Solo
dos gomeros formaban parte del enorme listado de nombres del memorial
que se realizó en el cementerio del Este de Madrid en recuerdo de
los más de tres mil fusilados por el franquismo en ese lugar,
Gabriel Mejías, de Agulo, y su cuñado Guillermo Ascanio, de
Vallehermoso.
La
existencia de ambos quedó marcada por un proceso intenso de toma de
conciencia política y social que se vivió en el Norte de La Gomera
en la década de los años treinta. En este momento histórico
cristalizó toda una generación de jóvenes de la pequeña burguesía
insular que plasmaron sus pensamientos y sus inquietudes en la
Agrupación Juvenil Gomera y su medio de expresión, El Altavoz. Este
medio se edita en papel entre 1930 y 1931, manifestando con sátira y
fuerza la visión de una Isla que sufría con dureza los efectos de
la crisis del 29, la decadencia política del final de la dictadura
de Primo de Rivera y una realidad económica centrada en las mermadas
exportaciones plataneras (1).
Gabriel
nace en la localidad de Agulo el 24 de octubre de 1905, en el seno de
una familia de la pequeña burguesía local que le permite realizar
estudios fuera de la Isla, culminando la licenciatura de Farmacia en
la Facultad de Medicina de Madrid en los últimos años de la década
de los veinte, tal como se plasma en una breve crónica de sociedad
de La Gaceta de Tenerife de 1927 (2).
En
esos años permanece también en Tenerife, Isla en la que coincide
con otros jóvenes gomeros con firmes convicciones sociales y alto
valor intelectual, como el poeta Pedro García Cabrera, Ulises
Herrera o Guillermo Ascanio. Uno de sus colaboradores, Juan Pedro
Ascanio, explicó a los autores del libro El Fogueo que “al calor
de la efervescencia estudiantil que se produjo en el periodo final de
la Dictadura de Primo de Rivera, entre los estudiantes gomeros surgió
la idea de la formación de una “Agrupación Juvenil Gomera” con
la pretensión de contribuir al progreso de su isla natal y erradicar
de ella los males de su aislamiento secular” (3).
En
1928, con sus estudios terminados, se instala en Tenerife, en donde
pone en marcha en el barrio lagunero de Taco una industria destinada
al envasado de la popular bebida Orange Crush (4). Un año después
abre una farmacia en el número 89 de la santacrucera Rambla Pulido,
que será también un centro de parte de la actividad política de la
izquierda en la isla en la primera mitad de la siguiente década (5).
Su
sobrino Eladio Méndez Ascanio recuerda en el libro “Guillermo
Ascanio Comandante del Batallón Canarias” como con siete años fue
a Tenerife a recibir tratamiento médico contra la anemia. Visitó la
farmacia, que era conocida como farmacia Eladio, indicando que
Gabriel y su compañera residían en el piso superior y que en el
kiosko La Paz participaba en amplias tertulias con su cuñado
Guillermo (6)
En
Tenerife la comunidad gomera de jóvenes, unidos por unas mismas
convicciones y una visión similar de la realidad toma forma en El
Altavoz, medio de corto recorrido, pero que no fue olvidado en los
momentos de la represión. Su primer número, el 10 de agosto de
1930, dedica un intenso editorial en el que se plasman sus críticas
al caciquismo y definen ideas estrechamente vinculadas al socialismo
y a la defensa de un sindicalismo independiente (7).
En
esos mismos años se casa con Amelia Ascanio Moreno, hermana de su
compañero de lucha y militancia en El Altavoz, Guillermo Ascanio, y
de la maestra Blanca Ascanio. Con su compañera tiene un hijo, que
morirá a los pocos meses de nacer, justo un día antes de la
proclamación de la Segunda República (8).
Gabriel
Mejías no detiene su actividad en su desarrollo personal, educativo
y profesional, animado por la efervescencia política del momento
forma parte activa de la Unión General de Trabajadores y del PSOE en
Santa Cruz de Tenerife. Los días 12, 13 y 14 de noviembre de 1931
participa como vocal de la agrupación socialista de la capital
tinerfeña en el Congreso Regional de la UGT, celebrado en el Hotel
Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria, al que asistieron más
de 120 delegados (9).
En diciembre de ese año se celebra, nuevamente en la capital Gran Canaria, el Congreso Obrero Regional Canario. El el periódico En Marcha se indica que nuestro protagonista participa en nombre de la Federación Obrera de Vallehermoso (10). A raíz de ese congreso firmará junto a Juan Rodríguez Doreste, Juan Pedro Ascanio, Pedro Padrón, Gerardo Martín o Manuel Padrón un manifiesto que publican en el medio obrero, Espartaco. Señalan de este encuentro de más de cien delegados de todo el Archipiélago, de diversas tendencias, que “el acuerdo primordial del
Congreso, constituido por más de cien delegados que representaban a más de
cuarenta mil trabajadores, fue la constitución de un FRENTE ÚNICO sindical,
prescindiendo para ello de las distintas ideologías políticas que sustentan los
trabajadores” (11).
