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La lealtad del general. El último 14 de abril de la II República en Canarias

Hay imágenes que generan un escalofrío casi inevitable. Esta la tomaron en la mañana del 14 de abril de 1936 en Tenerife. El capitán general de Canarias, Francisco Franco, aparece escoltado a su izquierda por el alcalde capitalino, José Carlos Schwartz, a su derecha por el Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro. Los dos serían asesinados seis meses después, señalados por el dedo cruel del régimen que el general Franco lideró durante casi cuatro décadas. De poco valieron los telegramas al Jefe del Estado, recién nombrado, o las solicitudes de clemencia, el dictador no mostró piedad alguna. Ese día se celebraba el quinto aniversario de la proclamación de la II República, era una jornada de fiesta y celebración, más aún por la reciente victoria del Frente Popular, que había devuelto las esperanzas a muchos sectores de la población con el nuevo tiempo político.

Franco había llegado a Canarias apenas un mes antes. El cambio de Gobierno hizo que se tomara la cuestionada decisión de alejar de Madrid a los militares más sospechosos de no ser leales a la República. Quizás gracias a eso pudieron tener más libertad para conspirar. El militar recibió a finales de febrero la orden por la que se le nombraba comandante militar del Archipiélago y el 13 de marzo había llegado a las Islas a bordo del vapor Dómine (1). Ese mismo barco fue usado meses después para trasladar tropas y diez presos canarios, estos últimos salvajemente asesinados y lanzados al Tajo, mientras iban rumbo a la Guerra. A su llegada fue recibido por José Carlos Schwartz, que ejercía como Gobernador Civil interino, y otras autoridades civiles y militares, pasando revista a las tropas. Una de las fotos de la jornada volvía a mostrar al general escoltado con dos represaliados, el futuro alcalde, y el periodista tinerfeño, Luis Álvarez Cruz.

El mismo día de su llegada se anunciaba en la prensa la salida desde Cádiz de Manuel Vázquez Moro, recién nombrado para ubicarse al frente del Gobierno Civil. Había nacido en 1901 en Galicia, igual que el general, en Vilagarcía de Arousa. Había estudiado para ser capitán de la marina mercante y vivió varios años en Andalucía. Como muchos otros de su generación se aproximó al republicanismo, militando en Izquierda Republicana, llegando a ser alcalde de Jerez de la Frontera, donde también ejerció de director de un periódico ligado a Acción Republicana (2). Al llegar a Santa Cruz de Tenerife ocupó la plaza de Gobernador Civil. La imagen de la fotonoticia fue igualmente significativa, con cuatro víctimas mortales de la dictadura. Lo recibieron José Carlos Schwartz, Isidro Navarro, que fue su secretario, y José María Martín Díaz, concejal santacrucero de Izquierda Republicana, que ejerció de apoyo al Gobierno Civil durante esos meses (3) y fue igualmente asesinado en los primeros meses de la dictadura.
Cuatro asesinados en una sola imagen, Isidro Navarro, Vázquez Moro, Schwartz y José María Martín 

José Carlos Schwartz había nacido en 1897 en Santa Cruz de Tenerife. Durante los años veinte se prodigaba como poeta en la prensa isleña, estudiando magisterio y derecho. Desde 1924 ejercía de abogado en la capital, en la calle General Antequera nº13 (4), y muy pronto demostró su alta sensibilidad social y política, militando en Juventud Republicana y defendiendo numerosas causas sociales y obreras, destacando su papel en el proceso judicial de los Sucesos de Hermigua. En 1936 fue nombrado alcalde de Santa Cruz y además recibió un merecido homenaje por su breve labor como Gobernador Civil interino, con un almuerzo popular celebrado el 22 de marzo en la plaza de Toros capitalina, organizado por el poeta y concejal, Pedro García Cabrera. El alcalde del Frente Popular recordó en esa ocasión los ciertos ataques y amenazas anónimas que había recibido, asegurando que “no le intimidaban ni le impedirían luchar con entusiasmo, como hasta ahora, por la República y por el bienestar de su ciudad” (5). Solo le permitieron ejercer cuatro meses, seguramente no imaginaba lo que vendría.

En un extraordinario ejemplo de hipocresía, el general Franco mandó un telegrama al Ministro de la Guerra, que decía que "Con motivo del quinto aniversario de la instauración de la República, felicito y saludo afectuosamente a V.E en nombre propio y de las fuerzas a mis órdenes, rogándole haga llegar a S. E, el Presidente de la República y jefe del Gobierno, sentimientos lealtad, disciplina y adhesión firmísimos en bien de España y de la República” (6). Lealtad, disciplina y adhesión, del que fue clave en orquestar el golpe militar, la lealtad de los golpistas.

