Ir al contenido principal

Manuel Illada Quintero, 85 años del fusilamiento del maestro que enseñó a pensar

El maestro Manuel Illada Quintero vio su último amanecer el 9 de noviembre de 1940, hoy hace 85 años. El pelotón lo esperaba a las siete de la mañana, cuando el día apenas empezaba a clarear. Fue el último preso político fusilado en Canarias en esa etapa sangrienta.

Unas horas antes del amargo final le dedicó una carta a su mujer, Asunción Hernández. En ella hablaba de su situación, marcada además por el fusilamiento de su hermano apenas diez meses antes: ”La fiera sanguinaria, ansiosa de más sangre, ha hecho presa en otra víctima. Siempre obré con lealtad y nobleza. Muero sereno y tranquilo. Nuestros pequeños constituyen toda mi amargura y preocupación” (1). Ese día dejó una nueva viuda y dos huérfanos más a la larga lista de la represión.

Manuel llevaba esperando el cumplimiento de esa sentencia desde marzo. En ese juicio, celebrado en el Cuartel de San Carlos. Joaquín García de Pallasar (2), sustituía al Comandante Militar, Ricardo Serrador, que sería el encargado de confirmar la pena de muerte. No les sorprenderá saber que los dos mantienen destacados honores en espacios en la ciudad de Santa Cruz, el Puente Serrador y la calle Conde de Pallasar.

El maestro de la escuela de los Los Silos había hecho más que enseñar las primeras letras, historia y matemáticas, era una persona con firmes ideales políticos, que creía que la educación podía liberar. Había nacido en La Orotava, en 1902. Su historia es parte de esa primera mitad del siglo XX donde las ilusiones por los avances sociales, tecnológicos y científicos, se mezclaban con las crisis económicas y sociales, las caídas de extensos imperios y la irrupción de otros. El joven Illada fue de esa minoría que pudo estudiar en esos años y las letras le traían pensamientos e ideas nacidos a miles de kilómetros de su tierra, pero que sentía y vivía como propios.

Con diecisiete años la prensa recoge una actuación teatral de la que formó parte, la obra “A prima fija”, de Pedro Muñoz Seca, dentro de los actos organizados por el Consejo Local de los Exploradores de España en el Teatro de La Orotava (3). Esta entidad, nacida en 1911, estaba muy inspirada en los Boys Scouts, siendo un primer espacio de participación juvenil de Illada.

Su padre, Emiliano Illada, había mostrado también interés social y político, formando parte del Partido Republicano en La Orotava, donde ocupó el cargo de secretario (4). Además fue acusado de ser masón (5), acusación que también caería sobre su hijo. Esta claro que ese interés por cambiar la realidad de una monarquía profundamente cuestionada y un sistema político dominado por unos pocos poderes conservadores, influyó en cuatro de sus hijos, Emiliano, Lucio, Jesús y Manuel, que tomaron diferentes caminos dentro de los espacios republicanos y socialistas. En 1920 falleció en La Orotava, siendo su sepelio una gran demostración de afecto vecinal, donde no faltaron los Exploradores (6).

En los años veinte ya era un joven estudiante, que terminará optando por el magisterio. En 1923 también quiso formar parte del ejército, como voluntario, en un momento donde las heridas del desastre de Annual, en la Guerra del Rif, seguían bastante frescas. Tuvo que someterse para ello a un examen, del que lograría el puesto de cabo de complemento (7). Apenas tres años después llegó al puesto de alférez de complemento, en el Regimiento Tenerife número 64 (8), aunque siguió compatibilizando estos pasos con sus estudios y su implicación en actividades sociales y culturales.

Como tantos otros de su generación, Manuel parece querer devorar las horas y los días, con múltiples ocupaciones, igual que aparece dando brindis o tomando la palabra en las fiestas de Santa Cecilia o en los festejos del Corpus, logrando además sacar sus exámenes de Magisterio y ofreciendo tiempo para colaborar con los Exploradores de La Orotava, donde fue designado secretario de su Consejo Técnico (9). Aunque por esos mismos años parece que ya se atisba su cercanía al socialismo, sigue siendo un vecino de La Orotava implicado en actos como las alfombras del corpus u organizando una fiestas regional, donde se encargó de organizar un concurso de parrandas, en una etapa donde los ideales “regionalistas” iban tomando cada vez más fuerza y popularidad, como representación de un pasado no tan lejano (10), antecedente directo de las futuras romerías.

