domingo, 14 de noviembre de 2021

A ochenta años del asesinato del exconcejal lagunero Sebastián Perera

Sebastián Perera Marrero, exconcejal socialista lagunero, murió a consecuencia de un maltrato inimaginable, lejos de casa, muy lejos, entre los muros de la prisión nazi de Mauthausen, el 12 de noviembre de 1941.

No queda mucho rastro de sus momentos vitales y sus vivencias bajo esa losa de más de ochenta años de olvido forzado. Sebastián, Chano para sus allegados, fue un lagunero más, nacido en 1906, estudiante en el que hoy es IES Cabrera Pinto, como acredita que su nombre aparezca entre los suscriptores que en mayo de 1925 aportaron dinero para el homenaje ante la jubilación del director del centro, Cabrera Pinto, en la que aporta tres pesetas, igual que tantos otros alumnos y alumnas. Una de ellas, solo tres años más jóven, pero en el mismo listado es la gran María Rosa Alonso (1). Formaba parte de ese apenas 50% de la población que en la década de los veinte sabía leer y además del reducido grupo que llegaba a la enseñanza media.

La mayor reseña sobre nuestro protagonista la tenemos en las páginas introductorias al libro “Memorias de un superviviente del holocausto nazi”, del también canario Nacianceno Mata. En ellas indican que Chano regentaba el surtudor de gasolina que se encontraba en la plaza del Dr Olivera (2), viviendo en esos años a poca distancia de su trabajo, en el número 3 de la cercana calle Candilas, junto a su mujer, Carmen del Castillo y su hijo (3).


En el año 1932, con solo 26 años, es seleccionado como suplente de la representación obrera en el Jurado de Transporte Terrestre de Santa Cruz de Tenerife (4), siendo desde el año anterior un destacado miembro del PSOE en el municipio lagunero (5).

Perera es miembro del partido socialista en los años de la Segunda República, viviendo justo al final de ese periodo histórico su designación como concejal del Ayuntamiento de La Laguna en el último gobierno republicano, una circunstancia que le marcaría por el resto de su vida. La prensa da cuenta de su designación como Síndico, dentro del gobierno encabezado por el alcalde Alonso Suárez Melián. La crónica periodística publicada el 1 de marzo de 1936 narra que tras la toma de posesión el público, que aplaudió mucho la constitución del nuevo equipo, “organizó una nutrida manifestación que recorrió las calles de la ciudad, llevando al frente los retratos de Galán y García Hernández, la bandera de la Federación obrera y varias banderas socialistas y republicanas” (6).


Apenas cinco meses duró este último gobierno republicano en La Laguna. El 18 de julio de ese mismo año de desató el golpe fascista y con él la detención y persecución contra todas las personas que habían participado de las organizaciones democráticas, cargos públicos, sindicatos o entidades culturales.

En esos días oscuros Sebastián Perera es separado de su familia y trasladado primero a la cárcel de La Laguna y posteriormente a los salones de Fyffes. El también compañero de corporación y militante del PCE describe en sus memorias las condiciones de vida de ese espacio, “esta cárcel era muy pequeña y de pésimas condicionaes, pero para la delincuencia que se daba en La Laguna, era suficiente. Agravó su espacio de alojamiento por la numerosa cantidad de presos encerrados en ella por motivo de la sublevación” (7).

En Fyffes permaneció hasta 1938, año en el que es canjeado junto a 97 compañeros a la zona republicana, llegando a Barcelona a pocos meses de la entrada de los franquistas en la capital catalana, viéndose obligado a seguir el camino del exilio junto con decenas de miles de republicanos más. Sebastián llega a un nuevo encierro, esta vez en el campo de concentración de Saint Cyprien, en el sur de Francia. Desde allí escribe a su hijo una emocionante carta adornada con dibujos de personajes Disney en la que en diciembre de 1939 le cuenta la sensación de pena que le deja no poder disfrutar junto a él de la alegría que le espera en los reyes de 1940, recibir su primera bicicleta de dos ruedas (8).


Nuestro protagonista, como tantos otros luchadores republicanos exiliados en Francia, trata de lograr una salida de esa situación en algún país de Latinoamérica, sin éxito, incorporándose posteriormente a la Compañía de Trabajadores Españoles, movilizada ante el ataque alemán al país galo y posteriormente siendo atrapado por los nazis, que lo trasladan al campo de Mauthausen y posteriormente a Gusen.

En Canarias la maquinaria de la represión no se detiene y se procede en 1940 al juicio contra el Gobierno republicano de Aguere. En este proceso, reflejado por el investigador Pedro Medina Sanabria, se le condena a pagar 100 pesetas, una cantidad importante en ese momento que tuvo que afrontar su familia, y a “inhabilitación especial para desempeño de cargos de mando y confianza del Estado” (9). Destacar que en el documento judical se aprecian importantes impresiciones, como que en ese momento tenía 55 años y que residía en Argentina, cuando en ese mes de abril de 1940 contaba con solo 34 años y estaba retenido en Francia.

Tras la fulminante derrota francesa a manos de la Alemania de Hitler, miles de republicanos son detenidos y trasladados a campos de concentración alemanes, uno de los más famosos y más terribles, el de Mauthausen y posteriormente al de Gusen, dependiente del anterior. Sebastián Perera apenas sobrevive unos meses al trabajo forzado, el maltrato continuado, el frío y la falta de alimento que vivió este lugar y en el campo de Gusen, donde muere el 12 de noviembre de 1941, siendo notificados sus familiares al finalizar la guerra, en el año 1946 (10) y (11).

Perera fue uno más de esos jóvenes isleños que vivieron con intensidad la ilusión de un cambio político y social, que acariciaron una libertad que les fue arrebatada con abosluta brutalidad. Su semilla enterrada en el olvido sigue viva. A raíz del acuerdo plenario que logramos en 2016 su retrato ocupa un lugar destacado de las casas consistoriales, ojalá sirva para honrar su memoria y su legado.


Fuentes consultadas

  1. La Gaceta de Tenerife. Número 4653. 27 de mayo de 1925. P1

  2. Mata, Nacianceno. Memorias de un superviviente del holocausto nazi. Santa Cruz de Tenerife. 2006 P. 55

  3. Sebastián Perera, tinerfeño asesinado en Gusen: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2012/11/25/sebastian-perera-marrero-tinerfeno-asesinado-por-los-nazis-en-gusen/

  4. Hoy. Diario Republicano de Tenerife. 17 de noviembre de 1932 P6

  5. Agrupación Socialista de La Laguna en junio de 1931: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2016/05/15/agrupacion-socialista-de-la-laguna-en-junio-de-1931/

  6. La Prensa. Número 9779. 1 de marzo de 1936 P2

  7. Martín Peña, Mauro. Sin rencor. Memorias de un republicano. Santa Cruz de Tenerife. 2013. P. 87

  8. Mata, Nacianceno. Idem. PP 56-60

  9. Concejales de La Laguna sentenciados por el TRRP: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/03/16/concejales-de-la-laguna-sentenciados-por-el-trrp/

  10. Mata, nacianceno. Idem. P. 58

  11. Sebastián Perera, tinerfeño asesinado por los nazis en Gusen: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2012/11/25/sebastian-perera-marrero-tinerfeno-asesinado-por-los-nazis-en-gusen/


domingo, 3 de octubre de 2021

Ángeles Machado la maestra innovadora

Este año 2021 se recordó el primer centenario de la llegada de una maestra ejemplar a La Guancha, la lagunera Ángeles Machado y Machado, que con apenas 21 años revolucionó la educación en el municipio norteño aplicando nuevos criterios pedagógicos y llevando la instrucción educativa a niveles poco vistos en nuestro Archipiélago en ese momento.

La trayectoria de Ángeles Machado está estrechamente ligada a la de su familia, en la que su madre, Tomasa Machado y su padre, el abogado Leocadio Machado, con amplia trayectoria intelectual, animó a sus hijas a formarse y a realizar estudios universitarios.

Su hermana mayor, Mercedes Machado, había sido una mujer pionera en el estudio de las leyes, la primera abogada de Canarias. Ella estudió magisterio y en julio de 1920 realiza las oposiciones a maestra en la Escuela Normal de La Laguna, obteniendo el sexto puesto de las 24 plazas disponibles, siendo designada como profesora de la escuela de niñas de La Guancha (1) y (2).

