jueves, 5 de octubre de 2023

Revisitando la figura de Juan Pedro Ascanio García, un comunista inquieto.

Juan Pedro Ascanio García vivió y sufrió momentos claves del siglo XX, con una implicación muy intensa desde su más tierna juventud. Lo hizo siendo un activista social, un cronista y también un destacado ideólogo que dejó huella en los movimientos sociopolíticos, sindicales y en la prensa de este amplio espacio de tiempo. Fue una figura destacada durante la etapa republicana en Tenerife, estrechamente ligada al surgimiento del Partido Comunista en el Archipiélago. Un claro defensor de la unidad de acción de la izquierda, con una visión avanzada de Canarias como territorio con unas características propias, uno de tantos represaliados por sus ideas y promotor en la clandestinidad del desarrollo de lo que hoy es Comisiones Obreras.


Fue uno de esos numerosos ejemplos de persona con un compromiso militante que perdura en los años hasta el final de sus días, de esos de los que no se suele hablar tanto como los que, tras una breve etapa rebelde, vuelven al “dulce” regazo de la pasividad o incluso en posiciones antagónicas a las de su juventud. Vivió como pensaba y murió como creía, arropado por una bandera roja y con las mismas ideas de su juventud, sumadas a su dilatada experiencia humana.   


Nació el 11 de marzo de 1914 en Santa Cruz de Tenerife (1), en el seno de una familia de la pequeña burguesía gomera dedicada principalmente a la exportación platanera. Salvo su largo exilio forzado, su vida se desarrollará en la Isla de Tenerife, aunque siempre mantendrá un estrecho vínculo sentimental y físico con La Gomera, donde su familia también tenía propiedades y amplias raíces. Hijo Eulalia García Barroso y Benjamín Ascanio y Ascanio, un importante propietario agrícola y comercial que fallece siendo un niño. La muerte de su padre y las dificultades económicas que generó, posiblemente jugaron un papel importante en esos primeros años de adolescencia, donde vivirá con su madre, y sus hermanos, Benjamín y Narcisa, realizando visitas regulares a Vallehermoso, localidad natal de sus padres. Una familia, como tantas otras de Canarias en ese momento, sufrió con dureza la debilidad de una economía centrada en la exportación de plátanos, sector que se resintió de fenómenos como la Primera Guerra Mundial y especialmente del denominado Crack de 1929, que barrió las economías de los países receptores de esta fruta exótica y estremeció la sociedad de las regiones productoras de recursos primarios.


No eran la primera generación con sueños y aspiraciones políticos, dispuesta a plantar cara al caciquismo secular de La Gomera. Su abuelo materno, Ramón García Ascanio, republicano, ya había sufrido un juicio y un encarcelamiento en 1903, por su confrontación abierta con el representante local caciquil, Domingo García González, un hecho reseñado en la prensa de la época y que no dudo que tuvo un efecto en la toma de conciencia del entorno familiar (2).


Las primeras décadas del siglo XX, entre la dictadura de Primo de Rivera y la llegada de la II República, provocan una acelerada movilización de toda una generación de jóvenes gomeros, especialmente del pueblo de Vallehermoso, con formación y capacidad analítica para definir con claridad la difícil situación social y política que vivía la Isla. La crítica al feroz caciquismo insular y a los partidos que lo amparaban genera una clara toma de conciencia política, muy vinculada con valores democráticos, obreristas y republicanos. 


A pesar de ser hijos e hijas de una pequeña burguesía gomera acomodada, se produce un amplio deseo de  ruptura con ese modelo de desarrollo de la Isla, apoyada sobre una efervescencia intelectual y política que se vivía con intensidad en ese momento histórico, en especial tras el éxito de la revolución Rusa. Estas posiciones tomarán cuerpo con especial fuerza en un sector de los Ascanio del Norte de La Gomera, como el propio Juan Pedro y sus primos, Guillermo Ascanio Moreno, Blanca Ascanio Moreno, Amelia Ascanio Moreno, además de Pablo y Fernando Ascanio, ambos de Hermigua. Solo él, Amelia y su prima Blanca sobrevivirán a la represión franquista (3).         


La primera referencia escrita que encontramos en la prensa tinerfeña de Juan Pedro Ascanio se refiere a las pequeñas donaciones de apenas 25 céntimos que muchos niños y niñas de la capital hicieron al Hospital de Niños de Tenerife, conocido popularmente como el Hospitalito, la institución benéfica sanitaria más importante de la Isla del siglo XX (4).


A pesar de no disfrutar de una situación económica del todo desahogada, debido a la muerte de su padre, su familia apuesta por la educación como una herramienta de mejora. De esta manera, el joven Juan Pedro puede realizar sus estudios de bachillerato gracias a la pensión concedida por el Ayuntamiento santacrucero en el año 1927, que fue solicitada por su madre, que ya era viuda en ese momento (5).


El periodista tinerfeño, Juan Carlos Monteverde, recordaba en un artículo publicado en 1998 a su compañero de la promoción 22 del Instituto Municipal de Segunda Enseñanza. Compartió aula, entre otros, con el que muchos años después fue presidente del Cabildo franquista, Heliodoro Rodríguez. Entre sus andanzas de aquella época rememora cómo Juan Pedro introdujo el burro y el carro de un carbonero de la zona por la puerta principal del Instituto a modo de travesura, acción que le costó la expulsión del centro, hasta que sus propios compañeros solicitaron su vuelta para poder finalizar estos estudios (6).


Al finalizar su formación logra empleo. Con apenas 16 años inicia su labor como tipografista en Santa Cruz, siendo Delegado sindical de este ramo. En ese tiempo la Isla vive una creciente inestabilidad social alimentada por un incremento de los precios de los productos básicos y un importante aumento del número de obreros que sufren una difícil situación (7). Desde ese momento ya mantiene una posición política muy activa, seguramente también bajo la influencia de sus primos mayores con los que colabora en la edición del decenario Altavoz, órgano de expresión de una juventud gomera que cuestionaba claramente el orden establecido.

Este combativo medio de la denominada Agrupación Juvenil Gomera, fue dirigido por el poeta Pedro García Cabrera y contó entre sus colaboradores a Guillermo Ascanio, Ulises Herrera, Gabriel Mejías Fragoso...El propio Juan Pedro colaboró activamente en su puesta en marcha, siendo identificado en un proceso que veremos a continuación como uno de sus directores. Altavoz se definió como un periódico pensado “con la pretensión de contribuir al progreso de La Gomera y erradicar de ella los males de su aislamiento secular” (8). 


En los últimos meses de 1930 se le señala como director en Altavoz. Sucede así en la documentación de la Audiencia Provincial contenida en el proceso judicial seguido contra Guillermo Ascanio, por rebelión y provocación, por uno de sus artículos en el decenario gomero. Será el titulado "De Barcelona. Panorama político español", donde mientras realiza estudios en la capital catalana propugnará acciones de organización social y política que superen el marco político vigente en ese momento. El expediente conservado en el Archivo Histórico Provincial dice que ese texto se había editado “en el periódico “Altavoz” que se publica en esta capital y en el número correspondiente al día diez de noviembre último, firmado por Juan Pedro, director de dicha publicación" (9).


A partir de 1930, el adolescente Ascanio también colabora con frecuencia con el periódico tinerfeño En Marcha, órgano portavoz de la “Federación Obrera” de Santa Cruz de Tenerife, entidad en la que ya milita como trabajador. Precisamente el 15 de octubre de ese año publica en ese periódico obrerista un artículo denominado “Hay que ir a la Revolución” por el que se le procesa por el delito de “inducción a la rebelión”, siendo detenido a finales de ese mes, sería esa la primera de muchas experiencias similares. Se trata de una acción por la que, según plasma el periódico La Libertad, “los obreros tinerfeños protestan ante España entera de esos atropellos de un gobernador que no conoce más ley que su capricho” (10). Hasta el 8 de marzo de 1931 no se celebró el juicio por dicho suceso (11), que será el primero de varios acontecimientos similares en su vida, durante la década de los treinta.


