miércoles, 27 de enero de 2010

Bendita lejanía.


Menos mal que les quedamos lejos, a trasmano casi, cuantas gracias debemos de dar por estar a más de mil kilómetros del continente europeo, porque si no lo tengo claro, algún municipio canario se hubiese postulado para alojar el cementerio nuclear.
Si, parece una locura, pero debemos reconocer que nuestras autoridades locales parecen moverse con el lema rapero de “todo por la pasta” y en este caso parece que hay mucha. La verdad es que tengo escasa confianza en el grado de cordura de los trillizos que dominan la vida política de Canarias. Unos partidos que cuando algo se pone de moda se suman a ello con entusiasmo, da igual su sentido o interés, son cosas que hay que hacer y punto. Si se pone de moda el golf pues nada a hacer campos de golf donde sea, malpaís, zona de interés arqueológico, desierto...da igual. Cuando le toca a los puertos deportivos tres cuartos de lo mismo, parece que toda la población tiene su propio yate. Cuando de puertos industriales se trata se parten la cara, hasta modifican los catálogos de protección de las especies canarias si hace falta para construirlos. Con las nuevas pistas de aeropuerto las que quieras, aunque otros aeropuertos de mucho mayor tráfico en el mundo tengan incluso menos que los nuestros da igual, nosotros necesitamos más en nuestra interminable oda al cemento.
Lo dicho, menos mal que con los volcanes, el turismo y la lejanía ni se lo pueden plantear, que si no ya me imagino la de ruedas de prensa y llamamientos a la unidad popular a favor del cementerio nuclear que se hubiesen hecho. Si para colmo además hubiésemos tenido una candidatura en Tenerife y otra en Gran Canaria sería ya la bomba, me imagino los editoriales incendiarios llamando a la población a reclamar nuestra tajada de basura radioactiva.
Desde luego que cosas como estas son las que le convencen a uno, aún más, de la necesidad de apostar por modelos basados en las energías renovables, que en la mayoría de ocasiones, tras un largo servicio sólo dejan chatarra 100% reciclable. Podrán decir mil maravillas de la energía nuclear, sin embargo tienen el “pequeño” defecto de que el más mínimo error se paga durante milenios (si no que se lo pregunten a los ucranianos).
Definitivamente la energía nuclear, la gran apuesta de los gobiernos conservadores de medio planeta, es un brindis a una tecnología del siglo pasado que cada día está más desfasada. Tecnología especialmente cuestionable porque genera unos residuos extremadamente peligrosos para los seres vivos que tardan muchísimo tiempo en dejar de ser dañinos, residuos para los que ahora el gobierno español busca sepultura.
Por desgracia, al margen de la ironía, Canarias, usando la frase de moda, también ha cumplido con su cuota nuclear. En varias ocasiones se ha denunciado el paso por nuestras aguas de barcos cargados de residuos radioactivos de los países occidentales rumbo a lo desconocido contra los que como pueblo no hemos podido hacer nada a parte de mirarlos pasar con miedo. Al final queda claro que por desgracia las “brillantes ideas” de los defensores de la energía nuclear, de una manera u otra, las pagamos todos.

Les dejo con esta magnífica reflexión realizada por el científico divulgador Carl Sagan en uno de los mejores programas de la historia de la televisión llamado “Cosmos” donde nos alertaba del peligro nuclear que en ese momento y ahora sigue tan de actualidad.

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