El 14 de abril de 1936 sirvió para el encuentro histórico que hoy comentamos. A las diez y media de la mañana salieron desde la Comandancia General de Santa Cruz. La fecha sirvió para un encuentro inusual entre sectores que defendían la República y otros que la cuestionaban y participaron del golpe. Por un lado militares y miembros de la judicatura, como Franco, Alfonso Arriaga, Comandante de Marina de la Provincia Marítima de Tenerife, el juez de Instrucción del Partido, Arturo Ascanio, Juan Sánchez Real, presidente de la Audiencia Provincial, o Alejandro Cobelas, Fiscal de la Audiencia de Santa Cruz. Por el otro, los políticos republicanos o el rector de la Universidad, Jesús Maynar Duplá (7), destituido y detenido cinco meses después. Los viejos poderes, que resistían al cambio democrático, compartían una jornada de conmemoración de un tiempo político al que desafiaron en todo momento y donde las autoridades políticas no quisieron vulnerar una legalidad que venía desde la vieja monarquía y la época de la dictadura de Primo de Rivera. La crónica decía que el “gentío estacionado frente a la plaza de Weyler aclamó a las fuerzas, que al cruzar frente a las autoridades daban el viva reglamentario a la República”.

Ese mismo día en La Laguna se celebró un evento musical y cultural en el Teatro Leal, organizado por el Ayuntamiento y maestros de las escuelas municipales. El salón lucía “adornado con las banderas de las organizaciones societarias y numerosas enseñas tricolores. La banda municipal ejecutó el Himno de Riego y la Internacional al principio y final del acto” (8). El papel de la infancia en ese aniversario fue destacado, tanto en Santa Cruz como en La Laguna. En la tarde del 14 de abril la plaza de Toros se llenó de niños y niñas, además de numeroso público, donde se vieron cabezudos, actuaciones musicales y los menores llevaban trajes regionales, además de celebrar una luchada infantil (9). En La Laguna se eligió nuevamente el Teatro Leal, donde los escolares realizaron bailes e interpretaron canciones, siendo muy felicitada la directora de la Escuela graduada, Ángeles Machado, y a las maestras de sección de la misma escuela (10), muchas de ellas depuradas poco después del golpe militar.

Otros lugares de las Islas vivieron con similar emoción la jornada, que sería la última de esta etapa. En Icod hubo un importante varias actividades, desde cine infantil a bailes en las sociedades "Centro Icodense" y "Círculo de Obreros” (11). En San Sebastián de La Gomera se celebró una acampada de escolares y exploradores de la Villa en la zona conocida como Honduras, además de cerreras de sortijas y bailes (12). En Las Palmas de Gran Canaria el desfile del día fue por el Paseo de Chile, congregando a muchas personas, además del festival infantil y de otros bailes y celebraciones (13).

Después de abril llegaría el primero de mayo, que ya empezó a marcar la clara señal de que un amplio sector del ejército y los grupos más destacados de la vieja oligarquía no iban a permitir que el Frente Popular lograra sostenerse en el tiempo. El tiempo de los golpistas se acercaba y sus consecuencias serían notables.

José Carlos Schwartz y Manuel Vázquez Moro fueron detenidos a las pocas horas del 18 de julio de 1936. Los dos formaron parte de las autoridades republicanas que llevaron a las celdas de Paso Alto. El 13 de octubre Vázquez Moro fue fusilado junto a otros responsables republicanos, su cuerpo “arrojado a la fosa común número 6 del patio 7 del Cementerio Lastenia de Santa Cruz” (14). Schwartz había recibido una visita en la prisión el día 2 de octubre. Eran dos amigos cercanos a las autoridades franquistas, que según diversos testimonios, se lo llevaron a la zona de Las Cañadas y lo asesinaron (15). De los de la imagen que ilustra este texto, solo uno murió mansamente en una cama, solo uno fue enterrado con todos los honores, nuevamente trasladado hace poco a otro mausoleo, mientras que Vázquez y Schwartz siguen perdidos, con sus huesos esperando a que alguien los logre identificar. Una imagen y una historia que refleja bien buena parte de nuestra historia del siglo XX.

José Carlos Schwartz

Manuel Vázquez Moro



Fuentes utilizadas

  1. La Prensa. 13 de marzo de 1936. p1

  2. Ríos Samaniego, Ángeles de Lourdes. Prensa jerezana de los primeros años del s. XX. Un estudio de la figura y obra del periodista y escritor jerezano Francisco Guerra Tenorio. Tesis doctoral. P67

  3. La Prensa. 15 de marzo de 1936. p1

  4. La Prensa. 21 de noviembre de 1924. p3

  5. La Prensa. 24 de marzo de 1936. p4

  6. La Prensa. 16 de abril de 1936. p1

  7. La Prensa. 15 de abril de 1936. p1

  8. La Prensa. 15 de abril de 1936. p2

  9. Gaceta de Tenerife. 16 de abril de 1936. p8

  10. La Prensa. 16 de abril de 1936. p4

  11. La Prensa. 19 de abril de 1936. p1

  12. La Prensa. 19 de abril de 1936. p4

  13. Acción. 16 de abril de 1936. p4

  14. Puga, Laura. Navegando entre la arbitrariedad y la impunidad, en los márgenes del Estado español. Cuadernos Republicanos, n.º 97 Primavera-verano 2018. p13

  15. Riomesta, Tulio. El último alcalde republicano de Santa Cruz de Tenerife, José Carlos Schwartz Hernández, fue asesinado por criminales franquistas y arrojado a la fosa del Bucio de Maja (Tenerife) en 1936: https://www.lavozdelarepublica.es/2023/05/el-ultimo-alcalde-republicano-de-santa.html


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