domingo, 25 de mayo de 2025

La crisis de vivienda en las capitales Canarias y la Liga de Inquilinos

La crisis de la vivienda no es algo nuevo, hace más de cien años que las grandes capitales canarias vienen sufriendo esa mezcla explosiva de una alta demanda de casas y una escasa oferta, sumada a la especulación. Esa realidad, repetida en otros muchos lugares, generó la creación de espacios de defensa de las personas inquilinas, caso de la Liga de Inquilinos.

Los datos indican que, solo en la capital tinerfeña, entre 1920 y 1950 la población urbana se duplicó, con la llegada masiva de personas de municipios agrícolas y de otras Islas (1). La urbanización poco controlada y en manos de pocas personas multiplicó fenómenos como las ciudadelas y las infraviviendas, además de disparar los precios de los alquileres. Esta realidad, sumada a la crisis generada al finalizar la Primera Guerra Mundial y los efectos colaterales de la del 1929, acentuó las respuestas organizadas ante esta situación. Esos pasos marcaron avances y tomas de conciencia claves de esa etapa de transición, entre el final de la monarquía, los cambios republicanos y la posterior dictadura.

En la segunda mitad del siglo XIX Karl Marx definía en sus escritos el efecto de “las malas condiciones de habitación de los obreros a consecuencia de la afluencia repentina de la población hacia las grandes ciudades; es el alza formidable de los alquileres, una mayor aglomeración de inquilinos en cada casa y, para algunos, la imposibilidad total de encontrar albergue”. En esos años se empezaron a configurar sociedades y ligas de inquilinos en diversos puntos urbanos del planeta. En 1913 la Liga de Inquilinos de París tomó gran relevancia, años antes ya habían surgido movimientos de este tipo en polos obreros como Barcelona, Valencia, Bilbao o Baracaldo... (2).

En Canarias, poco antes de la Dictadura de Primo de Rivera, se organizaron las primeras Ligas de Inquilinos. En diciembre de 1922 se impulsó la creación de la primera asociación de este tipo, que daría inicio en Las Palmas de Gran Canaria. Según sus propias palabras lo haría enfocada en las demandas de la clase media, “...visto que la vivienda está siendo objeto de agio escandaloso, igual que lo ha sido y lo es el aumento humano” (3). En marzo de 1923 celebró la primera reunión de su directiva con “importantes acuerdos encaminados a evitar y corregir los abusos de los caseros” (4). El 1 de abril la Liga de Inquilinos de la capital grancanaria convocó su primer mitin en el Teatro Cuyas, donde intervinieron algunos de sus impulsores como el periodista y abogado, Rafael Ramírez Doreste, y Cristóbal Bonilla, siendo uno de sus objetivos la puesta en marcha de casas baratas en la ciudad y velar por poner freno a los desmanes de los propietarios (5).

Niños de las ciudadelas de Santa Cruz

Los ecos de estos pasos, igual que las luchas que se estaban desarrollando en otros puntos del planeta, generaron su respuesta en Tenerife. El 27 de mayo de 1923 se anunció la voluntad de constituir la Liga de Inquilinos, trasladándose al ayuntamiento de la capital una comisión de la misma para tratar de lograr avance en la puesta en marcha de casas baratas (6). En junio creó formalmente la entidad, que en un primer momento tendrá como sede el Centro Socialista de la calle Ángel Guimerá número 24 (7), aunque en los años posteriores serán los sectores más cercanos a los ideales anarquistas los que tengan una clara mayoría en este movimiento. En la noche del quince de junio se constituyó de manera formal, con la asistencia de unas setenta personas, presidiendo Francisco Palacios, que en la etapa final republicana fue concejal socialista, y como secretario Victoriano Hernández (8).

En el mes de agosto un manifiesto impreso llegó a muchos puntos de la ciudad. La nueva asociación daba a conocer sus primeros pasos, denunciando “el escándalo de los alquileres es ya una epidemia, hay que cortarla de raíz, uniéndose los inquilinos a esta Liga, para que ella cumpla con su misión llevando a los tribunales de Justicia a los dueños que se extralimiten de lo prudencial en el precio del alquiler” (9).

En septiembre la Liga en la capital tinerfeña eligió a su directiva, presidida por Francisco Manzano Martín (10), coincidiendo con el inicio de la dictadura de Primo de Rivera. Una de sus primeras tareas fue recordar al gobierno estatal el cumplimiento de la Ley de 1920 sobre vivienda, mandando un telegrama que manifestaba que aplicando esta medida se evitarían “enormidades abusos caseros, reclámalo opinión pública vecinos humildes país” (11).

