Esta figura recuerda a tantas otras de su generación, que parecía querer vivir diez vidas en una y lo hizo abierto a las influencias y sensibilidades más avanzadas de su época. Habiendo nacido en Icod en 1880, aunque su familia tenía posibilidades, no era nada fácil que hubiera podido estudiar y además con tanto éxito.
Lucas Martín mostró desde niño gran interés por la ciencia y los estudios, eso le permitió que en 1899 se presentara por libre a los exámenes del Instituto de Canarias, emplazado en La Laguna. De allí siguió toda una serie de años de formación en las universidades de Santiago de Compostela y Barcelona (1). Parece que la influencia de un momento de cambio y profundo cuestionamiento político se sembró profundamente en su vida.
El estudiante logró acabar con éxito su formación, no sin antes realizar el servicio militar en la Escuela Naval de San Fernando (4). Al regresar a su tierra puso en marcha una farmacia en el número 2 de la calle Valentín Sanz, en Santa Cruz de Tenerife (5). Un año después contrajo matrimonio con la hija de otra familia acomodada tinerfeña, Clemencia Guimerá y del Castillo-Valero (6).
En esa efervescencia de pensamiento y creencias hace que nuevas ideas calen en la sociedad. En 1912 se forma un grupo de estudios Teosóficos en Tenerife, denominado Echeyde-Alcione,que se reunía para leer, estudiar y reflexionar sobre textos de filosofía esotérica y la sabiduría espiritual (9).
En Santa Cruz de Tenerife la sociedad Juventud Republicana fue una de la que mayor crecimiento y actividad mantuvo en esos primeros años del siglo XX. Lucas Martín participó de sus acciones, como el homenaje celebrado con motivo de la muerte del veterano republicano, José Suárez Guerra, en un evento donde se rememoró “las virtudes del apóstol que ofrendó todos los instantes de su vida al Bien y a la más pura Democracia” (10).
Otra de las sociedades de la que formará parte nuestro protagonista fue la del Ateneo creado en Santa Cruz de Tenerife, aunque con una actividad relativamente corta e irregular en esa etapa, ocupando el cargo de vocal y siendo nombrado secretario de la sección de ciencias (11).
Su primera experiencia de política municipalista le llegó en 1915. El Partido Republicano Tinerfeño lo nombró entre sus candidatos como concejales, acompañando a figuras como Emilio Calzadilla, Pedro Maffiotte o Eladio Arroyo (12). Los republicanos lograron una importante presencia en esos comicios, siendo Lucas uno de los concejales electos, ocupando un puesto en las comisiones de aguas, montes y Gobernación (13). En mayo de ese mismo año, tras un proceso de tres votaciones, será nombrado también tercer teniente alcalde del Ayuntamiento capitalino (14).
Santa Cruz de Tenerife vive con preocupación el avance de la Primera Guerra Mundial. Los submarinos alemanes estaban generando un gran caos en el Atlántico, poniendo en peligro la delicada economía insular, volcada casi por completo en las exportaciones agrícolas y en la actividad portuaria. Los ediles republicanos plasmaron esa preocupación con una moción en la que pidieron “elevar al Gobierno del Imperio alemán, serena y razonada, pero enérgica protesta por el bloqueo submarino a que nos tiene sometidos”, iniciativa que también firmará Lucas Martín (15).
Lo limitado de las crónicas periodísticas de la época impide tener más detalle de las tensiones y luchas políticas que se vivían dentro y fuera de los grupos políticos locales. Parece que en cierta medida Lucas fue uno de los afectados por esa dinámica, presentando su renuncia al acta en el mes de septiembre de 1917 (16), que coincidirá además con el traslado de su farmacia al norte de la Isla. En 1919, un artículo periodístico, firmado por Juan Reyes Bartlet bajo el seudónimo de Ramiro de Añaza, aparece dedicado a Lucas Martín, afirmando que “luchó contra un estado social y político absurdo, execrable, y fue vencido. (Empleo la frase «vencido» sin entrar a razonar sobre lo que pudiera llamarse pseudovictoria). Defecciones, insidias cobardías y malquerencias, llovieron encima de él. Era el pago a su honrada predicación” (17). ¿Se refiere el músico portuense a su etapa como concejal?, es difícil de asegurar. En esos años nuestro protagonista seguía militando en el Partido Republicano, siendo designado vocal del Partido Republicano en el Puerto de la Cruz en diciembre de 1918 (18).
