Igual que hoy, en mayo de 1939 el Pendón de la conquista de Tenerife abandonó el Ayuntamiento lagunero, pero para participar en la marcha de la victoria franquista. El franquismo se adornó con una épica imperial y tradicionalista de la que hechos como la conquista de Canarias no era ajena. Más allá de acabar con un sistema democrático, querían apelar a una imagen idealizada de un pasado de gestas y de pensamiento único, este símbolo fue útil para justificar el nuevo tiempo.
El fascismo de ese momento tenía mucho de colonial, de reclamo de las glorias perdidas del pasado y de triunfos violentos contra otros pueblos. El mismo franquismo se nutría de militares que, en muchos casos, habían luchado en la guerra de Cuba y más tarde en la de África, donde las glorias de ese pasado mítico e idealizado estaban muy presentes. Hoy vuelve a salir por las calles de La Laguna una réplica de ese pendón, con cargos públicos peleando por cargarlo. Supongo que algunos solo lo colocan como parte de la “tradición”, sin querer abordar su significado real y sus usos históricos.
El 19 de mayo de 1939 el gran desfile de la victoria franquista tenía delante del espacio central de las autoridades del nuevo régimen un sinfín de banderas, banderolas y pendones, entre las que estaban en pendón de la conquista de Tenerife, de La Palma y de Gran Canaria. Allí estaban, ocupando su puesto junto a los pendones de Lepanto, del Gran Capitán, de las Navas, del Cid Campeador, de los Reyes Católicos, de Fernando III el santo, la enseña de los conquistadores de América o la senyera de Valencia. La victoria contra los “rojos” se colocaba así junto a la reconquista, la expansión española por América o la colonización española de Canarias. El enemigo era el infiel, lo mismo un republicano, un almohade, un moro o un guanche. El nuevo régimen se hacía heredero de Pizarro, de Cortés, del Cid, Pedro de Vera o de Alonso Fernández de Lugo.
En 1937 Dacio V. Darias Padrón, en el periódico La Prensa, rendía honores al pendón, llegando incluso a usar el lema que se utilizaba con José Antonio Primo de Rivera al decir: “Alonso Fernández de Lugo, Adelantado de las Islas Canarias, conquistador, gobernador y Justicia Mayor de Tenerife y Palma. ¡Presente!”.
La victoria de las tropas franquistas sirvió para desempolvar los viejos símbolos imperiales y coloniales. En el desfile las banderas, banderolas y pendones estaban en la tribuna principal, delante del dictador, mientras presenciaba el desfile, con una nutrida presencia de parte de los 100.000 jóvenes marroquíes del Protectorado español, usados por los golpistas como carne de cañón, tropas fascistas italianas y aviones de la Alemania nazi.
El 14 de junio de 1939 el vicepresidente del Cabildo tinerfeño devolvió el viejo pendón al Ayuntamiento lagunero, agradeciendo el cumplimiento de las órdenes del Ministro de Gobernación, indicando que se la habían “rendido los honores correspondientes”, junto a las “Gloriosas cadenas de Navarra, la Bandera de Lepanto, Pendón de San Fernando de Almansa...”.
Fuentes utilizadas
- La Prensa. 26 de julio de 1937 p1
- Falange. 26 de octubre de 1938 p3
- Falange. 11 de mayo de 1939 p1
Artíles Sánchez, Juan. El pendón de la conquista: Lugar de encuentro en las relaciones iglesia-Estado. Revista Almogarén. 1995 pp 173-184
Vázquez Astorga Artigrama, Mónica. Los fastos en el primer franquismo: celebraciones para conmemorar aniversarios. núm. 37, 2022, p208
Zamarreño Aramendia, Gorka. Tesis Universidad de Málaga. 2015. Movilizaciones de masas del franquismo p206
De Paz Sánchez, Manuel y Castellano Gil, José M. (Coord) La Laguna: 500 años de historia. Aspectos de La Laguna. Durante la Edad Contemporánea (siglos XIX y XX). Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna. 1998. pp 375-379
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