miércoles, 4 de julio de 2012

La suerte del opositor ucraniano


Tremenda suerte la de los opositores ucranianos, forman parte del restringido club de los opositores de primera. En estos días de orgía futbolera Europea en Polonia y Ucrania no me ha dejado de sorprender las acciones diplomáticas de diversos países con selecciones en liza que no han participado en los partidos que se jugaban en Ucrania por la persecución a la oposición y especialmente una de sus estrellas internacionales, Yulia Timoshenko.

Sinceramente tengo el mismo asquito por gobernantes y opositores ucranianos. Son fruto de la extinta élite brurocrática de la antigua URSS que, a partir de la independencia de Ucrania, se repartieron el país en cómodos lotes. La propia Timoshenko pasó de ser propietaria de videoclubs a ser una de las mayores empresarias de gas del país y multimillonaria. Esta élite económica de ladrones ha logrado hacerse con el control del país, entrando y saliendo del gobierno según suben y bajan los escándalos económicos.

Estos millonarios encarcelados han generado una ola de solidaridad que me resulta realmente insultante. A mi, llámenme mal pensado, me parece realmente una solidaridad de élite, entre iguales, casi de millonario a millonario. Es ese falso amor por la democracia y las libertades, que siempre falta de las agendas de las diplomacias occidentales cuando se trata de pobres, simples trabajadores o minorías, el que han ejercido para gente como Timoshenko.

El Jefe de Estado español no dudó en aplicar su particular “represalia” no asistiendo a los partiditos de Kiev. Eso si, ningún problema cuando hay que ir de velatorio ante el príncipe heredero de Arabia Saudí, uno de los siete países del planeta que ejecuta a las personas por su orientación sexual y donde existe una dictadura islamista, igual de brutal que otras muchas que están ahora mismo en el punto de mira de la OTAN. Lo mismo ocurre cuando visita a sus “hermanos” de la monarquía Alauita, los mismos que someten al pueblo saharaui a una represión brutal sin que los pobres que duermen o son torturados en las cárceles de Rabat merezcan al parecer ni una lagrimita por parte de los líderes de occidente.

Realmente me asquea cada vez más ese doble rasero que pone en práctica la élite que dirige el mundo occidental, esa élite que nos hace amar a nuestros enemigos y temer a nuestros iguales. Yo, al margen del reino de lo políticamente correcto, opto por tratar de elegir en este mundo al menos malo que siempre será el que trabaja para los que menos tienen, el que está con los débiles y les mete caña a los que tienen el poder económico, creo que cualquier otra cosa es hacerles el juego a los de siempre y bastante tienen con sus medios comprados y sus financieros privados.     

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