Mientras esto ocurría, en Las Palmas de Gran Canaria ya se empezaban a ver algunos avances gracias al impulso de la Liga. Un ejemplo de ello fue la exposición pública de los planos de “nuevas barriadas” en el escaparate del bazar Londres, en terrenos de su propiedad ubicados en Lugo y Alcaravaneras (12). En esta primera etapa la posición de las Ligas canarias de inquilinos se sitúa en la gestión de servicios de asesoramiento jurídico ante desahucios y en el desarrollo de medidas de compra de solares y desarrollo de obras de casas baratas para obreros asociados a esta entidad, creyendo que a través del trabajo conjunto con los representantes institucionales y a su peso organizativo podrían lograr un cambio en las políticas de alquiler.

Casas Baratas promovida por Francisco Silvestre Infante en 1924
En diciembre de 1923 aparecen en Tenerife nombres ligados a la entidad que serán destacados en los siguientes años, es el caso del vicepresidente, Francisco Silvestre Infante, constructor ligado inicialmente al socialismo que irá acercándose en los siguientes años al anarquismo, además de José Pinto Santana, secretario contador (13). Sus ideales quedan plasmados en el manifiesto público que lanzan en enero de 1924, donde afirman que “solo persiguen fines humanitarios de redención, especialmente para sus afiliados oprimidos”, insistiendo en la convivencia en su seno de “todo ideal político y religioso”, pidiendo a los periódicos canarios que colaboren en la difusión de sus demandas (14). Al igual que sus compañeros de Gran Canaria, la Liga sumó sus esfuerzos a la Cooperativa de Casas Baratas, como instrumento de promoción de este tipo de edificaciones. Aunque reconocen que todavía los avances eran pequeños el artículo firmado por José Pinto destila optimismo al decir que la escasez de viviendas “quedará solucionada dentro de un par de años, si todos los obreros somos conscientes y nos asociamos a la Cooperativa de casas baratas” (15).

En Las Palmas, en 1928 entra a presidir la Liga Juan de Rueda Trujillo, actuando como vicepresidente, don Antonio Guerra Navarro. En esa directiva destacaba el destacado periodista y escritor republicano nacido en Lobos, José Rial Vázquez (16).

La Liga hará demandas, a pesar de las limitaciones del momento político, como poner en marcha un “Comité paritario de la vivienda”, donde promotores, parte política y representantes de la entidad trataran de buscar soluciones, “ya que también muchas de las cuestiones que ha de resolver la nueva organización, en esta ciudad se hallan planteadas en términos muy agudos” (17).

Los avances serán tímidos y se verán envueltos en una fase de deterioro imparable a nivel político y social, que tendrá su respuesta con la proclamación de la II República. En las labores de la Liga de Inquilinos en Tenerife se produjo en 1930 el paso definitivo de Francisco Silvestre Infante a la presidencia de la entidad, donde le acompaña Bartolomé Hernández Acosta como vocal (18), ambas figuras destacadas en el anarquismo tinerfeño. Francisco ya había promovido la puesta en marcha de viviendas baratas en varios puntos de la capital.

El cambio político y los efectos de la crisis económica global, derivada del Crack de 1929, aceleró el proceso de toma de conciencia y la demanda de la sociedad en la búsqueda de soluciones, que provocó un salto organizativo fundamental, pasando de un par de cientos de socios al inicio de la II República a superar los 3500 socios en la capital de Tenerife (19) a las puertas del gran proceso que supuso la Huelga de Inquilinos del verano de 1933. Este episodio de estallido social, ligado al refuerzo organizativo con el Sindicato de Inquilinos, tuvo una consecuencia añadida, primero una fase represiva de los sectores más conservadores republicanos, y posteriormente la violencia desatada por el franquismo, que acabó con la detención, tortura e incluso asesinato de buena parte de las figuras más destacadas de este espacio (20), de lo que ya hemos hablado en otros momentos.

La preocupación por la vivienda y las necesidades de la población logró cierto nivel de respuesta durante la etapa republicana. En esos años en Santa Cruz de Tenerife se autorizaron las parcelaciones que darían lugar a barrio de la Salud Bajo, El Ramonal, Camino del Hierro, Vistabella, Cruz del Señor, Sosa Perdomo, Finca Ramos, Villa Benítez, Valleseco o Las Cabritas (21), en un largo proceso donde convivirían las ciudadelas y la urbanización clandestina de lugares marginales de la ciudad.

Sin el movimiento social, que ayudó a organizar la respuesta del conjunto de la sociedad, pocos avances se hubieran logrado a la hora de alcanzar mejoras y la construcción de nuevos espacios urbanos que nacieron de esa lucha y esa fase política. Su fuerza incluso se mantendría en los procesos urbanísticos del Mando Económico, muchas veces sobre lo ya proyectado en la etapa anterior.


