domingo, 12 de septiembre de 2010

Para empezar el largo camino de la unidad de la izquierda canaria.


Desde siempre me he considerado un optimista, hasta en las peores circunstancias trato de ver el vaso medio lleno. En la política hago igual, aunque los vientos conservadores campen a sus anchas creo en la imperiosa necesidad de generar una respuesta organizada de izquierdas que construya un nuevo discurso y prácticas que generen nuevas dinámicas en nuestro país isleño.
A pesar de ese optimismo que trato de aplicar debemos de reconocer que los casi continuos retrocesos de la izquierda canaria en las últimas convocatorias electorales han favorecido cierto proceso de decantación en el seno de muchas organizaciones políticas que, a modo de gigantesco cedazo, ha ido poco a poco dejando a muchas de ellas con una escasa militancia real. En realidad en gran parte se constituyen tan sólo un pequeño núcleo duro encabezado por un líder rodeado por algunos seguidores irredentos. Dentro de estos pequeños grupos los fracasos políticos siempre se achacan al exterior (nadie va a cuestionar al líder), la clave siempre está en un pueblo que está a la espera una misteriosa señal para salir en tromba a votar por cualquier opción y cuanto más pura y dura sea esta mejor que mejor. Sin embargo al seguir esa propuesta se suele conseguir un nuevo talegazo y la puesta en marcha del siguiente proceso de decantación política donde se desprenden nuevos militantes de la organización y los sedimentos restantes son cada vez menos pero más y más compactos, más aislados de la realidad. Precisamente el aislamiento con respecto a la sociedad es un factor fundamental a tener en cuenta a la hora de ver las enormes dificultades para un proceso de unidad de la izquierda en Canarias, provocando que las filias y fobias personales sean los prioritarios a la hora de realizar la acción política.
No quiero engañar a nadie hablando de una fórmula mágica para evitar que esta situación de marginalidad de la izquierda canaria se prolongue. Considero que sólo se puede llegar a la ciudadanía a través de la cercanía con la gente, el trabajo, la honradez, la seriedad, el ejercicio de la democracia interna, una buena comunicación externa y la pluralidad. Todo se basa en llegar a la gente de verdad, a sus problemas más cotidianos que normalmente tienen que ver con muchos de los grandes problemas de la humanidad basados en la explotación del hombre y de la naturaleza, el desconocimiento, la falta de libertad o una democracia manipulada que deja mucho que desear. Resolver estos problemas y ofrecer las herramientas a la sociedad para que ejerzan sus derechos es el camino adecuado para la construcción de un pueblo.
Estoy convencido de que en Canarias existen organizaciones que están consiguiendo, a través de esas simples premisas, llegar cada vez a más gente especialmente en el ámbito municipal. Sí se puede es un buen ejemplo de ello, de ese trabajo cercano, desde el municipio, que no se para nunca, que ofrece alternativas viables. Hemos optado por iniciar este interesante proceso en Tenerife, en aquellos municipios donde teníamos un trabajo previo y una presencia real. Gentes procedentes de diferentes ámbitos y sensibilidades dentro de la izquierda, unos más verdes, otras más rojas o más nacionalistas pero habitantes al fin y al cabo de una casa común, con todas las dificultades y las ventajas. Aún así si queremos lograr el cambio profundo que Canarias necesita vamos a tener que poner toda la carne en el asador
Creo que la mayor parte de mis amigos y compañeros saben que siempre, a lo largo de los años, he apostado por la unidad de acción de la izquierda como la mejor herramienta para lograr una transformación efectiva de la sociedad en la que vivo. Mi experiencia personal en el Sindicato de Estudiantes Canario no ha hecho más que autoafirmarme en esa idea. La historia contemporánea también nos puede ilustrar este camino con decenas de ejemplos exitosos de procesos unitarios. Se puede repasar fácilmente el éxito obtenido por el FLN de Argelia, la Unidad Popular de Chile, el Frente Sandinista de Nicaragua, el Movimiento 26 de Julio en Cuba o más recientemente el Frente Amplio en Uruguay. Todos han sido procesos diversos en realidades diversas pero que demuestran la efectividad de la unidad de acción. En Canarias el breve pero intenso proceso de la Unión del Pueblo Canario sigue siendo uno de los principales paradigmas de gran parte de nuestra izquierda, que diferente sería todo de haber continuado la UPC su camino. A lo mejor peco de ingenuo y de simplista pero siempre he creído que la unidad por sí misma genera un efecto muy positivo en las organizaciones que lo ponen en práctica, es como un reconstituyente y revitalizante natural para la izquierda.
Estoy convencido que en Tenerife a día de hoy Sí se puede está en una línea decidida a favor de la unidad, una postura que se mantiene desde sus inicios, igual que las organizaciones que lo integraron en un principio. En este sentido las reuniones y los acercamientos activos con diferentes partidos, colectivos y personas en busca de estrategias comunes ha sido una de nuestras señas de identidad.
Hace unos meses ofrecimos a los compañeros y compañeras de Izquierda Unida en Tenerife a integrarse plenamente en Sí se puede manteniendo su entidad como organización soberana y trabajo como partido diferenciado. Esta propuesta creo que fue mal interpretada por parte de algunos ya que para elaborarla se partía de un análisis previo de la actual situación de ambas organizaciones y de los propios procesos internos que se viven en el seno de IU.
La verdad que abrir tú casa para compartirla plenamente en pie de igualdad, ofreciendo trabajo codo con codo con mucha gente que siempre compartimos tantas y tantas luchas diferentes no me parece una agresión, más bien una señal de confianza. Más aún cuando incluso se apuesta por hacer desde Sí se puede campaña clara a favor de IU en los comicios estatales y europeos, donde no tenemos actualmente intención de presentarnos.
Izquierda Unida, inmersa dentro de un interesante proceso de refundación, ha sido en si misma un ejemplo de esa unidad de la que hablo. Precisamente ha sido la progresiva ruptura de la pluralidad interna entre diversas facciones dentro de la federación uno de los factores a tener muy en cuenta en su actual proceso de retroceso electoral, creo que los compas de IU estarán bastante de acuerdo conmigo. A los mismos compañeros que hablan de “absorciones” u “opas hostiles” habría que preguntarles si valoran de igual manera el de su propio proceso de refundación donde invitan a múltiples organizaciones a sumarse en una casa común, me imagino que no, yo al menos no lo veo así.
Está claro que un proceso unitario bien planteado genera ilusión y mejora los resultados de cualquier partido y de darse en 2011 estoy convencido de que se daría un susto aún mayor al poder del que ya vamos a dar. Pero para ello debemos partir de unas premisas honestas y una voluntad clara de unidad. En estos meses se han realizado esfuerzos en ese camino, desde diversos lugares y con distintos motivos, movimientos que a mí al menos me despiertan grandes simpatías.

