A las cuatro de la tarde del 8 de octubre de 1936 a Francisco Peraza le esperaba un Consejo de Guerra. Su delito, haber sido concejal del último gobierno republicano de Aguere. Llegaba allí tras sufrir prisión y tortura, poco podía imaginar que treinta y tres años después el mismo régimen que lo juzgaba le estaría haciendo un homenaje. Su legado y su memoria le hicieron brillar, incluso en la oscuridad del franquismo, que tuvo que reconocer su trayectoria vital dándole su nombre a uno de los más destacados espacios deportivos de su municipio. El deporte lo convirtió en una persona muy valorada y querida en La Laguna y el conjunto de Canarias, uno de los jugadores de fútbol más reconocidos del primer cuarto del siglo XX, aunque también fuera un hombre con unos firmes compromisos políticos.
Aunque nació en 1897, no es hasta 1912 que aparecen las primeras crónicas periodísticas donde lo señalan, por un lado como estudiante aplicado y por otro, como delantero del Laguna Sporting Club, uno de los primeros equipos de fútbol isleños (1). Parece que su estancia en Reino Unido le había ayudado a traer una gran afición a la práctica de este deporte (2).
También dedica su tiempo a otros deportes, como la lucha canaria (5), aunque será el balón el elemento que más éxitos le reporta en esos años, en especial tras recalar al Hespérides lagunero en 1919 (6).
Peraza se casa en 1921 con Elena Hernández Barbusano. Al año siguiente se suma a la directiva del Hespérides. Allí conoce a Honorio de Armas (7), un joven republicano que será desaparecido con la llegada del franquismo.
En el año 1924, Francisco Peraza toma posesión del histórico Hotel Aguere, un espacio que renueva y adapta conforme al gusto de la época. En buena parte, debemos agradecerle su actual aspecto interior gracias a esa labor (8). En esos años de la década de los veinte está disfrutando de sus últimas temporadas de práctica futbolística. Los cronistas de la época recuerdan que “el nombre de Peraza, símbolo del «Hespérides», debiera enaltecerlo la afición deportiva de La Laguna, que a él, hoy exclusivamente a él, debe lo que ha sido y representa” (9).
Los homenajes le llegan pronto y en 1926 recibe un banquete en su honor, para reconocer su etapa de jugador, que está terminando (10), pasando a otras labores dentro de este deporte. Un año después era nombrado presidente del Real Hespérides, durante mucho tiempo, uno de los clubes laguneros más destacados (11). Permanecerá en este puesto hasta 1930.
Con la llegada de la II República sale a la luz la faceta política de Peraza, que formó inicialmente parte de la primera asamblea local del partido socialista junto a José G Rivero, Imeldo Álvarez Marrero. Ángel Rodríguez Manzano o Alfonso Martín Power (12), otro de los desaparecidos en los primeros meses del franquismo. También se presenta en las listas republicanas para esas importantes elecciones de abril de 1931, siendo uno de los firmantes de la declaración pública contra el candidato monárquico, cuyos apoderados “quisieron interrumpir con actos de violencia y matonismo la pacífica y correcta votación del pueblo lagunero” (13). Francisco formará parte del primer gobierno lagunero de esa etapa, siendo nombrado regidor (14), siendo elegido para la comisión que trabajaba en la mejora de los caminos del municipio (15). También será parte de los impulsores de la compra del solar para la Universidad, que ese gobierno adquiere en el entorno del Cercado del Marqués, una acción a la que la “Corporación Municipal ha dedicado sus mayores entusiasmos a este asunto, obteniendo de los propietarios del solar elegido por el Patronato Universitario, con unánime aplauso, condiciones ventajosas”. (16).
Su presencia en el republicanismo lagunero hace que incluso en la celebración de la elección presidencial de Niceto Alcalá Zamora el alcalde de la ciudad, Demetrio I. Pérez, que presidía la manifestación popular de júbilo, subiera al balcón de la casa de nuestro protagonista (17).
Además de esa labor política, entre 1932 y 1935 ejercerá de entrenador del Hespérides, marchando ese año a entrenar al Salamanca, en la capital tinerfeña (18). Durante esos años Peraza sigue apoyando a la República, aunque lo hará en las filas de Unión Republicana, formación que participa del Frente Popular y con la que logra una nueva acta de concejal en las elecciones de febrero de 1936 (19). Precisamente esta participación activa en el último gobierno republicano de Aguere será decisiva para su futuro y más todavía, la propuesta que realiza al pleno del 4 de marzo. En esa sesión, donde se le nombra inspector de Montes, pide además “los antecedentes que obren en dicha secretaría y por tanto en el Archivo municipal sobre la propiedad del Seminario Conciliar, con informe del Secretario o quien lo sustituya, de si es aplicable a los efectos de su incautación” (20). La prensa conservadora hizo una lectura especialmente negativa de esa propuesta, asegurando que “se acordó en la tarde del miércoles la Inmediata incautación del Seminario y Colegios de Nava y de las Dominicas, para implantar en ellos la enseñanza laica” (21).
También será uno de los encargados de formar la comisión que aborde la celebración del quinto aniversario de la República, junto a los ediles, Domingo García, Lorenzo Buenafuente, Antonio Velázquez, Domingo Álvarez, Cristino de Armas y Julio González (22). Esa jornada terminó con una gran merienda popular pagada por el consistorio para “los niños de las escuelas del término municipal, en número de muchos centenares” (23).
