viernes, 31 de diciembre de 2010

Opiniones siniestronas: los orígenes (parte 1).


La verdad que jamás me han gustado los autos de fe. Eso de ser juzgado sin derecho a la defensa para sólo poder pedir perdón antes de quemarte en la pira pone los pelos de punta. De la misma manera en los últimos días me he sentido profundamente asqueado de los ataques inquisitoriales de bajo nivel que se han lanzado contra compañeros de Sí se puede por parte de Radio San Borondón.
Esta emisora es parte del Centro de la Cultura Popular Canaria, editorial a la que pertenecen muchos de los primeros libros sobre Canarias que compré y leí en mi adolescencia. A esta editorial, propiedad de Cesar Rodríguez Pláceres, debemos reconocerle su intensa labor en la difusión de la cultura y la identidad canaria en estos últimos treinta años, sobre eso no hay duda ni cuestionamiento posible. Sin embargo a través de su emisora, donde el propietario es el editorialista de cabecera, se está generando de forma continua y mal intencionada informaciones falsas y manipuladas en los últimos tiempos contra militantes de la organización en la que, les guste o no, buena parte de la izquierda de Tenerife militamos o simpatiza.
En Radio San Borondón podemos escuchar con gran frecuencia a sus opinadores refiriéndose a la falta de libertad o de rigor informativo presente en la mayoría de los medios de Canarias, que jamás dejan la posibilidad de réplica o lanzan informaciones sin contrastar. Precisamente esa es una de las formas “periodísticas” preferidas por la emisora donde casi un 90% de los contenidos son noticias de opinión sin la más mínima posibilidad de réplica.
Que una emisora apoye a unos u otros por desgracia entra dentro de lo normal, al menos de lo frecuente. Cuando el señor Andrés Chávez respaldaba ideológicamente a Zerolo, Pepito Rodríguez apuesta por la derechona pseudoindependentista o en Mi Tierra Televisión lanzaban sus brutales arengas contra Lola Padrón se está respondiendo a un determinado guión vinculado con los intereses económicos y políticos de esas empresas de comunicación, no es nada nuevo.
En Radio San Borondón tenemos un buen ejemplo de ello. A pesar de que se les puede valorar positivamente el seguimiento que hacen sobre aspectos de la actualidad que pocos medios siguen y ponen temas musicales que en pocos lados puedes escuchar, es una emisora que responde a los mismos intereses que las otras, la principal diferencia es que su principal objetivo actual parece encontrarse en querer jugar un papel protagonista en la supuesta “reconstrucción” de la izquierda canaria, siguiendo siempre el modelo que el señor propietario parece tener en la cabeza y que varía de año en año, incluso mes a mes ante la testadura pero implacable realidad. Para ello en las pasadas elecciones la emisora se lanzó a la creación de la coalición Unidos por Tenerife, creando para ello un partido con buena parte de los opinadores de referencia en la emisora. Ese partido llamado Unión Ciudadana (UC) fue situado en el proceso político del 2007 dentro del modelo de frente unitario que tocó ese año. Un frente que, como siempre, para queme de sus posibles votantes y seguidores, se disolvió bruscamente al minuto siguiente de contabilizarse la última papeleta.
El pasado noviembre sus propios excompañeros de coalición, Izquierda Unida Canaria (IUC), plasmaron en el informe del Consejo Político Insular -que puedes consultar en su web- “se ha planteado la posibilidad de resucitar Unión Ciudadana para confluir” lo que deja bien claro lo que les pasó tras las elecciones y el “nivel” político de UC como referente radiofónico de la izquierda.
En las elecciones del 2007 también participó Sí se puede, un espacio común de acción política donde confluimos gentes procedentes de muy diversos ámbitos de la izquierda, independentistas, nacionalistas de izquierda, ecologistas, comunistas, socialistas, republicanos, sindicalistas, intelectuales, verdes...conformando un frente unitario de izquierdas que ha continuado trabajando incansablemente, desde entonces hasta ahora, sumando además a nueva gente en sus filas, con unas asambleas que cada vez son más nutridas. Sinceramente creo que los impresionantes resultados obtenidos a los pocos meses de nuestra constitución y el haber mantenido siempre una estrategia propia basada en las decisiones colectivas han generado que el señor Pláceres nos haya situado en el lugar de los “malos”, en su eje del mal particular, los difíciles de controlar. Se refiere a nosotros como “la siniestrona” término que curiosamente acuñó en su momento Alfonso Guerra, vocero socialista, cuando IU a nivel del Estado le metía caña de verdad al PSOE de los GAL (que, por cierto, fue cuando sacaron 21 diputados).