Un momento especial
Canarias asiste a una situación política, económica y social excepcional. La crisis del capitalismo nos ha golpeado con enorme dureza, dejando más a la luz si cabe nuestra absoluta dependencia, el eje de nuestra debilidad. Las cifras de descontento ciudadano con la clase dirigente son de record a medida que el paro, la marginación y la precariedad aumentan. Además en las últimas décadas empieza a surgir un sector de la sociedad cada día más crítico con el modelo de desarrollo que se quiere aplicar en Canarias, dispuestos a plantar cara a los grandes planes del desarrollismo en estas Islas cueste lo que cueste.
Los tres grandes partidos se encuentran en una difícil coyuntura, la falta de recursos económicos para las principales instituciones isleñas generan enormes fricciones entre los distintos niveles del poder local, insular y nacional que han facilitado sonadas rupturas como la del Marqués de La Oliva en el PP o el goteo de afiliados de CC a otras formaciones.
En el caso del PSOE, que formalmente pudiera ser vista como una posible alternativa por sectores “progresistas”, actualmente vive un proceso de profunda quiebra interna entre sectores pactistas con CC, auspiciados desde Madrid, frente a una escasa e incipiente respuesta crítica con la línea oficial. Una tensión que se hace evidente cuando uno sigue la estela de “cadáveres” políticos -más o menos vivos- que esta organización ha ido dejando a su paso por diversos municipios. A la hora de la verdad la evidencia es que el PSOE, allí donde gobierna durante un tiempo prolongado, actúa de la misma forma caciquil y corrupta que las otras dos grandes formaciones, teniendo múltiples ejemplos de ello en nuestra geografía isleña. A ello debemos de sumar el desgaste de los últimos años del gobierno de Zapatero y las medidas antisociales que están tomando.
A nivel local es destacable el aumento del descontento ciudadano ante unas instituciones que se han visto debilitadas por la crisis económica. Esta situación de recorte de presupuestos, por primera vez en mucho tiempo, les impide la compra a gran escala de votos que se daba poco antes de cada elección en forma de convenios de empleo masivos, inauguraciones, fiestas y comilonas varias. También debemos tener en cuenta, para señalar la excepcional debilidad de una clase política dominante, que actualmente las encuestas ofrecen un significativo descrédito entre la opinión pública de los principales partidos, que por desgracia suelen tener como única respuesta el abstencionismo galopante. Ante esto debemos y podemos ofrecer alternativas.