Desde
finales de 1931 su compañero Pedro García Cabrera dirige un nuevo
medio escrito, El Socialista. En febrero de 1932, durante el I
Congreso Insular de Agrupaciones Socialistas (12), es designado
Presidente de la Agrupación de Jurados Mixtos, visitando el 9 de
marzo de ese mismo año la villa de Güímar en compañía del
diputado socialista por Badajoz, Francisco Núñez, García Cabrera y
el presidente del Comité de Agrupaciones Socialistas, Augusto Cuevas
Pinto (13).
El
21 de marzo de 1932 se celebra un Consejo de Guerra contra Bernardino
Afonso y Juan Pedro Ascanio, que también fue colaborador en El
Altavoz y uno de los fundadores del PCE en Tenerife, siendo aprobada
la sentencia en abril del mismo año, en la que se les condena a un
año de “prisión correccional, con accesorias, como autores de un
delito de Injurias al Instituto de la Guardia Civil” (14).
Afortunadamente los reclusos no cumplen la condena completa y en
septiembre de 1932 la prensa recoge el decreto del Ministerio de la
Guerra por el que se concede la libertad provisional a propuesta de
la Junta de disciplina de la Prisión provincial de Santa Cruz de
Tenerife (15). Gabriel Mejías, tal como publica la prensa de la
época, se ofrece a darle trabajo a los penados en caso de que se les
conceda la libertad provisional (16).
A
pesar de residir en la capital tinerfeña en este periodo, Mejías no
abandona su vínculo con La Gomera. En septiembre de 1932, junto con
otro de los fundadores de El Altavoz, Ulises Herrera, mantiene un
encuentro con el Gobernador Civil para abordar la situación que
vivía la Isla, en especial por parte de las federaciones obreras
(17). La situación en La Gomera era de creciente conflictividad y
social, con paros obreros vinculados a la ausencia de obras
fundamentales para la isla, como las carreteras. La visita al
Gobernador Civil se repite, con similares protagonistas, en agosto de
1933, donde en representación de las federaciones obreras afectas a
la UGT se preocupan por las obras de la carretera que unía San
Sebastián con Vallehermoso (18)
La
tensión social seguirá creciendo, hasta detonar en los graves
incidentes denominados popularmente como “sucesos de Hermigua”,
el 22 de marzo de 1933, donde tras una huelga se producen
enfrentamientos entre obreros y guardias civiles que acaban con dos
miembros de las fuerzas armadas y un sindicalista muerto, siendo
detenidas treinta y cinco personas a consecuencia de la represión
desatada, uno de ellos será el mencionado Ulises Herrera (19).
Gabriel
Mejías forma parte del Comité Propresos de Hermigua, dentro de la
Asamblea Socialista de Santa Cruz, ocupando el cargo de tesorero y
siendo su farmacia un punto de recaudación de los fondos para los
represaliados y sus familiares. Comparte las labores con viejos amigos como Pedro García Cabrera y con destacadas figuras intelectuales como el poeta Domingo López Torres o los abogados implicados en la defensa de los acusados, José Arozena y Benigno Mascareño. En la prensa el comité realizará
llamamientos para “invitar a todos los ciudadanos y simpatizantes
con la causa liberal y democrática a que acudan con frecuencia a
visitar a nuestros hermanos desvalidos, llevándoles palabras de
aliento y consuelo, que es pan de los espíritus, y prueba más
justificada de que no están solos” (20).
Mientras
su actividad política y sindical se incrementa, Mejías también
tiene tiempo para convertirse en masón, otro de los espacios que causan mayor fobia
para el régimen que se conformará a partir de 1936. Lo hace integrándose en la logia Añaza 270, al menos entre 1932 y 1936
(21).
Entre
1934 y 1935 Gabriel Mejías realiza varios viajes con destino Madrid,
vinculados a su papel político. En abril de 1934 lo hará con su
compañera Amelia, en septiembre de 1935 lo hace también con su
cuñado, Guillermo Ascanio, y su suegra, Elina Moreno, a bordo del
vapor Villa de Madrid, quedándose desde ese momento en la capital
española, ya que en la prensa se refleja el traspaso de su farmacia
en los primeros meses de 1936 (22)(23).
En
Madrid, Gabriel Mejías y su familia vivirán con intensidad la
campaña del Frente Popular, los días del golpe del verano de 1936 y
la posterior guerra. Sigue siendo un miembro activo del mundo
político, formando parte como vocal, en representación del Frente Popular, de la
nueva junta del Colegio de Farmacéuticos en agosto de 1936 (24). Su
compañera y su cuñado Guillermo se integran activamente en las
labores de defensa de la capital republicana frente a las tropas
fascistas. Como podemos ver en el Diario Oficial del Ministerio de Defensa, nuestro protagonista también tendrá que desarrollar labores militares, siendo nombrado Mayor sanitario desde finales de 1936 (25).