La llegada de la República no calma las ansias de cambio de sectores cada vez más amplios de la sociedad, no en vano en ese mismo año, solo en Tenerife, se viven veinticuatro episodios de huelga (12). La Federación Obrera, con un importante componente anarquista y una creciente representación comunista,  sigue siendo uno de los pilares básicos de estas protestas. El escritor Gilberto Alemán recordaba en uno de sus artículos como el 29 de abril de 1931 un grupo de militantes de izquierda, entre los que se contaba el propio Ascanio, visitaron el Gobierno Civil para saludar al nuevo gobernador republicano, Enrique Izquierdo, al que “le hicieron ver la necesidad de luchar contra el caciquismo” (13).


En agosto de 1931 es también mencionado como vocal de la nueva junta directiva del llamado Centro de Estudios Sociales, entidad presidida por Antonio Armengol Rodríguez y con Julio Marrero Prieto como Secretario (14).


En Mundo Obrero se explica que a finales de 1931 se crea en la capital tinerfeña un Comité de Defensa Económica, de corta vida, en el que se organizan personas que posteriormente conformarán el PCE capitalino, en protesta por el incremento de impuestos que pretendía el Ayuntamiento y pidiendo la construcción de viviendas para los obreros. Este grupo protestará contra el gobierno local e incluso llegan a ocupar el salón del plenos, siendo señalado por ello Ascanio, que es multado por el Gobernador Civil por el contenido de una proclama donde “incitaba a celebrar una manifestación” (15). 


En esos primeros meses de la II República está muy vinculado al desarrollo de la labor de la Federación Obrera capitalina y de su medio, El 25 de noviembre de 1931 esta entidad celebró un exitoso mitin por el primer aniversario de los sucesos del 25 de noviembre de 1930, en los que el sastre chicharrero Juan Agrella perdió la vida y varios vecinos más resultaron tiroteados a manos de la policía, durante una manifestación de protesta (16). En el diario republicano La Prensa recogen el acontecimiento como un acto en un local “completamente atestado, quedándose muchas personas en la calle”. El mitin estuvo a cargo de Manuel Pérez, Antonio Montelongo, el poeta y escritor lagunero Saturnino Tejera, Amadeo Hernández, vecino de Tacoronte, además del propio Juan Pedro Ascanio. Según la crónica periodística “todos ellos se expresaron en términos de censura contra la actuación de las instituciones armadas en aquellos y otros sucesos, atacando duramente a las autoridades actuales...” (17).


El periódico En Marcha se convierte en voz referencial para la clase obrera tinerfeña. Con un marcado equilibrio entre sus tendencias internas, sindicalistas, anarquistas y comunistas, se pone en el punto de mira de las autoridades judiciales y militares del momento. Buena parte de los procesos judiciales por injurias y calumnias tendrán las páginas de este medio como protagonista, y Juan Pedro estará entre los articulistas más perseguidos. En enero de 1932 nuestro protagonista es nuevamente detenido. Otra vez el presunto delito es la redacción de un artículo que fue publicado el 21 de noviembre de 1931 en el semanario En Marcha. En este caso es detenido por los mismos motivos el sindicalista lagunero Bernardino Afonso, militante cercano a las ideas anarquistas y a la CNT (18).


En su magnífico blog, el investigador Pedro Medina Sanabria, refleja el escrito del abogado defensor de Ascanio, Luis Rodríguez Figueroa. Argumenta ante el tribunal que: “Consta del sumario, que en el número 43 del semanario de esta Capital, titulado “En Marcha”, correspondiente al 21 de noviembre del año anterior (folio 15) se publicó un artículo con este rubro: “Los 108 laureles de la República”, del que aparece ser autor (folio 41), el obrero tipógrafo Juan Pedro Ascanio. En el consabido artículo no hay una sola frase, ni un solo concepto por los cuales se injurie u ofenda al Ejército ni a ninguna de sus instituciones, Armas, clases o Cuerpos del mismo, ni por ende a la Guardia Civil” (19). 

21 de marzo de 1932 se celebra un Consejo de Guerra contra Bernardino y Juan Pedro, siendo aprobada la sentencia en abril del mismo año, en la que se les condena a un año de “prisión correccional, con accesorias, como autores de un delito de Injurias al Instituto de la Guardia Civil” (20). En las páginas del semanario Espartaco, ambos presos, junto con Imeldo Guerra, obrero del tabaco, y Francisco Vicente, también detenidos por sus publicaciones, dedican un encendido manifiesto conjunto en favor de la movilización obrera. Lo inician diciendo “los que estamos en lo cárcel de Santa Cruz de Tenerife, condenados por la Justicia burguesa, por el «terrible» delito de defender a nuestros hermanos, nos dirigimos a vosotros en este llamamiento, a fin de organizar la resistencia revolucionarla de ios trabajadores contra la reacción que impera y se halla encaramada sobre nuestras espaldas”, llamando a participar con fuerza en las movilizaciones previstas con motivo del primero de mayo (21). 

Las organizaciones de la isla responden a la solidaridad y al apoyo de estos presos ideológicos. Así lo recoge otro de los más destacados medios de la presa de izquierdas, que saluda a “los suscriptores y simpatizantes de la prensa marxista del Puerto de la Cruz que han contribuido y están contribuyendo a la suscripción abierta en favor de los valientes obreros y escritores proletarios Juan Pedro Ascanio e Imeldo Guerra, hoy presos en la cárcel de Tenerife” (22). 


En ese tiempo de prisión Juan Pedro no dejó de escribir nuevos artículos. En julio de ese año se publica un extenso artículo en Espartaco, medio muy vinculado a los inicios del comunismo isleño. En ese texto aborda la realidad de las mujeres proletarias, con reflexiones avanzadas en las que manifiesta que “hasta el presente, sobre la mujer obrera han pesado los más absurdos atavismos. Todos los restos de la tradición y de la incultura quieren asentarse sobré ella, haciendo de la mujer su último refugio. La actual sociedad la tiene sojuzgada, humillada, empequeñecida y todo para poder someterla a una más grande explotación. La mujer proletaria es llamada por la lucha de clases. Y para tomar parte en ella, antes tiene que vencer a la tradición acumulada y al opio religioso”. Por su importancia insiste en que “la intervención de ella en los sindicatos y en todas las luchas obreras es cuestión que hemos de tener por primordial, para el ulterior desarrollo de las luchas políticas y económicas del proletariado” (23). 


Afortunadamente los reclusos no cumplen la condena completa y en septiembre de 1932 la prensa recoge el decreto del Ministerio de la Guerra por el que se concede la libertad provisional a propuesta de la Junta de disciplina de la Prisión Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Le acompañan en la salida su compañero Bernardino Afonso, Antonio Vidal Arabi, anarcosindicalista catalán implicado en el intento de asesinato de Francisco Franco, e Imeldo Guerra Hernández, obrero del tabaco (24). 


