La
vida de Nicolás Mingorance es el reflejo de la compleja sociedad e
historia de los primeros años del siglo XX. Su existencia, casi de
película, estuvo marcada por dos poetas y dos barcos. Pedro García
Cabrera, compañero de activismo, y Pablo Neruda, rescatador de
exiliados en las costas francesas, el Viera y Clavijo, el barco donde
marchó preso deportado y donde logró la libertad y el sueño del
Winnipeg, donde encontró el exilio.
Esta
generación vivió con intensidad los albores del siglo XX, donde una
sociedad marcada por las guerras coloniales y el primer conflicto
mundial tuvo que afrontar el paso de la monarquía decadente de
Alfonso XIII a la dictadura de Primo de Rivera, la aparición
fulgurante de la II República y el golpe fascista de 1936, todo ello
en un proceso de transformación económica y grave crisis en una
sociedad dependiente de las exportaciones fruteras como Canarias.
Este
tinerfeño, nació en 1903 en Santa Cruz de Tenerife (1) en una
familia en la que tuvo la oportunidad de realizar estudios, algo no
demasiado usual en una sociedad en la que cerca el 70% de la
población de la década de los veinte en nuestra tierra sufría de
situaciones de analfabetismo (2).
Mingorance
fue un vecino activo desde su adolescencia, con apenas quince años
forma parte de la Asociación Primero de Abril-Sociedad de Fomento El
Cabo, entidad dedicada al mundo de la cultura y el deporte fundada en
1915 (3). En este espacio, surgido en el populoso y obrero barrio
santacrucero del mismo nombre, el joven Nicolás participa en
actividades vinculadas al arte, el teatro y la poesía. Entre 1918 y
los primeros años de la década de los veinte su voz y su persona
forman parte de las representaciones teatrales, líricas o poéticas
que la entidad cultural tinerfeña organiza en la capital, en su
local de la calle San Carlos Nº20 o en el teatro municipal,
compartiendo cartel con otros jóvenes de la asociación, como Teresa
Perera, Carmen Chico, Manuel Perera, Victor Perera y José Nieto (4).
Ya en esos primeros años de actividad es mencionado como un
“aplaudido aficionado” por su papel en la obra teatral “El
crimen elegante”, estrenada con motivo de las fiestas de San Pedro
(5).
Con
dieciocho años recién cumplidos, Nicolás Mingorance se incorpora a
la directiva de la Asociación Primero de Abril-Sociedad de Fomento
El Cabo, ocupando en 1920 el puesto de Secretario de la entidad,
presidida en ese momento por Eulogio Reyes y Reyes (6) y participando
en su Patronato Musical en 1921, como vocal (7).
No
ha cumplido los veinte años cuando inicia sus colaboraciones en el
periódico literario “Letras”, donde publica el texto “Eterno
dolor” (8), y en la revista “Canarias”, también dedicada al
arte y la literatura, en la que publica los textos “Palabras” y
“Tristezas del recuerdo”, compartiendo páginas con escritores
como el republicano Luis Rodríguez Figueroa, asesinado en 1936, o el
clérigo Sebastián Padrón Acosta (9).
Su
pasión literaria se plasma en diversos artículos e iniciativas en
los que promueve que Tenerife rinda homenaje, en forma de escultura
en la vía pública, a dos figuras claves del arte isleño, Ángel
Guimerá y Pérez Galdós, del que dice que es “cima de nuestras
letras, albor de las ideas renovadoras, luz sin artificio” (10)
En
1922 participa en la creación de la nueva revista literaria llamada
“Novela canaria”, cuyo primer número, vendido al precio de
treinta céntimos, estuvo dedicado a la leyenda romántica y contó
con el prólogo del propio Nicolás (11).
El
activo tinerfeño también muestra su interés por el mundo del
deporte, vinculado con el propio origen de la sociedad en la que
participa. En 1923 ocupa el cargo de secretario del Castro Futbol
Club (12) y es nombrado representante en la capital tinerfeña en la
Junta Directiva de Las Palmas, por el Santa Catalina (13). En este
mismo ámbito, es nombrado en el local social del Club Deportivo
Tenerife representante del Castro FC en la constitución de la
Federación de fútbol y en la redacción del reglamento de la misma
(14).
En
esos mismos años contrae matrimonio con Carmen Camacho Díaz, con la
que tiene su primer hijo en el año 1926, llamado también Nicolás,
que falleció a los pocos meses de nacer “víctima de breve y
penosa enfermedad” (15). De los cuatro hijos que tendrán, solo dos sobrevivirán.