Premisas de un optimista para la unidad.
Tenemos que dar una respuesta a este panorama sombrío. Cuando la gente de izquierdas -sin carnet de partido- habla un poco se hace patente que casi todo el mundo tiene claro que la unidad es necesaria. Sin embargo considero que sería un error y un engaño ofrecer nuevamente a la ciudadanía un proceso “formalmente unitario” que finaliza al minuto siguiente de contabilizarse la última papeleta electoral. Eso no es unidad, es una simple coalición para sacar votos, idénticas a las que puedan conformarse entre las organizaciones de la derecha.
Apuesto por hablar de todo y con todos, sumar a todas las organizaciones serias que se puedan interesar en un frente común político ecosocialista, valorar el nombre o nombres que se deben de adoptar si ese es el principal escollo...pero si de verdad hablamos de cambio debe ser un cambio real, sentido y orgánico. En esa línea creo necesario un esfuerzo por llevar el proceso mucho más allá de las ejecutivas de los partidos o las dirigencias. A pesar de constituirse ejecutivas comunes, que sirvan para coordinar el día a día, también debemos apostar por asambleas unitarias de militantes donde se tomen las grandes decisiones y acuerdos democráticamente. Unas grandes asambleas donde, aunque se trasladen opiniones de organizaciones, haya que convencer con argumentos a una militancia común que va a dar la cara y que no puede ni debe ser vista como un rebaño que va a apoyar en masa a sus líderes ciegamente. En Sí se puede hemos tenido esto muy claro desde el comienzo y desde 2007 hasta ahora ya hemos desarrollado más de siete grandes asambleas que han sido la principal voz del partido, la próxima de ellas en octubre.
Este asamblearismo tan ligado históricamente a las ideas de izquierda puede ayudar a evitar algunos de los efectos perniciosos de la decantación de la que hablaba anteriormente, que hace que una organización de cinco personas tenga la misma capacidad de decisión que un colectivo de doscientos en base a su franquicia personal que se vende a cambio de un puesto de salida, una corrupción de la acción política que dice muy poco a favor de la izquierda. No puede valer más la marca que el grupo. Yo apuesto por sumar, sumar de verdad, pensando mucho más allá de mayo de 2011, convenciendo a todos, empezando por nosotros y nosotras ¬¬-la izquierda de Tenerife- para llegar al conjunto de nuestra sociedad, pensando en una transformación real de nuestra sociedad. Mucho más complejo que repartir nombres en una lista y establecer un breve programa, como se ha hecho en ocasiones anteriores con los resultados que ya conocemos, pero que produce un cambio de acción que estoy convencido que los ciudadanos pueden percibir positivamente. Al fin y al cabo se trata de ser claros en la apuesta por la unidad, de demostrar una voluntad de trabajo conjunto perdurable que sólo se puede fraguar mediante un esfuerzo militante unitario, que ayude a acabar con las suspicacias y las rencillas personales.
Junto a estos debemos ser honestos y establecer criterios lo más realistas posibles para elegir a los que nos van a representar en las instituciones en base a su trabajo y su trayectoria. No creo que debamos aplicar de forma camaleónica el mismo modelo de coalición a todos los ámbitos, sin tener en cuenta la presencia real de cada partido en este sentido cada organización deba ser autónoma en su ámbito local para establecer las alianzas o estrategias más adecuadas. La presentación de candidaturas fantasmas, sin apenas presencia real sobre el terreno ni el más mínimo trabajo municipal es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer en la izquierda alternativa si quiere aspirar a ganarse el respeto ciudadano, aunque por desgracia sea una mala maña frecuente.
Muy importante es también que se haga un ejercicio de prudencia, evitando especialmente declaraciones públicas contra cualquier organización, especialmente si hablamos de unidad y supuestamente se apuesta por la misma. Sinceramente me choca escuchar algunas entrevistas donde se habla de los positivo de la unidad mientras al mismo tiempo se lanzan todo tipo de acusaciones infundadas más o menos veladas contra otras organizaciones, algo que en nada ayuda a este proceso, a menos que el interés sea precisamente que no exista unidad. Ese tipo de “bipolaridad” política sólo sirve para satisfacer las pulsiones y odios personales contra determinadas personas, lo que tiene muy poco de político.
No debemos planear este objetivo de unidad como algo inmediato y global, como si en mayo de 2011 se acabara el mundo. Démonos la posibilidad de adaptarlo y modelarlo según los ritmos de las organizaciones, las circunstancias o los espacios. Hagamos las cosas bien, paso a paso pero siempre en el mismo camino, aplicando mucha pedagogía dentro y fuera del proceso. Hay que romper muchas viejas rencillas y desconfianzas que únicamente saltarán en pedazos con el trabajo del día a día, con la acción conjunta. Pongamos todo sobre la mesa, con voluntad y ganas, para eso cuenten conmigo lo que haga falta, estoy convencido que muchos y muchas más están también por la labor. Vamos a darles un susto de verdad a los caciques y sus amigos.