La República había nacido, pero lo hizo sobre una legalidad y una judicatura marcada por las tendencias de los regímenes anteriores, con unas leyes procedentes de las fases monárquicas y con la firme voluntad de acallar cualquier voz que suponga un cuestionamiento de esa ley y orden, en especial en los medios escritos. A pesar de su juventud y de las duras experiencias vividas, Juan Pedro sigue expresando su opinión y participando en la vida política insular, con lo que no tarda mucho en volver a tener problemas con la justicia. Así sucede con la publicación de un folleto denominado “El problema de la tierra en Canarias”, con una tirada de poco más de mil ejemplares que se vendían al precio de veinte céntimos de peseta. En el mismo se recoge la posición de los comunistas en esta materia y un análisis aplicado a la realidad insular, de su puño y letra. Se le imputa por un “delito de sedición” y en octubre de 1932 está vista para sentencia la causa. En esta publicación del “delegado de Artes Gráficas” de la Federación Obrera, se dice que “el remedio está en la lucha; frente al proyecto de reforma agraria debe oponerse otro por acción revolucionaria de las masas; que no son las Cortes constituyentes ni el Gobierno quienes pueden realizar ese programa, sino las milicias revolucionarias, los consejos o soviets en lucha contra todas las castas dominantes; que los obreros agrícolas deben crear milicias revolucionarias; que se debe proceder a la expropiación sin indemnización de todas las tierras y de la maquinaria, que debe procederse a la conquista revolucionaria de la tierra cuando los terratenientes cesen en sus labores”. El ministerio Fiscal lo acusa de provocación a la sedición, aunque reconoce que “concurre la circunstancia atenuante de ser menor de 18 años” (25). El juicio se celebrará finalmente en diciembre de 1932 y se le impone una multa de 125 pesetas (una cantidad considerable en ese momento) y el pago de las costas (26). 


En este proceso, iniciado por la querella del Fiscal, Juan Sánchez Real, Juan Pedro manifiesta que reside en la calle Sin salida Nº10 de Santa Cruz y declara que “dicho folleto está copiado del número siete del semanario “Mundo proletario” correspondiente al trece de diciembre del pasado año, que se edita en Madrid, uno de cuyos originales presenta para su unión al sumario y que el resto del folleto de referencia lo constituye una serie de apreciaciones personalísimas del declarante en las que tratar de hacer un análisis sobre la cuestión agrícola; que no recuerda haber recogido de la imprenta el original de lo por él manuscrito, pero que sin embargo, promete buscarlo en su domicilio”. Las autoridades registran en febrero de 1932 la Imprenta Sanz, para incautar 935 ejemplares de esta publicación. Su director les aseguró que los moldes de impresión habían sido deshechos. En este proceso Juan Pedro solicita que el abogado Emiliano Díaz Castro, destacado activista social y militante socialista, con el que posteriormente compartirá estrado en algunos mítines en momentos cercanos a la época del Frente Popular, lo represente (27).


Ese año también supuso la irrupción oficial del Partido Comunista en la vida política isleña, organización en la que confluyen principalmente obreros, acompañados de dirigentes sindicales, activistas desencantados con la trayectoria del PSOE en los primeros años de la República, además de intelectuales, artistas, universitarios, etc...Personas como José Miguel Pérez, Imeldo Guerra, Jacobo Calero, Floreal Rodríguez, Guillermo Ascanio o el propio Juan Pedro (28). Comparto la opinión de Miguel Ángel Cabrera sobre el papel determinante, en la conformación de la estrategia comunista, de los escritos en Espartaco y otros medios obreros de José Miguel Pérez, junto con otros destacados militantes, como son Isabel González, Imeldo Guerra, Jacobo Calero, Floreal Rodríguez, Guillermo Ascanio o el propio Juan Pedro (29)


Si hay un año especialmente duro en cuanto a la conflictividad en esta década ese es el de 1933. La salida del Partido Socialista del Gobierno republicano y el aumento de la crisis general provoca que los conflictos obreros y sociales se intensifiquen a lo largo y ancho del Archipiélago. Paralelamente a esto, aunque estrechamente relacionado, se van configurando oficialmente los diferentes radios comunistas en el área metropolitana de Tenerife (30).

El 14 de enero de 1933 La Prensa recoge en su portada los efectos de la huelga general que vive Tenerife desde el día 7 de ese mes. A raíz de un atentado contra la fábrica de pastas “La India” el Gobernador Civil ordenó la clausura de los locales de la Federación Obrera y de la Confederación Regional del Trabajo, así como la detención de dirigentes obreros, en este caso Manuel Pérez Fernández, secretario de la CNT, Rafael Parrado León, Manuel Morales García, Carlos Alonso Magdaleno, Manuel Pérez González, Salvador Domínguez Durán, Antonio Espinosa Rodríguez, Juan Pedro Ascanio García y Juan Arbelo Hernández. A consecuencia de esas detenciones a las doce de ese sábado se declara la huelga general, “retirándose de la circulación todos los taxis y autobuses de servicio urbano”, siendo un paro total en toda la capital por la tarde (31). La situación se mantuvo durante casi siete días, cuando tras importantes y numerosas asambleas de los obreros de los distintos gremios (madera, puertos, artes gráficas, tranvía, refinería, limpieza pública...) se decide finalizar la protesta. Uno de los asistentes a estas asambleas, afiliado de transportes, indicó que “no podía considerarse el conflicto que se había planteado como una huelga general, sino como un movimiento de protesta de los obreros por la arbitraria medida gubernativa encarcelando a los compañeros y cerrando los locales de los sindicatos” (32).


Mientras permanece una vez más en prisión, el 19 de enero tiene lugar la vista por la causa contra él, relativa al ya mencionado artículo titulado “Los 108 laureles de la República”. El motivo de la denuncia por desacato es una frase en la que se refiere a que “108 fueron los inmolados por Maura”, en referencia a obreros asesinados en conflictos sociales en esos años, y que “de los del actual ministro de la Gobernación, señor Casares Quiroga, ya haremos el balance cuando termine su reinado, aunque quizás ya no sean laureles para la república” (33).


Pocos días después, el 26 de ese mismo mes, la Gaceta de Tenerife publica noticias sobre la liberación de los detenidos en las jornadas del 7 de enero, a los que el Gobernador Civil, Gil Tirado, consideró que no había encontrado causa ninguna para que continuaran en la cárcel, por ello decretó su liberación, no antes de llamar “a los ocho individuos a su despacho, hablándoles paternalmente, y advirtiéndoles que también les hablaba como autoridad, y que habrán de saber de aquí en adelante la actuación de todos ellos en la vida pública había de ser una línea recta, porque cuando él dictara una sanción aquella sería inflexible” (34). 


Tras esta nueva salida de la prisión la labor de las células que dan origen al PCE en la zona metropolitana sigue desarrollándose, ampliando su actividad y participando activamente en los distintos movimientos sociales, sindicales y políticos del momento. 


El 29 de enero el llamado “Comité pro presos” acordó la celebración de una asamblea a las diez de la mañana en el Teatro Leal de La Laguna en el que participaron diversos representantes de las federaciones obreras de la Isla, así como dirigentes como Guillermo Ascanio, Lucio Illada, Emiliano Díaz, Alfonso Martón y el propio Juan Pedro (35). 


También estuvo presente en el mitin Florencio Sosa, maestro portuense y primer diputado del PCE por Tenerife, del que Ascanio dijo en un artículo periodístico de 1977 que “fue un auténtico dirigente sindical, no solo por su capacidad e inteligencia para organizar y defender a los trabajadores, sino sobre todo, porque lejos de haber sido un dirigente absorbente e imprescindible supo ser un educador de militantes obreros” (36).


El nivel de tensión social que vive el Archipiélago tiene uno de sus máximos exponentes en los famosos sucesos de Hermigua, que en marzo de 1933 tiñeron de sangre el valle gomero y en los que el articulista Francisco Ayala ubicó también a Juan Pedro Ascanio, al que conoció como tipógrafo en el periódico El Día y que describe como “uno de los profesionales más competentes que he conocido en la confección de páginas” (37), tesis que sin embargo ningún otro dato confirma y no concuerda, siendo posiblemente una confusión con sus primos Fernando y Pablo Ascanio, que fueron asesinados durante el franquismo por su participación en estos actos. 