Carmen Camacho Díaz
A
finales de la década de los veinte, en plena dictadura de Primo de
Rivera, las entidades sindicales van tomando fuerza, caso de la
Sociedad de Camareros y Cocineros de Santa Cruz de Tenerife, que
organizan actos sociales en los que recaudar fondos destinados a los
huelguistas de este sector, en los que participan personas del mundo
del arte y la cultura. Mingorance se acompaña en este evento de
figuras como Atilano Santos, compañero de redacción en otros medios
de prensa escrita, y el poeta, pintor y caricaturista Diego Crosa
(16).
En
su faceta periodística este autor destaca en sus crónicas de viajes
y lugares de la geografía isleña, visitando varias Islas, de las
que deja extensos artículos como el que dedica en El Progreso a “El
museo y biblioteca de La Palma” donde destaca el papel de los
fundadores de La Cosmológica, que nació “al calor de hijos de La
Palma, quienes colaboraron incansablemente por el sostenimiento y
adelanto de la misma” (17)
Un
espacio señero de la cultura en toda esa intensa época es el Ateneo
de La Laguna, en el que se organizaban veladas literarias de alto
nivel donde dar a conocer a nuevas figuras del arte isleño. Su
presidente, Pedro Pinto de la Rosa, denomina a estas veladas “el
más alto pregón de nuestra vida literaria” y glosó sobre los
jóvenes valores, que “tenían en sus manos el futuro intelectual
de Canarias”. Aquellos que sufrirán las consecuencias del golpe
fascista apenas diez años después son voces reconocidas en estos
eventos culturales, caso de Saturnino Tejeda, escritor y destacado
componente del Ateneo y el Orfeón o el brillante poeta gomero Pedro
García Cabrera, compañero de militancias futuras (18). En la fiesta
de la copla que celebra este espacio cultural lagunero Nicolás
Mingorance logra un reconocimiento junto a autores populares
consagrados, como Veremundo Perera, con el siguiente texto:
Por
una copla del pueblo
de
tu engaño me enteré:
¡bendita
sea la copla
que
borró nuestro querer! (19)
El
escritor tinerfeño no es ajeno a la efervescencia política que se
vive en los años previos a 1931, sus valores republicanos traslucen
por primera vez en la prensa del momento en un artículo dedicado al
aniversario de la proclamación de la Primera República. En este
texto señala “esta fecha significadísima trae a la memoria la
marcha hacia la eternidad de algunos paladines republicanos.
Paladines que no tuvieron reverso” (20).
Entre
1928 y 1929 nacen dos nuevos hijos en su matrimonio con Carmen
Camacho, Eladio Nicolás Mingorance, nacido el mes de febrero de
1928, que sería conocido por ser afamado letrista de la mítica Nifú
Nifá y su hija menor, Carmen Mingorance. En esos años es llamado
como reemplazo de la mili, que desarrolla en el Archipiélago, tiempo
en el que intercala viajes a El Hierro y La Gomera con diversos
artículos y con su trabajo de reportero deportivo para el periódico
La Tarde (21)(22).
Llega
la Segunda República y un momento de creciente agitación política
en la que Nicolás participa muy activamente. La intensidad de las
movilizaciones políticas, sociales y culturales se manifiesta en la
proliferación de asociaciones obreras y sociales, siendo el
Sindicato de Inquilinos uno de los más destacados por la fuerza y
dureza de sus movilizaciones.
Casa del pueblo de UGT en Santa Cruz de Tenerife
En
esos años es un activo integrante de la Asociación de Empleados de
Banca y Bolsa, vinculada a la UGT, que no duda en apoyar con
vehemencia la causa de los inquilinos tinerfeños, que en 1933
protagonizan una intensa huelga en defensa del acceso a la vivienda
(23). Mingorance mantiene una actitud de respaldo claro de esta
reivindicación social, a pesar de los momentos de violencia vividos
durante las movilizaciones en las calles capitalinas. Esa situación
que genera un debate interno en la Asociación de Empleados de
Comercio, Industria y Banca, en la que la posición de su portavoz se
manifiesta en el artículo publicado por La Prensa en el que, ante
las tensiones entre grupos políticos y sindicales, reclama “menos
litigios y menos política; más razones y más humanidad. Esa es la
entraña de todos los problemas sociales de Tenerife y muy
especialmente de este que defiende el Sindicato de Inquilinos”
(24). En el periódico La Tarde Nicolás reflexiona sobre la
diferencia de posiciones entre organizaciones políticas y sindicales
a causa de la huelga de los inquilinos, donde señala que aunque “no
sostienen los mismos puntos de vista en la táctica o procedimientos
para el logro del su ideal, sienten con igual laceración todos los
problemas que lleven un fondo comprensivamente humano” (25).
