domingo, 12 de mayo de 2024

Los 800 asesinatos del General Ángel Dolla Lahoz en Canarias


El rastro de muerte que dejó el General Ángel Dolla Lahoz en apenas siete meses en Canarias es una muestra del hambre de sangre con la que llegó el franquismo. Se calcula que unos 800 republicanos fueron asesinados y desaparecidos en su mandato como Comandante Militar, que lo hizo merecedor del título de “El Carnicero” por parte de los republicanos.

Según el investigador Sergio Millares: “las visitas de Dolla al campo de concentración de Fyffes, en Santa Cruz de Tenerife, eran seguidas por la lectura de listas de presos gubernativos que, en teoría, eran puestos en libertad, pero cuyo destino eran las profundas aguas del Atlántico” (1).

En el transcurso de esos meses al frente de la Comandancia se produjeron 33 fusilamientos a través de juicios sumarios contra militantes de la izquierda tinerfeña, muchos ligados a la CNT, principal fuerza de oposición activa al golpe en ese momento. También se producen las ejecuciones de destacados miembros del anterior gobierno Republicano en la Isla, caso del Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro o el secretario del mismo, Isidro Navarro, ambos de Izquierda Republicana (2).


Además de los fusilados, las órdenes de Dolla Lahoz también son la de aplicar el terror más absoluto entre los izquierdistas y descabezar a las organizaciones de populares a través de la eliminación de algunos de sus miembros más destacados. Durante esos meses se desarrolla el momento álgido de las llamadas patrullas del amanecer y los tristemente célebres paseíllos, que acababan en una fosa o en el fondo del océano.

Según diversos estudios, entre septiembre de 1936 y abril de 1937, unas 891 personas fueron desaparecidas en Canarias por sus simpatías o pertenencia a distintos sectores que apoyaron al Frente Popular (3). Todavía, casi noventa años después, muy pocas familias de esas víctimas han podido encontrar el lugar donde acabaron sus días o tan siquiera tener seguridad sobre qué les sucedió.

En La Palma el General Dolla se encargó de desbaratar a los focos de resistencia que se mantenían activos en la Isla, alzados en sus montes. La represión fue absoluta, contra los que se escondían en las montañas y barrancos, pero también contra cualquier supuesto colaborador con los mismos. Como recogió el investigador Alfredo Mederos, “una comunicación entre el líder municipal de Acción Ciudadana y el líder insular al que se le comunicó la detención, este último fue claro: Dolla no quiere prisioneros” (4).

Precisamente en su visita a Santa Cruz de La Palma, en noviembre de 1936, el general franquista deja clara su visión durante un discurso que es recogido en los medios falangistas: “Dejar pasar paulatinamente, ser tolerante, ser débil. Eso ha sido la enfermedad de nuestros políticos de derechas, Los resultados ya los hemos tocado. Transigir con el enemigo, es dejarle hoy un portillo franco y mañana una posición. (…) Al enemigo nada, Rectos detrás del caudillo, intransigentes en todo” (5).

Hay testimonios que refuerzan esa voluntad de ejercer y potenciar las desapariciones de los adversarios. Como recuerda en uno de sus artículos Pedro Medina Sanabria, Juan Yedra Vega, en su libro “Dos banderas” usa un testimonio que conoció de la visita de Dolla a La Palma:

“– Pues no veo la solución, mi general. Estos elementos constituyen un peligro en la calle …

¿Quién Ie ha dicho usted de darles libertad?.., ¡No! .. Pero si debe concluir esta carga. Hay que liquidarla. A la sociedad no Ie interesa que estos elementos vivan.

Ahora voy comprendiendo, mi general. Entendido. Quiere decirse que es preciso ir reduciendo, no la condición, sino las personas mismas. Eso quieren también las clases patronales que están de nuestro lado. Pero los tribunales militares por muy sumariamente que actúen …

¡Hay que prescindir de los tribunales militares! -tronó Dolla …” (6).

Además de la implacable persecución y el asesinato, Dolla también promueve otras fórmulas para infundir el miedo. En su bando del 25 de noviembre de 1936 señala nuevas medidas para incautar bienes y fondos de miembros de las organizaciones republicana. Con ello afirma que quiere paliar “los enormes daños y perjuicios producidos directa e indirectamente por la absurda resistencia ofrecida por un grupo de anti-españoles guiados por bastardos móviles, deben ser reparados por los causantes del daño” (7). Muchas familias perderán sus escasos bienes producto de ese saqueo ideológico, donde el jefe de Falange, el abogado del Estado y los propios militares participaban.