En julio de 1921, con la plaza en propiedad, se casa con su novio, Daniel Morales y Fernández Linch en La Laguna, que por esa época ya era un republicano activista, como otros de los invitados, como el padrino, el escritor y político regionalista y republicano, Benito Pérez Armas (3).

Ángeles no tarda en significarse por su labor pedagógica y modernizadora, a pesar de que en ese momento La Guancha era un lugar difícil de acceder, con grandes demandas de mejora y donde la educación era un auténtico lujo.

En esas décadas Canarias se mantenía en unas cifras que superaban ampliamente el 50% de analfabetismo, muy especialmente en las zonas rurales y entre la población femenina, que en la década de los veinte superaba el 69% de las mujeres y el 68% de los hombres, un caldo de cultivo perfecto para mantener el caciquismo histórico, que incluso llamó la atención de los medios de la época, que no entendían el atraso que en esta materia tenía Canarias con respecto a otros territorios del Estado (4).

En 1923 la prensa se refiere a su trabajo en su centro, por la “satisfacción que tiene este vecindario por la esmerada labor de la ilustrada maestra que regenta esta escuela” (5). No deja de estar presente en la vida política y social de la zona Norte de Tenerife y también celebra con alegría la llegada de nuevos espacios educativos, como la apertura de una escuela mixta en el núcleo guanchero de Santa Catalina en el año 1928, donde comparte escenario y discurso con otro maestro de la zona, Luis Diego Cuscoy, que posteriormente destacaría por su labor en la arqueología y la etnografía. La prensa describe el gentío “alegre y apiñado comentando jubilosamente la solemnidad” (6).

El histórico Florencio Sosa Acevedo, también maestro, activista político y articulista, dedicó un breve artículo a la labor de Ángeles en su colegio de La Guancha, narrando con gran detalle la dificultad para llegar hasta el centro educativo y el entorno rural donde se encontraba enclavado. En su texto describe como se ha creado un periódico mensual, hecho a pluma por las niñas, llamado “La Escuela”. También habla del piano que había en el colegio y que habían traído costosamente a lomos de animales hasta el lugar. Florencio Sosa explica que la escuela vive en ese mes una febril actividad, para poder desarrollar una excursión nunca vista hasta La Laguna y Santa Cruz, para la que el Ayuntamiento había colaborado con 150 pesetas. La comunidad en su conjunto se vuelca con esta actividad educativa poco frecuente, por la que “rompe los muros para invadir la calle saturándola con sus aromas, y para que la maestra y niñas, padres, madres, autoridades y pueblo invadan su estrecho recinto” (7).

La excursión de la jóven maestra junto a sus 86 alumnas se desarrolla en julio de 1930 y también tiene un destacado eco en la prensa, que destaca que La Guancha llevaba más de cuarenta años demandando una carretera que les conectara con el resto de los pueblos del Norte. Dos días dura esa auténtica exploración, que debe hacer noche en La Laguna y transcurre durante todo un fin de semana donde la mayor parte de las niñas vieron por primera vez las calles de la capital tinerfeña y de La Laguna. Visitan las rotativas de La Prensa, que destaca el inmejorable promedio de asistencia de ese colegio y el interés de las pequeñas por el trabajo de un diario, que habían conocido en su periódico escolar. El redactor comenta además que la escuela guanchera tiene 28 niñas en espera para poder recibir formación, “¿podrán durante la edad escolar ingresar en la escuela?. Muchas, de seguro, tendrán que conformarse con que su nombre figure en la lista de aspirantes. Y gracias, pues algunos son los miles de niños que en Tenerife no pueden tener siquiera esta dicha: la esperanza de ir a la escuela algún día” (8).

La extraordinaria experiencia escolar de esa excursión y los excelentes resultados de las alumnas hacen que la Junta Local de Primera Enseñanza proponga a Ángeles para ser reconocida por el “celo y laboriosidad demostrada en la enseñanza”. A este reconocimiento se suma el Ayuntamiento de La Guancha, que decide nombrarla hija adoptiva del municipio (9).

Llega la República y Ángeles Machado continúa su labor educativa en La Guancha, formando a nuevas estudiantes e incorporando actividades como la gimnasia y las coreografías, que incluso en ese momento incluyen los sones de La Marsellesa y el Himno de Riego, realizando además muestras con los materiales pedagógicos trabajados donde el pueblo acudió con “extrema simpatía” (10).

Con el nuevo tiempo llega la anhelada carretera que conectaba La Guancha con El Realejo Alto y se multiplican las actividades de mejora. Machado reclama públicamente al Patronato de Misiones Pedagógicas una biblioteca para las escuelas de la zona, corría el año 1932 (11). También crece la acción sindical del colectivo, celebrándose la Asamblea del Magisterio Canario en La Laguna, en la que decenas de maestros y maestras del Archipiélago reclaman la gratificación de residencia y otras mejoras en su actividad, dando traslado de sus reivindicaciones al gobierno y al “comité socialista y radical socialista” (12).

En abril de 1933 participa en el concurso oposición celebrado en Madrid para elegir Direcciones de Graduadas, regresando “tras larga ausencia” con su marido, el abogado Daniel Morales, que en mayo de ese mismo año había sido nombrado alcalde de La Guancha como republicano (13, 14). De este proceso queda en el puesto 50 y obtiene diversas designaciones, en lugares como Galdar y Sueca, en Valencia, tomando posteriormente posesión de la dirección de las escuelas graduadas de niños y niñas anexas a la Escuela Normal de Magisterio primario de La Laguna (15, 16 y 17).

A pesar de sus nuevos puestos y obligaciones la maestra no deja su labor innovadora, promoviendo la puesta en marcha de un nuevo peródico escolar llamado el “Periódico infantil” que dirige y que los medios del momento destacan y respaldan por su “gran interés pedagógico” (18).

El activismo pedagógico de Ángeles Machado la lleva a protagonizar un incidente con los medios conservadores, que en los días previos al aniversario de la República del año 1936 es señalada por haber manifestado una supuesta declaración a favor de pedir la inmediata incautación del Seminario, y el Colegio de Nava y Las Dominicas para implantar en ellos la enseñanza laica”. La propia acusada escribe una carta que se publica en La Gaceta y en La Prensa en la que explica que se había orquestado una campaña llena de falsedades contra su labor y que solo había hecho un escrito en el que “solicitaba la concesión del huerto, propiedad del Ayuntamiento, que linda con la escuela graduada de niños, para destinarlo a prácticas agrícolas de los escolares” (19).

La querida maestra lagunera desaparece de la prensa durante meses, un escrito de 1937 nos indica que se encontraba en Bajamar enferma de gravedad, falleciendo a finales de agosto de de ese año (20). Dejó una vida corta pero intensa, donde decenas de niñas y niños conocieron de su mano una vida educativa poco frecuente, llena de innovaciones, donde inseminó muchos deseos de conocimiento en una sociedad azotada por el caciquismo y el analfabetismo. Reconocer su labor y se trayectoria es una necesidad, hoy La Guancha la recuerda en la vía pública, con un busto dedicado a su legado educativo y vital. En agosto del próximo año se cumplirán 85 años de su fallecimiento, tal vez una excelente ocasión de dar a conocer a esta gran pedagoga de corta vida.

Artículos utilizados:

  1. El Progreso Nº4600 27 de julio de 1920 P2

  2. El Progreso Nº4849 19 de mayo de 1921 P1

  3. La Prensa Nº3642 26 de julio de 1921 P.1

  4. González Pérez, Teresa. Analfabetismo y escolarización en Canarias. Revista Tebeto. Nº9. 1996

  5. La Gaceta de Tenerife Nº3992 12 de abril de 1923 P2

  6. La Prensa. Nº 3605 2 de febrero de 1928 P1

  7. La Prensa Nº 4334 10 de julio 1930 P1

  8. La Prensa Nº 4340 16 de julio de 1930 P1

  9. La Prensa Nº4352 30 de julio de 1930 P2

  10. La Prensa Nº 4651 30 de julio de 1931 P1

  11. La Prensa Nº 7206 20 de octubre de 1932 P. 3

  12. La Prensa Nº 8834 30 de noviembre de 1932 P2

  13. La Prensa Nº 8392 1 de julio de 1933 P5

  14. La Prensa Nº 8954 14 de mayo 1933. P2

  15. La Prensa Nº 9159 17 de enero de 1934 P3

  16. La Prensa Nº9278 7 de junio de 1934 P3

  17. La Prensa Nº9281 10 de junio de 1934 P5

  18. La Gaceta de Tenerife Nº7932 10 de febrero de 1935. P2

  19. La Prensa Nº 9818 17 de abril de 1936 P2

  20. La Prensa Nº 10236 31 de agosto de 1937 P5


domingo, 20 de junio de 2021

La larga sentencia de Fernando Ascanio Armas

El gomero Fernando Ascanio Armas no pudo colaborar en la “suscripción popular” del Monumento a Franco. En esos días sus huesos descansaban en el fondo del océano. Fue uno de los cientos de isleños desaparecidos en los meses posteriores al golpe fascista de 1936. En la foto del juicio por los Sucesos de Hermigua aparece con chaqueta oscura y rostro serio, sabía lo que se estaba jugando.