Los
primeros años de la década de los treinta favorecen la politización
del autor isleño, que se acerca claramente al socialismo. Este
cambio se refleja en sus artículos periodísticos en los que
reflexiona sobre la realidad del momento “no puede negarse que
vivimos una época distinta en todas sus facetas a las que hemos
padecido últimamente. Quizás un poco revolucionaria en el diáfano
sentido de cambiar lo malo por lo bueno, de mejorar la personalidad
proletaria, pero que lleva un fondo de humanidad y de convivencia
social que estimula hondamente nuestro trabajo” (26). En el seno de
la Asociación de Empleados de Comercio, Industria y Banca el debate
entre los sectores más politizados y lo menos se intensifica, siendo
Nicolás uno de los defensores de esta línea de implicación,
ofreciendo conferencias a sus compañeros referidas a “lo apolítico
y lo político en nuestra organización”, dirigidas a la toma de
conciencia y la participación activa en el cambio de sociedad que
estaba en juego (27).
En
las elecciones de 1933 Nicolás Mingorance se convierte en uno de las
voces más escuchadas en los mítines del Partido Socialista en los
distintos municipios de Tenerife, compartiendo tribuna con militantes de la candidatura del Bloque de Izquierdas, como Pedro García Cabrera, José Rial, Luis Álvarez Cruz o Luis
Rodríguez Figueroa (28).
El
conflicto tabaquero, que agrupaba a cientos de obreros en la Isla, y
la respuesta al Consejo de Guerra contra una treintena de jornaleros,
detenidos por los sucesos de Hermigua acompaña al cambio político
que vive la república tras la victoria de la CEDA. La Asociación de
Empleados de Comercio, Industria y Banca celebra en abril de 1934 un
acto de apoyo y recogida de fondos destinados a apoyar a las familias
de los obreros detenidos en Hermigua y los militantes de izquierda
detenidos y sus familiares en la intentona revolucionaria de la
llamada guerra civil de Austria. Mingorance manifiesta en esa jornada
que el acto no tenía que ver con la caridad, ya que “caridad es la
que se practica con los pobres, y los obreros de Austria y de
Hermigua no están en esta situación de pobres, sino imposibilitados
por la ley para continuar ejercitando su trabajo” (29)(30).
Los
retrocesos políticos y sociales vinculados al gobierno de la
derecha, junto a la represión creciente contra quienes reclaman
avances revolucionarios, promueven que las organizaciones de la
izquierda confluyan en favor de una candidatura electoral única para
los comicios de febrero de 1936, generándose numerosos actos
promovidos desde las Juventudes Socialistas, las Juventudes
Libertarias o las organizaciones sindicales, donde Nicolás participa
como presidente de la Asociación de Empleados de Comercio y miembro
del PSOE (31)(32). En Güímar es la voz principal del mitin
socialista que desbordó en 1935 el Teatro Cine de la localidad, que
incluso tuvo que abrir sus puertas por la gente que no pudo entrar en
la sala, donde aborda la inactividad de la derecha frente a la
intensa campaña de las fuerzas de izquierda unidas en el Frente
Popular (33).
Con
la victoria de la izquierda, Nicolás Mingorance es nombrado concejal
del ayuntamiento de Santa Cruz, junto a Manuel Guadalupe Pérez,
Fulgencio Santaella, Francisco González, Fernando Crespo, Oscar
Pestana, Cándido Reverón, entre otros (34).