Alfombra de la Asamblea Local de Exploradores de La Orotava

En 1930 logró terminar sus estudios de Magisterio, que según la prensa, culminó con “excelentes notas” (11). Su interés por la enseñanza parece que arraigó con fuerza en él, marcando sus siguientes diez años de vida.

La primera señal que he podido encontrar en los medios escritos de la época sobre la militancia política de Manuel, llega a diez días de la proclamación de la II República. Lucio y Manuel aparecen públicamente como miembros de la Asamblea Socialista de La Orotava, Lucio fue nombrado presidente y Manuel como vocal. Su otro hermano, Emiliano Illada, era vicepresidente del Partido Republicano de la misma Villa, además de candidato a las elecciones locales (12). Seguramente no podían esperar el estallido de alegría que generó la llegada del nuevo tiempo político, tras la salida de Alfonso XIII.

Francisco Largo Caballero, director general del Trabajo el primer Gobierno de la II República, lo nombró el 27 de mayo de 1931 como Delegado Regional del Trabajo de Santa Cruz de Tenerife. Esta era una figura institucional que trataba de promover la intermediación en casos de conflicto laboral entre obreros y empresarios (13). Hay que recordar que en esa época ya militaba en la UGT.


Illada tendrá un estrecho vínculo inicial con el Gobernador Civil republicano, tomando parte de diversos procesos laborales. Un ejemplo de estos conflictos fue el desarrollado por el Sindicato de Marineros y Fogoneros, de la Federación Obrera tinerfeña, que rechazaron llegar a un acuerdo con la patronal, manteniendo el Delegado de Trabajo una labor de intermediación activa (14). No cabe duda que esta función, al tratarse de una persona con una clara afinidad obrerista, le generó una creciente animadversión entre los sectores patronales isleños. Un ejemplo de ello fue la protesta pública mandada a los medios por la Patronal de los Materiales y Oficios de la Construcción de Tenerife, que denunciaron “por lo parcial de su actuación” (15). Poco antes de eso, el propio Gobernador Civil participó de una de las polémicas sobre el papel de Illada, tras ser apartado del proceso de huelga en el puerto de la capital. La Agrupación Socialista respondió públicamente, defendiendo a su compañero. Manifestaron “que no ha sido destituido de su cargo” y que en breve comenzará de nuevo su actuación investido de todas las facultades que le confiere la nueva ley” (16), aunque fue ratificado poco después, su cese no tardaría en confirmarse.

A pesar de la agitación sindical, social y política del inicio de la etapa republicana, en esos años también floreció el amor. El 12 de agosto de 1932, Manuel se casó por lo civil con la que será su compañera de vida, Ascensión Hernández. Como no podía ser de otra manera, sus testigos serán dos destacados socialistas y futuros represaliados, Florencio Sosa Acevedo, alcalde del Puerto de la Cruz, y Feliciano Jerez Veguero, médico director del Hospital de la Santísima Trinidad de La Orotava (17), que también le acompañaría en su deportación a Villa Cisneros.

El 13 de octubre de 1933 aprobó la primera fase de las oposiciones de Magisterio (18), su labor principal en los últimos años republicanos. Hasta finales de ese año siguió participando de los procesos de negociación, siendo una época de especial incidencia de huelgas y protestas, con la llegada de los peores efectos de la crisis económica global. Las huelgas del Valle de La Orotava serán especialmente intensas, sobre todo por la bajada de las exportaciones plataneras y los despidos y rebajas salariales promovidos desde la Patronal. Una de sus últimas actuaciones será justo en este proceso, ya que el cambio de orientación del gobierno republicano, surgido de las urnas a finales de ese año, hará que su labor como Delegado del Trabajo finalice (19).

Manuel Illada, centrado en sus labores como maestro, se afilió a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT, admitiéndose su solicitud en la reunión del comité de este espacio sindical del 7 de enero de 1934 (20). El 1 de marzo de ese año dará comienzo de las clases como profesor de la escuela número 1 de Los Silos, de la que toma posesión (21), aunque unas semanas antes había estado dando clases en la escuela de Buen Paso de Icod. Manuel conectó rápidamente con Los Silos. Su hermano Jesús Illada, militante socialista como él, era director de la banda de música del pueblo norteño, mostrando mucha afinidad en intereses culturales y sociales (22).