Este joven, nacido en 1906 en Hermigua, formó parte de la generación que en las primeras décadas del siglo XX tomó conciencia sobre la situación de los jornaleros y campesinos del Norte de La Gomera, colaborando activamente en favor de la república, en contra del caciquismo y por un futuro socialista.

Junto con su hermano Pablo forma parte del Partido Socialista en el municipio gomero, organización que en 1932 ayuda a crear la Federación Obrera de Hermigua, “situándose su sede en la tercera planta del edificio del Ayuntamiento (en El Curato)” (1).

Fernando tiene apenas 18 años cuando aparece por primera vez en la prensa escrita de la época, en este caso apoyando con una aportación de tres pesetas para el homenaje a Adolfo Cabrera Pinto, recordado profesor y director que dio nombre al centro lagunero en el que impartió clases (2).

El joven gomero mantiene su actividad política y sindical, logrando también el puesto de Oficial cajero de los Establecimientos insulares de Beneficencia de Santa Cruz de Tenerife en 1936, según estudia el investigador Fabián Hernández (3).

El 22 de marzo de 1933 Hermigua vive un momento de gran tensión social y política con una Huelga General que movilizó a buena parte de la clase trabajadora del municipio gomero, que demandaba mejoras en las infraestructuras de la Isla y en sus condiciones laborales a raíz de la crisis del plátano en la zona (4), acción en la que Fernando estará presente apoyando la jornada reivindicativa que acabó con tres muertos, dos guardias civiles y un miembro de la Federación Obrera.

Los folletos repartidos por los huelguistas plasman el espíritu de su lucha: “Acompañados de sentimientos de rabia y de dolor va esta protesta. Nuestro fervor por la República así nos lo dice. Nuestro pueblo se hunde más y más, bajo el peso de unos canallas embriagados en la ciénaga de corruptelas morales y políticas. Nos referimos, camaradas, al caciquismo tradicional, cuyos miembros como los caimanes siguen siendo los mismos aunque hayan cambiado de color. Son los enemigos emboscados de la República. Solo esperan el momento propicio para darle el zarpazo” (5).

La respuesta de las autoridades es contundente. Treinta y cinco vecinos son detenidos, cuatro de ellas mujeres, siendo sometidos a un juicio militar en Tenerife, uno de ellos es Fernando Ascanio, que en el proceso es descrito como un joven “de 28 años, soltero, agente de Seguros, hijo de Pablo y Catalina, con instrucción, natural y Vecino de Hermigua” (6).

Se le acusa de que “ostentando un bastón con el que se dirigía a la multitud, en forma que, si no ha podido precisarse exactamente en cuanto a las frases que pronunciara, si existen elementos de juicio suficientes para considerarlos a la manera como los interpretaron testigos del procedimiento, como conducentes a una excitación a los grupos tendente por razón del momento en que tal conducta tuvo lugar, anterior a la consumación del delito principal a Impedir el paso del vehículo, resistir a la fuerza y agredir a ésta, sin que conste de la agresión de que seguidamente fueron objeto con piedras el vehículo y sus ocupantes, como consecuencia de tal excitación, resultaron los últimos con lesión alguna” (7). Durante el juicio su procurador presentó en la Sala de los Criminal de la Audiencia un auto para pedir que el juicio por “insulto de obra a la fuerza armada” no fuera desarrollado en la jurisdicción militar, siendo desestimado (8).

En el proceso se afirma por parte de la defensa que “Tampoco puede reputarse "meneurs" a Fernando Ascanio Armas. No basta para caracterizarlo de tal que la viuda del comandante del puesto haya sido informada por unas visitas a su casa de que fue aquel el que dio la voz de fuego” (9). En el juicio el Fiscal militar solicita pena de muerte contra él y dieciocho de sus vecinos, aunque tras las pruebas aportadas por la defensa acabará el proceso en con una pena de seis años de prisión, condenando a otros cinco a penas de muerte, a uno a veinte años, a cuatro a doce años, a dos a tres años, a dos a dos años y absolviéndose a diecisiete personas (10).

Fernando, mientras dura ese complejo proceso judicial, es designado a finales de 1933 candidato del Bloque de Izquierdas, apareciendo en la publicidad electoral como militante socialista en esta confluencia que anima a las mujeres republicanas a votar, ya que la izquierda “te garantiza por siempre el disfrute de esos derechos, encaminados a la creación de una España mejor, fundada en la justicia, la razón y la libertad” (11).

La relevancia de los Sucesos de Hermigua y su papel activo en los mismos le hacen merecedor de este reconocimiento, que además ayuda a que el proceso judicial por la vía militar tenga todavía mayor relevancia periodística, incluso fuera del Archipiélago. La comisión del Bloque de Izquierdas, a cargo de su primo, Juan Pedro Ascanio, también aclara en la prensa que “el referido compañero solo representa a las organizaciones obreras de La Gomera en la candidatura de frente único, en virtud del acuerdo hecho en tal sentido entre las organizaciones socialistas de La Palma, La Gomera y el Partido Comunista” (12). En las elecciones celebradas en los últimos días de noviembre el gomero obtiene 13.814 votos, estando los resultados del Bloque de Izquierdas muy concentrados en La Palma, Norte de La Gomera y el Valle de La Orotava (13).

La izquierda debe esperar a febrero de 1936 para lograr la mayoría necesaria para que los presos de Hermigua logren la libertad. Su dura situación, encarcelados desde el verano de 1934, igual que los obreros revolucionarios de Asturias detenidos a finales de ese mismo año, ayuda a sumar fuerzas para que las organizaciones más importantes de la izquierda política y sindical confluyan en una única candidatura, la del Frente Popular. Su puesta en libertad será una de las demandas de su programa de gobierno.

Tras la victoria de la izquierda Fernando es puesto en libertad junto a sus compañeros, incorporándose a su puesto en el Cabildo de Tenerife. Será una corta estancia fuera de los muros carcelarios. A los pocos días del golpe fascista es detenido, su hermano Pablo, aquejado de una grave enfermedad también sufre la misma suerte, siendo trasladado en barco a Tenerife desde La Gomera (14).

Es sancionado por el Comandante General de Canarias con su destitución como consecuencia de sus actividades políticas o sociales (AICT. Acta del pleno del Cabildo Insular de Tenerife del día 31 de diciembre de 1936, folio 51 vuelto y 52) y destituido definitivamente de su cargo (AICT, acta del pleno del Cabildo Insular de 29 y 31 de mayo de 1937, folio 107 vuelto) (15).

Ambos hermanos son trasladados al campo de concentración de Fyffes, donde el también socialista José Antonio Rial, periodista y medalla de oro de Canarias de 2007, narra algunas de sus experiencias con Fernando en su novela basada sobre su reclusión en el penal franquista. El autor describe la noche en la que los militares sacan a su hermano Pablo, casi paralizado por la artritis, negándose los fascistas a que lo intercambiaran por él, Fernando “se echó sobre el cuerpo doliente de Pablo Ascanio y se abrazó a él”, de poco sirvió el gesto, poco después “cargaron con el jergón de Pablo y se llevaron al hombre como en unas angarillas. Al alzarlo el enfermo de dolores reumáticos dio un pequeño grito, pero se reprimió” (16).

