La suerte del opositor ucraniano
Tremenda suerte la de los opositores
ucranianos, forman parte del restringido club de los opositores de primera. En
estos días de orgía futbolera Europea en Polonia y Ucrania no me ha dejado de
sorprender las acciones diplomáticas de diversos países con selecciones en liza
que no han participado en los partidos que se jugaban en Ucrania por la persecución
a la oposición y especialmente una de sus estrellas internacionales, Yulia
Timoshenko.
Sinceramente tengo el mismo
asquito por gobernantes y opositores ucranianos. Son fruto de la extinta élite
brurocrática de la antigua URSS que, a partir de la independencia de Ucrania,
se repartieron el país en cómodos lotes. La propia Timoshenko pasó de ser
propietaria de videoclubs a ser una de las mayores empresarias de gas del país
y multimillonaria. Esta élite económica de ladrones ha logrado hacerse con el
control del país, entrando y saliendo del gobierno según suben y bajan los
escándalos económicos.
Estos millonarios encarcelados
han generado una ola de solidaridad que me resulta realmente insultante. A mi, llámenme
mal pensado, me parece realmente una solidaridad de élite, entre iguales, casi
de millonario a millonario. Es ese falso amor por la democracia y las
libertades, que siempre falta de las agendas de las diplomacias occidentales cuando
se trata de pobres, simples trabajadores o minorías, el que han ejercido para
gente como Timoshenko.
El Jefe de Estado español no dudó
en aplicar su particular “represalia” no asistiendo a los partiditos de Kiev.
Eso si, ningún problema cuando hay que ir de velatorio ante el príncipe
heredero de Arabia Saudí, uno de los siete países del planeta que ejecuta a las
personas por su orientación sexual y donde existe una dictadura islamista, igual
de brutal que otras muchas que están ahora mismo en el punto de mira de la
OTAN. Lo mismo ocurre cuando visita a sus “hermanos” de la monarquía Alauita,
los mismos que someten al pueblo saharaui a una represión brutal sin que los
pobres que duermen o son torturados en las cárceles de Rabat merezcan al
parecer ni una lagrimita por parte de los líderes de occidente.
Realmente me asquea cada vez más
ese doble rasero que pone en práctica la élite que dirige el mundo occidental,
esa élite que nos hace amar a nuestros enemigos y temer a nuestros iguales. Yo,
al margen del reino de lo políticamente correcto, opto por tratar de elegir en
este mundo al menos malo que siempre será el que trabaja para los que menos
tienen, el que está con los débiles y les mete caña a los que tienen el poder económico,
creo que cualquier otra cosa es hacerles el juego a los de siempre y bastante
tienen con sus medios comprados y sus financieros privados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario