domingo, 26 de mayo de 2024

DOS CANARIOS Y UN GORRIÓN: Marcos Martell, último alcalde republicano de Icod

Marcos Martell García, último alcalde republicano de Icod, dejó un testimonio de la vida que mantuvo él y muchos compañeros de ideales a partir del 18 de julio de 1936. Es una pequeña historia personal, con gran sensibilidad y  con un estilo literario maravilloso, El historiador López Felipe comenta en sus artículos sobre la guerra en Icod, cómo el alcalde y el concejal Manuel Sicilia fueron detenidos ese mismo día 18 por los agentes de la Guardia Civil, permaneciendo en el depósito municipal. Desde ese momento llegarían años de presidio y maltrato que plasmó de esta manera en este texto:

"Entre la nave flotante y caballería había un pequeño paseo, donde paseamos de tres mil a cuatro mil presos políticos y comunes. La mayor parte de nosotros, lo pásabamos dentro de las naves que eran tres (Flotante, Caballería y Guano), en nuestro trabajo, unos haciendo tabacos, otros juguetes de papel, barcos, zapatos de madera, pulseras de hueso y muchas cosas más. También había - un taller de carpintería y zapatería, el todo era pasar el día lo más entretenido que fuera, alejados de nuestros seres queridos que en el trabajo que hacíamos nos olvidábamos de ellos. Era nuestro sufrimiento. A fines del año 1937, se abrió el campamento con una alambrada y dos garitas para el centinela, con la alegría de que muchas de las veces veíamos a nuestros seres queridos, a parte de las visitas, primero alegría y después el duelo, cuando nos despedíamos. Recuerdo de lejos, ví a mi madre de luto, había muerto mi hermano de dieciocho años en el hospital, al que yo quería tanto. Murió de las palizas que le dió el hombre (Anuncio) en la prisión de La Orotava, mandado por los CA. y Cha. y otros secuaces de la misma calaña y sentimientos.

Podría contarles muchísimos más, pero voy a entrar en el relato de nuestros compañeros los canarios y el gorrión.

En la pared del pequeño paseo, había una jaula vacía con la puerta abierta. Cuando yo y otros compañeros vimos llegar a un canario del país y se posó sobre la jaula con su entrada libre, y mismo entró dentro de su prisión. Tenía siempre su puerta sin cerrar, entraba y salía cuando él quería, compartía las horas con nosotros.

Algunas veces se marchaba a ver a sus familias, pero nunca se olvidaba de sus queridos presos. Por la tarde regresaba; quería dormir con nosotros, era nuestra mascota.

No supe más de el porque me trasladaron a la del Porto Pi Flotante.

Del gorrión les cuento, que la nave flotante la llamaban con ese nombre, porque eran presos de los barcos Santana y otro. Dicha nave era la mayor, y dentro de las vigas hacían los gorriones sus nidos y uno de ellos cayó al suelo y lo recogió Miguel Gutiérrez, el cual lo crió, se hizo a la mano de él y lo paseaba sobre sus hombros, le pintó las alas de encarnado. Todas las mañanas salía y - por las noches dormía con Miguel. Así pasaron muchos meses, hasta que una tarde no apareció más, a lo mejor lo mató una mano criminal o una tiradera. Miguel Gutiérrez ha muerto hace unos años, el hombre más valiente que conocí en Faiffe, el más torturado. El gorrión estará junto a él en el más allá, que en paz descanse. Él y el gorrión y demás compañeros y también a los de Las Palmas, que por mar encontraron su sepulcro y no llegaron a ver a sus seres queridos ni ,el abrazo de su madre.

En la prisión de Gando en 1940

De regreso de la prisión de Gando, y volver a entrar en la de Faiffe , en donde estuve unos dos años, estando en el campamento de dicha prisión, cogí un canario fino, muy mansito, y allí encontré una jaula y lo puse dentro de ella. Era la admiración de todos los compañeros porque lo tenia de consuelo y agasajado como un ser querido, pues era lo único que tenía en mi compañía. De noche, mientras yo dormía, lo tenía también sobre mi camastro. Lo tuve en mi casa, pero yo no sé como, se partió una patita y algunos meses después murió. Lo tengo enterrado en una cajita de madera, en la despensa de mi casa, al que yo tanto he querido.



Y así termino este pequeño relato de la prisión de Faiffe. ¡Sepultura de hombres vivos!"


MARCOS MARTELL.

Militante DEL PSOE.

EX-ALCALDE DE ICOD

A la izquierda. Boletín interno de ·la Agrupación Socialista de Sta. Cruz de Tenerife. Nº3 Junio 1980. pp 36-37


Primero de mayo de 1936 en Icod

miércoles, 22 de mayo de 2024

El lenguaje silbado de La Gomera a través de una entrevista de Luis Álvarez Cruz (año 1935)

El intelectual y periodista Luis Álvarez Cruz nos dejó una preciosa entrevista al veterano silbador gomero, Domingo Plasencia Hernández, a raíz de la celebración en abril de 1935 de un día dedicado a las tradiciones isleñas en la vieja Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife. 

En esas dos páginas de entrevista se plasma, casi sin querer, la identidad gomera y su resistencia, intuida en las respuestas dadas sobre la protección de los prófugos de la Guardia Civil y la información sobre los tratos realizados por compradores de reses foráneos en los pueblos de la costa. Veamos su contenido original:

Domingo Plasencia Hernández es un hombre maduro que podría figurar perfectamente en cualquier lienzo costumbrista de Aguiar. Pastor de las escabrosas alturas de su isla, en la cual siempre vivió dedicado a las faenas cabrerizas, es un técnico del silbo modulado.