Rial también aborda la propia reflexión de Fernando por haber acabado entre los sucios muros de Fyffes, dice “estábamos sentenciados por los caciques de la isla desde la muerte de los guardas civiles y ahora nos tienen en sus manos. Son odios de pueblo y de familia. A mi padre también lo asesinaron” (17).

El segundo internamiento de Fernando apenas se prolongó durante seis meses. Tras demasiadas noches esperando su hora, diversos testigos señalaron que, como tantos otros en esos años terribles, los hermanos Ascanio “fueron botados al mar en enero de 1937” (18), no dejando rastro, igual que hoy casi no podemos mantener su recuerdo más que en fotos borrosas y en breves retazos de la desmemoria insular.

Doce de los treinta y cinco detenidos por los Sucesos de Hermigua fueron asesinados después del golpe franquista, incluso uno de los abogados defensores, Luis Rodríguez Figueroa, correrá la misma suerte junto a otros de sus familiares. Los caciques se cobraron su particular tributo en sangre para introducir nuevamente el miedo en el corazón de los trabajadores y sus familias.

Bibliografía:

1 Ricardo J. Valeriano Rodríguez. La llegada de la Segunda República a Hermigua (1931): https://gomeraverde.es/art/69020/la-llegada-de-la-segunda-republica-a-hermigua-1931-

2 Eco del Magisterio de Canarias. 15 de junio de 1925. P4

3 Fabián Hernández Romero. Personal dependiente del Cabildo Insular de Tenerife destituído, suspendido o represaliado por el Franquismo (escrutadas las actas de 1936 y 1937): https://podemoscabildotenerife.files.wordpress.com/2019/03/anexos-12-y-3-de-la-mocion-de-memoria-historica-nombres-personas-represaliadas-en-tenerife-tras-la-ii-republica-espac3b1ola-dictadura-franquista.pdf

4 Cabrera Acosta, M.A. (1991). La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC. Pp 401-403

5 Díaz Herrera, José. LXXX Aniversario de los trágicos Sucesos de Hermigua en marzo de 1933: http://pepediazherrera.blogspot.com/2013/03/lxxx-aniversario-de-los-tragicos_3557.html

6 Hoy: diario republicano de Tenerife. 1934 julio 13. P 1

7 Hoy: diario republicano de Tenerife. 1934 julio 13. P 8

8 La Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año Número - 1933 junio 24 p3

9 Hoy: diario republicano de Tenerife. 1934 julio 6. P 8

10 Hoy: diario republicano de Tenerife. 1934 julio 13. P 1

11 La prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9109 - 1933 Noviembre 18 p2

12 La prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9110 - 1933 Noviembre 19 p2

13 Aguiar García, Carlos. “La Provincia de Santa Cruz de Tenerife entre dos dictaduras (1923-1945). Hambre y orden (Tesis doctoral).

14 Cabrera Acosta, M. Á. (Ed.). (2000). La Guerra Civil en Canarias. San Cristóbal de La Laguna: Francisco Lemus Editor. P 123

15 Fabián Hernández Romero. Personal dependiente del Cabildo Insular de Tenerife destituído, suspendido o represaliado por el Franquismo (escrutadas las actas de 1936 y 1937): https://podemoscabildotenerife.files.wordpress.com/2019/03/anexos-12-y-3-de-la-mocion-de-memoria-historica-nombres-personas-represaliadas-en-tenerife-tras-la-ii-republica-espac3b1ola-dictadura-franquista.pdf

16 Rial, José Antonio (2003), La Prisión de Fyffes, Tenerife. Pp 55-56

17 Idem p 42

18 Cabrera Acosta, M. Á. (Ed.). (2000). La Guerra Civil en Canarias. San Cristóbal de La Laguna: Francisco Lemus Editor. Pp 123-124








domingo, 30 de mayo de 2021

Las dos condenas de Josefa Prieto



Canarias es más que un lugar con hermosos paisajes o sonidos que nos identifican, también son parte de nuestra tierra las historias de sus gentes. Josefa Prieto es una de ellas. Una historia de lucha y represión, la de una de las tres mujeres juzgadas por la resistencia contra los golpistas en Vallehermoso en el verano de 1936.
Esta gomera republicana, casada con un vecino de Chipude, sufrió dos condenas. Durante tres años y medio pasó por las cárceles de mujeres de San Miguel y La Orotava. La segunda condena fue la detención de su hijo, Manuel Méndez Prieto, asesinado por un pelotón de fusilamiento el 10 de marzo de 1937. Ella ya llevaba ocho meses detenida.
Josefa fue una mujer sencilla, trabajadora, que tomó conciencia de clase en un lugar donde los jornaleros de la platanera y un sector de la burguesía sumó esfuerzos para construir una sociedad mejor. Tras el golpe militar de julio Josefa toma parte junto a su hijo de las acciones de apoyo a la república y la resistencia a la llegada de las tropas franquistas. Blanca Ascanio, maestra encarcelada junto a ella, aseguraba en el libro "Vallehermoso, El Fogueo" que "su único delito fue vocear consignas antifascistas".
Su hijo se pudo despedir de Josefa en una carta pocas horas antes de llegar donde le esperaba el pelotón de fusilamiento. La misiva le llegó en la cárcel de mujeres de Santa Cruz, donde compartía suerte con decenas de republicanas más.

Su hijo fue militante de las Juventudes Comunistas y sus compañeros lo definían como "un defensor de la justicia". En su última carta dice: "...al fin no me importa morir, por que muero satisfecho porque ellos ni han pasado ni pasarán ahora, si muero satisfecho porque estuve hablando con el defensor y me dijo que las mujeres quedarán en libertad". Aunque su madre resultó absuelta en el juicio farsa celebrado contra los 47 acusados de protagonizar la resistencia gomera, se la mantuvo retenida en calidad de gubernativa en la prisión de La Orotava hasta avanzando 1939. 
Los familiares de Josefa y Manuel hablan de la onda huella que les dejó el abuso fascista, tanta que en su lecho de muerte, en la agonía final, Josefa se despidió con un "ya voy Manuel".

domingo, 4 de abril de 2021

Un comunista silbando la internacional



El 9 de abril de 1977 mi tío abuelo, Juan Pedro Ascanio, se enteró de la legalización del PCE trabajando en las rotativas del periódico El Día como tipógrafo. Dicen que solo paró unos momentos y siguió su trabajo silbando la internacional. 
Hacía 41 años que el partido que ayudó a fundar en Tenerife era ilegal. Sabía bien lo que significaba eso, en la segunda república, con apenas 16 años, ya había pisado la cárcel por sus artículos sobre la brutal represión contra la clase obrera. En 1936 fue detenido junto a tantos otros y tres años después, debido a su juventud, trasladado al Batallón 180 de trabajos forzados en el Marruecos español, donde logró huir al Marruecos francés. 
No acaban ahí sus penas. Entre 1939 y 1943 permanece en campos de concentración de los territorios coloniales franceses por su militancia comunista y republicana, colaborando tras su liberación con varios medios del PCE en Argel y Casablanca.
Hasta 1966 Juan Pedro no regresa a su tierra, no se reencuentra con su familia. En el periódico El Día logró un trabajo y buenas amistades, incluso con personas abiertamente distantes en lo ideológico, pero que le habían tratado como un compañero de trabajo. 
Tras la muerte del dictador incluso fue partícipe y fomentó un encuentro entre antiguos presos de Fyffes que, antes de leyes como la de la memoria histórica ya repasaron juntos sus vivencias y su sufrimiento. 

En agosto de 1985 ya habían pasado los años más intensos de la transición. El caciquismo seguía firme en muchos espacios de poder y en la revista Tierra Canaria reflexionaba de esta manera sobre algo siempre actual y necesario, la unidad de la izquierda canaria:
"Por eso hay que empezar por establecer el cuadro social y político en que ha de establecerse esa unidad de la izquierda que todos pregonamos y que pocos acertamos a pone en práctica. Y ese cuadro está dado por las exigencias de la propia situación que vivimos en nuestras islas. Por la realidad de la situación de crisis que nos azota, del paro y la miseria que crece día a día; de los problemas generales de nuestra sociedad canaria, que se debate en la frontera del subdesarrollo, siendo el exponente más acabado de las contradicciones existentes entre el modelo económico llamado "occidental" y la supervivencia en nuestras islas de una estructura de producción basada en el sistema intermediario tradicional. 

