domingo, 9 de junio de 2024

Las notas que quebraron el dolor del penal de Gando: Ángel Mañero

Conmueve pensar en la emoción que sintieron los presos del penal franquista de Gando cuando su monotonía quedó rota por las notas de uno de los mejores violonchelistas de la década de los treinta en Tenerife, Ángel Mañero García.

Otro prisionero republicano, Juan Rodríguez Doreste, que casi cuarenta años después llegó a ocupar la alcaldía de la capital Gran Canaria, narra el momento en su obra autobiográfica: “La emoción de Mañero, que transparecía en su palidez, en el sudor que perlaba su frente, en el apenas perceptible temblor de sus manos, se transmitió y ganó a todos los presentes (…) Y el arco, ya seguro, ya milagrosamente sereno, hizo vibrar las primeras notas. La límpida melodía, la clara fluencia del Andante de la Suite en Re de Bach, nos envolvió en su onda cálida, nos penetró hasta el tuétano, poniendo calofríos en nuestras carnes estremecidas. Mañero tocaba y tocaba, con ardor, con pasión, con ansia de desquite, con aliento arrebatado. Cuando terminó, en un silencio que nadie osaba turbar, la indescriptible sonrisa de su rostro aparecía humedecida de llanto” (1).

Mañero llevaba dos años sin poder tocar su amado instrumento, desde aquel 18 de julio de 1936 en que su vida y la de tantos otros se quebró. Este navarro afincado en Tenerife se había convertido en una figura muy reconocida de la vida cultural insular, gracias a sus habilidades musicales, pero de poco le valió tras el Golpe.

En enero de 1930, poco antes de la declaración de la II República, había obtenido el puesto de profesor de la Academia municipal de música en Santa Cruz de Tenerife, acompañado por otro destacado músico, Manuel Tricas Ibarz (2), ambos habían formado parte de la Orquesta Sinfónica de San Sebastián. Al día siguiente de ese nombramiento su nombre aparece en el concierto organizado por el Ateneo de La Laguna en la llamada Fiesta del Romanticismo, que se celebró en el Teatro Leal, donde será uno de los intérpretes del Trío en re menor (op. 49) de Mendelssohn (3).

Sus colaboraciones con las entidades culturales del momento se hacen casi constantes, muy especialmente con el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña, donde la prensa lo recoge como un habitual en los actos de la entidad, colaborando con otros destacados músicos e intelectuales, muchos de ellos posteriormente represaliados (4).

Nuestro protagonista no destacó por activismo político durante esos años de la II República. En 1932 es protagonista de una carta leída en el pleno en la que reclama al Ayuntamiento de Santa Cruz, junto con otros profesores, la recuperación de la Academia municipal, desaparecida en favor del Conservatorio Provincial (5). En esa misma época Mañero es uno de los asiduos colaboradores de la programación musical de Radio Club Tenerife, que acababa de nacer (6), donde por ejemplo será uno de los encargados del acompañamiento musical a la recepción a la futura ganadora de Miss Europa, Alicia Navarro (7), así como del concierto que se celebrará en su honor en el Teatro Guimerá (8).

De su vida personal sabemos que a la edad de veintisiete años, en agosto de 1933, contrae matrimonio con la joven nacida en Los Silos, María Isabel Medina Jordán, de veintidós años (9). A raíz de esta boda nace su primera hija, en el verano de 1934 (10). En esa misma época pasa a formar parte de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, dirigida por Evaristo Iceta, donde ocupará en su primer momento el cargo de vocal (11).

Ángel tenía treinta años en julio de 1936 y vivía en la chicharrera Calle Salamanca. Estaba preparando su intervención en la velada musical que el Círculo de Bellas Artes capitalino había decidido dedicar, a las diez de la noche del 18 de julio, en homenaje “al inmortal poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer”. En esa actuación iba a coincidir con otras figuras republicanas, como Clemencia Hardisson, que también sería detenida poco después (12).

El día del Golpe militar, Ángel Mañero, sin esa militancia política significada, quiso acercarse al Gobierno Civil para mostrar su apoyo a la legalidad democrática. Allí estuvo y fue identificado. Su delito haber estado esa mañana en el Café La Peña, en las inmediaciones de la sede de la máxima autoridad provincial, y allíaplaudió al gobernador civil y a otros que desde el balcón saludaban a los cientos de defensores de la legalidad” (13). Eso bastó para formar parte de la Causa 50/1936, que implicó a unos 30 republicanos por la defensa del Gobierno Civil de Santa Cruz de Tenerife, por lo que fue condenado primero a seis años de prisión y posteriormente, tras considerar las penas de los acusados demasiado leves, se le aumentó a ocho años. Unos aplausos muy caros para los que solo creían en la legalidad surgida de las urnas. La acusación judicial por aplaudir los discursos del exgobernador civil y su secretario, ambos fusilados a finales de 1936, fue por un “delito consumado de conspiración para la rebelión militar previsto y penado en el párrafo primero del articulo 241 del Código de Justicia Militar” (14).

Desde ese momento Ángel Mañero pasa de tocar en los principales espacios culturales de la Isla a vivir sus días entre las paredes de la Prisión Provincial y posiblemente otros centros de internamiento del franquismo en Tenerife. A finales de 1939 un contingente de presos tinerfeños es trasladado al gran penal de Gando, en Gran Canaria. Juan Rodríguez Doreste lo recuerda así: “el pelotón, que yo recuerde, igualmente, Domingo Molina Albertos, inteligente y culto periodista, Ángel Mañero, el músico, don Cándido Reverón, un viejo republicano, gracioso y cascarrabias, que era un bendito de Dios, Pepe Rodríguez Barreto, animoso compañero del Puerto de la Cruz, Ángel Corpán, más bueno que el pan candeal, don Elías Zerolo, hijo del gran poeta tinerfeño don Tomás”, según el autor grancanario “los consideraban, sin duda, muy peligrosos” (15). Todos, menos Rodríguez Barreto, eran parte de los condenados en la misma causa que afectó a Mañero y por tanto, personas que trataron de forma pacífica de oponerse a los golpistas, que además de estar en prisión se les castigaba alejándolos de sus familiares.