El próximo domingo realizará una exhibición pública en la Plaza de Toros, integrando el programa de la fiesta regional anunciada. Y me ha parecido de excelente actualidad entrevistarme con él para charlar un momento sobre la curiosa costumbre. De todos modos, no iba a preguntar por estas cosas a los sabios oficiales. ¿Quién mejor que un pastor podría opinar sobre el silbo? Por ello es esta la primera vez—que yo sepa—que un cabrero de las serranías gomeras hable para un periódico. Domingo Plasencia Hernández va a explicar con su vocabulario pintoresco, a los lectores de LA PRENSA, todo lo que sabe y piensa del silbo particular de su isla. No es que, en rigor, sepa mucho, que digamos; pero, en el peor de los casos, sabe lo suficiente para dar una idea de este fenómeno único en el mundo. Oigamos sus palabras, con su actual carácter de información periodística. Y va la primera pregunta:

 —¿Cuándo comenzó usted a silbar las primeras palabras, Domingo?. Domingo sonríe primero, se reconcentra luego y dice dubitativamente:

Desde que me acuerdo. ¡Qué sé yo!...tendría unos diez años, poco más o menos.

¿Y de quién aprendió la costumbre?

De mi padre. Eso va de padres a hijos

Pero, ¿cómo aprenden los muchachos a articular el silbo?

Lo mismo que aprenden a hablar. Primero tienen que aclarar el silbo. Lo que se llama "soplar el silbo". Después tienen que aprender a "explicarlo". En las dos cosas un muchacho, siendo aplicado, puede tardar unos veinte o treinta días. Después no se le olvidará nunca.

  • Y un hombre, ¿tardaría mucho tiempo en dominar ese lenguaje?

    ---- Según. Eso va en la aplicación. Pero de otra isla puede tardar quizás hasta dos años en aprender, Lo más difícil es educar el oído.

    ­ ¿Y se conserva muy extendida la costumbre en estos tiempos?

    No tanto como en aquel entonces. En esa época silbaban todos. Hoy los que tienen más "plática" son los pastores. Pero también en los pueblos se silba, sobre todo la gente vieja. La mocedad no tanto.

    Y los pastores, ¿por. qué?

  • Porque es gente que vive en las medianías de la isla. Cuanto más alto viva una persona, mejor silba, porque las distancias y los malos caminos le obligan a entenderse de lejos. La necesidad.

    Y las mujeres, ¿también entran en esto?.

    - También. Ahora, como no tienen tanta fuerza para “soplar el silbo”, no alcanzan la distancia a que llegan.

  • En El Hierro creo que silban algunas palabras. Pero de “relance” las dicen claras. En las demás islas soplan, pero no dicen nada. No han “platicado” nuestra costumbre. Trabajo les cuesta. En no siendo en La Gomera, tarde aprenden. Entre nosotros hay que aprenderlo a la fuerza y casi sin darse cuenta.

  • ¿Y el silbo es cosa familiar o el mismo para todas las zonas de la Gomera?

    Igual para todo el mundo. Sólo que unos lo usan mejor que otros. ¿No hay personas que leen o hablan mejor que otras? Pues lo mismo ocurre con el silbo.

    ¿Y a que distancia pueden ustedes sostener conversaciones? —Hasta a una legua. Y si es de noche tranquila y el viento favorece, a dos y más.

    ¿Cuánto tardará una noticia en recorrer la isla, por el procedimiento del silbo?

    Unos cinco minutos.

    ¿Y se ha llegado a efectuar ese recorrido en alguna ocasión?

    Antes, cuando la Guardia civil iba en busca de algún prófugo nunca lo encontraba. También los leñadores tenían tiempo de apagar sus hornos antes de que llegara la autoridad. Lo mismo que si un tratante de ganado aparece por la isla, todos los que tienen reses que vender saben en seguida el precio que están ofreciendo y a como han pagado las que compraron en las tierras de abajo. ¡Que se lo pregunten además a los recaudadores de “contrebuciones”!.

  • ¿Y cree usted que esa costumbre acabará algún día?

  • El que ha sido gomero no lo deja por mucho tiempo que pase. Ni aunque viva en Cuba.

    Y en el caso de que esa costumbre fuera a desaparecer, ¿no cree usted que podría alguien encargarse de organizar unas clases, algo así como una escuela especial?

    Ya lo creo que sí. Lo mismo que un escribano. Claro está, siendo "platico".

    ¿Desde cuándo cree usted que data esta costumbre?

    Desde el "prencipio" del mundo, a lo mejor. Yo desde que me acuerdo de cosas he oído silbar.

    ¿No provendrá de los antiguos pobladores de la isla?

    No sé. Pero es costumbre vieja, muy vieja.

    Finalmente, ¿en qué consiste el secreto?

    Pues verá usted. En lugar de las palabras, hay que silbar todas las partes de la palabra. Eso es; pero no es fácil para todo el mundo.

    Y con esta breve explicación remata Domingo Plasencia sus lecciones costumbristas. La teoría no es difícil de comprender, ni mucho menos. A io que he entendido, se necesita poseer un silbo claro y potente y modular ese silbo primordial articulándolo silábicamente como en el lenguaje ordinario. Pero la maldita “platica”...ese es el escollo cuyo secreto maravilloso solamente poseen los pastores de la serranía gomera.

    Tradición heredada de los primitivos indígenas o costumbre engendrada por necesidad geográfica de la isla, es lo mismo. Este lenguaje trasciende a vejez y a leyenda, y es simple y complicado a un tiempo, como todo lo que es simple y complicado en la vida. Y, por lo demás, uno de los tantos misterios sugeridores de las Islas Afortunadas.

