domingo, 25 de febrero de 2024

Tenerife ante el asesinato de Juan Agrella y los inicios de la II República

A Juan Agrella lo mató una bala de la Guardia Civil, que entre los estertores finales de la dictadura de Primo de Rivera y a la espera de la llegada de la II República, se convirtió en brazo ejecutor de una violencia poco conocida en las Islas.

Fue el 25 de noviembre de 1930. Las calles de la capital tinerfeña se llenaban de miles de personas que protestaban ante el rumor de la eliminación de la escala de vapores de la ruta Transatlántica en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en beneficio de Gran Canaria. La noticia, nunca confirmada y considerada un bulo por diversos autores, se expandió como el aceite por una población donde el sentimiento insularista vivía un momento de amplia expansión. Las élites isleñas luchaban a brazo partido por mantener sus intereses y el ambiente se había caldeado con la división provincial, realizada apenas tres años antes.

Ese mes la prensa chicharrera plasmaba el malestar político, asegurando que había un “hondo disgusto que ha producido la propuesta de supresión de las escalas de los vapores trasatlánticos en el puerto de esta capital, ha movido al país a celebrar hoy una Asamblea de los elementos representativos de todas las Corporaciones de carácter local y clases de la isla, en la que se ha acordado elevar respetuosa protesta y súplica al Gobierno de Su Majestad en. demanda de una rectificación que restablezca, como es de justicia, el derecho que Tenerife tiene consagrado en la Ley de Comunicaciones Marítimas y del cual ahora se nos priva sin que haya una causa justificada ni un motivo de interés público para que se altere” (1). Según el investigador Pedro Medina Sanabria, todo se sostuvo sobre “un infundado y falaz rumor lanzado, irresponsablemente, por Andrés Arroyo González de Chaves”, que supo movilizar de forma muy efectiva el insularismo (2) y los intereses políticos.

La principal consecuencia de la jornada de noviembre y la muerte de Juan Agrella sin duda fue clave para acercar a la población tinerfeña al republicanismo, en especial al movimiento obrero, aunque como bien destaca el profesor Miguel Ángel Cabrera, es “la clase dominante tinerfeña” la que promueve la protesta que se desbordará y generará una dura respuesta del régimen monárquico, participando igualmente en este proceso la Federación Obrera, que aseguraba que la decisión de retirar esta ruta afectaba a cerca de doscientos trabajadores portuarios (3).

El 24 de noviembre se desarrolla una importante movilización espontanea en protesta por la presunta decisión del Gobierno. Miles de personas toman las calles. La encargada de disolver las manifestaciones con gran violencia será la Guardia Civil, dirigida desde el Gobierno Civil y a cargo del Teniente Coronel, Juan Vara Terán, que seis años después sería nombrado alcalde de la capital por los franquistas.

En protesta por la represión desatada, la Federación Obrera convoca una huelga general. El 25 de noviembre son más de 5000 personas las que toman las calles y tratan de hacerse oír por el máximo representante del Estado en Canarias. Trabajadores, estudiantado de la Universidad, vecinos y vecinas, llegan a la plaza de La Candelaria, donde se encontraba el Gobierno Civil. Como narra Gaceta de Tenerife, a medio día, “los ánimos estaban ya algo excitados, dándose algunos gritos, y arrojándose varias piedras, cargando la fuerza de Seguridad contra la muchedumbre sable en mano, dándose entonces un toque de atención. Menudearon las piedras y la fuerza cargó con más violencia. En este momento interviene la Guardia civil, cargando dicha fuerza contra los manifestantes. - Suenan tres o cuatro disparos al aire y, sin más previo aviso, la Benemérita dispara sus tercerolas sobre la gente que huía por varios lugares e inmediaciones de la plaza” (4).

En ese momento, en la esquina entre la calle Cruz Verde y Calle Clavel, caía al suelo herido de muerte a causa de los disparos Juan Agrella, un sastre de 45 años que quiso acompañar la protesta y recibió una bala en la cabeza (5). Era un vecino más, un trabajador humilde, que en 1905 se había casado con Ramona Luzardo y Barrios (6), con la que tuvo varios hijos y de la que quedó viudo en 1923 (7).

Apenas 24 horas después se produce la renuncia del Gobernador Civil y multitud de actos de solidaridad en toda la Isla, con declaraciones de huelga que llegan a La Laguna e “igualmente en Icod, Puerto de la Cruz, Orotava, Tacoronte, Guía de Isora, y la mayoría de los pueblos de la isla, se celebraron manifestaciones de adhesión a esta capital, como protesta por Ios sucesos luctuosos ocurridos últimamente” (8).

