Hoy, el mismo día que la mayoría del Parlamento español aprobaba invertir 4 millones de euros en la guerra colonial de Azawad-Mali, mis hijos me traían palomas de la paz del cole.
Esas palomas blancas, que chocan con la cruda realidad a la que ellos de momento son ajenos, recuerdan la muerte de un hombrecillo con túnica que perdimos hace 65 años, un indio llamado Ghandi. Me sobrecoge pensar que la mayor colonia que jamás ha tenido el planeta, enfrentada a la mayor potencia colonial y dividida en enfrentamientos étnicos, religiosos y de castas, logró su independencia con métodos pacíficos. Uno de los éxitos impensables e imposibles que nos demuestran la cantidad de vida que tiene la historia...a pesar de los que decía Fukuyama, una historia que si queremos nos muestra un camino posible, que podemos .
Es quizás una de las mayores victorias colectivas logradas por la humanidad y la verdad que le da un sentido muy especial a esas palomas blancas de papel y algodón que entraron hoy en mi casa.
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