    Luis Álvarez Cruz

  • Contenido original: La Prensa, 26/4/1935, página 1 y 2


domingo, 19 de mayo de 2024

Alonso Súarez Melián, último alcalde republicano de La Laguna

El último alcalde de la II República en La Laguna fue el socialista Alonso Suárez Melián, que ocupó el cargo con apenas 35 años de edad. Nacido el día 15 de enero de 1901 (1), su labor como militante político y abogado le hizo merecedor de un destacado papel en los últimos días del periodo republicano en Aguere, pero también le convirtió en una diana humana para el nuevo régimen franquista.

En junio de 1919 Alonso finaliza su bachillerato en el Instituto General lagunero, donde la prensa destaca a los jóvenes que han obtenido “muy buenas notas”. Le acompañan en esa promoción Aurora García Guanche y Matilde García Guanche, Juan González Cabrera, Leopoldo Díaz González, Juan Pérez Delgado (el popular poeta y escritor conocido como Nijota), Cecilio Marrero Martin, Tomás Quintero Guerra, Guillermo Cubillo Nóbrega, Isidoro Hernández González, Alfonso Trujillo Brito y Juan González del Carmen (2). En sus estudios superiores se enfoca en la abogacía, donde también será un alumno destacado, recibiendo matrícula de honor en Historia General del Derecho Español (3) y Derecho Administrativo.

Su vida social y sus primeros pasos políticos aparecen plasmados en la prensa del momento, frecuente entre quienes en esa época llegaban a una formación superior. Por ejemplo, es uno de los intervinientes en la inauguración de un nuevo centro escolar en La Guancha, evento en el que le acompañan el estudiante de Magisterio de la zona, Cristóbal Barrios, y el profesor y periodista, Luis Diego Cuscoy, que también sufrió a partir de 1936 persecución por sus ideas republicanas. Según destaca la crónica, “todos los oradores abundaron en brillantes conceptos acerca de la importancia de la enseñanza” (4), algo que sin duda siempre puso en valor en su acción política.

En los meses previos a la proclamación de la II República, Alonso Suárez ya cuenta con un despacho propio con “consulta diaria”. Será en el número 89 de la calle Alfonso XIII de Aguere, que posteriormente retomará su popular nombre de calle Herradores. Los anuncios donde promociona su labor los publicará de forma recurrente en el diario republicano La Prensa (5).


De su buena faceta profesional, como “abogado de casi todos los magos” de La Laguna, deja testimonio el escritor Juan Oliva-Tristán en un artículo que lo recuerda: “Don Alonso siempre repetía la frase siguiente: "El trabajo es el vicio de los que no servimos para hacer otra cosa", y procreó a dos hijos que también se hicieron abogados como él, que son Alonso y Juan Vicente Suárez López” (6).

La paternidad y el matrimonio son parte sustancial de su vida. En julio de 1934 contraerá matrimonio con su compañera de vida. La prensa escrita lo plasma de la siguiente manera: “Hoy, sábado, contraerá matrimonio en La Laguna el joven abogado don Alonso Suárez Melián, con la señorita Sixta Jesús González López” (7).

Su activismo político se hará más visible en sociedad poco antes del inicio efectivo de la II República, lo hace junto al que sería el primer alcalde republicano de esa etapa, el médico, José Perera García, que actualmente es considerado “portador de la antorcha de la nueva medicina, que surgió al finalizar el primer cuarto del siglo XX” (8). Estos, acompañados de otros representantes de la sociedad lagunera, conforman la “candidatura de oposición al contubernio monárquico” (9). Esta candidatura antimonárquica sumaba a personas del ámbito socialista, además de otros perfiles de republicanos de izquierda y derecha (10).

El éxito republicano del 14 de abril lo hace formar parte de algunas labores encomendadas al nuevo Ayuntamiento lagunero, es el caso de la visita al Gobernador Civil a finales de ese mes de 1931, junto al nuevo alcalde de la ciudad y otros miembros de la candidatura, como Carlos Pimienta, Diego Luz Jiménez o José Mauriz (11).

En junio de 1931 se constituye la primera agrupación socialista, en el número 63 de la calle San Agustín, quedando presidida por Alonso Suárez Melián y con Bernardo Calero como secretario-contador, Manuel Fumero, tesorero, José Wangüemert, bibliotecario y los vocales, Cristino de Armas, Roque Cabrera, Victoriano Rodríguez, Juan Soto y Wenceslao Yanes (12), aunque el acta no queda formalizada de forma definitiva hasta diciembre de 1932 (13), al vivir el municipio varios procesos electorales casi seguidos debidos a diversos incidentes.

En 1933 formará parte activa de la Agrupación de Amigos de la Universidad Nueva, como parte del comité organizador presidido por los destacados intelectuales, José Rodríguez Moure y José Peraza de Ayala, donde también comparte labor con otras figuras ligadas al republicanismo, caso de María Rosa Alonso, Luis Álvarez Cruz o José Rial, que apoyan el desarrollo universitario en las Islas, planteando un mayor vínculo con la sociedad, la elaboración de becas para los “alumnos pobres” y el diseño de cursos de idiomas para estudiantes extranjeros (14).

Su nieto, Alonso Suárez Lecuona, explicó la sensibilidad política y social de su abuelo en la sesión plenaria donde se le reconoció: “Mi abuelo entró en política con la única finalidad de ayudar a los menos favorecidos, intentar elevar el nivel cultural y económico de esto y para llevar a cabo políticas sociales, objetivo truncado como consecuencia del alzamiento militar” (15).

Nuestro protagonista se mantendrá activo durante los años de la República apoyando los mítines socialistas en la campaña de 1933 y 1936, donde compartirá ardientes intervenciones con destacadas figuras del mundo de la cultura y la medicina, como Pedro García Cabrera, Fernando Barajas, Santiago Albertos o Nicolás Mingorance, además del desarrollo y ampliación de la Asamblea del PSOE en Aguere.