Es decir, la unidad de la izquierda debe tener como objetivo, en lo inmediato, crear las condiciones indispensables para la lucha contra el paro y la miseria que se abate sobre los canarios y afrontar todos los múltiples problemas que se nos presentan cada día: la educación, la vivienda, los servicios sociales, la defensa de nuestras condiciones de vida, del medio ambiente, y como elemento fundamental, la defensa de la causa de la paz y el desarme. Toda una serie de cuestiones en la que existe una coincidencia fundamental entre los diferentes colectivos que nos llamamos y defendemos con ligeras variantes posiciones de izquierda".


Solo dos años después fallecía, dejando muchos compañeros de lucha, muchos amigos y el mismo sueño de libertad y justicia que germinó en él sembrado en muchos corazones.

domingo, 7 de marzo de 2021

Amelia Ascanio Moreno una gomera luchadora



A finales de 1941 Amelia Ascanio Moreno estaba en prisión en Madrid. En el verano de ese mismo año hermano había sido fusilado por su activismo comunista y su papel en la defensa de la capital española durante la Guerra Civil, su pareja había sufrido la misma suerte en diciembre de 1939 y sus primos Pablo y Fernando estaban desaparecidos desde el año 1936, habían tenido la mala suerte de quedar en La Gomera. Su hermana Blanca y primo Juan Pedro estaban en prisión, una en la cárcel de mujeres de Tenerife y el otro en un campo de concentración de Marruecos, tras fugarse de la zona del Protectorado español.
Al borde del 8 de marzo me gustaría recordar a una mujer que pagó su compromiso político con cinco años de prisión y decenas de años de exilio forzado.
Amelia, junto con sus hermanos Blanca y Guillermo, eran parte de una familia de la pequeña burguesía de Vallehermoso que vivieron con emoción la resistencia a los últimos años de la Dictadura de Primo de Rivera, la caída de la monarquía y el inicio de la Segunda República. Su conciencia política se forjó en la lucha contra los poderes caciquiles de ese momento y en la defensa de la clase obrera isleña.
En la década de los treinta acompañó la lucha de tantos gomeros y gomeras en defensa de mejores condiciones laborales y de vida, junto a quienes llevaban años denunciando las difíciles condiciones de vida de la Isla en el periódico Altavoz. Su pareja, Gabriel Megías Fragoso, era uno más de los jóvenes que pasaron del socialismo al comunismo al calor de las movilizaciones en defensa de los derechos sociales y laborales de la clase trabajadora.
A finales de 1935 Amelia se traslada con parte de su familia a Madrid, naciendo su primer hijo, Miguel Ángel Megías Ascanio en febrero de 1936, pocos días antes de la victoria del Frente Popular. Durante la Guerra Civil, Amelia y su marido colaboran activamente con el Partido Comunista en las tareas de defensa de la ciudad. Esta labor hace que en el proceso que se le realizó tras la entrada de los fascistas en la capital española se señale que era “de filiación comunista se significó todo el tiempo por su propaganda revolucionaria amenazando e insultando a personas de orden y a la Causa Nacional, regocijándose de los excesos cometidos, frecuentando y siendo dirigente de un Cuerpo Comunista, sito en la calle de O´Donell, habitando en unión de su esposo un piso de un aviador Nacional no obstante la oposición del Portero y en ocasión de la revuelta comunista intentó formar una lista de vecinos derechistas”, por la que la condenan a 20 años de reclusión mayor, permaneciendo en prisión hasta 1944, año en el que parte junto a su hermana y a su hijo de ocho años a un largo exilio en Venezuela, como tantos otros canarios y canarias.

domingo, 21 de febrero de 2021

Niños esclavos de las antiguas afortunadas


En el año 1494 el mercado de esclavos de Valencia era un hervidero. Uno de los negocios más terribles y antiguos de la humanidad mantenía una febril actividad en el puerto mediterráneo. Barcos aragoneses, portugueses, genoveses y castellanos llegaban cargados de mercancía humana, berberiscos, negros del golfo de Guinea y también muchos niños y niñas procedentes de Canarias.

Según los estudios de la investigadora Vicenta Cortés, entre 1493 y 1496 se desarrollaron los años de mayor llegada de esclavos guanches, palmeros y canarios al mercado esclavista valenciano gracias a la generosa colaboración de Alonso Fernández de Lugo.

Con frío protocolo y con cierto detalle los escribanos dejaron registrados estas ventas de menores esclavos que huían de la guerra y caían en manos de los piratas europeos que asolaban las costas isleñas y que veían en estas jóvenes presas un negocio fácil y seguro.

Sus nombres, vivos hoy en nuestros pueblos y barrios, quedaban apuntados mecánicamente junto con otros datos como el color de su piel, edad y origen. Aunque viendo sus caras nadie lo diría, eran los afortunados, los que llegaban vivos tras una larga y traumática travesía.

Como si de ganado se tratase, en ese año se vendieron 153 “cabezas” procedentes de Canarias, 81 de ellas de Tenerife y en su mayoría menores de edad. La autora de la investigación publicada en el Anuario de Estudios Canarios en 1955 asegura que “estos muchachitos escapaban junto con sus madres de la parte cruenta de la guerra y de sus represalias, y con ellas emprendían el camino del cautiverio. Por otro lado, los compradores sentían gran interés hacia los ejemplares muy jóvenes, a los que se podía educar e instruir a voluntad con más rapidez que a los maduros”.

Vayamos al día 12 de agosto de 1494. Comparecía Miguel Sanz Escuder, factor y procurador del lugarteniente del tesorero del rey, el honorable Alfonso Sanchís, para presentar un lote de 65 guanches que habían sido apresados en su tierra, trasladados desde allí a La Gomera y remitidos al oficial real por medio de un mercader genovés. El testimonio detalla la siguiente lista de nombres y datos de pequeños atrapados muy posiblemente en las zonas más accesibles de la costa de nuestra tierra:

“...hombre de diez años de edad llamado Aduntterner, otro hombre de diez años de edad llamado Addasarne, otro hombre de ocho años llamado Attasat, otra mujer de cinco años llamada Tassat, otro hombre de doce años, Attabonera. Otro hombre de doce años, Axohuquonaya, otro hombre de diez años llamado Adzubema, otra chica de tres años de edad que no sabe su nombre, otro hombre de diez años llamado Attirnera, otro hombre de once años de edad, Ghaynegoga, otro hombre de once años llamado Atturchayayne, otra mujer de diez años llamada Attaybenaso, otro hombre de siete años llamado Atasar, otro hombre de once años que no tiene nombre, otro de doce años de edad llamado Guatutse, otro hombre de nueve años llamado Attasa, otro hombre de ocho años de edad llamado Attasa, otro hombre de once años llamado Axixuna, otro hombre de dos años de edad llamado Adzubenam y otra mujer de diez años llamada Attagora, otro hombre de dos años llamado Attase, otro hombre de ocho años llamado Attemisa, otro hombre de un año llamado Attaxa, otra mujer de doce años de edad llamada Admayatescha, otro hombre de seis años llamado Attemsa, otro hombre de cinco años de edad llamado Adzubenam, otro hombre de cuatro años de edad llamado Addnanasa, otra mujer de cinco años de edad llamada Adtemexi. Y otro hombre de tres tres años de edad llamado Guauassa, otro hombre de diez años llamado Adsabroguona, otro hombre de cuatro años de edad llamado Adsneyneyne, otro hombre de seis años llamado Siso, otra mujer de ocho años de edad llamada Ayuasungua, otro hombre de cuatro años llamado Attmeixim, otro hombre de cinco años llamado Attasat, otra pequeña de un año que no tiene nombre...”.

El 1 de marzo de ese mismo años “Gaspar Rull, mercader de la ciudad, presenta 4 esclavas blancas de Tenerife: Attasa, de 16 años, su madre y hermana en Tenerife, que, sembrando, fueron apresadas y llevadas a Gran Canaria y de allí al Puerto; Attamech, de 14 años, apresada cuando iba a buscar leña...”.

Atrapados por los piratas esclavistas, encerrados y sacados de una cultura que durante milenios se mantuvo intacta a una Europa que empezaba a clarear con el renacimiento, pero donde los esclavos seguían siendo un producto de primera necesidad para las élites. Niños y niñas asustados, a veces acompañados de sus madres o familiares que dan los nombres de los más pequeños.


