domingo, 21 de enero de 2024

La vida inquebrantable de Heleno Toledo Alonso


A Heleno Toledo Alonso no lo quebraron a pesar de su juventud. Otros salieron de Fyffes y de los campos de trabajo con el miedo en el alma, ocultando la mirada, enseñando ese miedo a sus familiares. Él permaneció siempre activo, hasta su final. 
Es difícil medir con la mirada de hoy su valentía, tras pasar siete años en las cárceles franquistas, por su militancia política y sus escritos. Apenas logró la libertad trató de reorganizar las Juventudes Socialistas Unificadas en Tenerife en plena clandestinidad. Su propia hija describe como salió de esa experiencia terrible, donde “casi sin vida fue entregado a su madre”. 
Heleno nació el 16 de septiembre de 1916 en Santa Cruz de Tenerife y no había cumplido los veinte años cuando fue detenido por los golpistas. Era una persona activa, que pudo empezar a estudiar Derecho y con esa formación también tomó conciencia política. En 1947 el Archipiélago ya llevaba once años bajo una dictadura militar brutal. Un territorio donde como tal no se vivió la guerra, pero donde la violencia más extrema se había desatado contra todo lo que recordara o reflejara la legitimidad republicana. Miles de ciudadanos vivieron como sus libertades políticas, sindicales o simplemente de reunión, eran prohibidas y perseguidas. Fueron testigos del miedo, la persecución y la violencia con la que se respondía a la menor queja. Tomar partido era un reto enorme en ese momento, pero algunos jóvenes activistas dieron un paso al frente, sabiendo perfectamente lo que podrían esperar si les descubrían. 
La victoria aliada en la II Guerra Mundial marcó una esperanza. Muchas organizaciones políticas, en especial el PCE, esperaban que la desaparición de Hitler y Mussolini era el prolegómeno de la caída del franquismo, aliado y colaborador de las dictaduras fascistas. A partir de 1945 se retoman contactos. Medios clandestinos de la CNT, como En Marcha, o de las organizaciones comunistas, como Juventud y Adelante, salen tímidamente a la luz, como herramientas de estudio y difusión que eran una condena de cárcel para los que distribuían, escribían, leían o colaboraban en forma alguna con ellos. 
Nuestro protagonista estaba allí. Había salido más muerto que vivo de la cárcel poco antes, pero no quería perder la oportunidad de ayudar a recuperar la República. Heleno será clave para recuperar la actividad de las Juventudes Socialistas Unificadas en la capital tinerfeña, donde ocupará las funciones de Secretario Político. Su labor era arriesgada, según recoge el informe de la policía de la dictadura, se le describe “como activo elemento redactaba artículos para los periódicos “Juventud” y “Adelante”, hacía circular propaganda y recibía el producto de las cotizaciones...”. 
En marzo de 1947 la Brigada Político Social, casi de la noche a la mañana, desmantela la frágil estructura organizativa de las Juventudes Socialistas Unificadas. En Tenerife detienen, torturan e interrogan a 47 jóvenes, mientras que en La Palma caen 49 personas más. Todos son sometidos a un proceso militar, que se celebra en el cuartel de San Francisco en La Laguna en el mes de septiembre. El Fiscal manifiesta que se trataba de “una organización clandestina, que siguiendo la inspiración de grupos políticos en el exilio se encimaba (sic) a unificar elementos descontentos con el actual régimen, reorganizándolos en partidos políticos de tendencia marxista, utilizando como medio la publicación de folletos...”. 
Parte de los detenidos son liberados en agosto, mientras que los que son señalados como responsables directos son condenados a cuatro años de prisión a Heleno Toledo y tres años al palmero Carmelo Duarte, que también había sido otro joven prisionero de Fyffes y Porto Pi, ambos destacados poetas de su generación. 

Con el final de la década de los cuarenta también toca a su fin la esperanza de que las potencias occidentales ganadoras de la Guerra Mundial fueran a hacer algo con Franco. Los golpes policiales y la sensación general de una nueva derrota promueve la salida al exilio de muchos militantes de izquierdas. Heleno Toledo busca una nueva vida en Venezuela, al igual que su amigo Carmelo Duarte. Allí llega en 1951 y desarrollará una intensa actividad como profesor, pero manteniendo su implicación política y social. 
En la década de los sesenta Heleno forma parte de la Junta Directiva de la Asociación Canaria de Venezuela, como vicepresidente. Además compartirá colaboraciones con destacados escritores y poetas canarios exiliados, como el ya mencionado Carmelo Duarte o Antidio Cabal, Justo Pérez y José Pérez Sicilia, entre otros, en la revista mensual Archipiélago Canario. 
Sus últimos años de vida, jubilado de sus labores como educador, retoma su actividad literaria, muriendo en Caracas en 2002, “plenamente fiel a sus ideales, feliz y auténtico”. 

Fuentes utilizadas 
 - Cabrera Acosta, Miguel Ángel. Algunas notas sobre la oposición política al franquismo en las Canarias Occidentales (1940-1960). El Museo Canario. Nº48. Pp. 151-162 
 - Entre el mar y su volcán: Basado en «POEMARIOS Y RECUERDOS» de Heleno Toledo Alonso: https://www.amazon.com/-/es/Julia-Toledo-Cruz/dp/B0BK9G7LC1 
- Ascanio Gómez, Rubens. Carmelo Duarte Pérez, cárcel y exilio de un poeta: https://latadelgofio.blogspot.com/2023/03/carmelo-duarte-perez-carcel-y-exilio-de.html 
- Costa Canaria, revista de información turística. 30 de junio 1968. Página 202 
- Carmelo Duarte Pérez: https://fpabloiglesias.es/entrada-db3/duarte-perez-carmelo/

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