Una de las pocas mujeres condenadas a muerte por el franquismo en Canarias fue la maestra Blanca Ascanio Moreno. El próximo 4 de noviembre se cumplirán 115 años del nacimiento de esta gomera. De ella los franquistas dirán que a consecuencia de sus “predicaciones anteriores y posteriores”, en Vallehermoso se produjo “un levantamiento en armas, el día 23”, aunque solo fue una más de los cientos de vecinos y vecinas que soñaron que un mundo mejor era posible.
Blanca nació en el seno de una familia de la burguesía agrícola del Norte de La Gomera. Podría haber llevado una vida muy acomodada y tranquila, pero su sensibilidad la llevó por el sendero de la conciencia. En su casa nunca faltó un plato de comida, viajes, educación y libros, pero podía ver las penurias que pasaban la mayoría de quienes habitaban su pueblo.
Su padre, Bernardo Ascanio y Ascanio, estuvo cercano a la masonería y a los valores avanzados que esta defendía, siendo su casa un espacio dado a las tertulias políticas. Había sido concejal en los primeros años del siglo XX y era uno de los mayores contribuyentes del municipio, exportando tomates, plátanos y cebollinos a lugares tan lejanos como Nueva York. La sensibilidad y una profunda empatía por sus congéneres floreció en la mente de los hermanos Ascanio Moreno, en especial de Guillermo, Amelia y Blanca.
El futuro de la joven maestra lo marcó la estrecha relación con la Federación Obrera de Vallehermoso, un pueblo que, desde la proclamación de la I República, ya había demostrado una alta conciencia de clase y valores políticos avanzados.
Blanca estudió en el Instituto de Segunda Enseñanza de Canarias, en La Laguna, que hoy es IES Cabrera Pinto. De allí pasó a Magisterio. Entre las hermanas fue, a pesar de su juventud, especialmente rebelde, casándose en 1931 con Francisco González Jaumeandreu, en contra del deseo de su familia. Desde la fundación de la Federación Obrera dedicó tiempo a colaborar con la misma, organizando desde clases de confección a organizar obras de teatro. Su sensibilidad con la causa obrera y campesina se irá fortaleciendo, igual que la de sus hermanos y algunos de sus primos. El 22 de enero de 1933, fue una de las organizadoras, junto a su hermano, y los vecinos José Manuel Fernández Mora, Víctor Cabrera Armenteros, Antonio Sierra Ramos y Eduardo Molina, de una manifestación pública en la que se quería denunciar el caciquismo y la represión que se vivía en ese momento en la sociedad gomera. Este mitin le valió la apertura de diligencias en el juzgado de San Sebastián de La Gomera, por un oficio del que en ese momento ocupaba la alcaldía de Vallehermoso.
En el boletín de la Federación de Enseñanza de la UGT plasmó sus ideas en un artículo sobre la importancia del papel de las mujeres en el cambio político, donde destaca la labor de las maestras, que dice “como mujeres ansiosas de justicia y libertad, en la lucha por nuestra misma liberación y aún más por la de las futuras generaciones, ninguna profesión nos brinda ocasión más amplia y noble de batalla como el Magisterio”. Sin duda supo aplicar ese criterio en su existencia.
No es de extrañar que llegado el 18 de julio de 1936 fuera, junto a su marido, una de las que acudió al Ayuntamiento de Vallehermoso a tratar qué se debía hacer ante el golpe militar. En la década de los ochenta recordó esos días para El Fogueo de Ricardo García Luis y Juan Manuel Torres Vera. Decía que “la resistencia antifascista en Vallehermoso estuvo comandada en todo momento por el brigada de la guardia civil, Francisco Mas García y sus brazos derechos, fueron Manuel Quintana Florentino, como presidente de la Federación Obrera y como hombre honesto y consecuente con sus ideas; asimismo lo fue por Ramón Cabrera Bernal, como teniente alcalde del pueblo”. Entre el 18 y 24 de julio Vallehermoso logró mantenerse leal a la República. Con el control de las autoridades republicanas y de la militancia sindical y obrera el pueblo no vivió venganzas o matanza alguna. Ella misma lo relata así: “La vida en esos días de resistencia fue de disciplina hacia el Comando por parte del pueblo organizado en lucha y de retiro a sus casas --voluntario- - por parte de los caciques. Las calles no se patrullaban; sólo se hicieron bandos ordenando el cierre de los comercios. No hubo saqueos ni cacheos. Adhesión absoluta a la resistencia y fidelidad a la República con la disciplina alrededor del Comando”.