En
esta corta etapa Nicolás Mingorance toma un papel activo en las
demandas de mejora de la sociedad santacrucera y reivindicaciones
vinculadas a la necesidad de vivienda pública o de centros
escolares. También lo simbólico juega un papel importante en las
acciones de este nuevo gobierno. En la sesión del 14
de Mayo de 1936 se produce el debate sobre las banderas inglesas de
los buques de Nelson, ubicadas en la Iglesia de La Concepción, que
por un acuerdo de 1933 debían trasladarse para su adecuada
conservación al Museo Municipal, cuestión que no se había
ejecutado. Propone “que se acuerde en firme la petición de esos
trofeos, y dirigiéndose a los centros que corresponda, se nombre a
una comisión de Concejales que se haga cargo de los mismos. Estima
que si las gestiones que propone realizar no dieran resultado, se
debe dirigir la Corporación a Madrid pidiendo se ordene la entrega,
aprovechando que esas gestiones pudiera hacerlas el Sr. Alcalde que
se encuentra en aquella Villa.: pues perteneciendo las banderas al
pueblo, deben radicar en el Museo, máxime cuando se rumorea de que
ya faltan algunos trozos a las mismas por causa que diría una que se
comprobara el rumor” (35). Esta petición, aprobada en el pleno,
conllevó el traslado de estas insignias, quedando un interesante
testimonio gráfico del momento, con alto valor simbólico por
tratarse de sacar estos emblemas del espacio religioso para llevarlos
al ámbito público y laico del Ayuntamiento (36).
Por
su faceta cultural es elegido como responsable municipal de Archivos,
Bibliotecas y Museos apenas quince días antes del golpe franquista
(37), manteniendo gran interés por documentos oficiales como el del
nombramiento del político conservador Alejandro Lerroux como
ciudadano de honor por el Consistorio capitalino en el anterior
mandato, cuestión por la que manifiesta que “fue
el Jefe del Gobierno que reprimió la revolución de octubre y que
como el Frente Popular está compuesto de fuerzas que participaron en
aquella, dice que se debe revocar aquel acuerdo, puesto que ello fue
producto de la política menuda que realizó el anterior Ayuntamiento
y que el único fundamento fue una circular del ayuntamiento de
Huelva, pidiendo la adopción de ese acuerdo”, cuestión respaldada
por la mayoría municipal (38).
Y
llegó el tristemente famoso 18 de julio de 1936 y con él las
detenciones y la persecución masiva de los representantes de las
fuerzas de izquierda. Nicolás es detenido, igual que la mayoría de
los componentes destacados de las candidaturas populares y de los
sindicatos.
No
existe mucha información de ese momento para nuestro protagonista,
aunque partiendo de otros casos similares posiblemente fue trasladado
pronto a los buques prisión ubicados en el puerto de Santa Cruz de
Tenerife. Los dirigentes del nuevo régimen optan por ordenar la
deportación el 17 de agosto de 1936 a Río de Oro y la Aguera de una
treintena de dirigentes destacados de la izquierda, siendo señalados
“por ser peligrosos” (39). Antonio Padrón Jorge, preso en el
Santa Rosa de Lima narra la marcha de los deportados “fue temprano.
Estuvieron llamando, por nombres, en cada barco y luego iban
subiendo...(Nicolás) Mingorance iba de los primeros de la fila...”
(40).
Nuestro
protagonista queda, junto a 36 hombres más, en las bodegas del vapor
correo Viera y Clavijo para ser deportado a los territorios
coloniales del Sáhara español. Según el imprescindible libro de
José Manuel Hernández “los criterios seguidos para hacer la
selección fueron el carácter de dirigentes sindicales y políticos
de muchos de los deportados y su capacidad de organización e
influencia entre las clases populares tinerfeñas...” (41).
En
el viaje forzado le acompaña una vez más el poeta y concejal
socialista Pedro García Cabrera, pero también figuras como el
periodista y escritor José Rial, Lucio Illada, gestor del Cabildo,
presidente de la Mancomunidad de Cabildos, Antonio Espinosa, obrero
fundador de las Juventudes Libertarias de Canarias, Francisco Sosa,
anarquista y presidente del Sindicato de Inquilinos o Carlos Pestana,
aparejador y escritor miembro de Izquierda Republicana y concejal
arafero (42).
Desde
su llegada al Viera y Clavijo encuentran numerosos mensajes de apoyo
de los marineros del barco, lo que les levantará el ánimo en un
viaje, que tras un breve paso por los campos de concentración de Las
Palmas de Gran Canaria, deja a los republicanos confinados en el
fuerte de Villa Cisneros (43).
En
la localidad saharaui son escoltados por tropas locales que están
acompañadas por soldados procedentes de Tenerife, muchos de origen
campesino y obrero, que de forma más o menos abierta han simpatizado
con la república (44).