La situación política de ese agitado 1933 provoca que en el verano Juan Pedro vuelva a dar con sus huesos en la cárcel por su papel de presuntos “inductores del movimiento sedicioso” de la huelga de inquilinos, que paralizó la capital tinerfeña a principios de julio. Sale en libertad el 12 de julio junto con Lorenzo Bravo Mesa, Juan Arvelo Hernández, Carlos Alonso Magdaleno, Manuel Expósito Garcia, Pelegrin Agulló, José Ramos Domínguez y José Tavío Rodríguez (38). Esta huelga y sus consecuencias tuvo sin duda una importancia fundamental en el desarrollo de la represión desatada justo tres años después, así como en la evolución de los procesos sociales y políticos de ese momento en la II República (39).   


Ascanio, se integra plenamente en el llamado Radio Comunista de Santa Cruz, que se constituye en el mes de mayo. Lo hace junto a compañeras más veteranas, como la chicharrera, Isabel González, conocida como Azucena Roja. Con ella mantendrá una estrecha relación y colaborará activamente. En el mes de noviembre organizan un nuevo acto público en el Teatro Leal para dar a conocer la posición de la formación política ante la cercanía de las elecciones generales, en la que las fuerzas de las derechas, articuladas entorno a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) logran la victoria. En el mitin comunista estarán presentes él, junto a Hostilio Rodríguez, hijo del ya mencionado Luis Rodríguez Figueroa, Domingo García, que fue concejal comunista lagunero y desaparecido en 1936, y Rafael Mellado (40). En esos comicios son candidatos del PCE Guillermo Ascanio, José Miguel Pérez, Isabel González y Rizal Pérez (41), tres de los cuatro fueron asesinados entre 1936-1941.


Durante las elecciones de ese año Ascanio aparece en la prensa como Secretario de la Comisión, dentro del llamado Bloque de Izquierdas, que suma a socialistas y comunistas de varias de las Islas (42).


El nuevo escenario político resultado de los intensos procesos de lucha obrera de 1933 y la represión ejercida contra sus miembros más destacados, junto a la victoria electoral de la Confederación Española de Derechas Autónomas a finales de ese año, hacen que el PCE se embarque en un proceso de debate que promueve la creación de un Frente Único de izquierdas en el que tratan de confluir junto a socialistas, izquierda republicana y las diversas tendencias transformadoras existentes, incluidos los anarquistas (43). Como resultado de esta situación el 5 de febrero de 1934 se celebra un nuevo mitin, esta vez en favor de la constitución del frente único obrero. En el mismo participa el presidente de la Juventud Socialista de Santa Cruz, Santiago Alberto, que además señaló en su intervención el apoyo al acto de la Juventud Libertaria y la Federación Regional Obrera. Juan Pedro toma la palabra en nombre de los comunistas, afirmando que “es preciso dar al olvido los odios entre obreros” y entiende que no es posible realizar “movimientos limitados porque están condenados al fracaso”. Añade que “la unión debe hacerse por los comités de fábricas, talleres y campos, y no por los líderes”, lo que mereció calurosos aplausos, según la crónica de la época (44).


La constitución de frentes únicos para oponer un espacio político más amplio de acción política y resistencia al auge de las derechas fue una directriz general marcada por los comités centrales de los partidos comunistas. En ese momento el Partido Comunista en Canarias inicia además un proceso de reflexión muy interesante sobre la cuestión nacional, incorporando el derecho de autodeterminación del Archipiélago y su realidad política diferenciada, ideas que son también recogidas por el Frente Único Revolucionario, constituido en 1934, siendo por tanto unas posiciones asumidas claramente y en solitario por las fuerzas obreras, aunque la reivindicación nacional siempre estuviera relegada a un segundo plano (45). Probablemente el mejor testimonio de ese momento es el que plasma en sus artículos Guillermo Ascanio. Juan Pedro Ascanio hará lo propio en su folleto sobre “El problema de la tierra en Canarias” (46) y en buena parte de los materiales que elaborará en sus colaboraciones periodísticas de finales de los sesenta y principios de los setenta.


Con motivo del primero de mayo de 1934, fecha especialmente simbólica para sindicatos y fuerzas de las izquierdas, se celebró otro importante mitin en la plaza de Toros de Santa Cruz entre las acciones de apoyo al Frente Único. Según plasma la crónica del periódico Hoy: tomaron parte “Santiago Albertos, presidente de las Juventudes Socialistas; Juan Pedro Ascanio, por los comunistas; Nicolás Mingorance, de la Asociación de Empleados; Domingo García, por los comunistas de La Laguna; José Rial, por la U. G. T.; Lucio Illada, en nombre de la Federación Obrera de la Orotava; Saturnino Tejera, de la Agrupación Socialista de La Laguna; Florencio Sosa, por la Federación Obrera del Puerto de la Cruz; Amadeo Hernández, por la C. N. T., Emiliano Díaz Castro, de la Agrupación Socialista de esta capital, y Manual Pérez, de la Confederación Regional del Trabajo” (47).      


Y llega el momento de prestar el servicio militar. Con 20 años el joven Juan Pedro aparece entre los que deben componer el reemplazo de 1935, así aparece publicado en la prensa de finales de 1934, ya que no se conocía su domicilio, debían presentarse voluntariamente para no ser declarados prófugos (48). El investigador Emilio Encinas Gómez sitúa a Juan Pedro en abril de ese año como vocal en la dirección de las nuevas Juventudes Socialistas, conformadas en su V Congreso, equipo presidido por Santiago Carrillo justo antes de conformar las Juventudes Socialistas Unificadas (49), aunque no es una información que hayamos podido contrastar por otra vía.


El 1 de agosto de 1935 Juan Pedro inicia el servicio militar, siendo destinado en noviembre del mismo año al Grupo Autónomo Mixto de Zapadores y Telégrafos nº 4 con base en Las Palmas de Gran Canaria (50). En ese lugar continúa su labor propagandística, por lo que es sometido a juicio a inicios de 1936 y debe comparecer por un documento que se encuentra en el cuartel en el que se anima a los soldados a sumarse al partido. El acusado declara: “ser de ideas comunistas, pero dado el carácter de la hoja referida no puede tampoco precisar cuál pueda ser su procedencia ni a quién fuera dirigida. pues aun suponiendo fuera de su partido las organizaciones del mismo son tan secretas que el mismo deponente de recibirlas no sabría la procedencia y por qué conducto se las enviaron, y que no tiene más que decir” (51).


El documento al que hacen referencia tenía fragmentos como el siguiente: “...vuestro deber como hijos del pueblo trabajador es aprender bien el manejo de las armas y toda la técnica militar, no para hacer de ellas el uso que quiere la burguesía y los jefes monárquico-fascistas del ejército pero sí para ponerlas al servicio de vuestros hermanos, al servicio del pueblo trabajador, al servicio de la revolución, es decir, para conseguir con ella vuestra liberación y Ia liberación de la clase de la cual formáis parte” (52).


Juan Pedro Ascanio no podrá disfrutar mucho del triunfo del Frente Popular que tiene lugar en febrero de 1936, su presencia en el servicio militar no le hace ajeno a la realidad en la que algunos de sus compañeros y compañeras entran en las instituciones como concejales de varios ayuntamientos. Es el caso de su amiga Isabel González, Azucena Roja, que se convierte en la primera mujer que ejerce de concejal de la capital tinerfeña o el del lagunero anteriormente mencionado, Domingo García.


Azucena Roja mantiene al soldado raso bien informado de sus acciones, quedando como testimonio una carta, que los franquistas requisaron, en la que apenas diez días antes del golpe le describe los actos desarrollados por Amigos de la Unión Soviética, ella misma a inicios de 1935 visitó la URSS. Le comenta a Juan Pedro que Núñez me ha dicho que cuando tú vengas se estudiará la posibilidad de hacer un buen periódico tal vez transformando el de los Socialistas en órgano del Frente Único o haciendo otro del partido. Si esto es así ya puedes estar contento, pues verás cumplidos tus deseos” (53). Sin duda la necesidad de contar con medios obreros de comunicación y el valor de la palabra escrita estuvo siempre presente en los intereses de nuestro protagonista.  