No se queda ahí la gestión del general. Su misión es contra cualquier resquicio de resistencia al nuevo poder, llegando a extremos más que llamativos. Mientras sus patrullas del amanecer sacan noche tras noche a líderes sociales, políticos y sindicales, su administración se enfoca en otras circunstancias. Es el caso de la venta de productos de origen ruso, señalando a “algunos comerciantes no han vacilado en proteger a Rusia negociando con productos de clara procedencia de dicha nación, dando con ello origen a la general repulsa del pueblo, herido en su sensibilidad patriótica”. En su bando de 30 de diciembre de 1936 señala con nombre y apellido a algunos comerciantes que vendían estos productos “rojos” demostrando “su falta de españolismo”, caso de Casiano García Feo, de la Orotava. Antonio Topham, del Puerto de la Cruz, Luis Hernández y Compañía, Francisco Rodríguez Barrios, Miguel Barreto, Pedro García Díaz, José Cuello Núñez, Antonio Acea y Antonio Lemus, de Santa Cruz (8).

En enero de 1937 enfoca su interés en los que no cantan con fervor canciones patrióticas o los que las usan a modo de burla. Afirma en el bando: “Los que canten los himnos de las milicias nacionales con letras que no sean las suyas o utilicen su música con fines inadecuados o menosprecien de palabra o por escrito su contenido real, serán considerados como reos de un delito de desobediencia grave a la Autoridad”, amenazando incluso con multas de 100.000 pesetas, una cantidad enorme para la época (9).

Dolla también asume un papel clave en la vinculación estrecha del golpe con los valores católicos más tradicionales, existiendo un reguero de noticias de esa época donde el Comandante General de Canarias aparece muy activamente en los actos litúrgicos y toma la palabra para recordar y alabar la labor del General Franco o señalar los males, que a su juicio, dejó República. Es el caso de la gran procesión celebrada en enero de 1937 en Telde, donde el general jugó un destacado papel (10). No solo se queda en ese su papel, también mantendrá una estrecha acción de promoción de los valores católicos en la educación, felicitando efusivamente que la educación religiosa y la “historia sagrada” fueran obligatorias, asegurando que iba a promover lo mismo en los estudios de Magisterio, incluyendo “pedagogía catequista” (11).

Su papel también será clave en reforzar las medidas de presión contra los sectores que más se habían movilizado en contra de los poderes caciquiles insulares. Por un lado aplicará un serio recorte salarial del 28% a los trabajadores plataneros, eliminando incluso la normativa laboral en momentos de daños al sector por temporales (12).

El General Dolla aplica en Canarias formulas que posiblemente aprendió y practicó durante su etapa en la Guerra de Cuba. En siete meses refuerza la persecución política y social, llevándola a un punto álgido que hoy ha quedado en el olvido. El denominado por la prensa del régimen como “General católico” manifestó y promovió la inhumanidad más absoluta frente a los que él veía como enemigos. Muchas personas del Archipiélago desconocen el papel de este militar franquista en la muerte de sus familiares o la incautación de los bienes. Espero que este texto aporte algo de luz sobre este tenebroso personaje.


Fuentes consultadas:

  1. Millares, Sergio. Reflexiones sobre la Guerra Civil en Canarias. Revista Disenso. 1 de enero 2002. p55

  2. Medina Sanabria, Pedro. 33 fusilados en Tenerife durante el mando de Dolla: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/12/07/33-fusilados-en-tenerife-durante-el-mando-de-dolla/

  3. León Álvarez, Aarón (coord). La represión franquista en Canarias. Santa Cruz de Tenerife. 2015. p.184

  4. Barreto Martín, Eduardo. Se cumplen 30 años de la exhumación de víctimas de la Guerra Civil en Fuencaliente, la primera de España: https://eltime.es/opinion/150-editoriales/48479-se-cumplen-30-anos-de-la-exhumacion-de-victimas-de-la-guerra-civil-en-fuencaliente-la-primera-de-espana.html

  5. Barreto Martín, Eduardo. La represión franquista en La Palma. TFG Universidad de Salamanca. Julio 2022. p.16

  6. Medina Sanabria, Pedro. Hay que prescindir de los tribunales militares: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/12/02/hay-que-prescindir-de-los-tribunales-militares/

  7. Gaceta de Tenerife. 25 de noviembre 1936. p.1

  8. Falange. 13 de enero de 1937. p.6

  9. Falange. 9 de enero de 1937. p.1

  10. Acción. 19 de enero 1937. p.3

  11. Gaceta de Tenerife. 30 de octubre 1936. p.8

  12. . Gaceta de Tenerife. 30 de diciembre 1936. p.1


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