organizar cientos de comités de trabajo locales y territoriales en diversos países, también en nuestra tierra.
Canarias no vivió al margen de este proceso de solidaridad frente a la impunidad. Aquí se organizaron por parte de activistas de la izquierda, especialmente comunistas, comités de acción insulares y regionales que pretendía dar apoyo a esta iniciativa, que trataba de reunir a unos seis mil deportistas de medio mundo, durante las últimas semanas de julio de ese año, y en donde pelearon con todo para lograr que una nutrida representación de deportistas y grupos folclóricos de las Islas estuvieran presentes. No sabían que en la madrugada del 18 de julio cualquier proyecto de celebración del deporte, la paz y la solidaridad quedaría totalmente imposibilitado.
Desde el Archipélago se realizó una intensa actividad de apoyo a las Olimpiadas Populares, a pesar de que el tiempo corría a la contra y que sabían lo dificil que sería lograr pagar los pasajes necesarios para llegar a Barcelona, por la pobreza en la que se vivía y los grandes costes que suponía un desplazamiento, siendo esta una de sus principales quejas en los periódicos de la época.
En abril se había reunido en París la Conferencia Internacional para el Respeto al Ideal Olímpico, que finalmente tomó el acuerdo de ubicar en Barcelona el evento que mostrara que los valores olímpicos no tenían nada que ver con el nazismo (1). Incluso los carteles dejan clara la diferencia entre la convocatoria alemana y la que se iba a celebrar en Barcelona. En una un gigante ario con los rasgos típicos del ideal nazi, sobresale sobre la puerta de Brandenburgo o una joven le coloca una corona de laureles a otro hombre blanco. En la cartelería de la Olimpiada Popular aparecen mujeres corriendo en igualdad con los hombres o personas blancas y negras juntas. Los organizadores sabían que “la imagen de la Olimpiada Popular no estaría completa si una mujer no ocupaba el lugar que le corresponde en ella” (2).
En el Comité Regional conformado en Canarias da inicio a su actividad con bastante retraso, en junio designan un comité de honor en el que estaban representados el Gobernador Civil, el presidente de la Mancomunidad, Lucio Illada, el presidente del Cabildo de Tenerife, Bethencourt del Río y los diputados Figueroa, Díaz Castro, Sosa Acevedo y Elfidio Alonso (3), todos sufrirían prisión tras al golpe franquista y la mayoría serían asesinados y posteriormente desaparecidos en los últimos meses de ese año 1936.
En el diario La Prensa se relata como el Comité “gestiona actualmente el mayor número de pasajes, con el fin de que la representación canaria abarque deportes netamente regionales, tales como la lucha canaria, juegos del palo y pértiga y otros deportes”. Además en la misma noticia destacan la designación de entrenadores en diversas categorías, como atletismo, lucha, esgrima, natación, boxeo, fútbol, baloncesto y ciclismo. Además se invita a Santa Cruz de La Palma a sumarse a esta labor, por su amplia afición al baloncesto (4).
A pesar del corto tiempo disponible se hace un enorme esfuerzo organizativo, apoyado en las redes que las organizaciones obreristas tenían en los distintos municipios y en los diferentes ámbitos deportivos. A finales de junio de 1936 se habla de cómo se han organizado comités pro Olimpiada Popular en todas las provincias, que en el caso de Canarias están promovidas por “las organizaciones deportivas y las juventudes de los partidos de izquierda”. Según esta misma crónica periodística “Tenerife cuenta con fútbol, boxeo, base-ball, ciclismo, basket y otras manifestaciones”, aseguranedo que “podríamos traernos una buena cosecha de triunfos de la gran ciudad condal”. Igualmente no dejan de hacer referencia al principal problema que limitaba la participación de los deportistas isleños, inistiendo en que si “Madrid no paga los gastos de viaje y hospedaje de los atletas que irían a las justas, nos hace pensar que los nuestros se quedarán en el terruño” (5).
Recuerdan de esta manera que el Congreso de los Diputados había acordado a inicios de ese mismo mes “ver con simpatía la Olimpiada Popular de Barcelona y recabar del Frente Popular que la apoye” (6). A esto se sumará el acuerdo de dar una subvención de 250.000 pesetas de la época a este evento, siguiendo el ejemplo de Francia, cuyo gobierno también se sumó activamente a promover este evento y había “hecho un estimable esfuerzo” en esta materia (7).
