Con la crisis, entre tantas otras
cosas, vemos enflaquecer los medios de comunicación. Los periódicos pierden
páginas, las radios cierran, las televisiones se fusionan dejando a miles de
periodistas en el paro o en precario. Esta situación también enflaquece el
derecho a la información de la ciudadanía, el derecho a conocer.
Días tras día las informaciones
que desde las organizaciones críticas se envían se encuentran con el muro de la
autocensura e incluso directamente con una censura institucionalizada que
excluye a cualquier posición divergente. Es duro, ellos mismos te reconocen que
“desde el Ayuntamiento nos pagan el sueldo”, en referencia a las publicidades
institucionales que mantienen a muchos medios con vida y que sirven de eficiente
bozal informativo.
La publicidad institucional es un
recurso socorrido para modificar editoriales y convertir cualquier mala gestión
en un mundo rosa. Con el dinero de todos los ciudadanos se compran voluntades,
que en caso de seguir con una línea crítica acaban engrosando la lista del
paro. Pobre del político que no juegue a eso, las empresas mediáticas no
perdonan…hasta que pasas por caja. Me resulta escandaloso que hagan esto con
tal impunidad, que nos silencien, que las crónicas cada vez se parezcan más a
un listado de notas de prensa institucionales, planas, sin matices, llenas de
fotos de políticos con casco o con la pala en la mano inaugurando una farola o
una acera .
El reflejo más disparatado de
esta situación llega a que a veces incluso se publiquen las respuestas que
desde el gobierno de turno se da a una información ofrecida por la oposición,
sin que ni siquiera su nota haya salido impresa.
La costumbre del afrecho
institucional para alimentar a ciertos medios llega a que, por ejemplo, en La
Laguna se gastaran en el 2011 1.795 euros mensuales en dos emisoras de radios
ultraminoritarias como pago de favores en año electoral. Una vergüenza más con
la que debemos convivir, mantener el tipo y seguir lanzando respuestas.
Como me gustaba de niño ver a Lou
Grant, ese periodista dispuesto a todo por sacar una noticia, con medios
cargados de información e investigación. Ahora, por desgracia, salvo por los
recovecos de las redes sociales, las webs alternativas o los blogs, todo son
bocas tapadas, manos encadenadas y carteras amarradas. Es lo que hay, la crisis
sigue criando bichos.
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