En el mes de diciembre de 1939 dos canarios, uno de Tenerife y otro de Gran Canaria, se encontraron en la cárcel de Lugo. Se trataba de José Almenara Pérez y de Juan García Ojeda, uno simpatizante del anarquismo, el otro militante comunista. Con temperaturas bajo cero, apelotonados en una vieja prisión donde tenían que dormir tirados en el suelo. La suerte quiso que sus expedientes hayan sido digitalizados y los haya podido encontrar, dejando además un rastro de cartas, obligadas por las condiciones de la libertad condicional, que ofrecen pinceladas de la dura vida de los antiguos presos a su regreso. José Almenara vivía en el Barrio de La Alegría y había nacido el 19 de marzo de 1912. Era jornalero, aunque también tuvo trabajo de pintor y en la construcción. Como tantos otros no tenía instrucción, aunque sabía leer y escribir, estando casado y con una niña de dos años en 1936 (1). Ya siendo un niño de catorce años había sufrido una detención junto a otra niña llamada Dolores Gonzále...
Fernando Álvarez Astorga regresó al campo de prisioneros de La Isleta lleno de moratones y “despavorido, con la mirada huidiza como un animal acorralado”, así lo recuerda Juan Rodríguez Doreste en sus memorias (1). Aunque parezca increíble tuvo suerte, de los 41 presos trasladados según los registros oficiales, solo once regresaron con vida a la prisión (2). Era finales de enero de 1937. Menos de un año antes había sido nombrado candidato por Las Palmas por Alianza Obrera, dentro del espacio del Frente Popular, para ser uno de los compromisarios isleños en las elecciones que elegirían al presidente de la II República. La suya fue la segunda candidatura más votada en su Isla, con 41.482 votos (3). Había nacido en Barco de Valdeorra (Orense) en 1900 (4), aunque buena parte de su vida la hizo en la capital grancanaria. Su padre, Alejandro Álvarez, fue Magistrado, lo que le había permitido estudiar y tener una juventud tranquila. Su vida se vio marcada por la participación social y sin...