Como es normal la familia vive con preocupación el desarrollo del conflicto bélico y las noticias sobre el incremento de la violencia bélica entorno a Madrid. A finales de agosto de 1936 los Junkers alemanes sueltan sus primeras bombas sobre la capital, el 8 de septiembre la prensa tinerfeña publica un telegrama dirigido a sus familiares y amistades: "Farmacia Trujillo. Bien, noticias. Gabriel Mejías" (26).
Los investigadores de la memoria, Ricardo García Luis y Manuel Torres Vera, apuntan que en la detención de Gabriel fue clave el papel de un falangista de Hermigua, que comprobó, una vez acabada la Guerra, que "paseaba tranquilamente por las calles" (27).
Amelia Ascanio y Gabriel Mejías en El Escorial 1935
La
represión también cae sobre Gabriel Mejías, que es detenido junto
con sus familiares en los primeros días tras la victoria franquista.
Su nieto relató en un blog los siguientes recuerdos familiares de
esos días: “Desafortunadamente mi abuelo materno Comandante
Gabriel Megías (sic) Fragoso tuvo la oportunidad de salir hacia
Francia pero decidió quedarse en Madrid a luchar”... “él buscó
asilo en la embajada de Mejico (sic) pero fue tomado preso y
fusilado. Mi pobre abuela Amelia Ascanio, siendo una persona humilde
de Vallehermoso, La Gomera, la metieron presa y purgó 5 años de
prisión por el simple hecho de ser su esposa” (28).
Tal
como relata Pedro Medina Sanabria, en el rápido proceso por el que
fue asesinado se realizó una consulta el 12 de abril de 1939 a Juan
Barceló, Comandante del Puesto de la Guardia Civil de Vallehermoso,
que comenta que “en el tiempo que residió en este pueblo observó
buena conducta en su vida privada y mala conducta en su vida social.
Era de ideas comunistas, siendo dirigente de las ideas marxistas en
esta localidad; hacía activa propaganda entre estos vecinos de
dichas ideas; al iniciarse el Glorioso Movimiento Nacional se
encontraba residiendo en Madrid, ignorándose la actitud que tomó
con respecto a él. Está considerado como elemento muy destacado y
peligroso” (29).
Presos republicanos en la prisión de Porlier. Madrid
Carlos Fernández, en su trabajo sobre el PCE en los primeros años del franquismo, señala que Gabriel fue llevado a la prisión madrileña de Porlier en compañía de Guillermo Ascanio, donde comparte su existencia con otros líderes comunistas como Eugenio Mesón, secretario de las Juventudes Socialistas Unificadas. Tanto la familia de Gabriel como la de su cuñado colaborarán en el envío de dinero, libros y alimento a sus parientes presos, además de dar apoyo a la esposa de Eugenio, Juana Doñas. Jacinto Mejías, tío de Gabriel, y un auxiliar de farmacia que trabajó con él, al que salvó de una checa, llamado Luis García, harán de grupo de apoyo logístico en esta necesaria solidaridad (30). El 9 de junio de 1939 el Consejo de Guerra Permanente Nº12 de Madrid lo sentencia a pena de muerte, como
autor de un "delito de adhesión a la rebelión" (31). Entre
abril y diciembre de 1939 Gabriel permanece encarcelado, hasta que el
día 4 de diciembre es trasladado junto a veintidós presos más a
las tapias del cementerio del Este de Madrid, donde es fusilado, la misma suerte correrá en 1941 su cuñado Guillermo (32). Su compañera Amelia permanecerá presa con su hijo de tres
años, con el que posteriormente emigrará a Venezuela en el año
1944, en donde se refugiará junto a su hermana Blanca (33).
El asesinato de Gabriel no detiene a los franquistas. En junio de 1941, el Boletín Oficial del Estado publica que "Guillermo González-Arnao y García Rendueles, Juez Instructor Provincial de Responsabilidades Políticas número tres de Madrid" incoa un expediente de responsabilidades políticas contra alguien que ya había ejecutado (34). A ese se añade un
episodio final de la represión con el embargo de los bienes y de una sanción de
50.000 pesetas sobre los herederos de Gabriel, afectando a la
propiedad de una farmacia ubicada en la madrileña calle de Alcalá
Nº 104, valorada en 250.000 pesetas de la época, curiosamente esta publicación coincide con el momento en el
que su mujer y su hijo abandonaron el país rumbo a un largo exilio
(35). El 11 de marzo de 1944 a las once de la mañana se producirá la "venta en pública subasta, y por segunda
vez", de su farmacia (36), una cruel despedida para una de tantas familias exiliadas.
En
sus 34 años de vida Gabriel fue un claro ejemplo de una generación
comprometida que vivió varias vidas en una sola. Del equipo del
Altavoz todos sufrieron prisión y la más brutal represión, siendo
Guillermo y Gabriel los dos únicos gomeros que compartieron suerte
en las tapias de la muerte del cementerio de Madrid, memoria que
ahora algunos quieren borrar.
Fotos: Agradecer las imágenes facilitadas por su nieta, Eva De Denghy, y el blog de Miguel Ángel Megías Ascanio
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