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Ángel Vico Mora, Juan Antonio Abraldes Torres y Manuel Garrido Fernández, tres anarquistas asesinados por el franquismo

El rastro de muerte de la dictadura trató de borrar el rostro y la memoria de demasiadas personas. Hoy recuperamos a una de estas víctimas, Ángel Vico Mora, vecino de Gran Canaria, uno de tantos activistas y sindicalistas arrojados en algún lugar a inicios de 1937.

Ángel, igual que su hermano Rafael, era anarquista, en una Isla donde la implantación de los ideales libertarios no lograron el impulso que tuvieron en Tenerife. Algunos autores consideran que esa posición de cierta debilidad les hizo especialmente proclives a la acción directa y a las acciones clandestinas. Sabemos que en 1932 había formado parte de la constitución del Ateneo de Divulgación Social en la capital grancanaria, uno de tantos espacios culturales de forma, nombre e ideas similares promovidos por los libertarios en esos años.

Reglamento del Ateneo de Divulgación Social de Las Palmas de Gran Canaria (AHPLP)
Este Ateneo quería promover la “cultura entre la clase trabajadora, organizando conferencias científicas y sociológicas” además de “veladas artísticas”. El Archivo Histórico Provincial de Las Palmas conserva sus estatutos, en ellos manifiesta que su objeto será “extender la cultura y el ansia de libertad, dignificación y progreso entre los trabajadores de ambos sexos, aconsejando, además, la solidaridad y la unión para la emancipación humana”. Su sede inicial estará en el Puerto de la Luz, en la calle Sagasta 58, aunque no podrá desarrollar sus acciones por mucho tiempo. Vico ocupará la labor de Vicesecretario de esta entidad, siendo su presidente Agustín García Estévez, el secretario, Juan Trujillo Ramírez, Tesorero, Francisco González López, contador, Juan Álvarez Cruz y bibliotecario, José del Toro Santana. El Gobierno republicano no veía con demasiada simpatía las labores de las entidades anarquistas, en especial por su activo papel en la organización sindical y huelguística. El nuevo Ateneo ocupará ese papel y tendrá cierto protagonismo incluso en conflictos en Tenerife, a pesar de su corta vida. En la gran huelga general de 1933, el obrero José Muñoz, como representante del Ateneo de Las Palmas, estará en el salón del actos del Cine Toscal, expresando “en nombre de aquella entidad, haberse acordado ver con simpatía el movimiento de protesta de la clase obrera de Santa Cruz”.

El presidente del Ateneo, Agustín García Estévez, fue sometido a un Expediente de Responsabilidades Políticas, el número 47 de 1939, será señalado por los franquistas por todos los males, en una acusación donde argumentan un batiburrillo de ideas y motivos, como el de ser “comunista destacado, masón de la Logia Andamana y Directivo de la Logia Acacia, hasta el año 1936, Secretario Logia Acacia en 1935, con el grado 3, condenado por la Autoridad Militar, presidente del Ateneo de Divulgación Social de Anarquistas; maestro laico”.

Con la victoria de las derechas en 1933 la situación de tensión y represión irá en aumento. En mayo de 1934 la policía localizó y retiró un petardo, colocado durante la madrugada en la puerta de la Iglesia del Pino del Puerto de la Luz. La respuesta será el cierre del Ateneo, también harán lo mismo con la sede del Sindicato de Trabajadores Intelectuales y Manuales, que la prensa denominó “sindicato de comunistas libertaros”, produciéndose el encarcelamiento de ocho militantes del anarquismo en Gran Canaria, acusados de ser dirigentes del mismo. Uno de los señalados fue Ángel Vico, obrero de la fábrica de Eufemiano Fuentes Cabrera, siendo detenido. La prensa lo señalaba como “comunista libertario”. Sea como sea, ese relato le venía muy bien al orden establecido, empeñado en separar a los obreros de las organizaciones más duras.

Parece que Ángel pudo trasladarse a Tenerife, tras su fuga de comisaría de la capital de Gran Canaria. Aquí, junto a otros militantes anarquistas, trató de organizarse desde la clandestinidad, existiendo en la Isla una red más amplia de apoyo. Vico tenía vínculo con Manuel Garrido Fernández, vecino de La Laguna, aunque nacido en Posada, en la Provincia de Córdoba, dedicándose a la venta de libros, también militante de la CNT. Este, a su vez, conocía a un joven gaditano de 18 años, llamado Juan Antonio Abraldes, llegado a Tenerife a principios de 1934. Este era hermano de José Abraldes, destacado anarquista y redactor de La Antorcha, que vivía en Gran Canaria. Garrido y Juan Antonio Abraldes habían contactado en su momento con el histórico librero palmero, residente en la capital, Sixto Juan Concepción, también militante anarquista muy ligado a los sectores de la FAI.

