domingo, 28 de enero de 2024

Cuatro laguneros en los horrores de Mauthausen


Cuando el 27 de enero de 1945 las tropas soviéticas liberaron Auschwitz se encontraron con varios miles de humanos convertidos en auténticos muertos vivientes, uno de los símbolos de los horrores de la II Guerra Mundial. Esta fecha se ha convertido en el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, donde también hubo laguneros.

El holocausto nazi significó toda una guerra de exterminio ideológico y étnico, donde no solo los judíos fueron el centro de las persecuciones. También gitanos, eslavos polacos y rusos, personas con discapacidades, opositores a ese régimen y militantes de izquierda vivieron y murieron en los grandes campos de muerte del gobierno alemán. Entre estos millones de víctimas están también 9.328 republicanos españoles deportados a los campos de concentración. De ellos murieron 5.185, sobrevivieron 3.809 y se dan como desaparecidos 334, siendo el campo de concentración de Mauthausen y los sub-campos dependientes del mismo los que recibieron el mayor número. Dentro de esos deportados que sufrieron el holocausto nazi se encuentra unos cincuenta canarios, cuatro de ellos eran vecinos de La Laguna, Sebastián Perera Marrero, Francisco Afonso García y los hermanos de origen palmero, pero residentes en la ciudad, Gregorio Nacianceno Mata Rodríguez y Orencio Mata Rodríguez. De este grupo solo uno logró salir con vida del horror.

Sebastián Perera Marrero, casado y con un hijo, fue presidente fundador de la agrupación socialista lagunera, además de concejal del PSOE en el Ayuntamiento tras las elecciones de 1936, por este motivo fue detenido y trasladado a los salones de Fyffes, donde en 1938 fue canjeado con el bando republicano y posteriormente pasó a Francia, donde es detenido en 1940. Fue trasladado al campo de concentración alemán, en el que falleció en 1941 a los 36 años.

Francisco Afonso García nació en Valle Tabares, estuvo vinculado con el movimiento anarquista y fue albañil de profesión, fue también parte del canje de presos del año 1938. Con el final de la Guerra Civil, García, casado y con cinco hijos, huye a Francia donde es detenido en 1941 y trasladado a Mauthausen, donde muere en 1942.

Los hermanos Orencio Mata Rodríguez y Gregorio Nacianceno Mata Rodríguez eran naturales de las Tricias (Garafía), en la isla de La Palma, pero residentes en La Laguna en la década de los años treinta, en la pensión que su madre tenía en la calle San Agustín. Con el transcurso de la Guerra Civil ambos fueron movilizados al frente, desde donde se pasaron al bando republicano y solo Nacianceno logró sobrevivir.

En 2017 logramos un acuerdo plenario unánime en el Ayuntamiento de La Laguna para la adhesión a la "Red de memoria y de Prevención del Fascismo. Nunca Más", creada en 2013 y promovida por la Asociación "Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España". También se acordó sumar a Aguere al proyecto Stolpersteine, elaborado por el artista alemán Gunter Demnig, dedicado a recordar a todos los deportados y asesinados por los nazis mediante hitos ubicados en el suelo de la calle, en la cercanía de las viviendas o lugares de trabajo de las víctimas, que están plenamente identificados. Todavía ninguno de estas propuestas se ha desarrollado, por mucho que hayamos insistido dentro y fuera del Gobierno. Tal vez algunos dentro de la propia izquierda hayan asumido ese mensaje conservador de “no reabrir viejas heridas”, como si tapando y dejando en el olvido desaparecieran por arte de magia el sufrimiento de personas que solo querían un futuro con más derechos y libertades.

La Laguna tiene todavía una deuda pendiente con esta memoria de la represión y el holocausto, que es un simple ejercicio de justicia histórica en un momento en el que en Europa vuelven a levantarse los fantasmas de la ultraderecha y el odio al diferente, desde nuestro municipio también debemos plantar cara a estas ideas, dignificando la memoria de quienes no merecen ser olvidados.