Para el señor Pláceres somos la siniestrona, igual que el Foro contra la incineración, que lleva años trabajando duro para defender la Isla de la basura con la que nos ha tocado convivir o los compas de Canarias Semanal que coordinan un digital desde hace bastante tiempo, donde se plantean debates políticos de alto nivel y profundidad. Los tres compartimos algo, no le hacemos la ola al señor propietario de la emisora y en algún momento hemos cometido el “gran pecado” de expresar alguna crítica a sus planteamientos.
Me resulta significativo, casi un test sobre el estado de salud de la izquierda canaria, que una emisora privada -por muy “voz del pueblo” que se defina- quiera tener un papel determinante en los procesos políticos de la izquierda en Tenerife. Resulta hasta chocante y un poco patético que el señor Pláceres pretenda activamente ser el equivalente progre e insular de lo que es Jiménez Losantos o Pedro J. Ramírez para la derecha española.
Actualmente San Borondón promueve una nueva experiencia unidad con el nombre de “Somos Más-Frente Amplio” donde una Unión Ciudadana resucitada tras tres años de coma, se suma al Partido Comunista del Pueblo Canario y a IUC que, aunque en su Consejo Insular dejó claro que cualquier proceso unitario “se hará respetando y manteniendo las siglas de IUC”, parece dispuesta a olvidar sus acuerdos de noviembre para contentar al señor Pláceres. Este último además se lanza últimamente desesperadamente a hacer llamamientos para que parte de los escindidos del PSOE, encabezados por Viciana, se sumen a ese proceso en un rebumbio colosal de mecha corta o larga.
Por otra parte no se deja de llamar a la unidad, siguiendo argumentos y modelos muy similares a los que Sí se puede usó en el 2007. Al respecto tengo una noticia, lo que están buscando ya está inventado y se llama Sí se puede, para eso llegan cuatro años tarde y aún más importante, lo hacen en un contexto de movilización social que, por desgracia, va a la baja. Nuevamente los compas de IUC nos ayudan a analizar la realidad de la “unidad” cuando expresan “...algunas de las voces más comprometidas con la unidad de la izquierda en la isla han expresado a representantes de IUC su negativa a una confluencia con determinadas organizaciones”. No resulta muy complicado poner nombres a unos y otros si leemos el documento completo a pesar de que formalmente nos quieren todos y todas en la misma chalana.
Todo lo anterior se enmarca en otro de los ejercicios favoritos de Radio San Borondón, el reparto de carnets de demócratas o de “verdadera” izquierda. Claro, en esa práctica subjetiva basada en las filias y fobias de su propietario, lo mismo convierte a Eligio Hernández, figura destacada en la época del GAL-PSOE y últimamente jurista defensor de personajes como Isaac Valencia (alcalde de La Orotava), en “izquierdista de toda la vida”.Igual ocurre con el expresidente Román Rodríguez, cabeza visible de Nueva Canarias y junto a Melchior uno de los máximos defensores de los trenecitos, que tienta, una y otra vez, a fuerzas” tan progresistas” como el CCN, el Partido “Progresista” Majorero del Marqués de La Oliva o el PIL de la dinastía Martín para entrar en el Parlamento. Viendo esto no nos debe de inquietar, pues, que se nos considere siniestrones aunque por ello nos ponga día tras día en la picota. Ya sabemos que incluso a quienes en su momento les otorgó el carnet lo perdieron a la menor contrariedad. Como nosotros acabaron siendo vetados durante un tiempo prudencial o indefinidamente, convertidos en simples sujetos acusados sin el menor derecho a réplica sólo por apostar por un proyecto político propio, hechos por las asambleas y estar dispuestos realmente a cambiar la política de estas siete peñas en las que nos ha tocado vivir, por creer que realmente se puede hacer.