Fuentes utilizadas


  1. VVAA. Construir la ciudad. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. 1983. p67

  2. Bonshoms Guzmán, Jordi y Sabaté Muriel, Irene. Cien años de lucha por la bajada de los alquileres: el Decreto de 1920: https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/cien-anos-lucha-bajada-de-los-alquileres-el-decreto-1920

  3. El ejemplo no ha podido producirse con mayor oportunidad para Tenerife, donde también la indefensa clase media está, sufriendo toda suerte de abusos y atropellos, sin. que valgan protestas ni reclamaciones” La Prensa. 10 de diciembre de 1922 p1

  4. La Prensa. 6 de marzo de 1923. p1

  5. Gaceta de Tenerife. 7 de abril de 1923. p1

  6. La Prensa. 27 de mayo de 1923. p1

  7. El Progreso. 12 de junio de 1923 p1

  8. El Progreso. 16 de junio de 1923 p1

  9. Gaceta de Tenerife. 23 de agosto de 1923 p2

  10. Gaceta de Tenerife. 7 de septiembre de 1923 p3

  11. Gaceta de Tenerife. 6 de septiembre de 1923. p3

  12. La Mañana. 23 de septiembre de 1923 p3

  13. La Prensa. 29 de diciembre de 1923. p1

  14. La Prensa. 10 de enero de 1924 p1

  15. La Prensa. 13 de junio de 1924 p3

  16. Gaceta de Tenerife. 27 de enero de 1928 p2

  17. El Progreso. 6 de julio de 1928 p1

  18. Las Noticias. 30 de enero de 1930 p3

  19. Gaceta de Tenerife. 23 de mayo de 1933 p8

  20. Ascanio Gómez, Rubens. La carestía de vivienda en Tenerife y la gran huelga de inquilinos de 1933 a los ojos de la prensa burguesa: https://latadelgofio.blogspot.com/2023/07/la-carestia-de-vivienda-en-tenerife-y.html

  21. VVAA. Construir la ciudad. Op cit pp78-79


lunes, 19 de mayo de 2025

Los años entre rejas de Florisel Mendoza

Florisel Mendoza fue detenido una vez más casi al mismo tiempo que los nazis se rendían a las tropas aliadas, el 8 de mayo de 1945. Este joven palmero había vivido casi diez años afrontando vivencias difíciles de imaginar. En 1932 había ayudado a conformar el PCE en La Palma, junto a figuras como Imeldo Guerra, José Migue Pérez, los hermanos Calero o Manuel Sanjuan (1). Sentían que las injusticias del mundo debían enfrentarse con todos los recursos disponibles. Su hermano, Néstor Mendoza, era tabaquero en Tenerife, donde se había acercado a los ideales anarquistas y a la CNT, sindicato mayoritario en su sector.

Tenía solo veintiún años cuando llegó el 18 de julio de 1936, participando de la resistencia de su Isla, que logró mantenerse bajo control del gobierno legítimo durante una semana, sin la menor represalia contra los sectores conservadores. Con la llegada de los militares y falangistas a bordo del cañonero Canalejas casi trescientos tuvieron que huir al monte. Empezaban las detenciones, los fusilamientos y las desapariciones. Él y otros compañeros resistieron en unas duras condiciones, escondiéndose en lugares remotos y con alguna ayuda de simpatizantes y amistades.

Republicanos palmeros alzados en los montes tras el 25 de julio de 1936
La venganza fue absolutamente salvaje. Él mismo la describió para el periódico La Libertad, en abril de 1937, diciendo que fue “una persecución enconada, en la que se empleó todos los medios, hasta el de amenazar a los campesinos con volar la casa donde se hallara a un huido con consentimiento o conocimiento del dueño, sin que éste lo denunciara, fueron aprehendidos unos antifascistas; se entregaron otros, porque para obligar a la entrega se apresaba a los familiares” (2).

Florisel logró permanecer casi cinco meses oculto, junto a otros ocho antifascistas, que se mantuvieron en la zona de Mazo. Milagrosamente consiguieron escapar de la Isla en una de las fugas más destacadas, usando un pequeño barco pesquero, llamado Añaza, con el que lograron huir en enero de 1937. Desde La Palma navegaron por el Atlántico hasta llegar a Mauritania y desde allí pasaron por Dakar y pudieron unirse a la defensa de la República. Este viaje a la libertad lo hizo en compañía de Jacobo y Domingo Calero Labesse, Juan Rodríguez Acosta, Manuel Brito García, Ernesto Pérez Martín, Francisco Pérez Triana, Gregorio de Paz Pérez y Manuel Azcárate Marina (3). Comunistas, socialistas y anarquistas, tantas veces enfrentados en el pasado, juntos en su lucha por la libertad. Llegaron a Valencia el 6 de marzo de 1937, el mismo día fusilaban a su hermano Néstor en Santa Cruz de Tenerife.

Su papel en esta etapa fue el de apoyar las labores de defensa militar de Madrid, en Atocha y en la 8ª División, mandada por el gomero, Guillermo Ascanio, donde llegó a ejercer de Director de la Escuela de Delegados Políticos (4). Con el final de la guerra tuvo que huir nuevamente, esta vez a Alicante, donde no pudo tomar ningún barco y fue atrapado por los franquistas, como tantos otros miles.