Poco durará la alegría del nuevo tiempo político. Desde febrero los sectores más conservadores de la sociedad, apoyados por los poderes económicos, religiosos y militares, preparan una rápida respuesta contra esta victoria de la izquierda. El 18 de julio este proceso concluye en el golpe militar liderado por Francisco Franco, que en el Archipiélago logra hacerse en cuestión de días con el control de casi todo el territorio, salvo algunos núcleos con fuerte presencia obrera de La Palma y La Gomera.


Juan Pedro llegará a Tenerife el 10 de julio, en la Isla participa en reuniones, especialmente con su amiga Isabel, además de participar en compromisos familiares, como la boda de su hermana Narcisa, ceremonia de la que dice “que no asistió por no tener ideas religiosas”, que se celebró justo el día del golpe. Tras varios días sin saber qué hacer, es detenido en la llamada Rambla XII de Febrero el 21 de julio de 1936 (54), pasando unos días en los calabozos de Paso Alto, retornando a su servicio militar en la capital Gran Canaria días después.


Su primo Agustín Espinosa Barroso prestará declaración tras su detención. En la misma  menciona “que él trabajaba como tipógrafo en la Imprenta de un tal Cedrés, cuyo establecimiento se encuentra en la Calle de Viera y Clavijo al lado de la casa del Médico Don Vicente Bernabé Galván”. Además añade que “debido a su ideología con quien más íntimamente convivía era con “La Azucena Roja» siendo la que llevaba este título Isabel González. A su regreso de Europa le dijo su hermano Manuel que Juan Ascanio había comentado que la “Azucena Roja» era difícil que la encontrasen porque estaba bien escondida” (55).


En septiembre de 1936 se le instruye la causa 314 de ese año por el delito de sedición, ingresando en noviembre en los calabozos del Palacio de Justicia de Santa Cruz, procedente de Las Palmas. En el mismo se lo señala como un “sujeto peligroso para la causa nacionalista”, siendo trasladado posteriormente a Fyffes como preso gubernativo. El Tribunal de Responsabilidades Políticas lo señala como “uno de los más activos comunistas de esta capital, siendo colaborador de Rebelión, Vicepresidente de Artes Gráficas y Secretario Auxiliar de la Federación Obrera” (56).


En Fyffes, Ascanio comparte espacio con unos 1650 compañeros más, sindicalistas, intelectuales, artistas, políticos, profesionales, etc..que en ese recinto viven con temor los días y meses, mientras algunos son sacados para nunca más volver. Su amigo y artista, Policarpo Niebla refleja esa situación, que también sufrió, en sus poemas y dibujos. Precisamente en uno de sus escritos habla de su amigo tipógrafo y lo define como “poeta, por lema la inquietud” (57).

Mientras dura la guerra los republicanos que no fueron “desaparecidos” o intercambiados permanecen en las prisiones hasta decidir su destino final. Desde principios del mes de abril de 1939 empiezan a correr rumores en Fyffes sobre el traslado de los presos más jóvenes, en edad militar, a territorio peninsular (58). Finalmente se les informa que serán destinados al Batallón de Trabajadores Nº180, enviado al protectorado español de Marruecos, conformado por unos 1.000 hombres de distintas procedencias, casi un tercio isleños, divididos en 4 compañías de 250 hombres. Los isleños estaban repartidos entre la 1ª y la 4ª, ubicadas en Gadir - El Krusch y Larache, respectivamente.


En total son 321 presos gubernativos canarios los trasladados el 6 de mayo de 1939. En este contingente está Juan Pedro Ascanio, que tras una escala en Rota, llegan a su nuevo destino, a poca distancia del Marruecos francés. Ascanio forma parte de la 1ª compañía, ubicada en Gadir - El Krusch, en la que los deportados sufrirán trabajos forzados en unas penosas condiciones (59). Comparte destino con otros republicanos gomeros, como Alberto y Gregorio Cabello, Lorenzo Perera Rodríguez, Manuel Mora Ascanio, aunque nuestro protagonista logra escapar de los vigilantes y cruzar un barranco hasta el territorio colonial francés, siendo uno de los primeros que logra hacerlo (60)(61), aunque no estará solo. 


El 22 de junio de 1939 Juan Pedro, con 25 años, se fuga junto con otros cinco hombres, el güimarero Miguel Campos, el palmero Ceferino Castro, José Ferrera, Jerónimo Fernández y Nicolás Padrón. Logran llegar a Moqrisset, localidad del Marruecos francés, siendo trasladados posteriormente al campo de internamiento de Missour (62).

Como se cuenta con más detalle en la magnífica obra colectiva dedicada al combatiente de la Nueve, Miguel Campos, en el Marruecos francés sufrirán la misma suerte que tantos otros republicanos, con un gobierno que se encuentra alineado con la Alemania Nazi y que desconfía profundamente de los planteamientos políticos de estos refugiados. Juan Pedro, Miguel Campos y Nicolás Padrón son enviados al campo de Bou Arfa, enrolados en una Compañía de Trabajadores Extranjeros destinados a la obra del Transahariano, en el corazón de una zona muy hostil del desierto. Allí ejerció de cocinero y se hizo llamar “Isbel González”, muy posiblemente en honor de su amiga Isabel. En ese campo el PCE logra reconstruir una célula, que es descubierta por las autoridades en el verano de 1942. Se detiene a 64 comunistas, incluido Ascanio, que son llevados a Mequínez para ser juzgados. La defensa de Juan Pedro la llevó él mismo, realizando un discurso en francés ante el Tribunal, siendo condenado a 30 años de prisión en el penal de Kenitra, antiguo Port Lyautey. En esa cárcel se incorpora también a la organización comunista, participando en una huelga de hambre que fracasa, donde reclamaban ser separados de los presos comunes y ser tratados como prisioneros políticos (63).


Con la llegada de las tropas aliadas al Norte de África parece que su libertad se acerca, aunque todavía deberán esperar hasta finales de julio de 1943 para lograr volver a pasear libremente por las calles. Su nuevo hogar durante el exilio será Casablanca, una ciudad que acogerá a buena parte de los refugiados republicanos liberados de la zona. Allí se reconfiguran grupos políticos y sindicatos españoles, editándose una edición propia del Mundo Obrero, donde seguramente nuestro protagonista colaboró. 


En el Marruecos francés sufre también detenciones por sus ideas, al comprometerse también con las demandas de independencia de las antiguas colonias francesas. De todas maneras en ese lugar vivirá, manteniéndose gracias a su trabajo de tipógrafo en Casablanca y también en Orán (Argelia) (64). En la necrológica publicada con motivo de su muerte por el periódico El País comenta que allí pasó “23 años de exilio en Marruecos, durante los cuales recorrió todas las prisiones y campos de concentración, desde Rabat hasta Uxda” (65). 

En Marruecos y en contacto con las otras comunidades de republicanos y comunistas refugiados en el Norte de África, desarrollará más de veinte años de vida. En ese momento se casa con su compañera de vida, Maruja, también refugiada, y adopta a su hijo, Juan Bernardo Ascanio. Las fotos de recuerdo llegan a la familia, las tenemos de 1949 y de principios de los cincuenta, igual que las cartas, hasta al fin pudieron abrazarse físicamente con él. Lo hicieron en al menos dos ocasiones, en los años 1957 y 1959. Se producen visitas de su madre, hermano, cuñada y sobrinos, que sin duda fueron muy importantes. Con ellos recorrerá Casablanca, Rabat y Agadir, entre otras localidades del Marruecos recién independizado. De esa etapa tenemos recuerdos familiares relativos a la visita que a finales de los cincuenta realizó mi abuelo y mi padre a Casablanca, tras la misma surgió la idea en los hermanos Ascanio de tratar de hacer miel de palma en el importante palmeral existente en la zona, idea que se plasmó con la llegada de un maestro guarapero a la zona. Según contaba mi padre, el proyecto acabó bastante mal por las dificultades para comunicarse con los potenciales aprendices.

