domingo, 23 de enero de 2022

Las dos vidas de Luis Álvarez Cruz

Habían pasado pocos días del golpe franquista y Luis Álvarez Cruz, uno de los grandes periodistas y poetas del siglo XX en Tenerife, que había sido presidente del Orfeón La Paz, estaba tranquilamente hablando con su novia en la calle y notó una pistola contra su espalda. Según sus familiares fue un falangista el que lo denunció y provocó una detención que lo llevó primero a la Comisaría de Santa Cruz de Tenerife y posteriormente a los cuarteles de Caballería, cerca del puente Zurita, siendo posteriormente trasladado a los barcos prisión (1). Su vida no volvería a ser igual, quedó marcado para siempre por ese momento y las consecuencias políticas de ese golpe, en el que como tantos otros intelectuales tuvo que abandonar sus intereses políticos y tratar de sobrevivir en una sociedad en la que para siempre sería mirado con la lupa de un poder absolutista.

El escritor tinerfeño nació el 21 de junio de 1904 en la lagunera calle del Agua, actualmente Nava y Grimón, en el seno de una familia campesina acomodada, en la que descubrió el amor por la lectura y la escritura. Amigo del poeta Manuel Verdugo, empezará muy temprano a despuntar en el mundo de la poesía, publicando sus primeros trabajos con apenas 17 años y recibiendo sus primeros premios con tan solo 21 años (2).

A finales de la década de los veinte Luis ya es un habitual en recitales poéticos y actos culturales. Uno de los primeros que recoge la prensa de la época fue en el Ateneo de La Laguna, en la Fiesta del Romance del año 1927, donde recita junto a los consagrados Diego Crosa, Juan Pérez Delgado "Nijota", Luis Rodríguez Figueroa y su amigo Manuel Verdugo, entre otros (3). Según las crónicas “recibieron grandes ovaciones como premio a sus respectivas y sobresalientes intervenciones artísticas” (4).

También comparte escenario en sus recitales con otros jóvenes poetas, como Pedro García Cabrera y Saturnino Tejera, otros dos de los grandes escritores isleños, también represaliados años después, que participaron en la fiesta literaria celebrada el 25 de marzo de 1927 en el mismo lugar que el anterior (5). Participa igualmente en la Fiesta literario-musical que celebra el Colegio Nava en La Laguna, en la que recitó “un tríptico bajo el título de “Rutas”, que asimismo fueron "calurosamente aplaudidas” (6).



Los intelectuales mantienen una intensa actividad cultural, pero también política, no en vano muchos de los colaboradores destacados de espacios literarios, como el Semanario Literario Horizontes, nacido en mayo de 1927 bajo la dirección de Saturnino Tejera y José A. Wangüemert, que contó con un importante elenco de escritores isleños, como Carlos Fernández del Castillo, Manuel Verdugo Bartlett, José Hernández Amador, Domingo Juan Manrique, Domingo Cabrera Cruz, Juan Pérez Delgado “Nijota”, José Galán Hernández y Pedro García Cabrera (7) son también activistas republicanos. Igual que en otros medios nacidos al calor de la sociedad convulsa de finales de los veinte y principios de la década de los treinta, muchos de sus autores acabaron pasando por las cárceles franquistas o incluso fueron asesinados en los primeros meses de la dictadura, como el socialista José Galán.

Más allá de La Laguna, eje donde transcurre buena parte de su vida, la voz de Luis Álvarez Cruz no falta en eventos culturales de otros lugares de la Isla, como Los Silos, La Orotava, Tegueste o Tacoronte, en un evento organizado por el activo Círculo Minerva de la localidad (8)(9)(10) y (11).

En 1928 sale a la luz su primer libro, Senderos. En la Revista Hespérides, en la que también era un activo colaborador, señalan que “el joven poeta lagunero, Luis Álvarez Cruz, el sonetista, deja de ser esto para convertirse en un verdadero artista de la poesía: vario, fecundo e inspirado, con raigambre que va espontáneamente del corazón hasta el cerebro” (12).