La lista sigue y sigue, una larga suma de documentos burocráticos que en la transición sirvió de base a los libros de nombres guanches que llenaron las Islas, cuando dejaron de estar prohibidos, como una reivindicación tardía y humilde de una parte de nuestra historia olvidada. Mientras los nombres de algunos de los esclavistas y quienes facilitaron su tarea tienen su espacio de honor en calles y plazas, algunas señeras, donde en domingos como este mis hijos Yaiza y Ancor juegan despreocupadamente.

Más información: https://mdc.ulpgc.es/digital/document/content/aea_1298


domingo, 7 de febrero de 2021

Nicolás Mingorance, olvidado poeta, periodista y activista republicano

La vida de Nicolás Mingorance es el reflejo de la compleja sociedad e historia de los primeros años del siglo XX. Su existencia, casi de película, estuvo marcada por dos poetas y dos barcos. Pedro García Cabrera, compañero de activismo, y Pablo Neruda, rescatador de exiliados en las costas francesas, el Viera y Clavijo, el barco donde marchó preso deportado y donde logró la libertad y el sueño del Winnipeg, donde encontró el exilio.

Esta generación vivió con intensidad los albores del siglo XX, donde una sociedad marcada por las guerras coloniales y el primer conflicto mundial tuvo que afrontar el paso de la monarquía decadente de Alfonso XIII a la dictadura de Primo de Rivera, la aparición fulgurante de la II República y el golpe fascista de 1936, todo ello en un proceso de transformación económica y grave crisis en una sociedad dependiente de las exportaciones fruteras como Canarias.

Este tinerfeño, nació en 1903 en Santa Cruz de Tenerife (1) en una familia en la que tuvo la oportunidad de realizar estudios, algo no demasiado usual en una sociedad en la que cerca el 70% de la población de la década de los veinte en nuestra tierra sufría de situaciones de analfabetismo (2).

Mingorance fue un vecino activo desde su adolescencia, con apenas quince años forma parte de la Asociación Primero de Abril-Sociedad de Fomento El Cabo, entidad dedicada al mundo de la cultura y el deporte fundada en 1915 (3). En este espacio, surgido en el populoso y obrero barrio santacrucero del mismo nombre, el joven Nicolás participa en actividades vinculadas al arte, el teatro y la poesía. Entre 1918 y los primeros años de la década de los veinte su voz y su persona forman parte de las representaciones teatrales, líricas o poéticas que la entidad cultural tinerfeña organiza en la capital, en su local de la calle San Carlos Nº20 o en el teatro municipal, compartiendo cartel con otros jóvenes de la asociación, como Teresa Perera, Carmen Chico, Manuel Perera, Victor Perera y José Nieto (4). Ya en esos primeros años de actividad es mencionado como un “aplaudido aficionado” por su papel en la obra teatral “El crimen elegante”, estrenada con motivo de las fiestas de San Pedro (5).

Con dieciocho años recién cumplidos, Nicolás Mingorance se incorpora a la directiva de la Asociación Primero de Abril-Sociedad de Fomento El Cabo, ocupando en 1920 el puesto de Secretario de la entidad, presidida en ese momento por Eulogio Reyes y Reyes (6) y participando en su Patronato Musical en 1921, como vocal (7).

No ha cumplido los veinte años cuando inicia sus colaboraciones en el periódico literario “Letras”, donde publica el texto “Eterno dolor” (8), y en la revista “Canarias”, también dedicada al arte y la literatura, en la que publica los textos “Palabras” y “Tristezas del recuerdo”, compartiendo páginas con escritores como el republicano Luis Rodríguez Figueroa, asesinado en 1936, o el clérigo Sebastián Padrón Acosta (9).

Su pasión literaria se plasma en diversos artículos e iniciativas en los que promueve que Tenerife rinda homenaje, en forma de escultura en la vía pública, a dos figuras claves del arte isleño, Ángel Guimerá y Pérez Galdós, del que dice que es “cima de nuestras letras, albor de las ideas renovadoras, luz sin artificio” (10)

En 1922 participa en la creación de la nueva revista literaria llamada “Novela canaria”, cuyo primer número, vendido al precio de treinta céntimos, estuvo dedicado a la leyenda romántica y contó con el prólogo del propio Nicolás (11).

El activo tinerfeño también muestra su interés por el mundo del deporte, vinculado con el propio origen de la sociedad en la que participa. En 1923 ocupa el cargo de secretario del Castro Futbol Club (12) y es nombrado representante en la capital tinerfeña en la Junta Directiva de Las Palmas, por el Santa Catalina (13). En este mismo ámbito, es nombrado en el local social del Club Deportivo Tenerife representante del Castro FC en la constitución de la Federación de fútbol y en la redacción del reglamento de la misma (14).

En esos mismos años contrae matrimonio con Carmen Camacho Díaz, con la que tiene su primer hijo en el año 1926, llamado también Nicolás, que falleció a los pocos meses de nacer “víctima de breve y penosa enfermedad” (15).

A finales de la década de los veinte, en plena dictadura de Primo de Rivera, las entidades sindicales van tomando fuerza, caso de la Sociedad de Camareros y Cocineros de Santa Cruz de Tenerife, que organizan actos sociales en los que recaudar fondos destinados a los huelguistas de este sector, en los que participan personas del mundo del arte y la cultura. Mingorance se acompaña en este evento de figuras como Atilano Santos, compañero de redacción en otros medios de prensa escrita, y el poeta, pintor y caricaturista Diego Crosa (16).

En su faceta periodística este autor destaca en sus crónicas de viajes y lugares de la geografía isleña, visitando varias Islas, de las que deja extensos artículos como el que dedica en El Progreso a “El museo y biblioteca de La Palma” donde destaca el papel de los fundadores de La Cosmológica, que nació “al calor de hijos de La Palma, quienes colaboraron incansablemente por el sostenimiento y adelanto de la misma” (17)

Un espacio señero de la cultura en toda esa intensa época es el Ateneo de La Laguna, en el que se organizaban veladas literarias de alto nivel donde dar a conocer a nuevas figuras del arte isleño. Su presidente, Pedro Pinto de la Rosa, denomina a estas veladas “el más alto pregón de nuestra vida literaria” y glosó sobre los jóvenes valores, que “tenían en sus manos el futuro intelectual de Canarias”. Aquellos que sufrirán las consecuencias del golpe fascista apenas diez años después son voces reconocidas en estos eventos culturales, caso de Saturnino Tejeda, escritor y destacado componente del Ateneo y el Orfeón o el brillante poeta gomero Pedro García Cabrera, compañero de militancias futuras (18). En la fiesta de la copla que celebra este espacio cultural lagunero Nicolás Mingorance logra un reconocimiento junto a autores populares consagrados, como Veremundo Perera, con el siguiente texto:

Por una copla del pueblo

de tu engaño me enteré:

¡bendita sea la copla

que borró nuestro querer! (19)

El escritor tinerfeño no es ajeno a la efervescencia política que se vive en los años previos a 1931, sus valores republicanos traslucen por primera vez en la prensa del momento en un artículo dedicado al aniversario de la proclamación de la Primera República. En este texto señala “esta fecha significadísima trae a la memoria la marcha hacia la eternidad de algunos paladines republicanos. Paladines que no tuvieron reverso” (20).



Entre 1928 y 1929 nacen dos nuevos hijos en su matrimonio con Carmen Camacho, Eladio Nicolás Mingorance, nacido el mes de febrero de 1928, que sería conocido por ser afamado letrista de la mítica Nifú Nifá y su hija menor, Carmen Mingorance. En esos años es llamado como reemplazo de la mili, que desarrolla en el Archipiélago, tiempo en el que intercala viajes a El Hierro y La Gomera con diversos artículos y con su trabajo de reportero deportivo para el periódico La Tarde (21)(22).

Llega la Segunda República y un momento de creciente agitación política en la que Nicolás participa muy activamente. La intensidad de las movilizaciones políticas, sociales y culturales se manifiesta en la proliferación de asociaciones obreras y sociales, siendo el Sindicato de Inquilinos uno de los más destacados por la fuerza y dureza de sus movilizaciones.