En el Norte de la Isla el paro obrero se había disparado. La situación se tensa, en especial los municipios del Valle de La Orotava con la huelga agrícola de septiembre, a la que se sumarán a partir del 20 de ese mismo mes, Icod, Los Silos Garachico y Buenavista, organizándose movimientos de huelga muy potentes, con actos de sabotaje, que fueron respondidos con clausuras de locales sindicales y numerosas detenciones de los que son considerados responsables e inductores (23), entre ellas, la de Manuel Illada.

Su labor educativa dejará un legado especial y un largo recuerdo que, como bien dice Luana Studer en su investigación sobre la represión franquista en Los Silos, todavía puede detectarse en la memoria de muchos en el siglo XXI. Illada era más que un maestro. En mayo de 1934 fue uno de los ponentes de la Fiesta de la Salud celebrada en las escuelas del municipio y destinadas a favorecer la higiene entre el público infantil y sus familiares. Le acompañará en esa tarea José Gorrín Martín, médico de la localidad y futuro represaliado (24).

Otro ejemplo de esta actividad será el evento cultural organizado por varios de los maestros de Los Silos, celebrada el 17 de junio de 1934 en el ex convento de la localidad, con el fin de recaudar dinero con el que comprar “trajes a los niños pobres que asisten a las escuelas públicas”. Junto con la banda municipal, dirigida por su hermano, interpretará fragmentos del coro de las sombrillas de la zarzuela Luisa Fernanda, canta la romanza del maestro Luna, “Niño judío”, además de interpretar papeles en las obras cómicas breves, “Tela de araña” y “La real gana” (25). Como vemos, la implicación y el esfuerzo eran absolutos, yendo más allá de lo simplemente educativo.

En julio vuelvan a organizar una gran muestra de los trabajos y labores del alumnado de los diversos centros de Los Silos, coordinados por los maestros y maestras, Braulia Rodríguez Guerra, María Rosario Felipe Pérez, Emilia Martín Alisedo, Blanca Fagundo León, Arturo Gómez Rosa y don Antonio M. Muñoz, además del propio Illada. Según el corresponsal de La Prensa, los dibujos, mapas, adornos, muestras de caligrafía y cartas, eran “verdaderamente primorosos y han merecido entusiastas elogios” (26). Ese mismo día los periódicos recogían el nacimiento de unas de las hijas de Manuel y Ascensión.

Resulta curioso que la última referencia a la labor del profesorado de Los Silos saliera en el periódico del 18 de julio de 1936, donde se volvía a hablar de las “exposiciones de labores y trabajos escolares realizados por sus respectivos alumnos durante el curso” (27). Una parte importante de esos maestros y maestras sufrirían un drástico cambio en sus vidas a partir de esa fecha, igual que sus alumnos. La huella de Manuel se palpa en cosas como la carta recibida durante su primera detención por las autoridades franquistas. A pesar del miedo sembrado con la represión militar, algunos de sus alumnos de Los Silos le escriben estando preso, señal de la huella que les dejó. La respuesta de Manuel trasmite el cariño que les tenía. Les dice que “siempre os había considerado como cosa mía propia” y aconsejándoles algo que él mismo se aplicó en su vida, “trabaja y estudia intensamente. Lee mucho, piensa y observa” (28).

El golpe militar desembocó en una represión sin precedentes, como bien sabemos. Manuel fue detenido el día 19, igual que sus hermanos. Emiliano fue llevado a Paso Alto y obligado, al ser liberado, a cargar cruces por las calles de La Orotava, a modo de humillación pública. Jesús estuvo detenido en Fyffes, donde trató de ser canjeado, aunque sin éxito, pasando por las cárceles de Guipúzcoa (29). Los militares quisieron separar a los líderes más destacados de los distintos sectores políticos y sindicales, encerrados en su mayoría en los barcos prisión ubicados en el puerto de la capital tinerfeña. Como indica en su imprescindible estudio sobre la fuga de Villa Cisneros, José Manuel Hernández, el 17 de agosto de 1936, menos de un mes después de ponerse en marcha el golpe, se procede a deportar a un grupo amplio de militantes de izquierdas (30) Nuestro protagonista fue trasladado en las bodegas del vapor Viera y Clavijo a los territorios coloniales del Sáhara español. Le acompañan otros 36 hombres, incluido su hermano Lucio, y un detacamento fuertemente armado. Militantes socialistas, anarquistas, republicanos, comunistas o simplemente progresistas, con valores e ideales comunes, coinciden en un espacio aislado y desolado, como era Villa Cisneros. La tropa que les custodiaba eran jóvenes de reemplazo, en su mayoría tinerfeños de los núcleos agrícolas y obreros de la Isla, muchos simpatizantes de la República. Esta suma permitió idear una fuga que fue exitosa y sonada, tomando el campamento militar y posteriormente el Viera y Clavijo, con el que lograrán llegar a Dakar, bajo dominio francés. Desde allí, los antiguos presos, junto a soldados y parte de la marinería del Viera y Clavijo, se sumarán a la lucha por la República.