En Tenerife se constituye a finales de junio el Comité Pro Olimpiada Popular, que estará presidido por el hijo del diputado republicano, Luis Rodríguez Figueroa, Guetón Rodríguez, tendrá a Andrés Fernández Bethencourt como Secretario, Salvador Romero como Secretario de Relaciones, Julio Fernández como Secretario de Prensa, Antonio Núñez como Secretario Deportivo, con los vocales Fernando Arozena, Manuel Martín Arencibia, Luis González y Vicente Pujol, teniendo como sede principal en número tres de la lagunera Calle Tabares de Cala (8).
El cuatro de julio a las seis de la tarde ya se habían cerrado oficialmente las inscripciones en Tenerife para este evento deportivo, indicándose además que el Comité Regional estaba gestionando “de los diputados tinerfeños en Madrid el mayor número posibles de pasajes gratuitos con objeto de que la representación canaria sea lo más nutrida posible”. En ese mismo diario se aportan más noticias referidas a las Olimpiadas Populares, como los 28 atletas y futbolistas palestinos que estaban en camino de las mismas o como que el Madrid Fútbol Club había mandado a su equipo amateur a este importante evento deportivo (9).
El 12 de julio de 1936 se realiza en Tenerife un gran evento deportivo del que saldrían diversos seleccionados para participar en el viaje a Barcelona. En el Norte de la isla se celebró una carrera ciclista a Icod para identificar a “los mejores corredores de fondo que cuenta Tenerife” (10). Mientras, en el estadio de la capital tinerfeña, desde las tres de la tarde se realizaban los desfiles de deportistas, un encuentro de baloncesto entre las selecciones de la Isla y de La Palma, además de fútbol, atletismo, salto de longitud y altura, lanzamiento de disco y peso, además de un encuentro de lucha canaria, todo amenizado por la Banda Municipal de Santa Cruz (11). Este acto sin duda fue uno de los más importantes promovidos con motivo de esta actividad, además de un ejemplo de organización, con las apenas dos semanas transcurridas desde la constitución formal del Comité Insular.
Los ayuntamientos y el Cabildo no fueron ajenos a esta importante actividad social, política y deportiva. En el pleno de La Laguna del 15 de julio toma conocimiento de un escrito promovido por el Comité Insular y firmado por su presidente, en el que se pedían fondos para apoyar esta iniciativa, para facilitar la asistencia de deportistas, de la lucha canaria o el juego del palo, además del folclore “debidamente ataviado” (12), ya que también los grupos musicales de distintas nacionalidades estaban convocados. Esa misma jornada se lee el mismo texto en el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (13).
A pesar del tiempo y esfuerzo dedicado el peródico La Prensa del 18 de julio de 1936, publicado antes de la intervención de las rotativas por los golpistas, habla de esa normalidad, desaparecida ese mismo día. El Comité se dirige a la opinión pública explicando que respondieron como “fervorosos entusiastas” del mundo deportivo y por “franco espíritu de compenetración, a esa magna competición deportiva internacional de carácter popular”, sin embargo señalan que la falta de respuesta de Madrid dejan a Tenerife “huérfana de tan magna competición”. Por contra agradecen los apoyos logrados por parte del Cabildo, que destinó 1500 pesestas a esta actividad, y del Gobierno Civil. Ese mismo diario recoje la desilusión de los ciclistas Miguel Castro, Manuel Delgado, Jaime Márquez y José Antonio Aguiar, que tuvieron que desembarcar el mismo 17 de julio, cuando ya iban a partir rumbo a Barcelona (14).
Los deportistas y los grupos folclóricos isleños no pudieron acudir a la cita, una vez más en Madrid no entendían la realidad de unas islas lejanas y éxoticas a sus ojos mesetarios. No sé qué hubiera sido de muchos señalados representantes deportivos designados si hubieran llegado a la ciudad Condal antes del 18 de julio, tal vez el presidente del Comité tinerfeño, Guetón Rodríguez, habría salvado su vida de los asesinos que venían con hambre de venganza, que destrozaron a su familia.