domingo, 21 de enero de 2024

La vida inquebrantable de Heleno Toledo Alonso


A Heleno Toledo Alonso no lo quebraron a pesar de su juventud. Otros salieron de Fyffes y de los campos de trabajo con el miedo en el alma, ocultando la mirada, enseñando ese miedo a sus familiares. Él permaneció siempre activo, hasta su final. 
Es difícil medir con la mirada de hoy su valentía, tras pasar siete años en las cárceles franquistas, por su militancia política y sus escritos. Apenas logró la libertad trató de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas en Tenerife en plena clandestinidad. Su propia hija describe como salió de esa experiencia terrible, donde “casi sin vida fue entregado a su madre”. 
Heleno nació el 16 de septiembre de 1916 en Santa Cruz de Tenerife y no había cumplido los veinte años cuando fue detenido por los golpistas. Era una persona activa, que pudo empezar a estudiar Derecho y con esa formación también tomó conciencia política. En 1947 el Archipiélago ya llevaba once años bajo una dictadura militar brutal. Un territorio donde como tal no se vivió la guerra, pero donde la violencia más extrema se había desatado contra todo lo que recordara o reflejara la legitimidad republicana. Miles de ciudadanos vivieron como sus libertades políticas, sindicales o simplemente de reunión, eran prohibidas y perseguidas. Fueron testigos del miedo, la persecución y la violencia con la que se respondía a la menor queja. Tomar partido era un reto enorme en ese momento, pero algunos jóvenes activistas dieron un paso al frente, sabiendo perfectamente lo que podrían esperar si les descubrían. 
La victoria aliada en la II Guerra Mundial marcó una esperanza. Muchas organizaciones políticas, en especial el PCE, esperaban que la desaparición de Hitler y Mussolini era el prolegómeno de la caída del franquismo, aliado y colaborador de las dictaduras fascistas. A partir de 1945 se retoman contactos. Medios clandestinos de la CNT, como En Marcha, o de las organizaciones comunistas, como Juventud y Adelante, salen tímidamente a la luz, como herramientas de estudio y difusión que eran una condena de cárcel para los que distribuían, escribían, leían o colaboraban en forma alguna con ellos. 
Nuestro protagonista estaba allí. Había salido más muerto que vivo de la cárcel poco antes, pero no quería perder la oportunidad de ayudar a recuperar la República. Heleno será clave para recuperar la actividad de las Juventudes Socialistas Unificadas en la capital tinerfeña, donde ocupará las funciones de Secretario Político. Su labor era arriesgada, según recoge el informe de la policía de la dictadura, se le describe “como activo elemento redactaba artículos para los periódicos “Juventud” y “Adelante”, hacía circular propaganda y recibía el producto de las cotizaciones...”. 
En marzo de 1947 la Brigada Político Social, casi de la noche a la mañana, desmantela la frágil estructura organizativa de las Juventudes Socialistas Unificadas. En Tenerife detienen, torturan e interrogan a 47 jóvenes, mientras que en La Palma caen 49 personas más. Todos son sometidos a un proceso militar, que se celebra en el cuartel de San Francisco en La Laguna en el mes de septiembre. El Fiscal manifiesta que se trataba de “una organización clandestina, que siguiendo la inspiración de grupos políticos en el exilio se encimaba (sic) a unificar elementos descontentos con el actual régimen, reorganizándolos en partidos políticos de tendencia marxista, utilizando como medio la publicación de folletos...”. 
Parte de los detenidos son liberados en agosto, mientras que los que son señalados como responsables directos son condenados a cuatro años de prisión a Heleno Toledo y tres años al palmero Carmelo Duarte, que también había sido otro joven prisionero de Fyffes y Porto Pi, ambos destacados poetas de su generación. 

Con el final de la década de los cuarenta también toca a su fin la esperanza de que las potencias occidentales ganadoras de la Guerra Mundial fueran a hacer algo con Franco. Los golpes policiales y la sensación general de una nueva derrota promueve la salida al exilio de muchos militantes de izquierdas. Heleno Toledo busca una nueva vida en Venezuela, al igual que su amigo Carmelo Duarte. Allí llega en 1951 y desarrollará una intensa actividad como profesor, pero manteniendo su implicación política y social. 
En la década de los sesenta Heleno forma parte de la Junta Directiva de la Asociación Canaria de Venezuela, como vicepresidente. Además compartirá colaboraciones con destacados escritores y poetas canarios exiliados, como el ya mencionado Carmelo Duarte o Antidio Cabal, Justo Pérez y José Pérez Sicilia, entre otros, en la revista mensual Archipiélago Canario. 
Sus últimos años de vida, jubilado de sus labores como educador, retoma su actividad literaria, muriendo en Caracas en 2002, “plenamente fiel a sus ideales, feliz y auténtico”. 

Fuentes utilizadas 
 - Cabrera Acosta, Miguel Ángel. Algunas notas sobre la oposición política al franquismo en las Canarias Occidentales (1940-1960). El Museo Canario. Nº48. Pp. 151-162 
 - Entre el mar y su volcán: Basado en «POEMARIOS Y RECUERDOS» de Heleno Toledo Alonso: https://www.amazon.com/-/es/Julia-Toledo-Cruz/dp/B0BK9G7LC1 
- Ascanio Gómez, Rubens. Carmelo Duarte Pérez, cárcel y exilio de un poeta: https://latadelgofio.blogspot.com/2023/03/carmelo-duarte-perez-carcel-y-exilio-de.html 
- Costa Canaria, revista de información turística. 30 de junio 1968. Página 202 
- Carmelo Duarte Pérez: https://fpabloiglesias.es/entrada-db3/duarte-perez-carmelo/