Ella había nacido en Santa Cruz de Tenerife el 25 de abril de 1902, con el nombre de María del Carmen (1). Parece que fue alumna de la profesora Fidela Díaz Yanez, depurada durante el franquismo, apareciendo su nombre entre las alumnas que “recitaron algunos monólogos y comedias y cantaron en coro un himno patriótico, siendo muy aplaudidas” (2), lo cierto es que fue una joven afortunada, que pudo estudiar y eso facilitaría su amor, pero también algún pequeño pinito escribiendo poesía, uno de ellos incluso sería publicado en la prensa de la época.
Su compañero de vida y muy posiblemente ella vivieron con cierta emoción la llegada de la II República. En esa época ya eran padres, en 1926 había nacido un primer hijo, que moriría poco después de una “breve y penosa enfermedad” (6). En 1928 nació su hijo Nicolás, que llevaba el mismo nombre de su malogrado hermano. En 1931 falleció otro hijo, llamado Julio (7), en 1932 nacería María del Carmen Mingorance Camacho (8), en 1934 lo haría Heliodora (9) y la más pequeña sería Julia, nacida en 1935 y fallecida de meningitis en abril de 1937 (10).
Carmen y sus hijos quedaron en una situación complicada, contando con el escaso apoyo que le podría dar su familia. Su marido fue llevado a Villa Cisneros en agosto de 1936, junto con más de treinta republicanos especialmente significados, considerados peligrosos. Allí participará de una sonada fuga en marzo de 1937, junto a un numeroso grupo de presos y soldados, logrando llegar a la zona republicana y colaborar con el esfuerzo bélico desde Valencia, pasando posteriormente al exilio (11).
Según el testimonio elaborado por Nicolás en su exilio chileno, en un documento manuscrito, dice que su esposa, a modo de castigo por su fuga, fue llevada a detenida, allí "murió con su hija de pecho a los quince días de estar encarcelada y amargada por los trabajos carcelarios, las últimas informaciones fueron facilitadas por la Cruz Roja internacional" (12). Carmen murió en la tarde del 22 de noviembre de 1937 (13). El testimonio es demoledor, uno de tantos de una época oscura y violenta. Sus hijos quedaron al cuidado de familiares. El dolor por esa muerte injusta y por la difícil situación que tuvieron que afrontar sus hijos perduró, incluso cuando habían pasado bastantes años de esos sucesos, que dejaron una honda huella.
Mil gracias a su nieta, Carmen Mingorance, convertida en cuidadosa guardiana de un archivo familiar que me ha permitido dar un poco de luz a una vida que forma parte de la lista de víctimas desconocidas de una dictadura larga y cruel. Ojalá más pronto que tarde puedan ver la luz la colección de poemas de la última etapa de vida de su abuelo, que no pudo cumplir su sueño de volver a su hogar.
Foto: Fotos Antiguas de Tenerife
Fuentes utilizadas
Diario de Tenerife. 26 de abril de 1902 p1
La Prensa. 9 de julio de 1918 p2
Testimonio de su nieta, Carmen Mingorance, en la página Fotos Antiguas de Tenerife
Hoy. 4 de abril de 1934 p8
Hoy. 14 de abril de 1934 p1
El Progreso. 8 de noviembre de 1926 p1
La Prensa. 10 de junio de 1931 p7
La Prensa. 14 de enero de 1932 p3
La Prensa. 25 de noviembre de 1934 p3
La Prensa. 15 de abril de 1934 p3
Ascanio Gómez, Rubens. Nicolás Mingorance, olvidado poeta, periodista y activista republicano: https://latadelgofio.blogspot.com/2021/02/nicolas-mingorance-olvidado-poeta.html
Testimonio facilitado por su nieta, Carmen Mingorance, conservado en su archivo familiar
La Prensa. 23 de noviembre de 1937 p2
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