Hasta noviembre de 1942 permaneció pasando por cárceles y batallones de trabajadores forzados, hasta que recuperó su libertad y volvió a Canarias. No pudo disfrutar demasiado de su nueva situación. En las cárceles ya había formado parte de los grupos clandestinos que trataban de recomponer el Partido Comunista, a pesar de los riesgos evidentes. En Gran Canaria, Tenerife y La Palma intentó contactar y retomar la labor junto a algunos viejos compañeros de militancia. Las noticias que llegaban de Europa empezaron poco a poco a trasladar como los alemanes y los fascistas italianos sufrían cada día más reveses. Las tropas del ejército rojo avanzaban de forma imparable por el Este y la idea de que con la caída de Hitler y Mussolini acabaría el franquismo floreció en muchos corazones. El deseo a un futuro que creían que podrían alcanzar les hizo ser más atrevidos y atrajo a nuevos activistas.

Desde la clandestinidad trataban de repartir materiales políticos y trasladar informes al exterior sobre unas Islas que vivían en una situación de gran miseria, con unas condiciones laborales humillantes y con un dominio social salvaje. El 8 de mayo de 1945 fue detenido por la Guardia Civil, siendo sometido a torturas por el guardia implicado en los Sucesos de Hermigua, José Garrote. Lo recordó en sus memorias, “me preguntaba por su nombre y yo respondía negativamente, taponazo que te pego” (5). El reparto de unos simples folletos por compañeros de su organización le trajo unas duras consecuencias. Su vida volvió a quedar entre las rejas de las prisiones franquistas, desde Cádiz a Burgos, de donde salió en libertad provisional en 1948. Qué diferencia a lo que en esas mismas fechas vivían tantos militantes de la resistencia y de los partisanos antifascistas, que eran honrados y recibían justos homenajes por media Europa. Franco sería utilizado por parte de los aliados que lucharon contra los nazis, a esas potencias que se llenaban la boca hablando de democracia y libertad les venía bien su fervoroso anticomunismo.

No tardó en tratar de retomar su labor política, intentando reconstituir el Partido en La Palma poco después de ser liberado, aunque sin conseguir un grupo de personas para ello (6). Parecía que la represión y el miedo había ganado la batalla. Cuatro años después de salir de prisión por última vez, haría la ruta de tantos de su generación, cruzando el océano hasta Venezuela. Allí permaneció hasta 1977, cuando al fin pudo volver a una tierra donde podía defender sus ideales y valores en cierta libertad, dejándonos muchos testimonios de su vida y siendo una figura muy presente en los homenajes a las víctimas de la dictadura.

Fuentes utilizadas

  1. Cabrera Acosta, Miguel Ángel. La II República en las Canarias Occidentales. Santa Cruz de Tenerife. 1991. pp 270-271

  2. La Libertad. 30 de abril de 1937. p2

  3. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/08/02/canarias-dominada-por-el-fascismo/

  4. Mendoza, Florisel. Con los parias de la tierra. Memorias. Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife. 2004. p77-79

  5. Idem p99

  6. Barreto Martín, Eduardo. La represión franquista en La Palma. TFG Universidad de Salamanca. Julio 2022. p37



domingo, 11 de mayo de 2025

La mala memoria ante el noventa aniversario de la II Exposición Internacional Surrealista de Tenerife

Esta semana se cumplieron noventa años de uno de los mayores hitos culturales en la historia de Canarias, la celebración en Tenerife de la Segunda Exposición Internacional Surrealista. El provincianismo cultural y la mala memoria parece ignorar un acontecimiento que en cualquier otro lugar merecería un año entero de eventos. No dudo que el vínculo entre este evento y la nueva luz cultural que promovió la II República, donde los ideales de renovación y revolución iban de su mano, tenga que ver, en cierta medida, con el “olvido” de las administraciones isleñas.

El 11 de mayo de 1935 a las seis de la tarde abrió sus puertas la II Exposición Internacional Surrealista, en Santa Cruz de Tenerife. Hay sobrados trabajos que demuestran el impacto de un acontecimiento, que puso a nuestra tierra en el mapa de las vanguardias internacionales. El Ateneo de Santa Cruz fue el lugar elegido como sede central de la exposición, que comprendía setenta y seis obras de autores como Picasso, Arp, Brauner, Chirico, Dalí, Domínguez, Ernst, Hugo, Magritte, Miró, Oppenheim, Ray, Tanguy, Duchamp, Giacometti, Henry, Jean, Styrsky, Bellmér y Maar, entre otros. Era la segunda ocasión en la que las cabezas pensantes del movimiento surrealista creaban un espacio como este, que marcaba lo que pretendía ser una nueva cultural, pero también social y científica.

Solo una semana antes Tenerife había celebrado su primera exposición monográfica de obras surrealistas, celebrada en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz, con un conjunto de quince cuadros de Óscar Domínguez de su etapa parisina. La exposición internacional fue un acontecimiento histórico, que tuvo como padrinos a dos destacadas figuras intelectuales de Francia, el escritor y “director del movimiento surrealista”, Andrés Bretón, y el poeta surrealista, Benjamín Peret.