Aprovechando el Decreto 2824/1966, de 10 de noviembre, de indulto para extinción definitiva de responsabilidades políticas, Juan Pedro Ascanio regresó a Tenerife, entrando al poco tiempo a formar parte del personal de los talleres gráficos del periódico El Día. A pesar del exilio y los años de prisión sufridos, el ya maduro militante desea seguir con su tarea de compromiso político, social y sindical, formando parte del PCE en la clandestinidad y jugando un papel importante en la conformación de Comisiones Obreras en la Isla, estrechamente vinculado al trabajo de abogados laboralistas muy significados y a los militantes clandestinos comunistas (66). 


El periodista Juan Cruz recordaba hace poco a Juan Pedro y su etapa en El Día y La Tarde. Decía que “Ascanio era un racionalista, sus primeras páginas eran de colección, pues las configuraba como si él fuera un arquitecto racionalista, una especie de Josep Lluis Sert del diseño periodístico, y la historia fuera a guardar sus ejemplares atrevimientos. Trabajaba cantando, pues desde que se ponía su mono azul no cesaba de tararear, siempre de buen humor, contaba así incluso los dramas que había vivido en la huida de la guerra, que lo llevó a Argelia, fuera del alcance que ennegrecieron el porvenir de los comunistas exiliados” (67).


En su faceta laboral también fue uno de los promotores de la sección de El Día denominada “La Isla de los niños”, que entre 1971 y 1976 marcó una interesante experiencia educativa, tal como recoge el investigador José Luis Hernández en su tesis doctoral “La Isla de los niños: una experiencia de periodismo y expresión libre infantil en la prensa tinerfeña” (68), como el propio Juan Pedro Ascanio definió, “una bocanada de aire fresco que El Día ofrece a sus lectores, como un gran patio de recreo sin muros, donde los escolares se manifiestan sin cortapisas, gritando y corriendo en todas direcciones” (69).


De ese espacio periodístico data la página monográfica titulada ¿Cómo nace un niño?, publicada el jueves 17 de octubre de 1974. La polvareda que levantó hablar de un asunto como ese en un momento en el que cualquier referencia al sexo era absolutamente tabú hizo que Ascanio publicara en el recuadro superior derecho de la página un comentario editorial titulado A propósito de esta página de la 'La Isla de los niños'. El tabú y el mito, en el que manifestaba: “Seguro que la publicación de esta página monográfica sobre el tema ¿Cómo nace un niño? va a provocar muchas más indignaciones abiertas y solapadas, vestidas de pudibunda hipocresía, que la legítima inquietud que suscita la constatación de la supina ignorancia que todos cultivamos tan cuidadosamente como expresión de nuestro respeto al más omnipotente tabú que haya existido en la historia de la humanidad.

(…) por favor, a los denostadores conviene antes que nada mirar a los ojos de sus hijos, de sus hijas y preguntarse sobre las virtudes de la Santa Ignorancia, que nos ha mantenido en este aspecto sin diferenciarnos del resto de los componentes del reino animal. Porque el caso es que el que esto escribe tampoco ha podido dar a su hijo las respuestas adecuadas a unas interrogantes que nunca me enseñó la escuela a resolver” (70).


También se convirtió en un activo colaborador de otra de las experiencias periodísticas más avanzadas del momento, el semanario Sansofé. En este medio, nacido en 1969, escribió junto a Angel Tristán Pimienta, Faustino García Márquez, José A. Alemán, José Carlos Mauricio, Andrés Suárez Cruz, Agustín Quevedo, Luis León Barreto, Agustín Millares Cantero, Andrés Sánchez Robayna, entre otros. En él puso negro sobre blanco algunas reflexiones muy novedosas sobre la realidad canaria del momento. Ejemplo de estos son artículos como los dedicados a los numerosos conflictos sociales del Archipiélago, la situación del campo isleño o especialmente los  que habla sobre la capitalidad canaria, en el que asegura que uno de los problemas del Archipiélago es la “existencia de una clase comercial burguesa caracterizada por su corta visión en los negocios y de la política y su supeditación constante a las políticas de turno en Madrid, de los que ha tratado siempre de obtener las migajas de sus favores” (71). En este último aspecto el investigador Julio Yanez lo califica como “la pluma más integradora y menos contaminada por el viejo «pleito insular»” (72).


De esta experiencia se señala que en Tenerife “el colaborador más importante, por sus aportaciones y trabajos, fue Juan Pedro Ascanio García (El Chato)”, que coordinaba a los periodistas que mandaban artículos desde la Isla (73). José Carlos Mauricio, redactor en la revista y exmiembro del PCE, asegura que “la información laboral no existía en ningún periódico, luego, a través nuestro, empezó a hacerse información laboral muy potente en La Provincia y en otros periódicos, y en El Día, porque uno de nuestros coordinadores, cuando nos extendimos a Tenerife, el hombre clave de Tenerife, era Juan Pedro Ascanio, El Chato, un linotipista de El Día, que procedía de la época de la República, simpatiquísimo, un hombre maravilloso, y éste era el organizador de la revista en Tenerife” (74).


El sindicalista y exmiembro del PC, Juan Jesús Arteaga, señala su encuentro con Juan Pedro en esa etapa de clandestinidad, que coincidió con el encierro de la facultad de psicología de 1976 y su trabajo conjunto en la organización política, “cuando nos visitaba una delegación de las todavía clandestinas CCOO. Un año después, junto con otros dos compañeros universitarios nos dedicamos a organizar los mítines del partido en el sur de Tenerife” (75).


La muerte de Franco marca un momento de esperanza, de vuelta a la libertad. Ahí está un curtido militante como Juan Pedro Ascanio que sigue en sus diversas tareas, incluso cuando el 9 de abril de 1977 se legaliza su partido. Nuevamente me refiero a la necrológica publicada por El País en la que se dice que “sus compañeros del periódico El Día recuerdan que cuando fue legalizado el PCE se detuvo sólo un instante para comprobar la noticia y acto seguido reanudó su trabajo entonando en voz baja La Internacional” (76).


A partir de la legalización del PCE y la configuración del Partido Comunista Canario, la militancia comunista puede volver a realizar una agenda visible de acciones y demandas, además de las propias de los primeros procesos electorales de la por entonces frágil democracia. Juan Pedro tiene sesenta y tres años, de los que cerca de nueve estuvo entrando y saliendo de prisiones y campos de trabajo. Su activismo y su fina visión política lo convierten en un referente, en un veterano que sobrevivió a la caída de la II República y soportó la represión, quizás ese elemento tuvo también que ver en su activa presencia en multitud de eventos y mítines del PCE en las Islas. También en ese año de 1977 será nombrado candidato de su formación al Senado, por las islas de La Gomera y El Hierro (77), no obteniendo representación. Por la lista del PSOE se había presentado su paisano y excompañero desde la época del Altavoz, Pedro García Cabrera.

   

También el movimiento sindical no vertical puede volver a la luz pública. Desde finales de los sesenta con conflictos como el de las lecheras, hasta los primeros años de los setenta, donde el sector industrial del tabaco, el transporte o los puertos habían tomado fuerza, el sindicalismo de clase se había mantenido en una clandestinidad obligada. Como hemos visto, Juan Pedro formaba parte de esa peligrosa actividad por la que algunos camaradas habían acabado con sus huesos en la cárcel o incluso habían sido asesinados. Con la muerte del dictador y los cambios que se producen en esos años, Comisiones Obreras y otros sindicatos pueden organizarse en la legalidad. El 28 de octubre de 1978 se celebrará el I Congreso de Comisiones Obreras en Canarias y Ascanio será uno de los integrantes de las delegaciones que participarán, junto a otros destacados militantes veteranos, como Augusto Hidalgo, Tony Gallardo o Agustín Millares Sall (78).


