Desde siempre me he considerado un optimista, hasta en las peores circunstancias trato de ver el vaso medio lleno. En la política hago igual, aunque los vientos conservadores campen a sus anchas creo en la imperiosa necesidad de generar una respuesta organizada de izquierdas que construya un nuevo discurso y prácticas que generen nuevas dinámicas en nuestro país isleño. A pesar de ese optimismo que trato de aplicar debemos de reconocer que los casi continuos retrocesos de la izquierda canaria en las últimas convocatorias electorales han favorecido cierto proceso de decantación en el seno de muchas organizaciones políticas que, a modo de gigantesco cedazo, ha ido poco a poco dejando a muchas de ellas con una escasa militancia real. En realidad en gran parte se constituyen tan sólo un pequeño núcleo duro encabezado por un líder rodeado por algunos seguidores irredentos. Dentro de estos pequeños grupos los fracasos políticos siempre se achacan al exterior (nadie va a cuestionar al líder),...