Un tiempo nuevo llegaba y con él elementos culturales, de pensamiento y creencias que rompían los limitados moldes del modernismo. El surrealismo cuestionaba el viejo orden tradicional y se quería poner al servicio de una sociedad más abierta y dispuesta a cortar sus lazos con el pasado. La exposición no vino sola, fue posible gracias a una joven generación de intelectuales que en 1932 dieron forma a la revista cultural Gaceta de Arte. Este medio surgió bajo la dirección de Eduardo Westerdahl, junto a unos jóvenes Domingo Pérez Minik, Francisco Aguilar, Domingo López Torres, Oscar Pestana Ramos, José Arozena y Pedro García Cabrera, a los que se sumaron después figuras como Agustín Espinosa y José María de la Rosa. Lograron un producto cultural innovador, que desde Canarias lograba romper las barreras insulares, convirtiéndose pronto en un espacio reconocido a nivel internacional.

No pretendían hablar solo de arte, lo vinculan con la sociedad y su transformación. De ese grupo el poeta Domingo López, el profesor universitario Oscar Pestana y Pedro García Cabrera serán concejales del último gobierno republicano de la capital, por el Partido Socialista. Desde sus páginas se hablaba de cultura, pero también de su papel en la nueva sociedad que creían inevitable, donde, en palabras del poeta tinerfeño, “los proletarios del mundo estamos en constante lucha por la implantación de nuestros principios, para la destrucción de un sistema cansado”. Para ellos la cultura no era solo un medio de expresión, era una herramienta para transformar el mundo.

En 1934 un puñado de jóvenes intelectuales republicanos había logrado recuperar el Ateneo de Santa Cruz, nacido durante el Sexenio Revolucionario, el 25 de julio de 1869. Su objetivo era claro, la “instrucción por medio de la comunicación de ideas de palabra”. Tras un paréntesis de varios años y una necesaria renovación, el proyecto abrió nuevamente sus puertas durante un breve tiempo en la actual plaza de la Candelaria, antigua Plaza de la República. En ese lugar, en un edificio anexo al Palacio de Carta, hoy desaparecido, transcurrió la exposición surrealista.

El evento fue todo un fenómeno, un terremoto social y cultural. Domingo Pérez Minik lo recordaba con motivo de la segunda edición de esta, ya en los primeros años de la democracia recuperada. En el catálogo realizado con motivo del 46 aniversario de este gran evento dijo: “todo el mundo se quedó asustado, aturdido, extrañado. Una misión cumplida que ha pasado a la historia, se la recuerda todavía, hoy está allí como ayer”.

Cartel diseñado por Luis Ortiz Rosales para "La edad de oro"

La exposición surrealista, en una sociedad con fuertes sectores conservadores y tradicionalistas, generó su más intensa polémica con un acto como la proyección de la película “La edad de oro”. La obra de Luis Buñuel, con colaboración de Salvador Dalí, fue duramente atacada por el diario conservador, Gaceta de Tenerife. En este medio llegaron a decir, en su edición del 14 de junio de 1935, que la película era “el nuevo veneno de que se quieren valer el judaísmo y la masonería y el sectarismo rabioso y revolucionario para corromper al pueblo". Ya adelantaban con palabras argumentos y formas que en breve se convertirían en la norma ideológica y argumental del golpe militar.

La Exposición Surrealista fue el gran hito cultural del Ateneo de Santa Cruz en esa etapa y uno de los sucesos culturales más relevantes de la etapa republicana en Canarias. Sus promotores de Gaceta de Arte, con la complicidad de la nueva institución cultural, lograron quebrar las distancias existentes con los grandes centros del pensamiento internacional y, como pretendían, “hacer ver en algún modo que nosotros también participamos más o menos de la vida universal”.

La llegada del 18 de julio de 1936 acabaría con Gaceta del Arte y el Ateneo chicharrero, dejando la memoria de este evento en un largo limbo. Muchos de sus protagonistas sufrieron en sus carnes la venganza. El poeta Domingo López Torres fue arrojado al océano en un saco. Luis Ortiz, autor del cartel anunciador de la Edad de Oro, acabó muerto en prisión a consecuencia de las penalidades. Pedro García Cabrera, Óscar Pestana, José Arozena, Juan Ismael o Domingo Pérez Minik pasaron por las prisiones franquistas. Westerdahl logró evitar su detención por tener ciudadanía sueca por parte de padre, mientras que Agustín Espinosa fue depurado, a pesar de tratar de acercarse a las posiciones de los golpistas, paso que darían también Emeterio Gutiérrez y Francisco Aguilar, que se integraron en Falange.