En esos años es un activo integrante de la Asociación de Empleados de Banca y Bolsa, vinculada a la UGT, que no duda en apoyar con vehemencia la causa de los inquilinos tinerfeños, que en 1933 protagonizan una intensa huelga en defensa del acceso a la vivienda (23). Mingorance mantiene una actitud de respaldo claro de esta reivindicación social, a pesar de los momentos de violencia vividos durante las movilizaciones en las calles capitalinas. Esa situación que genera un debate interno en la Asociación de Empleados de Comercio, Industria y Banca, en la que la posición de su portavoz se manifiesta en el artículo publicado por La Prensa en el que, ante las tensiones entre grupos políticos y sindicales, reclama “menos litigios y menos política; más razones y más humanidad. Esa es la entraña de todos los problemas sociales de Tenerife y muy especialmente de este que defiende el Sindicato de Inquilinos” (24). En el periódico La Tarde Nicolás reflexiona sobre la diferencia de posiciones entre organizaciones políticas y sindicales a causa de la huelga de los inquilinos, donde señala que aunque “no sostienen los mismos puntos de vista en la táctica o procedimientos para el logro del su ideal, sienten con igual laceración todos los problemas que lleven un fondo comprensivamente humano” (25).

Los primeros años de la década de los treinta favorecen la politización del autor isleño, que se acerca claramente al socialismo. Este cambio se refleja en sus artículos periodísticos en los que reflexiona sobre la realidad del momento “no puede negarse que vivimos una época distinta en todas sus facetas a las que hemos padecido últimamente. Quizás un poco revolucionaria en el diáfano sentido de cambiar lo malo por lo bueno, de mejorar la personalidad proletaria, pero que lleva un fondo de humanidad y de convivencia social que estimula hondamente nuestro trabajo” (26). En el seno de la Asociación de Empleados de Comercio, Industria y Banca el debate entre los sectores más politizados y lo menos se intensifica, siendo Nicolás uno de los defensores de esta línea de implicación, ofreciendo conferencias a sus compañeros referidas a “lo apolítico y lo político en nuestra organización”, dirigidas a la toma de conciencia y la participación activa en el cambio de sociedad que estaba en juego (27).

En las elecciones de 1933 Nicolás Mingorance se convierte en uno de las voces más escuchadas en los mítines del Partido Socialista en los distintos municipios de Tenerife, compartiendo tribuna con militantes como Pedro García Cabrera, José Rial, Luis Álvarez Cruz o Luis Rodríguez Figueroa (28).

El conflicto tabaquero, que agrupaba a cientos de obreros en la Isla, y la respuesta al Consejo de Guerra contra una treintena de jornaleros, detenidos por los sucesos de Hermigua acompaña al cambio político que vive la república tras la victoria de la CEDA. La Asociación de Empleados de Comercio, Industria y Banca celebra en abril de 1934 un acto de apoyo y recogida de fondos destinados a apoyar a las familias de los obreros detenidos en Hermigua y los militantes de izquierda detenidos y sus familiares en la intentona revolucionaria de la llamada guerra civil de Austria. Mingorance manifiesta en esa jornada que el acto no tenía que ver con la caridad, ya que “caridad es la que se practica con los pobres, y los obreros de Austria y de Hermigua no están en esta situación de pobres, sino imposibilitados por la ley para continuar ejercitando su trabajo” (29)(30).

Los retrocesos políticos y sociales vinculados al gobierno de la derecha, junto a la represión creciente contra quienes reclaman avances revolucionarios, promueven que las organizaciones de la izquierda confluyan en favor de una candidatura electoral única para los comicios de febrero de 1936, generándose numerosos actos promovidos desde las Juventudes Socialistas, las Juventudes Libertarias o las organizaciones sindicales, donde Nicolás participa como presidente de la Asociación de Empleados de Comercio y miembro del PSOE (31)(32). En Güímar es la voz principal del mitin socialista que desbordó en 1935 el Teatro Cine de la localidad, que incluso tuvo que abrir sus puertas por la gente que no pudo entrar en la sala, donde aborda la inactividad de la derecha frente a la intensa campaña de las fuerzas de izquierda unidas en el Frente Popular (33).

Con la victoria de la izquierda, Nicolás Mingorance es nombrado concejal del ayuntamiento de Santa Cruz, junto a Manuel Guadalupe Pérez, Fulgencio Santaella, Francisco González, Fernando Crespo, Oscar Pestana, Cándido Reverón, entre otros (34).

En esta corta etapa Nicolás Mingorance toma un papel activo en las demandas de mejora de la sociedad santacrucera y reivindicaciones vinculadas a la necesidad de vivienda pública o de centros escolares. También lo simbólico juega un papel importante en las acciones de este nuevo gobierno. En la sesión del 14 de Mayo de 1936 se produce el debate sobre las banderas inglesas de los buques de Nelson, ubicadas en la Iglesia de La Concepción, que por un acuerdo de 1933 debían trasladarse para su adecuada conservación al Museo Municipal, cuestión que no se había ejecutado. Propone “que se acuerde en firme la petición de esos trofeos, y dirigiéndose a los centros que corresponda, se nombre a una comisión de Concejales que se haga cargo de los mismos. Estima que si las gestiones que propone realizar no dieran resultado, se debe dirigir la Corporación a Madrid pidiendo se ordene la entrega, aprovechando que esas gestiones pudiera hacerlas el Sr. Alcalde que se encuentra en aquella Villa.: pues perteneciendo las banderas al pueblo, deben radicar en el Museo, máxime cuando se rumorea de que ya faltan algunos trozos a las mismas por causa que diría una que se comprobara el rumor” (35). Esta petición, aprobada en el pleno, conllevó el traslado de estas insignias, quedando un interesante testimonio gráfico del momento, con alto valor simbólico por tratarse de sacar estos emblemas del espacio religioso para llevarlos al ámbito público y laico del Ayuntamiento (36).



Por su faceta cultural es elegido como responsable municipal de Archivos, Bibliotecas y Museos apenas quince días antes del golpe franquista (37), manteniendo gran interés por documentos oficiales como el del nombramiento del político conservador Alejandro Lerroux como ciudadano de honor por el Consistorio capitalino en el anterior mandato, cuestión por la que manifiesta que “fue el Jefe del Gobierno que reprimió la revolución de octubre y que como el Frente Popular está compuesto de fuerzas que participaron en aquella, dice que se debe revocar aquel acuerdo, puesto que ello fue producto de la política menuda que realizó el anterior Ayuntamiento y que el único fundamento fue una circular del ayuntamiento de Huelva, pidiendo la adopción de ese acuerdo”, cuestión respaldada por la mayoría municipal (38).

Y llegó el tristemente famoso 18 de julio de 1936 y con él las detenciones y la persecución masiva de los representantes de las fuerzas de izquierda. Nicolás es detenido, igual que la mayoría de los componentes destacados de las candidaturas populares y de los sindicatos.

No existe mucha información de ese momento para nuestro protagonista, aunque partiendo de otros casos similares posiblemente fue trasladado pronto a los buques prisión ubicados en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. Los dirigentes del nuevo régimen optan por ordenar la deportación el 17 de agosto de 1936 a Río de Oro y la Aguera de una treintena de dirigentes destacados de la izquierda, siendo señalados “por ser peligrosos” (39). Antonio Padrón Jorge, preso en el Santa Rosa de Lima narra la marcha de los deportados “fue temprano. Estuvieron llamando, por nombres, en cada barco y luego iban subiendo...(Nicolás) Mingorance iba de los primeros de la fila...” (40).

Nuestro protagonista queda, junto a 36 hombres más, en las bodegas del vapor correo Viera y Clavijo para ser deportado a los territorios coloniales del Sáhara español. Según el imprescindible libro de José Manuel Hernández “los criterios seguidos para hacer la selección fueron el carácter de dirigentes sindicales y políticos de muchos de los deportados y su capacidad de organización e influencia entre las clases populares tinerfeñas...” (41).

En el viaje forzado le acompaña una vez más el poeta y concejal socialista Pedro García Cabrera, pero también figuras como el periodista y escritor José Rial, Lucio Illada, gestor del Cabildo, presidente de la Mancomunidad de Cabildos, Antonio Espinosa, obrero fundador de las Juventudes Libertarias de Canarias, Francisco Sosa, anarquista y presidente del Sindicato de Inquilinos o Carlos Pestana, aparejador y escritor miembro de Izquierda Republicana y concejal arafero (42).