Tras
varios meses de reclusión y trabajos forzados en el ardiente entorno
de Villa Cisneros los contactos con los soldados y la propia auto
organización de los deportados favorece la construcción de un
ambicioso plan de fuga que se puso en práctica en la madrugada del
14 de marzo de 1937. Deportados, junto con parte de los soldados del
destacamento toman las armas y se hacen con el control del campamento
y el fuerte. Uno de sus máximos responsables, el cabo Luciano
Minguillón narra el momento “unos sacaban los fusiles, otros
despertaban a los soldados diciéndoles: ¡Nos hemos sublevado! ¿Con
Franco o con la República?” (45).
Tras
unas pocas horas los liberados, con amplio apoyo de los jóvenes
soldados tinerfeños, logran tomar también el correo Viera y
Clavijo, que había llegado nuevamente a la zona en su travesía por
la costa Saharaui con pasajeros y mercancías.
En
este barco, meses antes prisión, realizaron un arriesgado viaje, con
la bandera roja y republicana como enseñas, hasta la capital del
Senegal colonial, Dakar, ciudad en la que un total de 23 republicanos
deportados, 93 militares, 33 tripulantes del barco y 2 pasajeros,
optan por la manifestar la lealtad al gobierno democrático,
regresando a las zonas controladas por la República en las
siguientes semanas. Sus familias vivirán la brutal represión
franquista, que procede al encarcelamiento sistemático de algunos de
quienes compartían su cariño con los responsables de esta
extraordinaria fuga, que logró gran fama en los primeros años de la
guerra civil (46).
En
junio de 1937 Nicolás se encuentra ya en Valencia, llegado tras la
travesía entre Dakar y Francia junto a varios integrantes de los
deportados y fugados. Forma parte junto con Manuel Prieto y Carlos
Pestana de la Comisión Pro Casa de Canarias, que abrirá sus puertas
en la capital catalana, y participa de la defensa del gobierno
republicano y sus ideales, siendo vocal de la Agrupación Socialista
de Canarias en Barcelona (47). Durante este periodo mantiene el puesto de Sargento en la sección de infantería del ejército republicano, en los años 1937 y 1938, como ratifica el Diario Oficial del Ministerio de Defensa (48).
Es
probablemente en Valencia donde recibe la devastadora noticia del
fallecimiento de su esposa a finales de noviembre de 1937, dejando a
sus hijos Nicolás y Carmen a cargo de familiares. La esquela
publicada en la prensa isleña menciona lacónicamente que Mingorance
está “ausente” (49). Su muerte es a consecuencia de la represión a la que se somete a la familia tras la fuga de Villa Cisneros. El propio Nicolás describe lo sucedido en un documento facilitado por su nieta, Carmen Mingorance, en el que dice: "murió con su hija de pecho a los quince días de estar encarcelada y amargada por los trabajos carcelarios, las últimas informaciones fueron facilitadas por la Cruz Roja internacional" (50).
En 1938 es elegido para formar parte de la Agrupación Socialista de los Refugiados Canarios, donde tendrá el cargo de vocal, siendo esta presidida por el diputado por Tenerife, Emiliano Díaz Castro, vicepresidente Federico Doreste Betancor, secretario de actas, José Rial, secretario administrativo, Francisco Pérez Triana y acompañándoles como vocales, Néstor de la Torre y Andrés Fernández Bethancourt (51).
La
guerra desarrolla su terror y, tras la derrota republicana, Nicolás Mingorance acaba abandonando
España junto con tantos otros miles de refugiados republicanos que
huyen del terror fascista. Acaba habitando uno de los campamentos que
agrupaban a miles de personas en el sur de Francia hasta que el
Winnipeg, conocido como el barco de la esperanza, hace su presencia
en el puerto de Trompelup-Pauila.
Este
buque rescató de su exilio a unos 2300 republicanos y está
estrechamente ligado al poeta chileno Pablo Neruda. Entre abril y
agosto de 1939 el poeta y su compatriota Delia del Carril revisaron
cada expediente de persona que solicitaba ocupar una plaza en el
Winnipeg, confesando Pablo que le fue “imposible rechazar solicitud
alguna”. El 4 de agosto parten desde la costa francesa y en
treinta días llegaron a Chile en donde recuperarían la libertad y
la vida (52). Nicolás es un exiliado más en el continente
americano, siendo su vida difícil de seguir desde ese momento, ojalá
este artículo nos ayude a lograr un poco más de luz sobre el final
de su existencia y esos duros años de distancia.
