viernes, 28 de febrero de 2025

La memoria selectiva de la señora Ayuso y el aeropuerto de Los Rodeos


Qué bueno que la presidenta de la Comunidad de Madrid vino a recordar que el Aeropuerto de los Rodeos debería ser lugar de memoria…aunque ella no quiera saber nada de recordar a las víctimas de la dictadura y de respetar las leyes de memoria. Qué bien que el ministro del ramo, Ángel Víctor Torres haya dicho que es uno de los acuerdos que piensan ejecutar.

Es que desde 2016 venimos defendiendo en el pleno de La Laguna y dejando una ristra de acuerdos que hablan de esa realidad, antes incluso que la Ley de Memoria Democrática estuviera aprobada, pidiendo recordar a los cientos de republicanos condenados a realizar trabajos forzados, mano de obra casi esclava, que en los primeros meses de la dictadura estuvieron trabajando para dar forma a lo que hoy es uno de los principales aeropuertos de Canarias.    

Pocos saben que en ese tiempo estuvieron alojados en unas casetas y barracas precarias personas cuyo único delito fue soñar con que un mundo más justo. Jóvenes, en su mayoría, que lucharon por esas ideas de libertad, igualdad y fraternidad, que cuestionaron el poder de algunos viejos caciques y defendieron la conquista de más derechos para la mayoría que menos oportunidades tenía.

La señora Ayuso usa la demagogia para justificar sus incumplimientos y los de su partido en Madrid. Es el mismo partido que tiró al suelo las placas que, con los versos de Miguel Hernández, recordaban a los cientos de víctimas fusiladas en el Cementerio del Este de Madrid. O el mismo sector que defiende mantener el monumento a Franco, si hablamos de cosas más cercanas.

Estoy seguro que la presidenta no sabrá que en Los Rodeos estuvo Mauro Martín Peña, exconcejal republicano lagunero, que en su libro de memorias nos legó la historia de los 150 republicanos presos que fueron destinados a trabajar en ese campo de concentración improvisado. Diez tiendas de campaña rodeadas por un cerco de alambre de espino, entre frío, golpes y penurias. Allí pasaron meses moviendo tierra y arrancando plantas. En su libro recuerda a algunos compañeros de fatigas, como su hermano Pepe, Antonio Velázquez, "gran compañero que gozaba de poca salud, enfermó de tuberculosis y murió a poco de salir en libertad", Edmundo García, exiliado posteriormente a México, Clemente Hernández, exiliado a Venezuela o Pedro Duque, todos maestros de escuela represaliados. También estuvo como un esclavo más el último alcalde republicano de La Laguna, el abogado Alonso Suárez Melian. Decía: "duro era el trabajo en el campamento-prisión, cavar, remover la tierra y transportarla en las pesadas vagonetas de un lado para otro; pero hasta cierto punto era necesario, los meses de invierno en Los Rodeos eran muy fríos y no se podía estar inactivo".

Mauro recordó muchos años después lo que le hicieron algunos de los que compartieron la ideología de la señora Ayuso, en una noche donde pensaron que iban a perder la vida a mano de "un grupo de falangistas confabulados con varios individuos de la rancia aristocracia lagunera, intentaron asaltar el campamento con el fin de "liquidar" a los que allí estábamos concentrados".

También el periodista socialista José Antonio Rial estuvo en ese campamento de prisioneros y coincide en parte de sus recuerdos. En su libro narra lo siguiente "...el trabajo de picar, cavar y arrastrar vagonetas cargadas de tierra en lo que llegaría a ser un aeropuerto, fue ajustando a los concentrados de Los Rodeos a sus faenas y a la nueva situación”. Espero que la placa que se ponga o la exposición que se haga recuerde que fue el Cabildo Insular, “el honrado organismo que utilizó presos políticos como forzados, mejoró el rancho, aportando una peseta diaria para este fin, por cada concentrado...".

Ojalá esta salida de la presidenta de Madrid, hecha para provocar y dañar, deje al menos lo que con los múltiples acuerdos plenarios  de La Laguna no pudimos, por la memoria de todos los que pasaron mil y una penas trabajando para dar forma a esas primeras pistas de Los Rodeos.

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