El tremor de esa acción sobrevivió a cuarenta años de dictadura. En 1981 se retomó su legado, con algunos de los viejos protagonistas y con quienes se criaron escuchando los recuerdos de ese acontecimiento sonado. En esa fecha se celebró una segunda edición entre Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote, con más de treinta obras, que en esa ocasión estuvo apadrinada por figuras destacadas de la cultura en el Archipiélago, uno de los protagonistas de la primera exposición, Eduardo Westerdahl, y una generación más joven, como la del artista lanzaroteño, César Manrique. Ni la dictadura, que marcó la vida de muchos de los protagonistas de la generación que trajo la exposición surrealista a Tenerife, pudo acabar con la importancia de esta exposición y su relevancia en el mundo del arte. En esa ocasión, aunque en Tenerife se mantenían en el ayuntamiento de la capital y el Cabildo personas estrechamente ligadas al régimen anterior, no tuvieron dudas de que el cuarenta y seis años después debía ser recordado...cuarenta y cuatro años más tarde de esa última ocasión, preocupa ver el olvido institucional o el desinterés, incluso a pesar de un reciente acuerdo en el pleno capitalino para conmemorar esta fecha.

Lo mismo sí, es posible que teman recordar que, noventa años después, el surrealismo llegó para revolucionar y remover conciencias. Estoy convencido que un pueblo que desconoce su pasado, que ignora las luces que nos colocaron en la vanguardia, está condenado a repetir sus errores una y otra vez. Esperemos que esa desmemoria seamos capaces de superarla colectivamente y que la cultura sea uno de los elementos que nos permita brillar nuevamente.  

André Breton y Pérez Minik durante la exposición de Tenerife


domingo, 4 de mayo de 2025

El palmero Aniceto Duque Pérez, una de las víctimas canarias de Mauthausen

El cinco de mayo se cumplirán ochenta años de la liberación del campo de Mauthausen. Entre sus muros sufrieron al menos 45 canarios y 27 de ellos dejaron la vida, parte de los 200.000 seres humanos usados como mano de obra esclava en ese lugar, de los que más de 7.500 fueron republicanos españoles.

El palmero Aniceto Duque Pérez fue uno de los que no logró ver el día de la liberación del campo alemán. Había nacido el 28 de septiembre de 1898 en Santa Cruz de La Palma, justo en ese momento de cambio tras la Guerra de Cuba, que influyó con fuerza a toda su generación.

Tuvo la suerte de educarse en un hogar donde la cultura y el conocimiento formaba parte de su día a día, junto a sus hermanas Waldesca, Antonia y su hermano Estanislao. Era hijo de Estanislao Duque Brito, maestro de obras, dueño de la fábrica de tabacos Aceró, masón y republicano conservador (1), que también fue represaliado por el franquismo por el Tribunal de Responsabilidades Políticas (2).

En 1919 le tocó realizar el servicio militar (3) mientras daba sus primeros pasos en las sociedades culturales, caso de la capital palmera, Sociedad de Socorros Mutuos El Españolismo, cofundada por su padre en 1890 (4). El primer rastro de su papel activo en la sociedad viene precisamente a cuenta del aniversario de esta sociedad. En ese acto, donde repartieron 250 raciones de rancho a las familias más pobres del municipio, tomó la palabra junto a Pedro Rodríguez y Rodríguez y Juan Fierro Hernández (5).

Aniceto también había formado parte de la creación de la sociedad “Juventud Ideal”, fundada en 1921, una sociedad especialmente activa y popular por sus bailes y actividades culturales durante los años de la dictadura de Primo de Rivera y la II República. El 3 de septiembre de 1922 celebraron un acto musical y teatral en el Teatro de Marte de Santa Cruz de La Palma en donde interpretaron “el melodrama en un acto y en verso de don José Jackson Veyan, titulado ¡Una limosna por Dios!” (6), donde participaron tanto él como su hermana. La sociedad juvenil atesoró en esos años una de las mejores bibliotecas de La Palma y se convirtió en un motor de múltiples eventos formativos y artísticos. Como tantas otras sociedades en un momento de cambio y cuestionamiento de los poderes históricos, fue semillero de valores transformadores, además de un pequeño oasis cultural. En el séptimo aniversario de la entidad, celebrado en 1928, Aniceto era uno de los jóvenes que “leyeron bellas poesías y trabajos en prosa, que fueron muy aplaudidos” (7). Sus textos también formaron parte de la velada literaria celebrada con motivo del veintinueve aniversario de la Sociedad El Españolismo en 1928 (8).

El joven palmero se dedicaba a la actividad comercial cuando se aproximaba la llegada de la II República. En 1930, como muchos otros de su generación, colaboraba con Juventud Republicana, que aglutinaba a personas que posteriormente derivarían a otras ideas más avanzadas. Junto al destacado Alonso Pérez Díaz, que llegaría a ser diputado republicano, estuvo en la inauguración de la sede de esta asociación en El Paso. Allí le acompañaron figuras como Ermelandro Martín, Imeldo Guerra o Jacobo Calero (9), que poco después serían parte del Partido Comunista. En febrero de 1931, poco antes de la proclamación republicana, participó en la conmemoración del aniversario de la I República, con una velada literaria donde volverá a coincidir con figuras como Alonso Pérez o el maestro José Miguel Pérez (10).