Según comenta en sus memorias Doreste, él intermedió con la dirección del penal para lograr traer el violonchelo que guardaba la esposa de Mañero en su domicilio, con la excusa de que sería “para acompañar las misas dominicales, a las que daría mayor lucimiento” (16).

Con la llegada de este instrumento y los que algunos habían podido elaborar de forma artesanal y alguna ayuda más externa, lograron generar un pequeño grupo con el que desarrollar conciertos. Juan Rodríguez Doreste recuerda “el concierto que el día 16 de septiembre de 1939 dieron en una Sala de la planta A, la más espaciosa de todas, Ángel Mañero, violonchelo, y Rafael Gómez al piano”, del que guardó el programa artesanal que hicieron los presos (17).

En abril de 1940 el Boletín Oficial del Estado se da la noticia de la libertad condicional por “redención de penas por el trabajo” de Mañero, al que ubica en la prisión Provincial de Santa Cruz de Tenerife (18). Tras regresar con su familia y recuperar la libertad, el músico intenta recuperar el tiempo perdido, aunque sea señalado como “rojo”. Su prestigio como intérprete musical le hace que pronto se reincorpore a una actividad cultural marcada por el nuevo periodo político. El 25 de agosto de 1940 participa en el concierto ofrecido por la Masa Coral Tinerfeña, en el que también “tomaron parte artistas tinerfeños, entre los que vemos a María Nela González, Purita García, el barítono Paco Lecuona, el violinista Agustín León”, además de la propia coral (19).

Su presencia en conciertos y festivales musicales volverá a ser frecuente a los largo de las siguientes décadas, donde también logra recuperar su labores docentes, dando clases como profesor del Conservatorio Profesional de Música y de Declamación (20). La escasez de posibles sustitutos hace que en 1944 sea nombrado profesor auxiliar de “violoncelo y contrabajo” (21). No solo eso, logrará un puesto en la Orquesta Sinfónica de RTVE. Sus enseñanzas y amor por la música hacen que también sus hijos, María de los Ángeles, María del Carmen, José María y Luis se conviertan en destacados integrantes de orquestas, siendo una de las familias más reconocidas en este sentido.

Con la vuelta de la democracia, pasados los setenta años de edad, todavía era frecuente ver sus interpretaciones, donde también será acompañado por su hijo, Luis Mañero Medina afamado violinista y percusionista. Años después su nombre todavía era reivindicado. En 1986, a sus ochenta años, un grupo de exprofesores de la Orquesta Sinfónica de Tenerife pedían con una recogida de firmas “la reintegración de D. Ángel Mañero con plaza américa (sic) ú honorifica en el seno de ésta orquesta sinfónica” (22). Esta campaña se refiere a la expulsión de más de veinte músicos de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, que como indicó Elfidio Alonso en un artículo de ese mismo año, “entre ellos un miembro fundador y chelista de reconocida categoría, como es Ángel Mañero” (23).

La música logró atravesar la vida de este tinerfeño, darle un sentido y también, traspasar las tristes paredes del campo de concentración de Gando, regalando unos momentos de felicidad que sin duda marcaron instante que es digno recordar.


Fuentes consultadas

  1. Rodríguez Doreste, J. (1978). Cuadros del penal (Memorias de un tiempo de confusión). Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, España: Edirca pp – 164-165

  2. Gaceta de Tenerife. 8 de enero 1930. p2

  3. Gaceta de Tenerife. 9 de enero 1930 p3

  4. Hoy. 17 de enero 1933. p3

  5. Gaceta de Tenerife. 14 de octubre 1932. p5

  6. Hoy. 17 de noviembre 1932. p3

  7. Radio Tenerife. 1 de mayo 1935. p 10

  8. Hoy. 21 de mayo 1935. p5

  9. Hoy. 20 de agosto 1933. p3

  10. Hoy. 1 de junio 1934. p2

  11. Gaceta de Tenerife. 14 de junio 1934. p8

  12. Gaceta de Tenerife. 17 de julio 1936. p2

  13. Millares Cantero, Sergio. Musas cautivas. Secuestro y pervivencia de la cultura republicana durante la Guerra Civil y la posguerra en Canarias (1936-1941)

  14. Medina Sanabria, Pedro. Pieza separada de la Causa número 50 de 1936: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/10/18/pieza-separada-de-la-causa-numero-50-de-1936/

  15. Rodríguez Doreste, J. (1978). Op cit. P144-145

  16. Idem p164

  17. Idem p165

  18. Boletín Oficial del Estado Nº101 10 de abril 1940. p 2441

  19. Canarias: órgano de la Asociación Canaria de Socorros Mutuos de la República Argentina. 1 de septiembre 1940 p. 21

  20. Revista Ritmo. 1 de septiembre 1947. p22

  21. Boletín Oficial del Estado Nº62 2 de marzo 1944 p.1890

  22. La Voz del Valle Nº19 1986 p36

  23. La Voz del Valle Nº19 1986 p34


Fotos de la página: Fotos antiguas de Tenerife, Juan Rodríguez Doreste y Luis Mañero Medina


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