Desde su llegada al Viera y Clavijo encuentran numerosos mensajes de apoyo de los marineros del barco, lo que les levantará el ánimo en un viaje, que tras un breve paso por los campos de concentración de Las Palmas de Gran Canaria, deja a los republicanos confinados en el fuerte de Villa Cisneros (43).

En la localidad saharaui son escoltados por tropas locales que están acompañadas por soldados procedentes de Tenerife, muchos de origen campesino y obrero, que de forma más o menos abierta han simpatizado con la república (44).



Tras varios meses de reclusión y trabajos forzados en el ardiente entorno de Villa Cisneros los contactos con los soldados y la propia auto organización de los deportados favorece la construcción de un ambicioso plan de fuga que se puso en práctica en la madrugada del 14 de marzo de 1937. Deportados, junto con parte de los soldados del destacamento toman las armas y se hacen con el control del campamento y el fuerte. Uno de sus máximos responsables, el cabo Luciano Minguillón narra el momento “unos sacaban los fusiles, otros despertaban a los soldados diciéndoles: ¡Nos hemos sublevado! ¿Con Franco o con la República?” (45).

Tras unas pocas horas los liberados, con amplio apoyo de los jóvenes soldados tinerfeños, logran tomar también el correo Viera y Clavijo, que había llegado nuevamente a la zona en su travesía por la costa Saharaui con pasajeros y mercancías.

En este barco, meses antes prisión, realizaron un arriesgado viaje, con la bandera roja y republicana como enseñas, hasta la capital del Senegal colonial, Dakar, ciudad en la que un total de 23 republicanos deportados, 93 militares, 33 tripulantes del barco y 2 pasajeros, optan por la manifestar la lealtad al gobierno democrático, regresando a las zonas controladas por la República en las siguientes semanas. Sus familias vivirán la brutal represión franquista, que procede al encarcelamiento sistemático de algunos de quienes compartían su cariño con los responsables de esta extraordinaria fuga, que logró gran fama en los primeros años de la guerra civil (46).

En junio de 1937 Nicolás se encuentra ya en Valencia, llegado tras la travesía entre Dakar y Francia junto a varios integrantes de los deportados y fugados. Forma parte junto con Manuel Prieto y Carlos Pestana de la Comisión Pro Casa de Canarias, que abrirá sus puertas en la capital catalana, y participa de la defensa del gobierno republicano y sus ideales, siendo vocal de la Agrupación Socialista de Canarias en Barcelona (47).

Es probablemente en Valencia donde recibe la devastadora noticia del fallecimiento de su esposa a finales de noviembre de 1937, dejando a sus hijos Nicolás y Carmen a cargo de familiares. La esquela publicada en la prensa isleña menciona lacónicamente que Mingorance está “ausente” (48).

La guerra desarrolla su terror y Nicolás Mingorance acaba abandonando España junto con tantos otros miles de refugiados republicanos que huyen del terror fascista. Acaba habitando uno de los campamentos que agrupaban a miles de personas en el sur de Francia hasta que el Winnipeg, conocido como el barco de la esperanza, hace su presencia en el puerto de Trompelup-Pauila.

Este buque rescató de su exilio a unos 2000 republicanos y está estrechamente ligado al poeta chileno Pablo Neruda. Entre abril y agosto de 1934 el poeta y su compatriota Delia del Carril revisaron cada expediente de persona que solicitaba ocupar una plaza en el Winnipeg, confesando Pablo que le fue “imposible rechazar solicitud alguna”. El 19 de agosto parten desde la costa francesa y en treinta días llegaron a Chile en donde recuperarían la libertad y la vida (49). Nicolás es un exiliado más en el continente americano, siendo su vida difícil de seguir desde ese momento, ojalá este artículo nos ayude a lograr un poco más de luz sobre el final de su existencia y esos duros años de distancia.

La generación que vivió en apenas unas décadas una vida entera de luchas, sueños y emociones nos dejó un legado olvidado, que siempre es bueno recuperar y recordar, atesorar para recuperar la memoria de lo que pudo ser y no fue, de quienes dieron todo por lograr un mundo mejor.

Apéndice documental y enlaces:

  1. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2011/09/10/primera-requisitoria-contra-los-evadidos-del-sahara/

  2. González Pérez, Teresa. Alfabetismo y escolarización en Canarias. Tebeto: Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura Nº9 1996 p. 328

  3. https://es.wikipedia.org/wiki/Real_Uni%C3%B3n_de_Tenerife

  4. La prensa : diario republicano: Año VIII Número 2405 - 1917 Diciembre 01 p 2

  5. La Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año VIII Número 2422 - 1918 junio 28 p 1

  6. El Progreso : diario republicano: Año XV Número 4517 - 1920 abril 20 p 2

  7. El Progreso : diario republicano: Año XVI Número 4867 - 1921 junio 10 p2

  8. El Progreso : diario republicano: Año XVII Número 4968 - 1921 octubre 4 p1

  9. La prensa : diario republicano: Año XII Número 3743 - 1921 Noviembre 20 p2

  10. El Progreso: diario republicano: Año XVII Número 5187 1922 junio 23 p2

  11. El Progreso : diario republicano: Año XVIII Número 5308 - 1922 noviembre 4 p2

  12. El Progreso : diario republicano: Año XVIII Número 5547 - 1923 agosto 23 p2

  13. El Progreso : diario republicano: Año XVIII Número 5569 - 1923 septiembre 18 P1

  14. El Progreso : diario republicano: Año XX Número 6015 - 1925 mayo 15 P2

  15. El Progreso : diario republicano: Año XXI Número 6474 - 1926 noviembre 8 P1

  16. El Progreso : diario republicano: Año XXII Número 6527 - 1927 enero 10 P1

  17. El Progreso: diario republicano: Año XXINº6362 1926 junio 28 p1

  18. El Progreso : diario republicano: Año XXII Número 6591 - 1927 marzo 26 P1

  19. La Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año XV Número 4249 - 1927 mayo 14 P2

  20. El Progreso : diario republicano: Año XXIII Número 6860 - 1928 febrero 11 P4

  21. El Progreso : diario republicano: Año XXIII Número 6867 - 1928 febrero 20 P2

  22. La Gaceta de Tenerife: diario católico de información: Año XVIII Número 4485 1928 marzo 1 p2

  23. La Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año 7372 Número - 1933 mayo 23 P8

  24. La Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9001 - 1933 Julio 14 P5

  25. Cabrera Acosta, M.A. La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC. 1991 P 368

  26. La prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9022 - 1933 Agosto 08 p5

  27. La prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9083 - 1933 Octubre 18 p8

  28. La prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9107 - 1933 Noviembre 16 p2

  29. La Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año 7629 Número - 1934 abril 3 p8

  30. La Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9228 - 1934 Abril 10 p5

  31. La Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9247 - 1934 Mayo 02 p3

  32. La Prensa : diario republicano: Año XXIV Número 9338 - 1934 Septiembre 20 p3

  33. La Prensa : diario republicano: Año XXVI Número 9707 - 1935 Diciembre 04 P4

  34. La Gaceta de Tenerife : diario católico de información: Año 8383 Número - 1936 febrero 29 P3

  35. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/07/21/trasladar-las-banderas-de-nelson/

  36. La Prensa : diario republicano: Año XXVI Número 9855 - 1936 Mayo 31 P1

  37. La Prensa : diario republicano: Año XXVI Número 9882 - 1936 Julio 02 P2

  38. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/07/04/ciudadano-de-honor-alejandro-lerroux/

  39. García Luis, Ricardo. Crónica de vencidos. Ed. La Marea. 2003 P 195

  40. Idem p 196

  41. Hernández Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018) p 38

  42. Hernández Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018)

  43. Pérez García, Guadalupe (2002). La colonia penitenciaria de Villa Cisneros. Deportaciones y fugas durante la Segunda República, en Historia y Comunicación social, vol.7 p183

  44. Hernández Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018)

  45. García Luis, Ricardo. Crónica de vencidos. Ed. La Marea. P 203

  46. Hernández Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018)

  47. Idem p 230

  48. La prensa : diario republicano: Año XXVIII Número 10306 - 1937 Noviembre 23 P2

  49. Simón, Ada y Calle, Emilio. Los barcos del exilio. ed. Oberón. 2006

Foto de Nicolás Mingorance: Islas Raíces. Visiones insulares en la vanguardia de Canarias