En esa misma revista nuestro protagonista se inicia también como articulista, reflexionando sobre diversos asuntos, entre otros sobre el propio resurgimiento cultural que se vive en el Archipiélago en esos años, donde a un puñado de intelectuales se les unen multitud de escritores jóvenes y mayoritariamente republicanos. Luis aborda esa realidad diciendo “libros, revistas, periódicos, exposiciones, conferencias; diversos matices y múltiples orientaciones, son los elementos constituyentes, las características risueñas de nuestro balance artístico” (13). En otro de sus números plasmará reflexiones sobre la vida, a sus 24 años de edad, en un artículo llamado “Meditaciones oscuras” en el que expresa su madurez con ideas como “todas las manifestaciones del egoísmo son igualmente negativas. Pero una, en especial, por frecuente, es desoladora: el egoísmo del célebre perro del hortelano, es un egoísmo estéril y suicida” (14).

En el año 1930 se edita su segundo libro, “Mi vaso pequeño”, prologado por Eduardo Zamacois (15), escritor nacido en Cuba y de ideas republicanas, que años después hará célebres crónicas de la resistencia de Madrid ante las tropas franquistas. Álvarez Cruz vive claramente un creciente acercamiento a las ideas republicanas y socialistas, con su habitual intercambio y colaboración con destacados miembros de esas organizaciones, muy palpable en los actos y eventos de esos años previos a la II República. Con el cambio político son muchos los intelectuales que pueden sacar a la luz sus ideales, también Luis Álvarez da ese paso, apareciendo en la constitución en Tenerife del Partido Republicano Radical Socialista, posteriormente integrado en Izquierda Republicana, que en las primeras elecciones será tercera fuerza en el Congreso, esta fuerza política quedó presidida en Tenerife por Adolfo Hernández y donde nuestro protagonista ocupará el puesto de vocal (16).

Su tercer libro es editado en 1932 bajo el nombre “Alamares”, que es objeto de cierta crítica en el diario republicano Hoy, especialmente por las palabras de otros medios que resaltan lo alejado que está de la poesía vanguardista o futurista, lo que para el redactor del medio de izquierdas merece que se le señale a esos críticos literarios que “el mundo ha girado una vuelta completa todos los días desde hace 20 años” (17).

En agosto de ese mismo año es nombrado presidente del Orfeón La Paz de La Laguna, siendo ratificado en el mes de noviembre, donde se elige una junta directiva en la que le acompaña como vicepresidente su amigo y también poeta, Saturnino Tejera, también destacado miembro de la entidad nacida en la segunda década del siglo XX (18)(19). Muchas asociaciones señeras y colectivos sociales o culturales de ese momento mantienen vínculos estrechos con un buen número de intelectuales y militantes de las organizaciones políticas y sindicales del momento, que serán miembros activos y destacados de las mismas. En el caso del Orfeón, además de en su directiva, también hay presencia de destacados militantes comunistas, como Domingo García y su hermano Homobono, miembros de la coral de la importante entidad lagunera (20). En 1933 Álvarez Cruz reflexiona sobre esta entidad lagunera en las páginas del Hoy, donde dice que ve al Orfeón La Paz “como una suerte de remanso artístico en la pobreza ambiental de la ciudad” destacando el papel de la música y de su director musical, Fernando Rodríguez, que en su opinión significa un “alto exponente de cultura que este fenómeno significa y todo lo que puede tener de trascendente y fecundo para el folclore isleño, hoy abandonado y desperdigado por nuestros campos” (21), señalando también uno de los grandes intereses que mantuvo en su vida, la identidad canaria y las tradiciones del pasado.

Luis Álvarez no es inmune a la agitación política y social que se vive en ese momento. Junto a la Federación Obrera, la Agrupación Socialista lagunera, decanos, poetas y escritores firma un manifiesto el 29 de noviembre de 1932 en el que señalan una “maniobra del más viejo y reaccionario estilo” sobre la libertad de la Universidad de La Laguna, de personas que quieren boicotear el espíritu liberal de esta institución “con manejos confesionales y políticos -confesionalidad beata y política arcaica- hacer abortar el sentido de la Universidad” (22).