Lucas regresa a Icod y
vuelve a tener una intensa labor local, en asociaciones y en
actividades municipales. Su botica se convirtió en un espacio de
ideas y reflexión, con encendidas tertulias vecinales. En 1923 fue
nombrado como parte de la Junta
local de Protección a la Infancia, en representación de los padres
de familia (19). Poco después
también fue elegido por la Sección de la Audiencia como uno de los
jueces municipales en Icod (20).
Su voz y sus ideas aparecerán
en numerosos actos sociales y culturales. Además formará parte de
entidades como la entidad de banca popular, Los
Previsores del Porvenir, siendo vicepresidente de la sociedad
presidida a nivel local por Eusebio de Torres Díaz (21).
Su nombre seguirá siendo una constante de la vida local, hasta que en 1931 llegue la II República a mover los cimientos de la sociedad y a darle su mayor oportunidad. El maduro farmacéutico de ideas republicanas fue nombrado para ocupar la alcaldía de Icod. Desde el 16 de abril lo hará de forma provisional. En Icod se celebró de forma especialmente sonada la llegada del nuevo tiempo político, con una manifestación popular, que estuvo precedida por el Comité Republicano local, que presidía en ese momento Lucas Martín. La prensa de la época dirá que “numeroso público, recorrió las principales calles de la población”, colocándose la enseña tricolor en el Juzgado de Instrucción, tocándose el Himno de Riego (22). En la ciudad del Drago “fue elegida la candidatura que presentó la Conjunción republicano-socialista”, bajo la alcaldía de Lucas Martín (23).
El mandato republicano será uno de los más largos de los municipios de la Isla, en la que dejó “innumerables mejoras de infraestructuras y servicios generales” (24), destacando especialmente por el desarrollo educativo en el municipio. Uno de los pasos más sonados será en mayo de 1932, cuando el gobierno local entrega a la “Inspección provincial de Primera Enseñanza la documentación necesaria para el establecimiento en dicha ciudad de un Colegio de Segunda Enseñanza” (25), un instituto que abrirá sus puertas en el mes de septiembre de ese año, cubriendo una demanda histórica en la zona. El centro tendrá un equipo de profesores y profesoras, donde el propio Lucas Martín ocupará tareas de clases de francés, química y agricultura (26).
El prestigio del farmacéutico icodense lleva a que incluso, durante el cambio de gobiernos que se vive tras las elecciones de 1933, este mantenga su cargo de alcalde hasta el 28 de abril de 1934, fecha en la que renuncia (27), siendo designado para ocupar una plaza de consejero del Cabildo insular (28). En esta nueva labor mantendrá el interés por llevar asuntos municipales, como la carretera del Amparo o la situación que vivía el célebre drago de Icod, aquejado de cierto abandono (29). Además, también fue elegido como vicepresidente de la Asamblea provincial del Partido Republicano Tinerfeño, celebrada en el Parque Recreativo de la capital insular (30), que sirvió como prolegómeno para la fractura de la formación, en distintas tendencias republicanas.
Lucas Martín vive en primera fila la llegada de un nuevo proceso electoral, en febrero de 1936. En esta ocasión lo hace formando parte del comité local de Unión Republicana en Icod, fuerza liderada por Diego Martínez Barrios, que en 1935 decidió participar en el Frente Popular, que ganará las elecciones. Será uno de los denunciantes de las detenciones que la Guardia Civil realizó con motivo de los comicios, con la “finalidad infundir pánico elementos republicanos”, tal y como afirma en el telegrama publicado por el medio madrileño, La Libertad en su edición del 12 de febrero de 1936.
Tras la victoria lograda en las urnas, Lucas Martín fue nombrado como consejero en la Comisión Gestora del Cabildo Insular de Tenerife (31), participando como vocal de la Junta Insular de Turismo (32). No durará mucho en el desarrollo de estas tareas, como sabemos el golpe militar cortó de raíz la labor democrática y se encargó de señalar a aquellos que habían tenido algún papel social, educativo y político.
Lucas Martín sufrió prisión y un largo proceso judicial. ¿Cuál fue su delito?, el testimonio del Tribunal de Responsabilidades Políticas afirma que “pertenecieron a partidos del Frente Popular y los señores Martín, García y Díaz, fueron directivos de sus partidos (Unión Republicana el primero, e Izquierda Republicana, los otros)” (33). El testimonio de Tomás Quintero recuerda que tras permanecer en Fyffes su salud empeoró y lo llevaron al Hospital Civil de Santa Cruz, señala “de pronto aparece una pareja de paisanos, cada uno empuñando una metralleta. Conducen preso a don Lucas Martín espino. El más alto, corpulento, lo insulta y lo recrimina. Don Lucas, indefenso, llora amargamente” (34).