La violencia de los grupos ultras se desató de la mano de amplios sectores del ejército esa jornada. Muchos de los deportistas llegados de otros países a Barcelona se vieron desde las primeras horas ayudando en la resistencia frente al golpe, montando barricadas, y posteriormente en la guerra.
Para el nuevo régimen todo lo referido a la Olimpiada Popular era un ejemplo perfecto de lo que no querían. Los peródicos franquistas lo dejan claro en sus páginas, tal vez entusiasmados por el éxito de Berlín, con esa antorcha olímpica paseada por niños de las juventudes hitlerianas. Con evidentes influencias nazis dicen que lo que se iba a celebrar en Barcelona era “la llamada de los comunistas españoles a los extranjeros, a judios y rusos que comenzaron a pisar las fronteras españolas para colaborar en el advenimiento de la nueva república soviética” (15).
Muchos de los deportistas o de los promotores de los comités de apoyo sintieron en su propia piel el odio que para los franquistas implicaba haber apoyado o promovido esta Olimpiada Popular. El poder que llegó a España en ese momento apoyaba y compartía su adn con los regímenes fascistas europeos, para el que la autorganización de la clase trabajadora o los valores auténticamente deportivos eran simplemente sospechosos.
Fuentes consultadas
Stout, James. La brutal historia de la Olimpiada Popular de 1936: un boicot al fascismo y a Hitler: https://www.nationalgeographic.es/historia/2021/07/brutal-historia-de-olimpiada-popular-de-1936-boicot-al-fascismo-y-a-hitler
Stout James. Op. Cit.
La Prensa. 26 de junio de 1936. p.6
Idem
Acción. 27 de junio de 1936. p.14
Gaceta de Tenerife. 5 de junio de 1936. p.4
Gaceta de Tenerife. 4 de julio de 1936. p.4
La Prensa. 23 de junio de 1936. p.6
La Prensa. 4 de julio de 1936. p.6
Gaceta de Tenerife. 11 de julio de 1936. p.2
La Prensa. 12 de julio de 1936. p.6
AMLL. Libro de actas de sesiones plenarias del Ayuntamiento de La Laguna, sesión de 15 de julio de 1936. p. 274
Gaceta de Tenerife. 16 de julio de 1936. p.5
La Prensa. 18 de julio de 1936. p.5
Gaceta de Tenerife. 13 de agosto de 1936. p.1
domingo, 14 de agosto de 2022
El Teniente Alfonso González Campos frente al golpe del 18 de julio
domingo, 12 de junio de 2022
Ramón García Ascanio y el caciquismo gomero
domingo, 22 de mayo de 2022
La tumba oceánica de Pablo Ascanio
lunes, 16 de mayo de 2022
La Laguna y la lucha por una correcta gestión de los residuos en Tenerife
Entre 6
y el 12 de mayo de 1982 el alcalde Pedro González y catorce concejales del
Consistorio, de los grupos políticos del PSOE, Unión del Pueblo Canario, PCE y
Asamblea Lagunera, junto a un miembro de UCD, realizaron un encierro y una
huelga de hambre en las dependencias del Ayuntamiento durante seis días, en
protesta contra el emplazamiento del vertedero de Montaña del Aire en nuestro
municipio. La semana pasada se cumplieron cuarenta años de ese importante
acontecimiento, uno de los más recordados de los primeros años de la etapa
democrática en nuestro municipio.
La isla
de Tenerife vivía en ese momento una situación muy complicada. El 1 de mayo de
1982 se debía aplicar el cierre del vertedero del Lazareto de Santa Cruz, que
tras muchos años de uso había alcanzado más de
Desde el
verano de 1981 se empezó a intensificar la polémica sobre el riesgo que suponía
el nuevo vertedero previsto, no sólo en el medio ambiente o el agua, también
por su efecto para el tráfico aéreo por la "concentración de aves atraídas
por los vertidos" (2).