Tampoco puede vivir al margen de las polémicas políticas y sindicales de ese momento. Desde la portada de Obreros de la Cultura, órgano de comunicación de la Federación Tinerfeña de Trabajadores de la Enseñanza de UGT le dedican una afilada réplica contra un artículo publicado en La Prensa el 13 de agosto de 1933, en el que Álvarez Cruz habla de las colonias escolares en lo que consideran “exaltado lirismo sentimental erróneamente empleado”. El artículo critica que se abordara la realidad de los menores participantes en estas colonias, olvidando que en ese mismo verano se quedaban “2958 niños que asándose como en calderas en sus miserables viviendas, que son auténticas pocilgas malolientes y oscuras, propensas a cualquier enfermedad” (23).

En esos años el autor recorre las islas recogiendo en sus artículos, publicados principalmente en La Prensa, donde describe desde crímenes a las vivencias y experiencias de sectores vinculados con los oficios tradicionales, que posteriormente recopilará en su magistral obra, de alto valor etnográfico y antropológico, Retablo Isleño. Su pluma se hace cada día más popular y reconocida. En otros medios valoran estos trabajos con adjetivos muy positivos “el brillante periodista Luis Álvarez Cruz ha dado a conocer algunos rincones de Tenerife donde aún existe el antiguo telar ya olvidado, pero que evoca una época de esplendor para la isla, cuando nuestros tafetanes, cintas y calceta iban para América en navíos tripulados y dirigidos por tinerfeños” (24).

En enero de 1936 Luis Álvarez Cruz es elegido vicepresidente del Comité Local de Izquierda Republicana en La Laguna, en el que le acompaña como tesorero el también escritor y poeta José A. Wangüemert (25). Con este puesto participará activamente de la campaña de las elecciones de febrero de ese año, realizando mítines en compañía de los abogados José Carlos Schwartz y Luis Rodríguez Figueroa, (26) ambos asesinados en los primeros meses de la dictadura por su defensa de los militantes de izquierda represaliados durante la república, por hechos como los Sucesos de Hermigua.

En el mes de mayo de 1936 también aparece en los micrófonos de Radio Club Tenerife en donde, junto con otros autores reconocidos, como Crosa, Nijota, Saturnino Tejera o Felipe P. Ravina, dedican un recital de “exaltación regional” con motivo de las fiestas de la capital (27).

La brutal respuesta de la reacción barrerá de golpe todas las polémicas ideológicas de la izquierda o los grandes debates del mundo de la cultura a partir del 18 de julio de 1936. Como cuenta su hija, Luis Álvarez es apresado y sometido a las duras condiciones que viven tantas personas en ese momento, aunque según sus familiares nunca quiso rememorar sus duras vivencias en esos oscuros días (28). En La Gaceta de Tenerife del 1 de septiembre de 1936 aparece entre los que tienen un sobreseimiento provisional por parte del Auditor de Guerra, por el “delito comprendido en el artículo 258 del Código Militar” (29), que establecía prisión para “el que de palabra, por escrito ó en otra forma equivalente, injurie ú ofenda clara ó encubiertamente al Ejército ó a instituciones, armas, clases ó cuerpos determinados del mismo”.

Aunque permanece en libertad vigilada, posiblemente gracias al apoyo de sus amistades más próximas al nuevo régimen, y cree escapar a lo peor de la represión, finalmente es sometido a la Ley de Responsabilidades Políticas, que se aplicaba contra quienes “habían contribuido con actos u omisiones graves a forjar la subversión roja”, siendo obligado a desterrarse a El Hierro el 10 de octubre de 1940, junto su mujer y una hija, acompañándole a ese exilio interior su amigo Saturnino Tejera y José Manuel Guimerá. Allí deja de cobrar de La Tarde, no volviendo a cobrar de este medio hasta meses después, tras su vuelta a Tenerife. La persecución se mantiene activa, ya que en 1943 el gobierno ordena a El Día y La Tarde cesar nuevamente de sus funciones a Luis Álvarez por sus “antecedentes y actuación política”, no siendo rehabilitado hasta 1945 (30).

