Sigo las noticias del golpe de Estado en Honduras con una enorme sensación de rabia y asco en la boca del estómago. Nuevamente los militares unidos con las fuerzas más reaccionarias de ese país deciden poner punto y final a un gobierno elegido democráticamente que gobernaba a favor de los más débiles. Se que para muchos y muchas el caso del presidente Mel Zelaya será toda una curiosidad política que desde el liberalismo evolucionó hacia el socialismo del siglo XXI. Aún así debemos reconocerle la manera en que en los últimos años ha mantenido una política comprometida con los más desfavorecidos, con el medioambiente y con la independencia de Honduras con respecto al imperialismo y las multinacionales, unido a otros países de la región. Esa ha sido la sentencia que necesitaban las fuerzas ultras del país y el ejército para, saltando por encima de la soberana decisión del pueblo hondureño, lanzarse a secuestrarlo y detener un referéndum absolutamente legítimo apoyado con la firma de más ...