Además de la privación de la libertad, de la detención de amigos y compañeros, del fusilamiento de algunos compañeros de la corporación insular, Lucas tuvo que afrontar una sanción de 1.500 pesetas y la pérdida de su empleo como farmacéutico municipal. Además de Fyffes, pasará por otros lugares de confinamiento, como es el caso de La Orotava y el Hotel Aguere de La Laguna, logrando retomar la libertad con la salud mermada. Fallece el 8 de noviembre de 1950. pocos días después de cumplir los 70 años.
A pesar de los intentos de que este viejo republicano fuera olvidado, lo cierto es que la memoria se mantuvo viva, aunque no podría salir a la luz hasta poco antes de la muerte del dictador.
En septiembre de 1975 el Casino de Icod celebró un acto donde se recordó al que fue primer presidente de Ia entidad. José Manuel Pérez Borges, fue el encargado de dar una charla bajo el título de «Don Lucas Martín Espino: El hombre, el político, el educador» (35). No quedaría ahí el homenaje, en 1980 la ciudad le dedicó una escultura (36) y en 1982, de forma muy merecida, se le dio su nombre al instituto que ayudó a conseguir (37). No sé cuántos de los alumnos y alumnas del IES Lucas Martín Espino conocen de la historia de quien le da nombre a su centro, pero su memoria no debería ser olvidada.
Fuentes utilizadas
Díaz Medina, José Fernando. Don Lucas Martín Espino, Apuntes bibliográficos. 50 Aniversario. Construyendo futuro. P21
Gaceta de Madrid. Nº126. 5 de mayo de 1904. p480
La Opinión. 10 de enero de 1898 p2
Diario de Tenerife. 8 de agosto de 1908. p1
La Opinión. 10 de enero de 1910. p2
La Prensa. 25 de febrero de 1911. p2
Sophia. Junio de 1912. p53
El Progreso. 2 de enero de 1913 p1
La Opinión. 2 de enero de 1915. p1
La Prensa. 7 de noviembre de 1915. p1
Gaceta de Tenerife. 6 de enero de 1916 p2
La Prensa. 25 de mayo de 1916 p2
El Progreso. 4 de diciembre de 1916 p1
Diario de Tenerife. 11 de septiembre de 1917. p2
“Es mi amigo un raro amigo. Amplio espíritu comprensivo y sin reveses, parece a simple vista un incondicional del exterminio y es en realidad un alma todo bondad y altruismo. Nunca más justamente pudo decirse que las apariencias engañan. Vehemente en la práctica de sus convicciones, sacrifica el interés a sus ideales. «Predica con el ejemplo». Es un hombre, en suma”. El Progreso. 31 de enero de 1919. p1
Gaceta de Tenerife. 28 de octubre de 1923. p1
Gaceta de Tenerife. 22 de diciembre de 1923. p2
Gaceta de Tenerife. 3 de marzo de 1923 p1
La Prensa. 19 de abril de 1931. p3
“compuesta de los señores siguientes:- REPUBLICANOS Don Lucas Martín Espino, don Celestino García González, don Jacinto Relea Thomas, don Rafael Miranda Delgado, don Ramón Mesa Díaz, don Antonio García Expósito, don Fernando González Díaz, don Gaspar González Arbelo, don Baldomero Luy Lugo, don Francisco Díaz Pérez, don Antonio Rosquete Carballo.
Socialistas: don Vicente Hernández Pacheco, don Ángel Martín Pérez, don Manuel Guanclie Fuentes don Marcos Martell García, don Manuel Sicilia Morales, don Eliseo Toste Polegre, don Manuel Ramos Segovia”. La Prensa. 2 de junio de 1931. p2
Díaz Medina, José Fernando. Op cit.
La Prensa. 19 de mayo de 1932 p4
La Prensa. 3 de julio de 1934 p5
Díaz, Pastor. (2004). Icod durante la Segunda República y la Guerra Civil. Artemisa Ediciones. La Laguna. p31
Gaceta de Tenerife. 8 de febrero de 1934. p5
Gaceta de Tenerife. 23 de octubre de 1935 p6
La Prensa. 1 de febrero de 1935 p3
Gaceta de Tenerife. 29 de febrero de 1936. p3
La Prensa. 3 de marzo de 1936. p1
AHPLP. Expediente del Tribunal de Responsabilidades Políticas. Sign 1081/2. Sentencia del Proceso 196/1940
Díaz, Pastor. (2004). Op cit p64
El Eco de Canarias. 26 de septiembre de 1975 p23
Diario de Avisos. 21 de agosto de 1980 p9
Diario de Avisos. 27 de enero de 1982 p23



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