miércoles, 5 de noviembre de 2008

Obama. Yes he can?


La victoria de Barack Hussein Obama en Estados Unidos fue acogida por los medios pogres de Europa con un entusiasmo extraordinario, lo que ha sido seguido por el coro de líderes políticos del planeta que se han felicitado por el fin de la era Bush.
La verdad es que para mi el problema es en el modo en que esta victoria va a generar algún tipo de cambio o transformación en el Imperio o si quiera si es posible que haya el más mínimo cambio en la primera potencia planetaria.
Es cierto que el que el hijo de un keniata, un africano como nosotros, un negro (más bien café con leche), un abogado que trabajó en uno de los barrios más humildes de Chicago y uno de los pocos senadores que luchó de forma activa en contra de la Guerra de Irak haya ganado es un hecho llamativo.
Estados Unidos tiene esas cosas, que de la misma manera que sus orígenes e historia se basa en la esclavitud, la guerra y el imperialismo más agresivo que conoce el planeta, ha logrado en ciento cincuenta años pasar de vender y comprar hombres y mujeres negros a tener a uno en la presidencia, encima medio extranjero y con un nombre árabe…no puedo dejar de pensar en que pasaría aquí dentro de cuarenta años (por poner una fecha) con un candidato negro a una alcaldía. Tal vez sea la mejor campaña de imagen que nadie haya podido pensar.
Es cierto que, siendo estricto, hay dudas más que razonables con respecto a Obama, el propio sistema electoral, tan poco democrático, y la carísima campaña financiada, entre otros, por los principales grupos empresariales y de presión, convierten al posible buenismo liberal de Obama en un rehén de un sistema que es realmente fascista.
A partir del 20 de enero en que tome la presidencia probablemente las ilusiones despertadas en medio planeta se pueden empezar a venir abajo. Realmente ese será su trabajo más fácil, mucho más que llegar al cargo.
El mayor valor que encuentro en su victoria es la enorme ilusión despertada entre millones de trabajadores norteamericanos que jamás han votado, jóvenes, mujeres, negros y latinos. Ese movimiento de base decepcionado y hastiado del fascismo de Bush se ha reunido alrededor del mensaje fresco y diferente de Obama.
Este valor, junto con el de decenas de actores, escritores, músicos o creadores que le han respaldado, muchos de ellos gente que son las pocas señales de que en los USA queda algo de inteligencia (junto con “Padre de Familia”), es un enorme potencial que hasta ahora ningún político del “establishmen” norteamericano había sabido o podido conjurar.
También son miles los fanáticos religiosos, incultos y rurales que ya tendrán sus rifles listos para convertirse en famosos o ganarse el cielo siguiendo el mandato dado por los encapuchados del Ku Kux Klan de acabar con Obama.
La verdad es que siendo pragmático me pregunto que hubiese hecho yo o tú de haber tenido la desgracia de nacer en los EE.UU., lo más probable es que hubiese seguido el camino del genial director Michael Moore y hubiese votado por el primer presidente negro de su historia. Con cierta ironía escribía en su Web el día de ayer:
“¡Han elegido a un afroamericano Presidente de los Estados Unidos! ¡Cualquier cosa es posible! Podemos luchar porque nuestra economía quede fuera de las manos del rico imprudente y vuelva a las del pueblo. ¡Cualquier cosa es posible! Cada ciudadano puede tener cuidado médico garantizado. ¡Cualquier cosa es posible! Podemos parar de derretir de los casquetes polares. ¡Cualquier cosa es posible! Traerán los que han cometido crímenes de guerra a la justicia. Cualquier cosa es posible”.
Yo no soy tan optimista como el señor Moore, con que cierre Guantánamo, con que pare las disparatadas intervenciones bélicas en Irak y Afganistán, respete a los legítimos gobiernos de América Latina y establezca leyes favorables a los más pobres me conformo (vamos a dejarle el listón a media altura).
Claramente, teniendo enfrente a un tipo como McCain , ex asesino de Vietnamitas y fiel seguidor de Bush y con una vicepresidenta que no cree en la teoría de la evolución, la duda habría sido escasa.
Es la elección del menos malo, que aunque ha arrasado a gran parte de la izquierda mundial, es muchas veces la única salida para no acabar en manos de ultras. Les pasó hace unos años a los franceses con Jean-Marie Le Pen y probablemente pase más veces.
Obama tiene por delante un camino previamente establecido, bien señalizado y marcado por sus predecesores, sólo nos quedará la esperanza en que él también haya visto en la televisión la esperanza levantada en muchos de los más humildes de su País o en la gente que luchó contra la guerra y haga algo para cambiar su destino.
Los EE.UU tienen su primer presidente negro (aunque ya antes lo habíamos visto en varias pelis), Marcus Garvey le pediría seguramente que abandonase su puesto y volviese a su patria, África, probablemente para Malcom X sólo sería un instrumento más de la explotación del negro por el blanco, para Luther King un milagro divino sacado de sus sueños, para los Panteras Negras tal vez sólo sea un “Tío Tom” más, para la gusanera de Miami es un comunista, mientras que para Hugo Chávez es el “hombre negro”… lo que es seguro es que pronto lo que haga dará argumentos a unos u otros.

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