El nuevo tiempo político hizo florecer espacios e ideales que hasta ese momento no tenían una presencia tan importante en las Islas. Aniceto Duque formará parte de la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma, de la que fue secretario (11), su hermano, Estanislao, lo hará dentro del Partido Comunista. Con el triunfo republicano se sumará a la multitud que recorrió la capital palmera desde la plaza de la Alameda, donde fue uno de los intervinientes en las celebraciones, dando una palabras ante el público concentrado (12). La emoción era arrolladora, creían que era un salto de una sociedad que sería imparable.

Hay que señalar que los dos hermanos iniciaron el periodo dentro del Partido Socialista, como aparece en el acta del 27 de abril de 1931, con compañeros como el ya mencionado José Miguel Pérez, que como su hermano, transitarían al comunismo (13). En los primeros meses nuestro protagonista ya fue objeto de un incidente político. Junto a Gerardo Martín y Pedro Mendoza, fue citado para comparecer ante el Juzgado de Instrucción, de Los Llanos por un acto convocado en Fuencaliente sin previa comunicación a las autoridades (14). Su hermano, en esa misma época, formaba parte de la directiva de la Federación de Trabajadores de La Palma, que sacaba adelante un medio claramente obrerista y revolucionario, como era Espartaco (15).

Alonso Pérez Díaz
La familia casi al completo vivió con un papel activo esta etapa. Además de su activismo político, Aniceto siguió muy ligado a Juventud Ideal, siendo elegido vocal de la misma en 1932 (16). En esos años además se casa con Angustias y tiene a su hija, Juanola, nacida apenas un año antes del golpe militar (17).

El 18 de julio de 1936 llegaron las noticias del golpe a La Palma. A diferencia de otros puntos del Archipiélago allí las autoridades republicanas lograron mantener el control institucional una semana. Las informaciones que iban llegando hablaban que los militares habían fracasado en lugares como Madrid o Barcelona. El 22 de julio, Aniceto, en nombre de la Agrupación Socialista de la capital palmera, firma un folleto que se distribuye por la Isla, donde demuestra el optimismo de esa pequeña resistencia al decir que esta “casi liquidada la criminal intentona militarista y fascistizante”. El texto lo finalizaba con un “¡Viva la República Democrática!¡Vivan las heroicas Milicias Populares que con su sangre supieron libertar a España del fascismo asesino!” (18). La llegada del cañonero Canalejas el 25 de julio, cargado de militares y voluntarios falangistas, acabó con esas esperanzas de resistencia. Se produjeron cientos de detenciones, además las organizaciones obreras y democráticas fueron cerradas y saqueadas. Seguramente tuvo noticias de lo que sucedió en la sede de Juventud Ideal. La gran biblioteca del centro fue lanzada a la calle y quemada, además de destruir su piano y otros elementos (19). Toda una declaración de intenciones del nuevo tiempo.

Según recordó su hermana Antonia, Aniceto trató de permanecer en su hogar sin llamar la atención, pero a las dos semanas tuvo que salir ante una enfermedad que sufría su hija. Debía ir a una farmacia con urgencia, aunque ese tránsito generó una denuncia inmediata y su detención. Poco después fue llevado junto a su hermano a Tenerife, donde fue encerrado en la prisión de Fyffes. La semana de resistencia republicana en La Palma no había visto ningún incidente contra los sectores conservadores, pero daba igual. La familia trató de lograr la libertad de los hermanos Duque usando su relación con Blas Pérez González, ligado al nuevo régimen, pero resultó infructuoso.

En 1937 se anuncia a los presos que se iba a realizar un intercambio de presos republicanos y franquistas. Aniceto se ofreció como voluntario para salir de Fyffes, sin saber el rumbo que le daría a su vida esa decisión. A través de una carta trató de tranquilizar a su familia en este trance, “Papá, si tardo en escribir no te apures, me van a trasladar, pero aún no sé adonde” (20).



Los 97 presos procedentes de Canarias y Melilla llegaron a Barcelona en septiembre de 1938. Había pasado más de dos años en las duras condiciones de Fyffes. En la capital catalana los recibieron numerosas personas, entre ellas el diputado comunista tinerfeño, Florencio Sosa, además de Lucio Illada, secretario general de la Federación de Trabajadores de la Orotava, evadido de Villa Cisneros y los diputados socialistas canarios, Emiliano Díaz Castro y Junco Toral (21).

