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Los Realejos: ningún pueblo celebra su derrota.


Por desgracia son pocas las veces que en la vida se cumple el momento bíblico de la victoria de David contra Goliat, normalmente los pequeños suelen acabar arrollados y maltrechos por fríos gigantones. Este 25 de julio tuvimos una de esas escasas ocasiones, en Los Realejos se abandonó la procesión cívico-militar de la celebración de la conquista, la celebración de la derrota del pueblo guanche.
Si, a muchos les sorprende que casi terminando la primera década del siglo XXI aún en nuestra tierra se celebren ceremonias dedicadas a conmemorar una victoria militar colonial de esclavitud, muerte y genocidio. Cuando un pueblo deja de recordar actos genocidas como algo memorable y empieza a mirar más allá parece que los cargos de conciencia y los daños hechos en estos siglos se suavizan y dejan de pesar tanto en nuestra memoria colectiva. Nada nos debe de extrañar sin embargo que se hagan, ya que por desgracia nuestro País archipielágico es un País desmemoriado, institucionalmente desmemoriado, que incluso este año dejará de dar contenidos canarios a los futuros profesores de nuestros hijos e hijas.
El Ayuntamiento de Los Realejos cada 25 de julio no hacía más que repetir de forma rutinaria y desmemoriada una celebración de muerte, recordando el momento en que las tropas castellanas supuestamente acabaron con la resistencia guanche organizada y los menceyes (los jefes tribales) fueron obligados a bautizarse.
Sin embargo Los Realejos no ha sido el único ayuntamiento canario en mantener este tipo de tradiciones trasnochadas. Hasta 1984 en Las Palmas de Gran Canaria se celebraba la conquista, en Santa Cruz de Tenerife también se paseaba el pendón de la conquista y la cruz que supuestamente Alonso de Lugo colocó en las costas de la antigua Añazo. También la ciudad de La Laguna sacaba el Pendón de la Conquista para conmemorar este hecho.
Por suerte las largas décadas de actos “cívico-militares” siempre entremezclados con festividades religiosas están llegando a su fin gracias a la presión de unos pocos colectivos y al desinterés general de una sociedad que quiere recordar su pasado de otra manera.
En Tenerife, los actos coloniales con pendones o sin ellos se popularizaron a fines del siglo XIX cuando las aristocracias isleñas que veían nacer nuevos países al otro lado del océano optaron por elaborar demostraciones lacayunas de su lealtad a la “madre patria”, para ello nada mejor que rendir homenaje a los “heroicos” mercenarios castellanos que llegaron a tomar estas islas por la fuerza de sus armas. Sus nombres llenaron calles, plazas, se hicieron placas de homenaje en sus casas o tumbas...y con la llegada de militares españoles gracias a la centralización administrativa borbónica rápidamente entroncaron con las élites isleñas convirtieron el recuerdo de la conquista en actos de alto copete con desfiles de soldaditos, bandas de música y concejales trajeados. Todo fue bien hasta que cada vez más canarios y canarias empezaron a preguntarse por su pasado, por sus orígenes, porqué las Islas no aparecían en las gloriosas “gestas del Cid”, ningún Recaredo o Recesvinto reinó sobre nuestras costas o porqué no había ningún isleño en las guerras contra el califato de Córdoba... esa generación dejó de ir a ver desfiles de soldaditos y autoridades...aunque también en algún caso fueron activamente a impedirlos.
A cada manifestación contra las celebraciones genocidas el sistema ha ido respondiendo cada vez con más dureza, con más policías hasta que finalmente ha decidido con diversas excusas suspender los actos o transformarlos para adaptarlos a los tiempos que corren.
En la desaparición del paseo del Pendón de La Laguna y en la celebración de la conquista de Los Realejos debo recordar y destacar la labor desempeñada por la organización juvenil Azarug formada por pibes y pibas rebeldes que por llenar de dignidad las calles han sufrido porrazos, cacheos, insultos, detenciones y todo tipo de amenazas por parte de los brutales despliegues policiales que convertían las calles de esos municipios en territorios tomados, donde todo el mundo podía ser retenido e identificado a la primera de cambio. Y a pesar de todo, año tras año pibes y pibas se movilizaban, se lanzaban al suelo y se dejaban arrastrar o golpear por sus ideas, por no olvidar los siglos de infamia...y al final ganaron. Sin esa presión social e información esos actos se seguirían desarrollando con total normalidad, pero sin tan siquiera saber lo que se estaba haciendo.
Por suerte Canarias se ha librado de una celebración infame más, una de tantas, hoy podemos sentir y decir que Canarias es un poco más libre, un poco mejor.

Comentarios

Victoria ha dicho que…
Cuando he visto el titulo de tu blog que emoción me ha dado el gofio que me viene de las islas LAS HESPERIDES"eSE GOFIO QUE ME TRAE LA FAMILIA CUANDO VIENEN A Castilla la Mancha Donde vivo ahora,esas papitas arrugas,esas viejitas,mi niño gracias por este blog,me he sentido feliz y loseguiré tus comentarios sobre los Realejos.La universidad de la Laguna estudié en la Facultad de Derecho,compañera de Cerolo de instituto de la casa cuna y tantos recuerdos........Elprimer equipo de balón mano de la facultad.En la Universidad Laboral donde iva a comer y abrí elaula de pintura con la primera exposición de pintura que por cierto la abrió el catedrático de Historia de la Universidad de la Laguna...recuerdos,tantos,y todos buenos..........besos
Rubens Ascanio ha dicho que…
Un beso a ti también, me alegra que hasta Castilla lleguen los aromas del gofio y que allí, tan lejos, guardes tus buenos recuerdos de estas islitas y sus gentes.
Un abrazo

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