Hace 85 años de esta imagen. Un grupo de refugiados republicanos se apiñaban en un viejo velero de cincuenta años llamado Alexandrine Eudoxia. Su capitán, el canario Francisco Miranda, buscó a otros ocho isleños, a su compañera de vida, malagueña, y a un mecánico de aviación vasco para hacer una travesía impensable desde La Rochelle en Francia hasta Cuba en 1939.
El 30 de julio se produjo la
salida de uno de tantos barcos que trataban de alcanzar lugares más favorables
donde rehacer sus vidas, posiblemente uno de los más precarios y de los más
largos, un viaje digno de una película.
Francisco Miranda Díaz, era el
mayor de todos, a sus 32 años. Durante la Guerra Civil la suerte quiso que
permaneciera en la zona republicana, siendo capitán de la Marina Mercante había
tomado parte en diversas acciones para el Gobierno legítimo. En Madrid había conocido
a una joven malagueña, Angelines Hidalgo, con la que se casó en plena guerra.
Ambos tuvieron que huir de España
con el avance de las tropas franquistas. Junto a decenas de miles más habitaron
los campos de refugiados improvisados que se crearon en Francia, con unas
condiciones muy duras y donde se separaron a hombres y mujeres.
La situación era insostenible.
Francia miraba con desconfianza a las decenas de miles de republicanos por las
peligrosas semillas ideológicas que cargaba en su interior, Alemania se
mostraba cada vez más dispuesta a empezar una guerra y creían que la única
manera de disponer de un futuro mejor era en alguno de los pocos países de
América Latina que se había mostrado algo más receptivo a acoger a los
republicanos. La posibilidad de salir en los barcos fletados era remota, había
miles de personas esperando un pasaje. No quedaba otra que tratar de buscar la
manera de tener un futuro mejor, aunque fuera a costa de poner en riesgo su
propia vida.
La suerte quiso que Francisco
Pérez Triana, un canario residente en Cuba que había sido compañero de lucha
del palmero José Miguel Pérez, se prestara a ayudarles. Con su dinero compró un
viejo velero de más de cincuenta años, que, junto a la ayuda del cónsul cubano,
permitió preparar la expedición y contar con la bandera cubana para poder
cruzar el océano.
Miranda recorrió varios campos para localizar a su compañera y conseguir a unos marineros, igual de desesperados que él, dispuestos a acompañarle en la expedición. Se encontró con tres hermanos laguneros. Eran hijos de uno de los republicanos canarios más destacados, asesinado por sus ideales por los franquistas, el diputado Luis Rodríguez Figueroa. Layo Rodríguez, que también había sido oficial de la Marina Mercante; Elio Rodríguez, estudiante de Medicina de la Universidad Central de Madrid; Hostilio Rodríguez, doctor en Derecho. Además, junto a ellos se incorporarían Manuel Pereira, maquinista naval; Marcos Hormiga, marino que había sido concejal del Partido Republicano Radical Socialista en Puerto de Cabras; Juan Francisco González, contable, José Junco, linotipista y familia del diputado socialista José Antonio Junco Toral; Zoilo Hernández, caricaturista; y Alberdi Sebastián, mecánico de aviación. La mayoría solo tenían veintipocos años. Todos con profundas convicciones ideológicas, muchos militaron como oficiales y clase de tropa en el Ejército Popular de la República española, la mayoría de ellos habían pasado meses en los Campos de Argelès, Barcarés, Saint Cyprien...
Con mil dificultades lograron
preparar el Alexandrine Eudoxia. Quisieron cambiar el nombre del velero de dos
palos, poniéndole el simbólico nombre de “Libertad”, pero no disponían del
dinero suficiente para ello.
El viaje del velero fue una
auténtica aventura, en la que durante muchos momentos pensaron que no la
terminarían con vida. Apenas cuatro días después de abandonar La Rochelle un
fuerte temporal casi les hace chocar con la costa cantábrica, por suerte un pescador
de Luarca, simpatizante de la República, les ayudó a retomar el rumbo.
Durante la travesía atlántica
sufrieron desde tormentas a días de calma chicha en la que no se movía una
vela. Gracias a la pesca lograron reponer las mermadas provisiones, aunque el
agua comenzó a escasear.
Elio Rodríguez recordaba en una entrevista que “a cada rato nos despedíamos unos de otros, seguros de que era el fin, y así durante diez días sin saber siquiera donde estábamos, pero seguros de que muy al sur de Cuba que era el objetivo”. Al cabo de 57 días lograron alcanzar la Isla de Trinidad. La prensa de Cuba, México, Venezuela y Colombia destacó la hazaña, que equipararon con el viaje de Colón, aunque con fines mucho más pacíficos.
El 30 de septiembre lograron
finalmente llegar a Barranquilla, en Colombia, después de que las autoridades
venezolanas les negaran la entrada. Lograron su objetivo con el barco ya muy
dañado, que sufrió un incendio en su última jornada. El presidente del Ateneo
Republicano de Bogotá describió la imagen del Alexandrine un “barquichuelo de
escasas veinte toneladas, remendado, casi desmantelado, donde solo la
inteligencia y el coraje pudieron hacerlo caminar sobre las olas noventa días”.
A partir de ahí sus vidas se
separaron. Varios de los hermanos Rodríguez colaboraron con la revolución de
Arbenz en Guatemala y después en la cubana, llegando Hostilio a ser embajador
de Cuba en Argelia.
Francisco Miranda y Angelines
hicieron su vida primero en Cartagena de Indias y después en México, donde
dejaron una extensa familia.
Esta pequeña odisea isleña, entre
La Rochelle y Colombia caribeña, es una de tantas de refugiados y de miseria,
de ideales y de guerras, en las que tantos canarios, antes y después, se
embarcaron...en una tierra que hoy sufre de preocupantes episodios de
desmemoria.
Fuentes utilizadas
- La Odisea épica de Francisco
Miranda y la goleta "Alexandrine":
https://todoslosrostros.blogspot.com/2008/10/la-odisea-pica-de-francisco-miranda-y.html
- Santos, Felix. La odisea del
capitán Miranda:
https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-odisea-del-capitan-miranda--0/html/ffdef6ba-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html
- González, Francisco Javier. 91
aniversario de la República española:
https://www.elpaiscanario.com/91-aniversario-de-la-republica-espanola/
- La Prensa. 14 de mayo 1933. p2
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