En mayo la petición de Peraza tiene una consecuencia. El pleno reclama al Estado “la incautación donde se halla establecido el Seminario Conciliar, para establecer en el mismo las escuelas necesarias para atender la matrícula de escolares de esta localidad (...) al llevarse a cabo la sustitución de la enseñanza religiosa” (24). Posiblemente esa propuesta le sentenció. Los golpistas no tuvieron en cuenta otras iniciativas, de mejora de los montes públicos, mejora del Mercado o seguridad de barrios como La Cuesta.
Algunos testimonios nos hablan de ese momento. El joven anarquista, Antonio García García, recuerda verlo allí, en esa prisión pequeña “archetada, rectangular como un gran túnel oscuro, con rejas de hierro y un techo de entarimado de madera, custodiado por falangistas y soldados de artillería”, en la que Peraza era “jefe de los presos” (26). El concejal comunista, Mauro Martín Peña, recuerda de esa etapa que "...me encontré con mis compañeros de corporación, Luis Rivero, José González, conocido por "Pepe Cañizares", Domingo Álvarez Gutiérrez y el inolvidable compañero Francisco Peraza Hernández, excelente persona e inmejorable futbolista, al que después de tantas injusticias y atropellos, pero ya fallecido, se le hizo el honor y homenaje” (27). En sus memorias también señala las jornadas de trabajos forzados, haciendo calles y caminos, donde los malos tratos eran frecuentes, a ese respecto dice "al compañero Francisco Peraza, trató cierto día este sujeto de darle una paliza. Peraza impuso su condición de hombre, su valentía y no fue castigado, ni volvió a trabajar. Le cogió miedo el sujeto" (28).
La siguiente vez que la prensa habla de él será en libertad. En 1946 es nombrado entrenador al Club Canarias de Tejina (29).
Como tantos represaliados, la salida al exilio es una de las que se plantean, en una sociedad donde se le mira con miedo y se le persigue política y económicamente. En 1949 decide marchar a Venezuela y el poeta Manuel Verdugo le dedicó un sentido poema en el que dice “en la historia brillante del fútbol tinerfeño, tu nombre queda escrito con letras destacadas” (30).
Ya bastante mayor, el pleno de La Laguna decide darle una distinción por su dilatada carrera y su papel en el fútbol local. Paradógicamente es uno de los voluntarios que participaron en el golpe del 18 de julio de 1936, Narciso de Vera, el responsable de la moción, que se votó en la sesión del 30 de septiembre de 1968 (33), en la que ignorando su activismo político, centran el reconocimiento en su labor deportiva. En el mes de abril de 1969 se concreta esta propuesta, con el nombre del principal campo deportivo del municipio (34). Francisco Peraza aparece feliz, con su cabello totalmente blanco y visiblemente emocionado. Es un día que sin duda le llega adentro, aunque no sé si sanará sus heridas del tiempo de prisión. No llegará a ver la vuelta de la democracia. En 1971 su vida de apaga, entre numerosas muestras de pena y recuerdos de su carrera (35).
Fuentes consultadas
Studer Villazán, Luana et al (2012) En Rebeldía. Once desaparecidos de La Laguna durante la Guerra Civil en Tenerife. Le Canarien ediciones. Santa Cruz de Tenerife p58
Galarza, Juan y Padilla Luis. Capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’
Hoy. 20 de junio de 1933 p8
La Prensa. 28 de septiembre de 1926 p3
La Prensa. 19 de octubre de 1926 p1
Las Noticias. 15 de enero de 1927 p2
La Prensa. 27 de mayo de 1931 p4
Las Noticias. 2 de junio de 1931 p5
Las Noticias. 6 de junio de 1931 p1
Las Noticias. 27 de agosto de 1931 p1
Las Noticias. 27 de noviembre de 1931 p1
La Prensa 12 de diciembre de 1931 p1
La Prensa. 23 de agosto de 1935 p6
Gaceta de Tenerife. 1 de marzo de 1936 p5
AMLL. Libro de Actas del Ayuntamiento de La Laguna. 4 de marzo de 1936 P 155
Gaceta de Tenerife. 13 de marzo de 1936 p1
AMLL. Libro de Actas del Ayuntamiento de La Laguna. 8 de abril de 1936 p199 bis
La Prensa. 15 de abril de 1936 p2
AMLL. Libro de Actas del Ayuntamiento de La Laguna. 29 de mayo de 1936 p 234 bis
Gaceta de Tenerife. 8 de octubre de 1936 p1
López Felipe, José Francisco. La represión franquista en las Islas Canarias 1936-1950. Ed Bechomo. Canarias. 2002. P108-109
Martín Peña, Mauro. Sin rencor. Memorias de un republicano. La Orotava. 2014. p89
Idem p93
Aire Libre. 20 de mayo de 1946 p4
Aire Libre. 7 de febrero de 1949 p3
Aire Libre. 14 de julio de 1956 p2
Aire Libre. 5 de marzo de 1956 p4
AMLL Libro de Actas del Ayuntamiento de La Laguna. 30 de septiembre de 1968 p67-69
El eco de Canarias. 3 de abril de 1969 p11
El eco de Canarias. 19 de marzo de 1971 p5
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