Grupo de canarios en Valencia en 1937, primero a la derecha, Manuel Illada. En el centro, con gafas, el último alcalde republicano de La Orotava, Manuel González Pérez

A mediados de 1937, tras su estancia en Senegal, logran ir entrando en la España republicana. De Barcelona pasarán a Valencia, donde estaba la sede del Gobierno republicano. Allí se encontrará, entre otros, con Manuel González Pérez, último alcalde republicano de La Orotava, que la casualidad quiso que se encontrara en Madrid al estallar el golpe. Manuel retomará pronto sus labores como maestro, poniéndose “a disposición de este Ministerio para defender la causa del legítimo Gobierno de la República”, tal como publica La Gaceta de la República del 24 de junio de 1937. Se le encomienda la tarea de ser uno de los responsables de la Colonia Escolar Casa Senabre de Benidorm, que empezó sus funciones en septiembre de ese año. Allí será el responsable, al frente de un centro con cuarenta escolares y siete adultos (31). El objetivo de estos espacios no solo era educativo, también buscaba mejorar las condiciones de vida de niños y niñas que se les saca de los lugares bombardeados o dañados por la guerra, para ofrecerles seguridad, apoyo, salud y formación. La precaria situación que vive se plasma en una carta del Director General de Primera Enseñanza al diputado canario, Florencio Sosa, donde el 10 de enero de 1939 le comenta el abono de las cantidades adeudadas por la “gratificación por residencia en Canarias” (32).

Postal de una de las colonias escolares valencianas

Mientras Manuel vive esta existencia, alejado de su familia, había sido sometido como tantos otros a la depuración de las autoridades franquistas. Vía boletín oficial van a anunciar su expulsión para ejercer como maestro. No es de extrañar que formara parte de la lista publicada en el BOP del 14 de abril de 1937, “en la que se requería a 58 maestras y maestros” de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (33). La derrota de la República le sorprende al frente de su Colonia Escolar, siendo detenido y trasladado al campo de concentración de Albatera, en Alicante. El espacio sirvió para amontonar a miles de prisioneros capturados en diversos lugares tras la derrota militar (34), en unas condiciones sanitarias ya alimentarias pésimas. De allí será reclamado desde Tenerife. La deuda por la ofensa de la fuga de Villa Cisneros iba a ser cobrada con sangre.



En los boletines oficiales el Comandante General de Canarias publicó en junio de 1939 la orden de búsqueda y captura de parte de los deportados isleños fugados, poniéndose en busca y captura a Nicolás Mingorance, Antonio Hernández, Mauro Rodríguez, Layo Rodríguez, Juan Hernández, Francisco Verdejo, Manuel Prieto, José Gorrín, Leoncio Niebla, Luis Niebla y Manuel Illada (35). A finales de ese año Illada ingresa en la prisión de Paso Alto, para ser sometido a un duro proceso judicial, junto a otros de los fugados, incluyendo su hermano Lucio. No solo se buscaba castigar la fuga, parece que más bien fue un proceso contra su militancia y el activismo previo, El informe de Falange, recogido por José Manuel Hernández, aseguraba que convirtió el colegio en un “espacio de reunión” y que en sus tareas educativas “hacía manifestaciones anticlericales, aconsejando a sus alumnos que no creyesen en los dogmas de la Religión Católica” (36). La sentencia fue la más dura posible, la pena de muerte.