Empezando con los pies en el suelo. Por unos acuerdos de mínimos.
Veo los comicios de 2011 con cierta esperanza. Creo que si hacemos correctamente nuestro trabajo podemos avanzar de forma importante en el ámbito municipal, se dan las condiciones para ello, incluso con novedades muy importantes en determinados municipios que podrían significar cambios de poder donde Sí se puede jugaría un papel destacado. Esta percepción lo es aún más cuando en Santa Cruz donde varias encuestas de otras organizaciones políticas auguran nuestra irrupción en el panorama político municipal gracias al excelente trabajo realizado.
A pesar de ello creo que debemos hacer todo lo posible por que al menos en la Santa Cruz y La Laguna, donde las organizaciones de izquierdas tenemos grandes dificultades para llegar a más de medio millón de personas, se establezcan acuerdos que ayuden a la entrada de nuevas voces críticas en ambos ayuntamientos, los principales de la Isla, que puedan acabar con décadas de caciquismo.
Considero que al margen de las conversaciones abiertas a nivel insular es fundamental que los comités locales de las formaciones interesadas en este proceso unitario se animen a establecer un marco de negociación propio que al menos consiga acuerdos locales, si no existen posibilidades en otros ámbitos. Como expresé anteriormente la elección de candidatos, listas o nombres considero que debería hacerse manteniendo unos criterios lo más objetivos posibles en base al conocimiento público, trayectorias personales, trabajo realizado, vinculación con el municipio... además de contarse en todo momento con órganos comunes de decisión. Tal vez este acuerdo fuera más sencillo de conseguir y posiblemente tendría unos efectos políticos considerables, especialmente en Santa Cruz, además de ayudar en un proceso más en el medio plazo donde acuerdos sean más amplios.
Vivimos momentos complicados, esperemos que podamos mirar más allá de nuestras simpatías o antipatías personales y sepamos poner la acción política de izquierdas en un lugar más limpio. Estoy convencido que muchos se sentirán identificados con esto, a ti, amigo o amiga te pido que también hagas tu propia labor, que ayudes a pensar en la unidad, que la animes, que la fomentes, que ayudes a que nos sentemos, a que hablemos, a que avancemos. Ya es hora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado paisano, te curras unos artículos incontestables. Estoy de acuerdo desde el principio hasta el fin. Y eso que llevo 15 años fuera de mi tierra, de nuestra tierra.

Mi colaboración con IU-Aragón no deja de ser económica y alguna reunión que otra. Son buena gente, hay que tener en cuenta como es la peña en la España profunda en la que me encuentro y me desespero.

Pero ya hemos firmado el regreso. Nada me gustaría más que cuando llegue de nuevo, a la que nunca a dejado de ser mi casa, me encuentre a los que tanto han luchado por las mismas ideas, juntos en un mismo proyecto político.

Un proyecto que yo no llegué a entender hasta que no viví y no vi. Hasta que no entendí lo que es la imposición, la chulería y la hipocresía.

Estas navidades, alguien en La Palma me dijo, joder como piensas, ¿tanta falsedad has visto? Contesté ¡No, bastante más!

¡Suerte y a trabajar por lo que dices!