En el Partido Comunista, Juan Pedro Ascanio, seguía siendo un compañero valorado y querido, por ello se le nombra nuevamente candidato al Senado en las elecciones de marzo de 1979, obteniendo 4349 votos en el municipio de Santa Cruz y 1650 en el de La Laguna. Una vez más las fuerzas conservadoras eran las que obtenían la victoria, pero eso no impidió que Ascanio continuará con su trabajo, así lo vemos impugnando en 1982 la candidatura al senado de Eligio Hernández, del PSOE, por no haber renunciado a su cargo de magistrado juez ejerciente (79).


Sus análisis sobre la situación agraria y en especial, sobre las exportaciones agrícolas isleñas, no terminó con la elaboración del folleto “El problema de la tierra en Canarias”, del que ya hablamos, también esta temática será frecuente en sus reflexiones periodísticas de la década de los setenta y los primeros años de la democracia. Prueba de ello es su presencia en un debate abierto sobre los problemas del sector platanero, durante la emisión del “Tajaraste” de Radio Club Tenerife. En este programa estuvieron presentes en representación del Partido Comunista Canario, Nicolás Pérez Plasencia, Wladimiro Rodríguez Brito y Juan Pedro Ascanio, “pero no acudieron a los micrófonos de la emisora, ni José Rodríguez Francisco, ni Zenón Mascareño, presidentes de ASAGA y de la Cámara Provincial Agraria, respectivamente” (80).   


Incluso pasada la edad de jubilación un inquieto Juan Pedro Ascanio sigue siendo una mezcla de articulista y militante apasionado, ocupando también tareas de Secretario de PCE en el Parlamento entre 1983 y 1987, colaborando en el germen del Izquierda Canaria Unida y lo que después sería Izquierda Unida (81). En estas labores, formó parte destacada de la comisión negociadora del PCE ante el PSOE, en la firma del llamado pacto de progreso, en el verano de 1985, con el que Jerónimo Saavedra recuperó la presidencia del Gobierno canario.   


También es promotor, junto a Ramón Rojas y Sola, de un encuentro especialmente simbólico que tuvo lugar en noviembre de 1984. Se trata de una reunión de antiguos presos de Fyffes y Gando que se congregaron en el Hotel Mencey de Santa Cruz, un evento que por desgracia tuvo escaso eco en la prensa de mayor tirada de Canarias. La crónica de Lancelot indica que: “allí, intelectuales, profesionales de la medicina, el derecho y otras profesiones. empleados y obreros de las ciudades y obreros y campesinos de muchos pueblos de las Islas Canarias. También la presencia de mujeres ex presas, hoy abuelas y dignísimas damas. Y todos y todas acercándose o pasando de los setenta años. Los negros cabellos de aquellos tiempos, tornados en blancos. Abrazos y apretones de manos entre los que no se habían visto durante largo tiempo. Nada de odios, de resentimientos ni de deseos de venganza” (82). 


El destacado escritor tinerfeño, Agustín Díaz Pacheco, hace un retrato cercano y personal de este militante de la izquierda. En él describe que “en política, y en otras actividades, no es frecuente tal hechura humana, se agradece considerablemente. Su lúcida pasión y fehaciente capacidad de entrega, no obnubilaba ni la moderación ni la sensatez que le era consustancial, todo un manifiesto caballero” (83). 


En sus últimos años mantendrá una voluntad firme de lograr agrupar y unificar a las voces de la izquierda en Canarias. No distan mucho sus reflexiones de las que hacía en su juventud, la conformación de frentes amplios o unitarios había sido parte de su pensamiento, a pesar de su marcada militancia en el PCE. Creo que entendía que si republicanos, comunistas, socialistas y anarquistas eran buenos para compartir prisiones, y debían colaborar en esas situaciones, todavía era más necesaria esa colaboración cuando el Archipiélago todavía estaba cruelmente marcado por los antiguos falangistas, hoy con chaqueta nueva. Pocas semanas después de la primera huelga general de la democracia contra las políticas de recortes y de cesión a la agenda liberal del PSOE, afirma que “la unidad de la izquierda debe tener como objetivo, en lo inmediato, crear las condiciones indispensables para la lucha contra el paro y la miseria que se abate sobre los canarios y afrontar todos los múltiples problemas que se nos presentan cada día: la educación, la vivienda, los servicios sociales, la defensa de nuestras condiciones de vida, del medio ambiente, y como elemento fundamental, la defensa de la causa de la paz y el desarme. Toda una serie de cuestiones en la que existe una coincidencia fundamental entre los diferentes colectivos que nos llamamos y defendemos con ligeras variantes posiciones de izquierda” (84).  


La vida de Juan Pedro Ascanio terminó el 8 de febrero de 1987, a los 72 años de una vida intensa y apasionada, una persona con un compromiso político y social constante, que dejó su huella en numerosos compañeros y compañeras que compartieron parte de su estancia vital con este gomero pequeño de tamaño, pero grande en ideales. Esta acción amplia y coherente le hizo merecedor a título póstumo de uno de los premios “Espiral” que en el año 2004 otorgó el Centro de la Cultura Popular Canaria (85).


Los ecos del tránsito vital perduran en la memoria de tantos militantes y activistas. En sus palabras conservadas en innumerables artículos de opinión o de investigación, un legado sin duda vivo y que es necesario recordar, de un buen hombre que pagó un alto precio por soñar un mundo mejor.   



Notas bibliográficas, periodísticas y enlaces consultados

 

1.    Medina Sanabria, Pedro. (15 de junio de 2013). Filiación del soldado Juan Pedro Ascanio García. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/06/15/filiacion-del-soldado-juan-pedro-ascanio-garcia/

2. Ascanio Gómez, Rubens. Ramón García Ascanio y el caciquismo gomero: http://latadelgofio.blogspot.com/2022/06/ramon-garcia-ascanio-y-el-caciquismo.html

3.    García Luis, R. y Torres Vera.M. (1986). Vallehermoso “El Fogueo”. La Laguna. Ed. Amilcar Cabral p.39 

4.    La Prensa. Año XV Nº4640. 3 de diciembre de 1924. P.1

5.    La Prensa. Año XVII Nº3473. 31 de agosto de 1931. P.2

6.    Monteverde, Juan Carlos (11 de diciembre de 1998). Promoción 22, reencuentro navideño”. El Día. P.3

7.    Brito, O (1989). La segunda república. Santa Cruz de Tenerife. CCPC. p. 94

8.    García Luis, R. y Torres Vera.M. (1986). Vallehermoso “El Fogueo”. La Laguna. Ed. Amilcar Cabral. p. 39

9. Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife (AHPT). Audiencia Provincial de Tenerife. Ficha 327.