Tras la victoria del Frente Popular, el 28 de febrero de 1936, se nombra una nueva corporación en la que Alonso Suárez será designado, por quince votos a favor y un voto en blanco, alcalde de la ciudad (16). Además de eso se nombraron otros ocho concejales socialistas: Luis Rivero Rodríguez, Cristino de Armas Fernández, Sebastián Perera Marrero, Salvador Romero González, José Rodríguez Álvarez, Julio (Cristóbal) González Álvarez, Domingo Álvarez Suárez y Antonio Velázquez González. También, se designaron seis concejales comunistas: Domingo García Hernández, Agustín León Pérez, Julio González Abrante, Domingo Alberto González y los hermanos Eladio y Mauro Martín Peña (17).

Al finalizar la nueva toma de posesión La Laguna vivió un auténtico estallido de alegría popular entre los sectores progresistas de la ciudad, que realizaron una marcha espontánea por las principales calles, encabezada con los retratos de los dos militares republicanos fusilados apenas cuatro meses antes, Galán y García Hernández, además de la bandera de la Federación Obrera, socialistas y republicanas, dando vivas a la República y “a las principales figuras del Gobierno y Frente Popular, quemándose numerosos cohetes” (18).

Esa relativamente tranquila tarde contrasta con la celebrada unos días antes, en la que ante la victoria del Frente Popular, seguidores de las fuerzas de izquierda se dirigieron al Seminario y lanzaron algunas piedras al grito de “¡¡Se acabó la represión, se acabó el oscurantismo!! (19). Este incidente, junto con los intentos de convertir este espacio religioso en un centro educativo público, marcaría a los reaccionarios en La Laguna durante las jornadas de represión y sentenciaría a muchos de los desaparecidos.

El difícil equilibrio entre los fuertes poderes tradicionalistas y clericales, con una mayoría electoral republicana tuvo sin duda un destacado papel en las decisiones y acciones a desarrollar en las jornadas posteriores al golpe del 18 de julio. Si atendemos a las actas de plenos del último periodo republicano, hay una destacada voluntad de hacer cumplir con el mandato de hacer de la educación un servicio público y laico, separándola de las entidades religiosas que gestionaban numerosos espacios educativos. En este sentido destaca la clara apuesta por dotar de “edificio, mobiliario y material a las Escuelas Nacionales que habrá que crear en el más breve plazo posible para sustituir la enseñanza dada en esta Ciudad por las Órdenes Religiosas” (20). También hay otro ejemplo con la petición del concejal e histórico del fútbol tinerfeño, Francisco Peraza, miembro de Izquierda Republicana, que propone elaborar un informe sobre la posibilidad de incautar el Seminario Conciliar (21) para destinarlo a las nuevas necesidades educativas de la infancia obrera.

El 22 de mayo de 1936, Alonso Suárez participa en la reunión de la comisión del Cabildo de Tenerife con la que se pretendía favorecer la celebración del XV Congreso de la Asociación para el Progreso de la Ciencia, donde junto con la Universidad, se quería facilitar la llegada a Tenerife de sus miembros y los “agasajos en honor de los congresistas durante su estancia en aquella ciudad” (22).

La corporación lagunera además adopta acuerdos sobre cuestiones sensibles vinculadas con el momento político. Es el caso de la repulsa contra el asesinato político del joven obrero Manuel González Cruz, apuñalado en El Sobradillo por un militante de derechas, sumándose a la “imponente manifestación de duelo” y levantándose la sesión en señal de protesta (23). Alonso Suárez también es el encargado de trasladar a la Fiscalía un presunto delito relativo a la desaparición de cinco mil pesetas que eran una subvención para mejorar la cantina de un centro educativo municipal, sucedido cuando el alcalde era Demetrio J. Pérez (24).

Sin duda un suceso determinante en la persecución sufrida por los miembros de esa última corporación republicana es el acuerdo del 6 de mayo de 1936, en el que el gobierno local, por unanimidad, decide suscribir la queja del Ayuntamiento de Buenavista ante la fuerte presión militar contra durante la jornada del 1º de mayo. En esa sesión se lee lo acordado el 2 de mayo en la localidad norteña, donde se señala como responsable principal de esta movilización de tropas al Comandante Militar de Canarias, Francisco Franco. El alcalde y los ediles mostraron “su más enérgica protesta por haberse adoptado por la máxima autoridad militar análogas medidas en esta Ciudad, desplazando fuerzas y emplazando ametralladoras al convento de las Oblatas situado en Gracia” (25). Posiblemente esta declaración política tuviera un alto coste personal para sus protagonistas, idea que el nieto de Alonso Suárez también destacó señalando que tomaron el acuerdo a sabiendas de que “a este general nunca le tembló el pulso a la hora de eliminar a cualquier persona que se interpusiera en su camino” (26).

Este momento político culmina con un golpe militar en el que las fuerzas tradicionalistas retoman el control absoluto del municipio y desarrollan desde el inicio una fuerte represión contra todos los sectores republicanos, sindicales e izquierdistas, incluyendo a la corporación del Frente Popular.

A las 12:30 horas del día del Golpe militar se celebra en el salón de plenos la primera reunión de la comisión gestora, creada esa misma jornada por los militares y las élites locales que les eran favorables. Con este instrumento tratarán de remedar una legalidad que habían violentado. Dos vecinos ocupan un destacado lugar. Se trata de Ángel Núñez López, designado por ser el “mayor contribuyente de esta localidad”, y Agustín Monteverde y Lugo, que describen como “cabeza de familia más numerosa de este término municipal” La presidencia de esa primera cita la ostenta en esa sesión inicial el Teniente Jefe de Línea de la Guardia Civil en La Laguna, Pablo Sánchez Hernández, dando “cumplimiento a la orden recibida por el autorizante del señor coronel Comandante Militar accidental” (27).