El PCE
fue de los primeros grupos políticos en preguntar por la situación del futuro
vertedero insular. A finales de 1981 el grupo parlamentario comunista en el
Congreso trasladó una pregunta sobre la peligrosidad del proyecto, celebrando
su secretario insular, Nicolás Pérez, que sus criterios fueran compartidos por
la Junta de Canarias, calificando el vertedero como "insalubre y
peligroso". Además recordó que el PSOE había cambiando de opinión sobre
esta polémica infraestructura, aludiendo a unas declaraciones del dirigente
socialista, Antonio Martinón, donde se cuestionaba la misma (3).
En marzo
de 1982 la Coordinadora de Alcaldes de Tenerife se reunió en La Laguna,
apoyando por mayoría que Montaña del Aire fuera la "solución provisional
al anunciado cierre del Lazareto" en el que quince municipios vertían en
ese momento 800 toneladas de basura y que debía cerrarse el primero de mayo de
ese año (4).
Los
concejales de UPC y PCE en el Ayuntamiento de Santa Cruz también manifestaron
su rechazo a este proyecto, señalando que el Gobernador Civil actuaba como
"militante disciplinario de su partido, la UCD, con el triste objeto de
salvar la imagen de sus compañeros de partido, Hermoso y Galván Bello, alcalde
de la capital y presidente del Cabildo" (5). Recordemos que ambos
políticos habían pasado de ser mandos del anterior régimen a políticos de la
UCD y posteriormente fundadores de ATI y su continuidad, Coalición Canaria.
El 3 de
mayo el Gobernador Civil, Jesús Javier Rebollo, aplica, al amparo de la Ley
General de Sanidad de ese momento, la apertura oficial de Montaña del Aire como
principal vertedero insular. El 6 de mayo el Ayuntamiento, con un gobierno de
izquierdas formado por PSOE, UPC, PCE y Asamblea Lagunera, optan por pedir el
cierre del mismo por carecer de licencia municipal. Además se acuerda clausurar
de inmediato el depósito de agua de la zona por el riesgo de contaminación por
filtraciones procedentes de los restos de basura. Tras dos intentos
infructuosos de cerrar la instalación, la Corporación toma el acuerdo de
iniciar un encierro en el Ayuntamiento acompañado de una huelga de hambre, con
la intención clara de forzar a negociar al Gobernador Civil (6).
El
alcalde Pedro González declaró a las 24 horas del inicio de la acción de
protesta "mi pueblo ha sido burlado, avasallado y pisoteado por el
Gobierno y por la UCD" y en nombre de los otros catorce concejales en
huelga manifestó su "deber moral" de ejercer esta forma de protesta
(7).
El 11 de
mayo continuaron las protestas y también numerosas acciones vecinales de apoyo.
El equipo médico que seguía las constantes vitales de los huelguistas manifestó
su preocupación por el estado de Pedro González, con 54 años en aquel momento,
y de otros dos concejales. Ese mismo día el movimiento ciudadano convoca para
el jueves 13 de mayo una huelga general en la Isla, en la que además del cierre
de Montaña del Aire se pide el cese del Gobernador Civil (8).
El 12 de
mayo el Pleno de Cabildo vive una de las sesiones más complejas de su historia.
Los vecinos y vecinas habían acudido "en masa" para abordar la
necesidad de un Pacto Insular sobre los vertidos. A priori no era una decisión
fácil de tomar, pero tras varias horas de trabajo se logró un acuerdo entre
UCD, PSOE, PCE, CD y UPC que permitió que ese mismo día se levantara la huelga
(9).
Las
acciones institucionales no pararon desde ese momento. Los Silos ofreció suelo
para ubicar un vertedero legal, igual que Santa Cruz de Tenerife (10). El
Cabildo apostó poco después por la costa de Güímar como vertedero provisional
(11).
Durante
varios meses más continuarían las acciones de los afectados por el vertedero
(12)(13), también tras el cambio de Gobierno estatal producido en las
elecciones generales de 1982. Todo este intenso proceso de protesta y lucha sin
duda ayudó a abrir un necesario debate insular sobre el futuro de los residuos
y hacer un mejor uso de los mismos, una gestión sostenible que nunca acaba de
llegar del todo.