10.   La Libertad. 28 de octubre de 1930. p.1

11.    La Gaceta de Tenerife. 8 de marzo de 1931. p.3

12. Brito, O (1989). La segunda república. Santa Cruz de Tenerife. CCPC. p.98

13. Alemán, Gilberto. (21 de abril de 1999). Las monjas y la bandera republicana. Diario de Avisos. p.4

14. La Prensa. 14 de agosto 1931. p.5

15. Cabrera Acosta, M.A. (1991). La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC. p.274

16. Medina Sanabria, Pedro. (25 de noviembre de 2010). 25 de noviembre de 1930. La muerte del sastre Juan Agrella Guadarrama. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2010/11/25/25-de-noviembre-de-1930-la-muerte-del-sastre-juan-agrella-guadarrama/

17.  La Prensa. 26 de noviembre de 1931. p.3

18. Ascanio Gómez, Rubens. “Bernardino Afonso, voz del movimiento obrero tinerfeño”: https://latadelgofio.blogspot.com/2022/01/bernardino-afonso-garcia-voz-del.html?fbclid=IwAR01L1rtg96O6Rel7wYf_gXkFRRutalXenzliyj4y72KCD6liws5-1l6J_s

19. Medina Sanabria, Pedro. (12 de agosto de 2012). Luis R. Figueroa expone cuestión de competencia. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2012/08/12/luis-r-figueroa-expone-cuestion-de-competencia/

20. La Gaceta de Tenerife. 7 de abril de 1932. p.10

21. Espartaco. 23 de abril de 1932. p.1

22. Espartaco. 14 de mayo 1932. p.3

23. Espartaco. 16 de julio 1932. P4

24. Semanario Actualidades 5 de septiembre de 1932. p.1

25. AHPT. Audiencia Provincial. Ficha 679

26. La Gaceta de Tenerife 2 de diciembre de 1932. p.3

27. AHPT. Audiencia Provincial. Ficha 679

28. Cabrera Acosta, M.A. (1991). La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC. p.258

29. Cabrera Acosta, Miguel Ángel. Op cit. p.258-259

30. Studer Villazán, L. (2013). El Partido Comunista en Tenerife durante la Segunda República (1931-1936): una aproximación histórica. V Jornadas de Historia “Prebendado Pacheco”.

31. La Prensa. 14 de enero de 1933. p.1

32. La Gaceta de Tenerife. 15 de enero de 1933. p.5

33. La Gaceta de Tenerife. 18 de enero de 1933 p.8

34. La Gaceta de Tenerife. 26 de enero de 1933 p.10

35. La Prensa. 29 de enero de 1933 p.3

36. El Día. 6 de octubre de 2001 p.78

37. Ayala, F. (12 de octubre de 1997). Revolución en La Gomera. El Día. p.4

38. La Prensa. 12 de julio de 1933. p.3

39. Ascanio Gómez, Rubens. La carestía de vivienda de Tenerife y la gran huelga de inquilinos de 1933 a los ojos de la prensa burguesa:  http://latadelgofio.blogspot.com/2023/07/la-carestia-de-vivienda-en-tenerife-y.html

40. La Prensa. 1 de noviembre de 1933. p.8

41. Cabrera Acosta, M.A. (1991). La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC. p.297

42. La Prensa. 19 de noviembre de 1933 p.2

43. Cabrera Acosta, M.A. (1991). La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC. p.290-291

44. La Prensa. 6 de febrero de 1934. p.2

45. Cabrera Acosta, M.A. Op cit

46. Ascanio García, Juan Pedro. El problema de la tierra en Canarias:  https://www.academia.edu/106289976/El_problema_de_la_tierra_en_Canarias_1932_de_Juan_Pedro_Ascanio_Garc%C3%ADa

47. Hoy. 3 de mayo 1934. p2 

48. Hoy. 7 de diciembre de 1934. p.3

49. Encinas Gómez, Emilio. Historia de España: https://historiadeespanaencinas.com/20-12-02-gobierno-lerroux-de-diciembre-de-1933/

50. Medina Sanabria, Pedro. (15 de junio de 2013). Filiación del soldado Juan Pedro Ascanio García. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/06/15/filiacion-del-soldado-juan-pedro-ascanio-garcia/

51. Medina Sanabria, Pedro. (3 de marzo de 2013). Juan Pedro Ascanio García manifiesta ser de ideas comunistas. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/03/03/juan-pedro-ascanio-garcia-manifiesta-ser-de-ideas-comunistas/

52. Medina Sanabria, Pedro. (18 de enero de 2013). A los nuevos reclutas. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/01/18/a-los-nuevos-reclutas/

53. Medina Sanabria, Pedro. (14 de septiembre de 2015). Estos socialistas son unos cochinos. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/09/14/estos-socialistas-son-unos-cochinos/

54. Medina Sanabria, Pedro. (13 de marzo de 2015). Detenido en la Rambla 12 de febrero el martes 21 de julio. https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2015/03/13/detenido-en-rambla-doce-de-febrero-el-martes-21-de-julio/

55. Medina Sanabria, Pedro. Azucena Roja era difícil que la encontrasen porque está bien escondida.

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/12/04/azucena-roja-era-dificil-que-la-encontrasen-porque-estaba-bien-escondida/

56. Góngora Expert, C, Hernández Romero, F, León Álvarez, A, y Rodríguez Delgado, O. Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la Nueve. Santa Cruz de Tenerife. 2022. p.168

57. La Gaceta de Canarias. 23 de enero del 2000. p.155

58. Góngora Expert, C, Hernández Romero, F, León Álvarez, A, y Rodríguez Delgado, O. Op. cit. p.136

59. García Luis, R. (2003). Crónica de vencidos. La Laguna. Ed. Marea. pp. 245-270

60. García Luis, R. (2003). Crónica de vencidos. La Laguna. Ed. Marea. p. 260

61. García Luis, R. y Torres Vera.M. (1986). Vallehermoso “El Fogueo”. La Laguna. Ed. Amilcar Cabral. p.232

62. Góngora Expert, C, Hernández Romero, F, León Álvarez, A, y Rodríguez Delgado, O. Op. cit. pp.327-329

63. Góngora Expert, C, Hernández Romero, F, León Álvarez, A, y Rodríguez Delgado, O. Op. cit. pp.332-336

64. El Día. 20 de noviembre de 2004. p.69

65. El País. 10 de febrero de 1987

66. González Izquierdo, M. (29 de octubre de 1998). CC.OO Canarias: más de 35 años de lucha. p. 4

67. Cruz Ruiz, Juan. El helado de vainilla del Chato: https://tenerife.fape.es/miles-de-dias-en-los-periodicos-5-el-helado-de-vainilla-del-chato-por-juan-cruz-ruiz/

68. El Día. 9 de octubre de 2011. p.25

69. Hernández Hernández, José Luis. “La isla de los niños”: Periodismo infantil pionero y vanguardista en la prensa tinerfeña de los años 70. Boletín de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Nº1 2012.  p.199

70. Ascanio García, J.P. (17 de octubre de 1971) “A propósito de esta página de 'La isla de los Niños'. El tabú y el mito”. El Día p. 10.

71. Ascanio García, J.P. (1971). La capitalidad falso problema. Revista Sansofé. p.p.18-19

72. Yanes Mesa, Julio Antonio. Periodismo antifranquista en las Canarias: https://heraldodemadrid.net/2015/10/12/periodismo-antifranquiosta-en-las-canarias/

73. Perera García, Enrique Armando. La propuesta regionalista de la revista canaria Sansofé en el tardofranquismo, 1969-1972. Tesis doctoral. Página 166

74. Idem. p.213

75. Arteaga, Juan Jesús. Juan Pedro Ascanio: http://juanjesusarteaga.blogspot.com/2020/04/juan-pedro-ascanio.html

76. El País. 10 de febrero de 1987

77. Mundo Obrero. 6 de junio 1977. p5

78. González Izquierdo, M. (29 de octubre de 1998). CC.OO Canarias: más de 35 años de lucha. p. 4

79. El Eco de Canarias. 13 de octubre de 1982. p.12

80. Tierra Canaria. 1 de diciembre 1981. p.2 

81. El País. 10 de febrero de 1987

82. Lancelot. 23 de noviembre 1984. p.5

83. La Opinión de Tenerife. 15 de septiembre 2018.

84. Tierra Canaria. 1 de agosto 1985. p.6

85. El Ecologista. 1 de diciembre 2004. p.7


Fotos: Archivo familia Ascanio, Archivo de la Universidad de La Laguna, Juan Jesús Arteaga, Eliane Ortega, Eliseo Izquierdo







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