Nuestro protagonista se vuelca en su faceta más costumbrista, dedicando escritos a los paisajes y tradiciones de las Islas, también al mundo de las crónicas deportivas, evitando cualquier línea que pueda volver a colocarlo en el ojo de la represión. En 1952 logra poner en marcha el semanario Aguere, aunque solo tendrá once meses de vida. Este medio dedicado principalmente a la actualidad local del municipio, aunque acoge noticias referidas a otros aspectos. Curiosamente en este espacio logra sumar también a otros intelectuales represaliados, como al caricaturista y pintor Policarpo Niebla, que ilustra parte de los contenidos, y su hermano (31).

Luis Álvarez Cruz no volverá a poder hablar ante auditorios o en las páginas de los periódicos sobre la república que quiso y defendió, su muerte le llega a finales de mayo de 1971, con el dictador vivo. A pesar de ello su enorme inteligencia le hizo no dejar de colaborar en medios de prensa escrita y radio, muy especialmente en revistas culturales en las que participa junto con viejos compañeros de batalla, como Pedro García Cabrera, recibiendo numerosos homenajes de la prensa a la que tanto quiso, que lo define ante su sepelio como “un hombre bueno, romántico y también humilde, una humildad sincera sin afectaciones y sin concesiones” (32). Qué distinta hubiese sido la vida de este poeta y periodista que hoy, en forma de escultura, vigila la plaza donde se ubica la oficina principal de Correos en La Laguna, si no se hubiese cruzado con sus días los efectos terribles de un golpe fascista. Su trabajo intenso, valioso y largo hizo que finalmente no pudiera ser ignorado, y tuviera que ser reconocido incluso por el mismo régimen que lo persiguió. 


 

Fotos: Manuela Álvarez de Armas y Revista Hespérides

Fuentes consultadas

  1. Álvarez de Armas, Manuela. Luis Álvarez Cruz y el periódico Aguere. La Laguna. 1997

  2. Idem pp 19-20

  3. El Progreso. 24 de enero de 1927. p1

  4. Gaceta de Tenerife. 27 de enero de 1927. p1

  5. Gaceta de Tenerife. 16 de marzo de 1927. p1

  6. Gaceta de Tenerife. 17 de mayo de 1927. p6

  7. Horizontes. Semanario Literario: https://jable.ulpgc.es/horizontes

  8. Gaceta de Tenerife. 18 de junio de 1927 p.2

  9. El Progreso. 21 de junio de 1927. p1

  10. Gaceta de Tenerife. 10 de julio de 1927. p1

  11. Gaceta de Tenerife. 28 de octubre de 1927. p1

  12. Revista Hespérides. 8 de enero de 1928. p8

  13. Revista Hespérides. 5 de junio de 1928. p1

  14. Revista Hespérides. 6 de noviembre de 1928. p10

  15. El Progreso. 22 de marzo de 1930. p2

  16. El Socialista. 17 de agosto de 1931. p7

  17. Hoy. 29 de julio de 1932. p5

  18. Hoy. 25 de agosto de 1932. p 3

  19. Hoy. 2 de noviembre de 1932. p.2

  20. VV.AA. En Rebeldía. Once desaparecidos de La Laguna durante la Guerra Civil en Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. 2002. P.92

  21. Hoy. 20 de junio de 1933. p11

  22. Hoy. 30 de noviembre de 1932. p8

  23. Obreros de la Cultura. 31 de agosto de 1933. p1

  24. Hoy. 1 de enero de 1934. p193

  25. La Prensa. 12 de enero de 1936. p4

  26. La Prensa 1 de febrero de 1936. p1

  27. La Prensa. 3 de mayo de 1936. p3

  28. Álvarez de Armas, Manuela. Op. Cit. p22

  29. La Gaceta de Tenerife. 1 de septiembre de 1936. p2

  30. Álvarez de Armas, Manuela. op. Cit pp 24-26

  31. Idem. P.47

  32. El Eco de Canarias. 1 de junio de 1971. P18



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