Fuentes:
1. Dinámica: revista de la ingeniería canaria. 1 de enero de
1990 – p. 26
2. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 16 de julio de 1981. P12
3. Tierra Canaria. 1 de diciembre de 1981. P.6
4. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 31 de marzo de 1982. P.11
5. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 5 de mayo de 1982. P.12
6. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 7 de mayo de 1982. P.11
7. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 8 de mayo de 1982. P. 11
8. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 9 de mayo de 1982. P. 14
9. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 12 de mayo de 1982. P.12
10. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 13 de mayo de 1982. P.14
11. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 30 de mayo de 1982. P.12
12. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 26 de junio de 1982. P. 12
13. El Eco de Canarias: diario de la mañana. 13 de enero de 1983. P.11
domingo, 1 de mayo de 2022
Policarpo Niebla el pintor ante el penal franquista
Niebla, además de ser uno más entre los miles de represaliados, fue uno de los grandes artistas canarios del siglo XX. Fue poeta, caricaturista y pintor, definido por sus contemporáneos como un bohemio. Allí en esa dura existencia, trabó amistad con otros intelectuales, pintores y poetas de su generación, como el surrealista Antonio Torres, con el que años después compartió exposiciones.
Su sensibilidad también le acercó a la poesía. En 1939, entre los muros grises de Fyffes, había relatado el miedo de esos que se despedían de sus compañeros al amanecer, de los que no sabían si iban a otra prisión o al fondo del océano.
Dijeron ¡hasta luego!...
y en el silencio hondo
sus pasos se sintieron...
las estrellas lloraron
todas blancas de miedo...
-¡Hasta luego!¡Hasta luego!...
y unos ojos miraron
impotentes al cielo...
y una mano crispada
se retuerce en el hierro...
P. Niebla 1939
Entre 1936 y 1939 en Fyffes, después deportado al Protectorado español en del Norte de Marruecos, junto a más de 300 jóvenes canarios más. Sus dibujos y poemas retrataron ese tiempo oscuro que vivió o sirvieron como pequeño regalo a sus amistades de condena, una alegría en forma de caricatura. En la posguerra Policarpo vive años grises, a pesar de ello logra ir abriendo un hueco a su arte, que acompaña medios . Su pintura y sus caricaturas alcanzan renombre, junto con otros artistas. Muchos de sus antiguos compañeros de prisión forman parte de esos encuentros artísticos.
En 1952 acompaña a otro represaliado, Luis Álvarez Cruz, en los diseños para el semanario Aguere, aunque el medio solo tendrá once meses de vida. Esta publicación, dedicada principalmente a la actualidad local del municipio, logra sumar también a varios intelectuales represaliados. No será el único ejemplo de cierta y discreta resistencia cultural en sociedades o entidades, muchas ligadas al mundo del arte y la cultura.
En Canarias, en la posguerra, triunfa el más absoluto puritanismo cultural. Algunos representantes del movimiento moderno en Canarias habían sido asesinados, como Domingo López Torres, redactor de Gaceta de Arte; otros se exiliaron o sufrieron persecución y encarcelamiento como Pedro García Cabrera, Juan Doreste, Felo Monzón, Antonio Tomás y el propio Policarpo Niebla, entre otros. Los supervivientes de este movimiento tenían su tertulia en el Café El Águila en Santa Cruz de Tenerife.
Policarpo Niebla, a la derecha, con otros pintores canarios
Juan Manuel Bonet lo define como un pintor y caricaturista canario, "fundador junto a Juan Ismael, Carlos Chevilly y otros artistas del grupo PIC, Pintores Independientes Canarios, que contribuyeron a transformar el clima cultural canario durante la posguerra".
En la década de los cincuenta y los sesenta se prodiga en muestras y exposiciones, muchas veces en la compañía de otros pintores y caricaturistas, caso de la que organiza en el seno de la Agrupación Vanguardista Hispana de Caricaturistas en 1957 en los salones del Museo Canario. Forma parte de la I Exposición Nacional de Caricaturas Personales en Las Palmas de Gran Canaria. Suyos serán compañeros como Harry Beuster, Ángel Chavarri, Carlos Flores, Juan Galarza, Luis Lasa, Luis López Motos, Luis Marquerie, José María Martín, Paco Martínez, Nicolás Martínez Lage, Eduardo Millares Sall, Manuel Padrón, Noble y Jaime Sánchez Romeralo serán habituales.
Selección de algunas de sus obras