Con la derrota republicana Aniceto formó parte de las largas colas de refugiados que llegaron a la frontera francesa, pasando a los campos que las autoridades del país galo habilitaron para acoger a varios cientos de miles de personas que trataban de escapar de los franquistas. Su situación era complicada, pero todo se vuelve peor con la llegada de los nazis a Francia. Vuelve a ser detenido y trasladado al campo de prisioneros de guerra Stalag XI-A (Altengrabow), siendo posteriormente deportado a Mauthausen el 3 de noviembre de 1941. Allí, con la suma de malos tratos, trabajo forzado en la cantera cercana y escasa alimentación, fallece el 24 de marzo de 1942 (22). La memoria familiar habla de las cámaras de gas, pero es difícil saber qué le sucedió.

Mientras eso sucedía en los campos nazis la familia seguía acosada por el nuevo poder político. Su padre sometido a persecución por masón, pero además Aniceto fue sometido a un nuevo proceso a pesar de la distancia. La secretaria del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Las Palmas anunciaba en el boletín oficial la sentencia número 89 de 1941 por la que se condena a “sanciones económicas de trescientas veinticinco pesetas para Victoriano Fidel Reyes Pérez; y cien pesetas para Aniceto Duque Pérez” (23). La casualidad quiso que ambos condenados murieran meses después en el campo nazi. Su familia, en unas circunstancias más que difíciles, tuvo que asumir el coste de este proceso, lo que sumado a las noticias recibidas desde Alemania, harán que finamente su mujer y su hija decidan salir de la irrespirable atmósfera que vivían las familias de “los rojos” en La Palma, exiliándose en Cuba (24). Cuanta gente brillante, sensible y luchadora perdimos en Canarias en esos años. Qué enorme horror tuvo que sufrir Aniceto, separado de su familia y rodeado de decenas de miles que hombres sometidos a una existencia insoportable simplemente por su origen o por sus ideales. Cuando este lunes se celebren actos en honor de su memoria, no está de más recordar a Aniceto y al resto de chicos, muchos bastante jóvenes, que nunca pudieron abandonar ese infierno.

Fuentes utilizadas

  1. Mederos, Alfredo. Víctimas de la guerra y de la represión franquista en La Palma. Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de La Palma. 2015. p278

  2. Boletín Oficial de Canarias. 8 de septiembre de 1919. p6

  3. Boletín Oficial de Canarias. 8 de febrero de 1940. p590

  4. Sharife, Ana. Los doce alcalde masones de Santa Cruz de La Palma: https://ctxt.es/es/20191211/Firmas/29987/Ana-Sharife-columna-Senales-de-Humo-alcaldes-masones-Santa-Cruz-de-la-Palma.htm

  5. Gaceta de Tenerife. 14 de junio de 1921. p2

  6. Gaceta de Tenerife. 12 de septiembre de 1922 p1

  7. Las Noticias. 7 de mayo de 1928. p2

  8. Gaceta de Tenerife. 5 de julio de 1929. p1

  9. El Progreso. 22 de octubre de 1930. p1

  10. La Prensa. 22 de febrero de 1931. p4

  11. VV.AA. Nacianceno Mata un canario en Mauthausen. Memorias de un superviviente del holocausto nazi. Tenerife: Las memorias del olvido, 2006. p50

  12. Idem

  13. Medina Sanabria, Pedro. Constituyendo la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/11/16/constituyendo-la-agrupacion-socialista-de-sc-de-la-palma/

  14. Nuestros compañeros Aniceto Duque, Gerardo Martín y Pedro Mendoza, han sido citados para comparecer ante el Juzgado de Instrucción, de Los Llanos, a fin de declarar sobre un sumario que se les sigue por reunión ilícita. Suponemos que se trate de algún acto celebrado en Fuencaliente, en el que hayan tomado parte los referidos camaradas. Y casi queremos asegurar que el alcalde “republicano” de dicho pueblo es el promotor de este nuevo proceso”. Espartaco. 17 de octubre de 1931. p3

  15. Espartaco. 1 de agosto de 1931. p3

  16. El Progreso. 14 de enero de 1932. p2

  17. Diario de Avisos. 11 de julio de 1935. p2

  18. Medina Sanabria, Pedro. Viva la República democrática: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2012/04/13/viva-la-republica-democratica/

  19. En la Juventud Ideal, donde existía una de las mejores bibliotecas de la isla, echaron los libros a la calle y les prendieron fuego. Y en una hoguera desaparecieron. También tiraron por la ventana un busto de Goya y rompieron el piano. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo”:

    https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/08/02/canarias-dominada-por-el-fascismo/

  20. Gaceta de Canarias. 27 de abril de 2008. p25

  21. Medina Sanabria, Pedro. Canjeados de Canarias: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/07/19/canjeados-de-canarias/

  22. Hernández Romero, Fabián. Palmeros en los campos de concentración nazi: https://deportadoscanarios.wordpress.com/2019/02/02/palmeros-en-los-campos-de-concentracion-nazi/

  23. Boletín Oficial del Estado. 14 de mayo de 1941. p1961-1962

  24. Gaceta de Canarias. 27 de abril de 2008. p25