De izquierda a derecha, Ángel Vico, Juan Antonio Abraldes Torres y Manuel Garrido Fernández
Vico, Garrido y Abraldes se organizaron, alquilando una casa en el barrio de Gracia, a unos sesenta metros de la carretera general de La Cuesta. Allí, según la crónica policial, trataron de empezar una fábrica para falsificar moneda. La revolución que querían conseguir necesitaba de recursos y esa era una vía que sabían que les podría aportar ingresos. Posiblemente no estaban solos en esa tarea, aunque sus avances fueron parados en seco, cuando en julio de 1934 un dispositivo policial, liderado por Guardias de Asalto, entró en su domicilio, deteniendo a los tres. Ese episodio tuvo un importante eco en los medios de la época, gracias a ello tenemos la única imagen que he podido encontrar de los tres.

Fuerzas de seguridad que intervinieron en la detención de Gracia

A Vico se le procesó primero por tener una pistola F. N., calibre 165 y también tendría juicio por el intento de falsificar moneda. El juicio, celebrado en diciembre de 1934 en el Juzgado de La Laguna, absolvió a Manuel Garrido y condenó a dos meses y un día, además de una multa de 2615 pesetas a Vico, que llevaba preso desde el 14 de noviembre por la posesión de la pistola, y a Abraldes. Las fuerzas del orden lo volverán a detener en agosto de 1935 en Las Palmas, tras haber pasado unos meses en otros puntos del Estado. En esa ocasión lo quisieron vincular con el polémico atraco sufrido por el tranvía en Gracia, en septiembre de 1934, aunque fue puesto en libertad al no existir pruebas de ello. En 1936 vuelve a residir en Gran Canaria, donde también está su hermano Rafael. Con el golpe militar son dos de los detenidos. En la extensa lista que da el periódico Acción el 24 de julio de 1936 aparecen los dos hermanos entre los prisioneros del Castillo de San Francisco y la Prisión Provincial de Las Palmas. 

Como a otros presos considerados peligrosos se les aplicó la política de la dispersión. Parte de los anarquistas grancanarios fueron enviados a Fyffes, en Tenerife, entre septiembre y octubre de 1936, un contingente de 111 hombres, donde estaban los hermanos Vico y José Abraldes. Ricardo García Luis también recoge el proceso de traslado y la desaparición de parte de los presos. Un grupo de presos procedentes de Gran Canaria fue trasladado nuevamente a su Isla el 9 de abril de 1937. Antonio Junco Toral, republicano, estaba en ese contingente y dejó un interesante testimonio. El 10 de abril parte de ellos fueron subidos a un camión a la comisaría de la calle Luis Antúnez. Otro de los presos, Nicolás Padrón, indica que se llevaron a Agustín Cabrera, Pablo Calvo, José Abraldes Ramón Azcárate, Francisco González López, Moñuz y Aceña, además de Rafel y Ángel Vico, nunca más se les volverá a ver. Algunos dirán que acabaron en la Sima de Jinámar, otros que aparecieron en una fosa encontrada en 1989, algunos comentan que pudo ser una tumba oceánica, en la Mar Mala. Juan Antonio Abraldes ya había sido fusilado en Cádiz a los pocos días del golpe, siendo una de las víctimas de la fosa de la Puerta de la Tierra. Manuel Garrido, fue otro de los desaparecidos de enero de 1937, posiblemente en el fondo del mar. Dejó viuda y dos hijos.

Espero que este pequeño relato histórico aporte un poco de luz a su memoria y al recuerdo de lo que una cruel dictadura provoca en las vidas de las personas que sueñan que un mundo mejor es posible.

Agradecer a Alexis Orihuela y a Fabián Hernández sus aportes para dar más luz a esta breve investigación

Fuentes utilizadas

García Luis, Ricardo (2008): El Pozo. 55 artículos sobre la Guerra Civil en Canarias (mayo, 1995-febrero, 1997). Ediciones Idea. p86

Suárez Bosa, Miguel. (1995). La sociabilidad en Canarias en el primer tercio del siglo XX. Auge del asociacionismo popular. El Museo Canario. p213

Ferrer Muñoz, Manuel. (1996). Conflictividad social y vida económica en Gran Canaria (1931-1936). Las Palmas de Gran Canaria. Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas. p79

Góngora Expert, C, Hernández Romero, F, León Álvarez, A, y Rodríguez Delgado, O. (2022). Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la Nueve. Santa Cruz de Tenerife. pp 172-173

Junco Toral, Antonio. (2022). Héroes de la chabola. Memoria del encarcelamiento en prisiones y campos de concentración de Canarias durante la Guerra Civil. Editorial Mercurio. Madrid. pp 298-299

AHPLP. Signatura 000014605/7, expediente de constitución del Ateneo de Divulgación Social de Las Palmas de Gran Canaria.

Tierra y Libertad. 9 de diciembre de 1932. p3

Gaceta de Tenerife. 15 de enero de 1933. p5

La Prensa. 2 de mayo de 1934. p1

Gaceta de Tenerife. 17 de julio de 1934. p3

La Voz. 30 de abril de 1934. p12

Gaceta de Tenerife. 8 de agosto de 1934 p5

La Prensa. 8 de agosto de 1935. p1

Acción. 24 de julio de 1936 p8


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