La
generación que vivió en apenas unas décadas una vida entera de
luchas, sueños y emociones nos dejó un legado olvidado, que siempre
es bueno recuperar y recordar, atesorar para recuperar la memoria de
lo que pudo ser y no fue, de quienes dieron todo por lograr un mundo
mejor.
Apéndice
documental y enlaces:
https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2011/09/10/primera-requisitoria-contra-los-evadidos-del-sahara/
González
Pérez, Teresa. Alfabetismo y escolarización en Canarias. Tebeto:
Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura Nº9 1996 p. 328
https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Uni%C3%B3n_de_Tenerife
La
prensa : diario republicano: Año VIII Número 2405 - 1917 Diciembre
01 p 2
La
Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año VIII
Número 2422 - 1918 junio 28 p 1
El
Progreso : diario republicano: Año XV Número 4517 - 1920 abril 20
p 2
El
Progreso : diario republicano: Año XVI Número 4867 - 1921 junio 10
p2
El
Progreso : diario republicano: Año XVII Número 4968 - 1921 octubre
4 p1
La
prensa : diario republicano: Año XII Número 3743 - 1921 Noviembre
20 p2
El
Progreso: diario republicano: Año XVII Número 5187 1922 junio 23
p2
El
Progreso : diario republicano: Año XVIII Número 5308 - 1922
noviembre 4 p2
El
Progreso : diario republicano: Año XVIII Número 5547 - 1923 agosto
23 p2
El
Progreso : diario republicano: Año XVIII Número 5569 - 1923
septiembre 18 P1
El
Progreso : diario republicano: Año XX Número 6015 - 1925 mayo 15
P2
El
Progreso : diario republicano: Año XXI Número 6474 - 1926
noviembre 8 P1
El
Progreso : diario republicano: Año XXII Número 6527 - 1927 enero
10 P1
El
Progreso: diario republicano: Año XXINº6362 1926 junio 28 p1
El
Progreso : diario republicano: Año XXII Número 6591 - 1927 marzo
26 P1
La
Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año XV
Número 4249 - 1927 mayo 14 P2
El
Progreso : diario republicano: Año XXIII Número 6860 - 1928
febrero 11 P4
El
Progreso : diario republicano: Año XXIII Número 6867 - 1928
febrero 20 P2
La
Gaceta de Tenerife: diario católico de información: Año XVIII
Número 4485 1928 marzo 1 p2
La
Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año 7372
Número - 1933 mayo 23 P8
La
Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9001 - 1933 Julio 14
P5
Cabrera
Acosta, M.A. La II República en las Canarias Occidentales.
La Laguna. CCPC. 1991 P 368
La
prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9022 - 1933 Agosto 08
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La Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9083 - 1933 Octubre
18 p8
La Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9107 - 1933 Noviembre
16 p2
La
Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año 7629
Número - 1934 abril 3 p8
La
Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9228 - 1934 Abril 10
p5
La
Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9247 - 1934 Mayo 02
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La
Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9338 - 1934
Septiembre 20 p3
La
Prensa : diario republicano: Año XXVI Número 9707 - 1935 Diciembre
04 P4
La
Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año 8383
Número - 1936 febrero 29 P3
https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/07/21/trasladar-las-banderas-de-nelson/
La
Prensa : diario republicano: Año XXVI Número 9855 - 1936 Mayo 31
P1
La
Prensa : diario republicano: Año XXVI Número 9882 - 1936 Julio 02
P2
https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/07/04/ciudadano-de-honor-alejandro-lerroux/
García
Luis, Ricardo. Crónica de vencidos. Ed. La Marea. 2003 P 195
Idem
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Hernández
Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de
los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018) p 38
Hernández
Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de
los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018)
Pérez
García, Guadalupe (2002). La colonia penitenciaria de Villa
Cisneros. Deportaciones y fugas durante la Segunda República, en
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Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de
los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018)
García
Luis, Ricardo. Crónica de vencidos. Ed. La Marea. P 203
Hernández
Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de
los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018)
Idem
p 230
Diario Oficial del Ministerio de Defensa. 22 de agosto 1938. p207
La
prensa : diario republicano: Año XXVIII Número 10306 - 1937
Noviembre 23 P2
Documento escrito por Nicolás Mingorance en Chile en 1983. Facilitado por su nieta, Carmen Mingorance.
La Vanguardia 22 de septiembre de 1938 p2
Simón,
Ada y Calle, Emilio. Los barcos del exilio. ed. Oberón. 2006
Foto de Nicolás Mingorance: Islas Raíces. Visiones insulares en la vanguardia de Canarias