Mirando el proceso judicial abierto por el Tribunal de Responsabilidades Políticas del nuevo régimen vemos que el coste de mantener a las tropas y los disparos contra la casa cuartel de la Guardia Civil de las tropas que llegaron a imponer la dictadura, gasto que fue notablemente superior al coste de los productos reclamados para la defensa del pueblo por las “hordas marxistas”. La resistencia de Vallehermoso fue breve pero ejemplar, igual que sucedió en otros puntos del Archipiélago. A pesar de ello el castigo será brutal. Más de cuarenta vecinos fueron apresados. El rastro de muerte fue palpable, siendo ejecutados en marzo de 1937 los procesados Juan Medina Herrera, Nicolás Prieto Ventura y Manuel Méndez Prieto, además del brigada de la Guardia Civil, Francisco Mas García, Manuel Quintana Florentino, presidente de la Federación Obrera local y Ramón Cabrera Bernal, Alcalde accidental del Ayuntamiento de Vallehermoso, fusilados en agosto de 1936.
Blanca Ascanio pasó entre 1936 y 1943 por diversas prisiones, desde la ubicada en San Sebastián de la Gomera, a la cárcel de La Laguna, además de la prisión de mujeres de San Miguel, en la capital tinerfeña, conviviendo en parte de este tiempo con la sombra de una pena de muerte, que finalmente se conmutó por una pena de 30 años de cárcel. Finalmente cumplirá siete años efectivos entre rejas y algunos más de libertad provisional. Allí recibió la terrible noticia del asesinato de sus primos Fernando y Pablo Ascanio, en Hermigua, y de su hermano y cuñado en la tapias del cementerio del Este de Madrid. Allí también ejerció de maestra de sus compañeras, algunas profesoras como ella, la mayoría obreras y jornaleras con conciencia. El título de maestra de Blanca quedó a la espera se ser recogido, algo que solo pudo hacer a la muerte del dictador.
Su vida se había quebrado. En la cárcel tuvo que afrontar el dolor añadido del proceso del Tribunal de Responsabilidades Políticas, que quería cobrarse las deudas con los rojos quitándoles los principales bienes que les quedaran. En 1941 fue obligada a pagar 3000 pesetas de sanción por su papel en la defensa de la II República, perdiendo fincas familiares en ese camino. Al salir de prisión vio como la vida de su marido se apagaba, que en prisión había caído en una profunda depresión, y como su hermana Amelia estaba todavía presa en Madrid. En esta etapa debe afrontar un destierro que la llevará a Valencia, allí conoció a un joven que había participado en las labores de defensa de la legalidad democrática, Pascual Naya Asins, con él tendrá a su única hija, Marisol (en la imagen primera imagen) y vivirá los primeros años de exilio en Venezuela, donde se reencontrará con su hermana Amelia y su madre.
Cuando Blanca se enteró de la muerte del dictador se le despertó nuevamente el ansia de regresar a su tierra natal. En 1979 logra recuperar su título y obtiene una plaza de maestra en el colegio Príncipe Felipe de Candelaria, donde, como vieja maestra represaliada, desarrolló su labor hasta 1980. Al mismo tiempo sus familiares en Tenerife, como mis abuelos, le facilitaron dar clases de papel maché, con técnicas aprendidas en Venezuela, en el taller de artesanía Tagumerche. Su vida de activismo, educación y los sueños de cambio que mantuvo vivos a lo largo de su existencia acabaron con su muerte en 1988, aunque las semillas de su legado quedaron. No en vano, en 2018, la comunidad educativa del CEO Vallehermoso acordó darle su su nombre al centro, aunque este paso no se haya culminado formalmente. La memoria de la maestra roja, de la joven que tuvo todo y perdió tanto por sus ideales, sigue siendo un referente de dignidad a día de hoy.
Fuentes utilizadas
González Pérez, Teresa. (2006). La represión franquista contra las mujeres en Canarias: una historia olvidada. Revista Memoria antifranquista del Baix Llobregat. La represión en Canarias, Ceuta y Melilla. Associació per a la Memòria Històrica i Democràtica del Baix Llobregat. pp16-21
Garcia Luis, R. y Torres Vera, M. (1986). Vallehermoso “El Fogueo”. La Laguna. Ed. Amilcar Cabral.
García Luis, R. y Torres Vera, M. (1996). El 18 de julio en La Gomera. Santa Cruz de Tenerife. Editora Juvenil Canaria.
Hermida Martín, Y. (2016). Mujeres y represión política: las “rojas” de la prisión provincial de Santa Cruz de Tenerife. XXI Coloquio de Historia Canario-Americana (2014), XXI-053.
VV.AA. (2007) Guillermo Ascanio Comandante del batallón Canarias. CCPC
Morales Mora, Miguel Ángel y Naya Ascanio, María Soledad. Blanca Ascanio. (2020). La maestra roja. Ayuntamiento de Vallehermoso.
Ascanio Moreno, Blanca. También la mujer debe luchar. Obreros de la Cultura: órgano de la Federación Tinerfeña de Trabajadores de la Enseñanza. 15 Julio 1933. p3
La
Prensa. 15 de febrero de 1933. P.3.
La Prensa. 27 de febrero de 1937. P.2.
La Prensa. 11 de marzo de 1937. P.2.
Eco del Magisterio canario. 7 de diciembre de 1939. P.11.
Diario de Avisos 2 de octubre 1979. p30
Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. Expediente 452/1939 del Tribunal de Responsabilidades Políticas.





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