El hijo de Alonso Suárez, del mismo nombre, dejó un relato clarificador sobre la detención de su padre en las primeras horas del Golpe: “Creo que hay un dato muy importante que quiero resaltar en este Ayuntamiento, es que cuando lo detuvieron y compareció aquí en el Ayuntamiento para hacer la entrega al nuevo Alcalde de la Corporación, presente un Notario, eso es de destacar, muy importante, presente el Notario, revisaron los libros, el dinero que había en Caja, el dinero que había en bancos, etc., etc., y cuando terminó de hacer todo eso, le dijeron firme el Acta para ya marcharnos, y entonces mi padre le dijo al Interventor, saca una cajita de puros que hay aquí, y sacó una cajita de puros y se vaciaron sobre la mesa, y puso sobre la mesa un montón de monedas; y dijo, y eso qué es, le dijo el Notario, ¿y eso qué es?, dice, no esto es del pueblo, estos son los céntimos de peseta; fíjese usted el tema”. Su nieto se reafirma en la misma idea al decir que “Alonso Suárez Melián fue un ejemplo de honradez, tanto es así que podía decir que de este Ayuntamiento no se llevó ni una cuartilla ni un plumín, ni permitió que durante su mandato nadie lo hiciera” (28).

Su hijo cuenta como vivió su amarga estancia en Fyffes y en los barcos prisión, donde “todas las noches lo venían a despertar, y dice que a partir de que lo tocaban y abría los ojos y decía, este no es, sino otro, entonces él se quedaba y podía dormir tranquilo al menos veinticuatro horas hasta el, hasta la noche siguiente” (29), quedando en evidencia el miedo a que las brigadas del amanecer se los llevaran y los desperecieran en algún lugar, como sucedió con su compañero de Corporación, el líder comunista, Domingo García.

Alonso Suárez es sometido a juicio en el Proceso 184/1936, donde a 23 de septiembre de 1936 se le comunica en Fyffes que “no existiendo indicios racionalidades de criminalidad, procede con arreglo a lo preceptuado en el artículo 296 del Código de Justicia Militar la terminación de estas diligencias previas sin declaración de responsabilidad” (30). A pesar de ello no cambia su situación de forma sustancial, e incluso llega a empeorar para su familia.

El acuerdo plenario del 6 de mayo de 1936 genera que, tras varios meses como presos gubernativos, se les tramite a través de un tribunal militar el proceso 172/1936, que acaba en condenas, que aunque ya habían cumplido con creces, no les genera cambio alguno en su situación (31).

El Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas prosigue la persecución policial contra el último Gobierno republicano a través del expediente rollo número 54 de 1939, que el 6 de abril de 1940 anulan el expediente Nº 41 de 1937 instruido por la Comisión de Incautación de Bienes de Santa Cruz de Tenerife, donde fue sancionado con la multa de 100.000 pesetas, ya que no puede ser “nuevamente sancionado en este expediente don Alonso Suárez Melián que ya lo fue anteriormente, y por tanto queda excluido del mismo” (32). Por si cabe alguna duda de la situación que vivió nuestro protagonista y su familia, vuelvo al testimonio de su nieto: “Mi abuelo fue encarcelado en Fyffes, condenado, despojado de todos sus bienes, casa, coche, dinero, y además, como si todo esto no fuera suficiente, fue expulsado del Colegio de Abogados de La Laguna, impidiéndole ejercer su profesión y así degradarlo, humillarlo, y sumirlo en la miseria” (33).

Está en prisión cuando fallece su suegro, Julián González Reyes, empleado del tranvía como recoge la esquela publicada en la que se recuerda al propio Alonso (34). El tránsito de Suárez Melián por los penales es un recorrido por lugares insalubres y llenos de muerte, no es de extrañar que aceptara participar en diciembre de 1936 del traslado al campo de prisioneros de Los Rodeos, donde calcula que se concentran presos instalados en tiendas de campaña realizarían trabajos forzados ligados con la construcción de la pista del nuevo aeródromo. Allí coincidió con otros concejales, como los comunistas Mauro y José Martín Peña, además del socialista y también exconcejal, Antonio Velazquez, que enfermó de tuberculosis y murió poco después de ser liberado (35). En la novela de base histórica, “la Prisión de Fyffes” describen “unas diez chabolas, y un total de doscientos treinta presos” (36), coincidiendo ambas obras en lo positivo del cambio, al salir a un aire más limpio, sin tanta presión de los guardias y “chivatos”. Allí vivieron una desagradable experiencia, al tratar de asaltar el campamento unos falangistas y otros simpatizantes de la dictadura, “individuos de la rancia aristocracia lagunera”...“con el fin de “liquidar” a los que allí estábamos concentrados” (37).

Tras salir en libertad, Manuel Suárez Melián debe recuperar su vida y retomar poco a poco su actividad como abogado, además de criar a sus hijos, que eran apenas bebés. Uno de ellos, Alonso, recuerda las enseñanzas contra el rencor recibidas de su padre, que les animaba a tratar de mirar más allá de las ideas, mostrando como aplicó unos valores humanos que él no pudo disfrutar de sus adversarios. Dice: “nos educó siempre en todos, en todos los momentos de que tanto en la derecha como la izquierda hay caballeros y hay sinvergüenzas, y hay personas 100 deshonestas, eso fue una educación vital para nosotros” (38).