Manuel Illada permaneció esperando por un último gesto de clemencia. No tenía ningún delito de sangre, pero sabía que eso no era suficiente. La situación de su familia y la de él mismo era muy complicada. En noviembre del año 1939 había solicitado “la percepción de medio sueldo de conformidad con lo dispuesto en la Orden de 29 de abril” (37). Su hermano Lucio había sido fusilado en enero de 1940. Pedro Hernández y Balbino San Millán, otros dos de los fugados, fueron fusilados el 20 de agosto. A Manuel, según el testimonio de una de sus sobrinas, le llegó el anuncio de su fusilamiento mientras jugaba una partida de ajedrez con un compañero de prisión, sería su última partida (38).

Carta de despedida de Manuel Illada

No acabará ahí la crueldad. La familia es sometida a un proceso del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas, que en 1942 reclama el pago de una sanción de cien pesetas, que deberá ser abonada, aunque hubiera sido asesinado (39). Mientras esto sucede, su viuda, en una situación económica muy complicada, estaba pidiendo el pago de una pensión de orfandad para sus hijos, Asunción de la Paz y Manuel Jacinto Illada Hernández (40).



Se cumplen 85 años de esa fecha. El tránsito de olvido y silencio fue largo. Hubo que esperar para alcanzar el homenaje de sus vecinos, gracias a una moción promovida por Iniciativa por la Orotava, recibiendo en 2010 la distinción de “Villero de Honor”, a título póstumo. En 2023, un documental, impulsado por el Ayuntamiento de La Orotava se añadió a las acciones para reivindicar su memoria. Ojalá este pequeño aporte contribuya a recordar el legado de Manuel, que resume bien lo vivido y sentido por tantos maestros y maestras de una época fundamental.

Fotos: Fotos antiguas de Tenerife y Memorias de Luciano "Juan" Minguillón García

Fuentes utilizadas


      1. GARCÍA LUIS, Ricardo. La Justicia de los Rebeldes. Los fusilados en Santa Cruz de Tenerife (1936-1940), Tenerife, Ed. Baile del Sol, 1994 p192-197

      2. Medina Sanabria, Pedro. Pena de muerte para Manuel Illada Quintero: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2010/11/23/pena-de-muerte-para-manuel-illada-quintero/

      3. La Prensa. 20 de abril de 1918 p2

      4. La Prensa. 22 de agosto de 1916 p2

      5. Centro Documental de la Memoria Histórica. Ficha de encausado de Emilio Illada Díaz. Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo. Descripción: Referencia: TERMC, Fichero 70, Documento 2212626.

      6. La Prensa. 24 de abril de 1920. p2

      7. Gaceta de Tenerife. 10 de mayo de 1923. p3

      8. La Prensa. 21 de mayo de 1926. p1

      9. Las Noticias. 10 de diciembre de 1927 p3

      10. La Prensa. 1 de julio de 1930. p1

      11. La Prensa. 4 de octubre de 1930. p1

      12. La Prensa. 4 de abril de 1931. p1

      13. Gaceta de Madrid.—Núm. 149. 29 Mayo 1931. p1013

      14. La Prensa. 20 de abril de 1932. p3

      15. Gaceta de Tenerife. 13 de julio de 1932. p2

      16. El Día. 24 de junio de 1932 p2

      17. La Prensa. 13 de agosto de 1932. p1

      18. Hoy. 14 de octubre de 1933. p8

      19. Gaceta de Tenerife. 1 de noviembre de 1933. p8

      20. Obreros de la Cultura. 15 de enero de 1934. p6

      21. La Prensa. 6 de marzo de 1934 p2

      22. Studer Villazán, Luana. La represión franquista en Los Silos. Ayuntamiento de la Villa de Los Silos. 2025. pp118-124

      23. Cabrera Acosta, Miguel Ángel. La II República en las Canarias Occidentales. Santa Cruz de Tenerife. 1991. p461

      24. La Prensa. 31 de mayo de 1934. p2

      25. Gaceta de Tenerife. 16 de junio de 1934. p3

      26. La Prensa. 17 de julio de 1934. p2

      27. La Prensa. 18 de julio de 1936 p4

      28. GARCÍA LUIS, Ricardo. Op cit pp192-194

      29. Hernández Hernández, José Manuel. Villa Cisneros 1937. La gran evasión de los antifascistas canarios. Le Canarien. (2018). p333