La sociedad trata de recuperarse de estos sucesos y se celebran diversas acciones de solidaridad con los heridos y también “con objeto de aliviar la triste situación en que quedan los hijos de don Juan Agrella, víctima de estos sucesos, se organiza la celebración de un festival que próximamente se celebrará en esta capital, a favor de dichos huérfanos” (9), actos que continuarán en las semanas posteriores. Con motivo de esas acciones de recaudación de fondos para la familia, Federación recordará en otro documento en la prensa escrita que los hijos del sastre ya vivían una situación muy dura desde hacía tiempo, siendo “seres perseguidos, desde mucho antes, por la miseria”, con lo que tras la muerte del padre se “ha terminado de hundir, consumando la obra agotadora de la fatalidad” (10).

La clase obrera tinerfeña considera este asesinato un auténtico aldabonazo para el conjunto de la sociedad. Estas fuerzas sindicales y políticas serán de las más activas en manifestar su repulsa ante la acción armada de la Guardia Civil. Precisamente es la Federación Obrera una de la que más claramente denuncia lo sucedido y la situación de los hijos del asesinado, afirmando que Juan Agrella era miembro de la Federación y hacen un llamamiento a la solidaridad con la familia de la víctima (11). El 25 de noviembre de 1931 esta entidad celebró un exitoso mitin por el primer aniversario de los sucesos. En el diario republicano La Prensa recogen el acontecimiento como un acto en un local “completamente atestado, quedándose muchas personas en la calle”. Destacados militantes de las fuerzas de izquierda tomarán la palabra, como Manuel Pérez, Antonio Montelongo, el poeta y escritor lagunero Saturnino Tejera, Amadeo Hernández, vecino de Tacoronte y Juan Pedro Ascanio. Según la crónica periodística “todos ellos se expresaron en términos de censura contra la actuación de las instituciones armadas en aquellos y otros sucesos, atacando duramente a las autoridades actuales...” (12).

Días antes de ese mitin el periódico de la Federación Obrera, En Marcha, en su edición de 21 de noviembre, dedicó tres artículos a la violencia de la Guardia Civil y los sucesos del año anterior, que provoca un proceso judicial en la Audiencia Provincial contra Juan Pedro Ascanio, de 17 años de edad, y Miguel Luque, de 29 años, que escribió bajo el seudónimo Leonardo Babel. Igualmente se apunta al anarquista Bernardino Afonso, por un texto donde recordaban los incidentes. Según la investigación judicial, en los artículos “se ataca e injuria de una manera clara al Benemérito Instituto”, realizándose además un oficio por la misma causa contra el “obrero Francisco Vicente se pronunciaron en un mitin celebrado el 25 de diciembre último en el local de la Federación Obrera de esta capital” (13). Tras un cambio de criterio de última hora, Miguel Luque, Juan Pedro Ascanio y Bernardino, son condenados a seis meses de prisión en enero de 1932 (14). Serán los únicos que pasen por la cárcel a consecuencia, aunque sea indirectamente, de los sucesos de noviembre.

El 16 de marzo de 1931 el Ayuntamiento de Santa Cruz, bajo la presidencia del primer Teniente de Alcalde don Antonio Vandewalle y Pinto”, decide cambiar el nombre de la calle Clavel para llamarla “25 de Noviembre”, algo que no llegó a ejecutarse nunca (15), curiosamente, o tal vez no tanto, la calle dedicada a Juan Vara Terán, uno de los protagonistas del asesinato de Agrella y también activo responsable de varios fusilamientos contra militantes republicanos, posteriores al 18 de julio de 1936.


Fuentes consultadas:

  1. Gaceta de Tenerife. 23 de noviembre 1930, página 2

  2. Medina Sanabria, Pedro. 25 de noviembre de 1930. La muerte del sastre Juan Agrella Guadarrama: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2010/11/25/25-de-noviembre-de-1930-la-muerte-del-sastre-juan-agrella-guadarrama/

  3. Cabrera Acosta, Miguel Ángel. La II República en las Canarias Occidentales. Santa Cruz de Tenerife. 1991. p.67-68

  4. Gaceta de Tenerife. 26 de noviembre 1930. p2

  5. Medina Sanabria, Pedro. Op. Cit

  6. La Opinión. 18 de octubre 1905, p2

  7. Gaceta de Tenerife. 19 de junio 1923, p2

  8. Gaceta de Tenerife. 27 de noviembre 1930. p1

  9. Gaceta de Tenerife. 27 de noviembre 1930. p2

  10. La Prensa. 11 de diciembre 1930. p4

  11. La Prensa. 27 de noviembre 1930. p3

  12. La Prensa. 26 de noviembre 1931. p.3

  13. Archivo Histórico Provincial. Fondos Audiencia Provincial. Nº de la Audiencia 12. Nº de juzgado 12. 13 de enero de 1932

  14. Ascanio Gómez, Rubens. Bernardino Afonso García, voz del movimiento obrero tinerfeño: https://latadelgofio.blogspot.com/2022/01/bernardino-afonso-garcia-voz-del.html?fbclid=IwAR01L1rtg96O6Rel7wYf_gXkFRRutalXenzliyj4y72KCD6liws5-1l6J_s

  15. Medina Sanabria, Pedro. Op. Cit


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