Suárez Melián falleció en La Laguna, tras ejercer durante muchos años como abogado. Lo hizo acompañado de su familia y con el alcalde Elfidio Alonso, sobrino de María Rosa Alonso, acudiendo a su sepelio. Como una pequeña brecha más, por la que recuperar su figura, en abril de 2016 el pleno aprobó por unanimidad un reconocimiento a su memoria, que permitió que el 20 de julio de 2018 sus familiares y representantes de los distintos partidos políticos municipales pudieron arropar la colocación de las placas que a partir de ese día recuerdan a Alonso Suárez Melián en una calle destacada del Casco. Una vía pública dedicada a su vida, su sufrimiento y el legado de dignidad que dejó. Que su memoria no se borre.



Fuentes consultadas

  1. Región Canaria. 17 de enero 1901. p.3

  2. Gaceta de Tenerife. 16 de junio 1919 p.2

  3. Gaceta de Tenerife. 2 de agosto 1922. p.1

  4. Gaceta de Tenerife. 2 de febrero 1928. p.1

  5. La Prensa. 16 de abril 1929. p.8

  6. Oliva-Tristán Fernández, Juan. “Evelio, del Orfeón La Paz, Vicente Falcón y el abogado don Alonso Suárez Melián”. El Día. 23 de enero 2015

  7. Gaceta de Tenerife. 21 de julio 1934. p.5

  8. Ars Clínica Académica. Volumen 2, Nº2. Mayo 2015. p.44

  9. La Prensa. 10 de abril 1931. p.2

  10. Medina Sanabria, Pedro. Agrupación Socialista de La Laguna en junio de 1931: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2016/05/15/agrupacion-socialista-de-la-laguna-en-junio-de-1931/

  11. Gaceta de Tenerife. 1 de mayo 1931. p.2

  12. La Prensa. 9 de junio 1931. p.3

  13. Medina Sanabria, Pedro. Op. Cit.

  14. La Prensa. 18 de junio 1933. p.3

  15. Acta del Pleno del Ayuntamiento de La Laguna del 14 de abril 2016. p.98

  16. Acta del Pleno del 28 de febrero de 1936. p. 149 bis

  17. Hernández Romero, Fabián. El último gobierno municipal republicano de ciudad de La Laguna: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/06/28/el-ultimo-gobierno-municipal-republicano-de-la-ciudad-de-la-laguna/

  18. La Prensa. 1 de marzo 1936. p1

  19. Studer Villazán, Luana. Guía Memoria Democrática de La Laguna 1931-1939. p,22

  20. Acta del Pleno del 4 de marzo 1936. p.153 bis

  21. Idem. p.155

  22. La Prensa. 23 de mayo 1936. p.1

  23. Acta del Pleno del 22 de abril 1936. p.202 bis

  24. Acta del Pleno del 29 de abril 1936. p.209

  25. Acta del Pleno del 6 de mayo 1936. pp 211 bis y 2012

  26. Acta del Pleno del Ayuntamiento de La Laguna del 14 de abril 2016. p.98

  27. Acta de Pleno de 18 de julio de 1936. p. 278

  28. Acta del Pleno del Ayuntamiento de La Laguna del 14 de abril 2016. p.98-99

  29. Idem. p.99

  30. Medina Sanabria, Pedro. Terminado procedimiento 184 de 1936 sin responsabilidad:https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2016/02/18/terminando-procedimiento-184-de-1936-sin-responsabilidad/

  31. Hernández Romero, Fabián. Op. Cit

  32. Medina Sanabria, Pedro. Concejales de La Laguna condenados por el TRRP: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/03/16/concejales-de-la-laguna-sentenciados-por-el-trrp/

  33. Acta del Pleno del Ayuntamiento de La Laguna del 14 de abril 2016. p.98

  34. La Prensa. 9 de octubre 1938. p.2

  35. Martín Peña, Mauro. Sin rencor. Memorias de un republicano. Le Canarien. La Orotava. 2014 pp80.82

  36. Rial, José Antonio. La prisión de Fyffes. Centro de la Cultura Popular Canaria. Arafo, 2003 p.169

  37. Martín Peña, Mauro. Op cit. p.83

  38. Acta del Pleno del Ayuntamiento de La Laguna del 14 de abril 2016. p.99


Juan Vara Terán y el dolor de la desmemoria tinerfeña


¿Para qué sirve la resistencia de CC-PP a aplicar la Ley de Memoria Histórica en la capital tinerfeña?...pues para mantener calles como la que hace más de cincuenta años mantiene un golpista responsable de cinco ejecuciones y varias muestras de brutales represiones, como el coronel de la Guardia Civil, Juan Vara Terán.

¿Qué mérito tuvo este militar para mantener una calle?. Pues haber sido el alcalde impuesto por los golpistas el 19 de julio, junto a Francisco La-Roche Aguiar (a este le tocó una Avenida) y otros destacados representantes de los poderes económicos y tradicionalistas, como Pedro Duque, Juan Pedro Alba (ambos antiguos concejales monárquicos), Manuel Cruz, Juan Yanes (también con una calle dedicada), Miguel Llombet, Francisco Rodríguez y Vicente Expósito.

Juan Vara ya tenía experiencia en aplicar la mano dura contra la población civil y los militantes de izquierda. Sus métodos los había entrenado en varias ocasiones, como los incidentes del 25 de noviembre de 1930, en los que se usó armamento contra los manifestantes en Santa Cruz, dejando muerto de un disparo al sastre Juan Agrella. También jugó un destacado papel en las medidas de control contra la gran Huelga General de enero de 1933 y en la detención y persecución de campesinos y obreros, en los Sucesos de Hermigua.