      30. Idem

      31. Alcolea, Paco. No les olvidamos. Colonia Escolar Casa Benabre- Benidorm (Alicante): https://nolesolvidamos.blogspot.com/2021/02/colonia-escolar-casa-senabre-benidorm.html

      32. Centro Documental de la Memoria Histórica. Cartas de Florencio Sosa Acevedo. PS_BARCELONA_C0778_EXP002_0027 p128

      33. Periferia: Revista de Ciencias Sociales. nº4, 6/1989, p111

      34. Hernández Hernández, José Manuel. Op cit p327

      35. Boletín oficial de la provincia de Cáceres. Número 143. 18 de junio de 1939. p2

      36. Hernández Hernández, José Manuel. Op cit p330

      37. Escuela Azul. 30 de noviembre de 1939. p8

      38. Hernández Hernández, José Manuel. Op cit p333

      39. Boletín Oficial del Estado. 3 de enero de 1942. p64

      40. Escuela Azul. 20 de febrero de 1942. p8


Comentarios

Entradas populares de este blog

La fuga del Silva el Marino y el testimonio sobre el criminal coronel José Cáceres Sánchez

En ocasiones hay testimonios de crímenes que sobreviven, incluso cuando víctimas y ejecutores ya no estén. El papel del coronel José Cáceres Sánchez en las conocidas como Brigadas del Amanecer quedó descrito con detalles estremecedores por uno de los participantes en esas madrugadas en las que presos republicanos eran lanzados en sacos en el océano, frente a la costa tinerfeña. En un documento poco conocido, el patrón de estos barcos de la muerte, Antonio Martín Brito, describió el ritual de muerte y lo que pudo ver, gracias a una fuga de película. Antonio, conocido en el pueblo como Morín, había nacido en Igueste de San Andrés en mayo de 1905 (1) y vivía en el pueblo pesquero de San Andrés. Seguramente ese entorno facilitó que se acercara al mundo del mar y a la navegación, dedicándose a la pesca, según cuenta el expediente judicial abierto contra él por los franquistas. Nunca tuvo demasiado interés por la política, más bien al contrario. El hambre y la miseria le había llevado a pro...

Historias breves sobre niños de Eduardo Galeano

Conocí a Galeano en un breve recopilatorio de autores latinoamericanos que me “obligaron” a leer en el instituto a los 15 años. Me sorprendió y me enganchó su forma sencilla, fresca y cercana de hablar de las grandes cuestiones que preocupan a la gente. Galeano es una señal de la humanidad, como ese disco que vuela en la entrañas de la sonda espacial Voyager I que pretendía trasmitir a otras civilizaciones de la galaxia que en la Tierra éramos seres inteligentes. Galeano es un intelectual con mayúsculas, sin miedo a hablar claro de cuestiones que los grandes medios consideran tabú. Un intelectual que a parte de escribir fantásticamente bien se remanga la camisa para participar en todas las grandes luchas de este planeta asolado de hambre, guerra y miseria. Sí, me encanta este escritor, me llega muy dentro lo que dice y lo que piensa, que en gran parte es lo que yo mismo pienso. A continuación les dejo algunos breves cuentos de Galeano, si lo conocen seguro que lo disfrutarán, si por un...

Los revolucionarios hermanos Calero Labesse y los inicios del Tenisca

Domingo y Jacobo Calero Labesse, junto a un nutrido grupo de jóvenes republicanos palmeros, lograron mantenerse alzados en los montes de su Isla mientras los franquistas detenían y asesinaban a muchos de sus camaradas. Allí sobrevivieron meses, hasta que en enero de 1937 consiguieron tomar el velero Añaza y huir a Mauritania, en una época donde los viajes de búsqueda de libertad eran en dirección contraria. Ambos fueron dignos hijos de su momento histórico. Los dos, nacidos en Santa Cruz de La Palma, fueron ejemplo de ese activismo social imparable de una generación que soñó que la sociedad en la que nacieron sería cambiada gracias a la convicción de la clase trabajadora. Domingo tenía 15 años cuando entró a formar parte del grupo de jóvenes que en la nochebuena de 1922, en las escalinatas de la plaza de San Francisco de la capital palmera, dieron forma a los inicios de la Sociedad Deportiva Tenisca, uno de los clubes de fútbol más destacados en la Isla. A pesar de su corta edad eje...