En julio de 1936, Juan Vara Terán se ofrece inmediatamente a preparar y a jugar un papel clave en el Golpe, desplegando a la Guardia Civil en la Isla. En esas primeras horas será responsable de la detención del último alcalde republicano chicharrero, José Carlos Schwartz, asesinado por sus captores algunas semanas después.

El nuevo gobierno, totalmente leal al franquismo, se dedicó activamente a depurar a los líderes sociales y vecinales vinculados al Frente Popular, además de empleados públicos señalados por los mismos motivos. Suyo es el escrito donde reclama que le manden diez o doce maestros y maestras, al haber depurado a 23 funcionarios por sus posiciones ideológicas.

Manuel Vázquez Moro
Isidro Navarro

Además de eso, Juan Vara es el responsable directo de los procesos judiciales en los que firmó la sentencia de muerte contra cinco destacados responsables de la II República. Alonso González Campos (teniente de la Guardia de Asalto que permaneció fiel al gobierno legítimo republicano), Manuel Vázquez Moro (gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife), Isidro Navarro López (Radiotelegrafista y secretario del Gobierno Civil), Domingo Rodríguez Sanfiel (Presidente del Círculo de la Amistad XII de Enero), y Francisco Sosa Castilla (Presidente del Sindicato de Inquilinos y carpintero).

Domingo Rodríguez Sanfiel
La labor del primer alcalde franquista y de sus concejales fue la de promover la detención y justificar el asesinato de cientos de republicanos. En esos meses, entre septiembre de 1936 y el primer semestre de 1937, se sacaban entre quince y veinte personas cada noche de las prisiones franquistas de Fyffes y los barcos prisión, para desaparecer en alguna fosa o directamente en el fondo del océano.

Cincuenta años después de otorgarle una calle y a diecisiete años de la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, esa calle sigue siendo un ejemplo claro de las razones y los motivos que justifican retirar honores a quien no los merece. Es casi imposible de entender que responsables políticos elegidos democráticamente amenacen con ir a los juzgados con tal de no aplicar un estudio de la Universidad de La Laguna donde se identifican 79 claros símbolos franquistas, que incumplen la Ley. Ojalá mas pronto que tarde se acabe con la desmemoria que algunos quieren seguir aplicando, para que no sepamos de dónde vienen sus valores políticos o los motivos de estos incumplimientos.


Fuentes utilizadas:


domingo, 12 de mayo de 2024

Los 800 asesinatos del General Ángel Dolla Lahoz en Canarias


El rastro de muerte que dejó el General Ángel Dolla Lahoz en apenas siete meses en Canarias es una muestra del hambre de sangre con la que llegó el franquismo. Se calcula que unos 800 republicanos fueron asesinados y desaparecidos en su mandato como Comandante Militar, que lo hizo merecedor del título de “El Carnicero” por parte de los republicanos.

Según el investigador Sergio Millares: “las visitas de Dolla al campo de concentración de Fyffes, en Santa Cruz de Tenerife, eran seguidas por la lectura de listas de presos gubernativos que, en teoría, eran puestos en libertad, pero cuyo destino eran las profundas aguas del Atlántico” (1).

En el transcurso de esos meses al frente de la Comandancia se produjeron 33 fusilamientos a través de juicios sumarios contra militantes de la izquierda tinerfeña, muchos ligados a la CNT, principal fuerza de oposición activa al golpe en ese momento. También se producen las ejecuciones de destacados miembros del anterior gobierno Republicano en la Isla, caso del Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro o el secretario del mismo, Isidro Navarro, ambos de Izquierda Republicana (2).


Además de los fusilados, las órdenes de Dolla Lahoz también son la de aplicar el terror más absoluto entre los izquierdistas y descabezar a las organizaciones de populares a través de la eliminación de algunos de sus miembros más destacados. Durante esos meses se desarrolla el momento álgido de las llamadas patrullas del amanecer y los tristemente célebres paseíllos, que acababan en una fosa o en el fondo del océano.

Según diversos estudios, entre septiembre de 1936 y abril de 1937, unas 891 personas fueron desaparecidas en Canarias por sus simpatías o pertenencia a distintos sectores que apoyaron al Frente Popular (3). Todavía, casi noventa años después, muy pocas familias de esas víctimas han podido encontrar el lugar donde acabaron sus días o tan siquiera tener seguridad sobre qué les sucedió.

En La Palma el General Dolla se encargó de desbaratar a los focos de resistencia que se mantenían activos en la Isla, alzados en sus montes. La represión fue absoluta, contra los que se escondían en las montañas y barrancos, pero también contra cualquier supuesto colaborador con los mismos. Como recogió el investigador Alfredo Mederos, “una comunicación entre el líder municipal de Acción Ciudadana y el líder insular al que se le comunicó la detención, este último fue claro: Dolla no quiere prisioneros” (4).

Precisamente en su visita a Santa Cruz de La Palma, en noviembre de 1936, el general franquista deja clara su visión durante un discurso que es recogido en los medios falangistas: “Dejar pasar paulatinamente, ser tolerante, ser débil. Eso ha sido la enfermedad de nuestros políticos de derechas, Los resultados ya los hemos tocado. Transigir con el enemigo, es dejarle hoy un portillo franco y mañana una posición. (…) Al enemigo nada, Rectos detrás del caudillo, intransigentes en todo” (5).

Hay testimonios que refuerzan esa voluntad de ejercer y potenciar las desapariciones de los adversarios. Como recuerda en uno de sus artículos Pedro Medina Sanabria, Juan Yedra Vega, en su libro “Dos banderas” usa un testimonio que conoció de la visita de Dolla a La Palma:

“– Pues no veo la solución, mi general. Estos elementos constituyen un peligro en la calle …

¿Quién Ie ha dicho usted de darles libertad?.., ¡No! .. Pero si debe concluir esta carga. Hay que liquidarla. A la sociedad no Ie interesa que estos elementos vivan.

Ahora voy comprendiendo, mi general. Entendido. Quiere decirse que es preciso ir reduciendo, no la condición, sino las personas mismas. Eso quieren también las clases patronales que están de nuestro lado. Pero los tribunales militares por muy sumariamente que actúen …

¡Hay que prescindir de los tribunales militares! -tronó Dolla …” (6).

Además de la implacable persecución y el asesinato, Dolla también promueve otras fórmulas para infundir el miedo. En su bando del 25 de noviembre de 1936 señala nuevas medidas para incautar bienes y fondos de miembros de las organizaciones republicana. Con ello afirma que quiere paliar “los enormes daños y perjuicios producidos directa e indirectamente por la absurda resistencia ofrecida por un grupo de anti-españoles guiados por bastardos móviles, deben ser reparados por los causantes del daño” (7). Muchas familias perderán sus escasos bienes producto de ese saqueo ideológico, donde el jefe de Falange, el abogado del Estado y los propios militares participaban.

No se queda ahí la gestión del general. Su misión es contra cualquier resquicio de resistencia al nuevo poder, llegando a extremos más que llamativos. Mientras sus patrullas del amanecer sacan noche tras noche a líderes sociales, políticos y sindicales, su administración se enfoca en otras circunstancias. Es el caso de la venta de productos de origen ruso, señalando a “algunos comerciantes no han vacilado en proteger a Rusia negociando con productos de clara procedencia de dicha nación, dando con ello origen a la general repulsa del pueblo, herido en su sensibilidad patriótica”. En su bando de 30 de diciembre de 1936 señala con nombre y apellido a algunos comerciantes que vendían estos productos “rojos” demostrando “su falta de españolismo”, caso de Casiano García Feo, de la Orotava. Antonio Topham, del Puerto de la Cruz, Luis Hernández y Compañía, Francisco Rodríguez Barrios, Miguel Barreto, Pedro García Díaz, José Cuello Núñez, Antonio Acea y Antonio Lemus, de Santa Cruz (8).

En enero de 1937 enfoca su interés en los que no cantan con fervor canciones patrióticas o los que las usan a modo de burla. Afirma en el bando: “Los que canten los himnos de las milicias nacionales con letras que no sean las suyas o utilicen su música con fines inadecuados o menosprecien de palabra o por escrito su contenido real, serán considerados como reos de un delito de desobediencia grave a la Autoridad”, amenazando incluso con multas de 100.000 pesetas, una cantidad enorme para la época (9).

Dolla también asume un papel clave en la vinculación estrecha del golpe con los valores católicos más tradicionales, existiendo un reguero de noticias de esa época donde el Comandante General de Canarias aparece muy activamente en los actos litúrgicos y toma la palabra para recordar y alabar la labor del General Franco o señalar los males, que a su juicio, dejó República. Es el caso de la gran procesión celebrada en enero de 1937 en Telde, donde el general jugó un destacado papel (10). No solo se queda en ese su papel, también mantendrá una estrecha acción de promoción de los valores católicos en la educación, felicitando efusivamente que la educación religiosa y la “historia sagrada” fueran obligatorias, asegurando que iba a promover lo mismo en los estudios de Magisterio, incluyendo “pedagogía catequista” (11).

Su papel también será clave en reforzar las medidas de presión contra los sectores que más se habían movilizado en contra de los poderes caciquiles insulares. Por un lado aplicará un serio recorte salarial del 28% a los trabajadores plataneros, eliminando incluso la normativa laboral en momentos de daños al sector por temporales (12).

El General Dolla aplica en Canarias formulas que posiblemente aprendió y practicó durante su etapa en la Guerra de Cuba. En siete meses refuerza la persecución política y social, llevándola a un punto álgido que hoy ha quedado en el olvido. El denominado por la prensa del régimen como “General católico” manifestó y promovió la inhumanidad más absoluta frente a los que él veía como enemigos. Muchas personas del Archipiélago desconocen el papel de este militar franquista en la muerte de sus familiares o la incautación de los bienes. Espero que este texto aporte algo de luz sobre este tenebroso personaje.


Fuentes consultadas:

  1. Millares, Sergio. Reflexiones sobre la Guerra Civil en Canarias. Revista Disenso. 1 de enero 2002. p55

  2. Medina Sanabria, Pedro. 33 fusilados en Tenerife durante el mando de Dolla: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/12/07/33-fusilados-en-tenerife-durante-el-mando-de-dolla/

  3. León Álvarez, Aarón (coord). La represión franquista en Canarias. Santa Cruz de Tenerife. 2015. p.184

  4. Barreto Martín, Eduardo. Se cumplen 30 años de la exhumación de víctimas de la Guerra Civil en Fuencaliente, la primera de España: https://eltime.es/opinion/150-editoriales/48479-se-cumplen-30-anos-de-la-exhumacion-de-victimas-de-la-guerra-civil-en-fuencaliente-la-primera-de-espana.html

  5. Barreto Martín, Eduardo. La represión franquista en La Palma. TFG Universidad de Salamanca. Julio 2022. p.16

  6. Medina Sanabria, Pedro. Hay que prescindir de los tribunales militares: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/12/02/hay-que-prescindir-de-los-tribunales-militares/

  7. Gaceta de Tenerife. 25 de noviembre 1936. p.1

  8. Falange. 13 de enero de 1937. p.6

  9. Falange. 9 de enero de 1937. p.1

  10. Acción. 19 de enero 1937. p.3

  11. Gaceta de Tenerife. 30 de octubre 1936. p.8

  12. . Gaceta de Tenerife. 30 de diciembre 1936. p.1