domingo, 14 de julio de 2024

El último primero de mayo de la II República en Tenerife

La plaza de Toros de Santa Cruz es también un lugar de memoria histórica, aunque hoy la mayoría lo desconozca. El primero de mayo de 1936 en Tenerife se vivieron dos momentos, por un lado fue la primera jornada del trabajo en la que se pudo celebrar el gran éxito del Frente Popular de las elecciones de febrero. Por otro lado fue una de las últimas grandes manifestaciones de la fuerza del movimiento obrero de aquel momento antes del Golpe fascista.

Es cierto que el éxito de las izquierdas en las elecciones de febrero fue posible gracias a la unidad de acción de partidos, organizaciones y sindicatos con distintas visiones, en ocasiones radicalmente opuestas.

A pesar de la unidad lograda en las elecciones, en el día del trabajo se vivieron dos grandes mítines y manifestaciones. Una la de las organizaciones marxistas y socialistas, la otra la de la CNT, principal organización sindical de la Isla. El movimiento obrero había pactado que ese viernes no circularían “los automóviles particulares, ni se publicaron los diarios locales” además de no poder asistir a “los acostumbrados espectáculos cinematográficos” (1).

A las diez y media de la mañana los representantes de las organizaciones socialistas y comunistas celebraron el primer mitin. A él asistieron unos 4000 representantes, algunos procedentes de Icod, Puerto de la Cruz, Orotava, La Laguna, Realejo Alto, Realejo Bajo, La Guancha, Santa Ursula y Güimar. En el mitin participaron Santiago Albertos, Oscar Pestana, el profesor y comunista palmero, José Miguel Pérez y Pérez, y los diputados Florencio Sosa y Emiliano Díaz Castro (2).

Según la crónica de La Prensa “los oradores fueron muy aplaudidos. Terminado el mitin se formó una manifestación, integrada por centenares de personas, que se dirigió al Gobierno civil. A la cabeza de la manifestación iban muchas mujeres y las milicias comunistas y socialistas, uniformadas, llevando banderas de las distintas agrupaciones que habían asistido al acto, y les seguían numerosos elementos de ambos partidos políticos” (3).

La jornada había sido preparada a conciencia. En la Casa del Pueblo de la capital se tenía todo organizado para convertir la manifestación en un evento muy visible. Por este motivo se pidió a las Juventudes Socialistas que pasaran a las nueve de la noche por el local para organizarse, teniendo un destacado papel en la jornada (4). La cabeza de la manifestación fue ocupada por estas juventudes donde “iban muchas mujeres y las milicias comunistas y socialistas, uniformadas, llevando banderas de las distintas agrupaciones que habían asistido al acto, y les seguían numerosos elementos de ambos partidos políticos” (5).

La marcha continuó hasta la plaza de La República (hoy de La Candelaria) donde el Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro, salió al balcón a dirigir unas palabras a los manifestantes. Les dijo que “para demostrar que nosotros, los hombres de izquierda, somos gente de orden, yo os ruego que os disolváis con el mismo orden y la misma organización conque os habéis conducido. ¡Viva la República!” (6).

Por la tarde fue el turno de los anarquistas, que agrupaba a una importante parte del movimiento proletario de la capital y de otros puntos de la Isla. A pesar del respaldo que dieron a la elección del Frente Popular, quisieron hacer una clara diferencia con respecto a otras fuerzas de la izquierda, señalando especialmente la escenificación vivida en las marchas de la mañana del primero de mayo. Harán incluso un folleto donde dicen “las milicias, tanto si llevan uniforme rojo como si lo llevan negro o azul, son fascistas, ya que la cuestión del uniforme es una simple cuestión de trapos, y los trapos, como los colores, solo entusiasman a los espíritus pobres” (7).

Modesto Carballo, Isabel Hernández, Antonio Espinosa y Mauro Bajatierra

Ante unos 8000 asistentes, que llenaban toda la plaza, hicieron uso de la palabra Modesto Carballo, la tabaquera Isabel Hernández, Antonio Espinosa y Bernardino Afonso, “que hicieron un llamamiento a la clase trabajadora para seguir con todo tesón en la lucha emprendida, no apartándose de los postulados de la C. N. T. Hablaron de la importancia del movimiento sindical en Canarias y de los problemas sociales que se hallan planteados y que afectan a la Confederación” (8). También tomó la palabra el destacado anarquista Mauro Bajatierra, que comenzó recordando que “hace 40 años, cuando apenas él contaba 15, se registró el doloroso episodio de los mártires de Chicago. Para asociarse al dolor de los trabajadores del mundo y como protesta por aquél crimen de la burguesía, unos centenares de obreros recorrieron las calles de Madrid llevando una bandera. Los guardias los persiguieron sañudamente, hasta arrebatarles la bandera, que era símbolo de lucha y trabajo” (9).

El mitin fue recordado por la militante cenetista tinerfeña, Caridad Pérez, en una entrevista recogida por los investigadores Ricardo García Luis y Manuel Torres Vera en la década de los ochenta. Aseguraba que “Bajatierra habló que puso en pie a todo el mundo, hasta las autoridades, lo estaban oyendo y todos decían, vaya una cosa buena. Empezó a contar, a hacer historia, de lo que era la vida en común, con ese régimen y de todo lo que se sufría y todo lo que nos esperaba si triunfaba el fascismo. Y todo eso, todo eso habló, ya le digo que fue una maravilla, una maravilla” (10).

En otros puntos de la isla, como La Laguna o Icod, también se vivieron marchas obreras en ese día de mayo. En el lagunero Teatro Leal durante la tarde se vivió “un acto de afirmación proletaria organizado por el Frente Obrero”. En él participan algunos de los protagonistas de la mañana, además de la concejala comunista chicharrera, Isabel González, que preside el acto por el Socorro Rojo Internacional, y Ramón García Rojas, por la Juventud Socialista, además de los ya mencionados “José Miguel Pérez, por la Juventud Comunista; Emiliano Díaz Castro, por el Partido Socialista, y Florencio Sosa Acevedo, por el Partido Comunista” (11).

Las movilizaciones obreras no pasaron desapercibidas para los poderes locales reaccionarios. El General Franco había desplegado fuerzas militares en distintos puntos de la Isla para tratar de limitar la potencia de las manifestaciones. En el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz censuraron el envío de “fuerzas militares al Puerto de la Cruz, lo que consideran como una provocación a la clase obrera”, señalando que “el señor Rodríguez Figueroa formularía una interpelación en el Parlamento” sobre lo sucedido (12). Esta petición, junto la de otros municipios como Buenavista o La Laguna, tendría una respuesta brutal por la represión franquista, dejando varios desaparecidos.

Resulta paradójica la mirada que hace de estas movilizaciones uno de los golpistas, en este caso el Coronel de Estado Mayor, Sr. González Peral, “constituyendo una verdadera parodia la fiesta sindical del primero de mayo de 1936, que con tanta propaganda se quiso organizar, pues había "mucho miedo" en los dirigentes y esto acobardó a las masas” (13). Frente a esas declaraciones del militar franquista, cientos de los participantes del último de los primeros de mayo de la República en Tenerife ya estaban encarcelados y otros empezaban a ser desaparecidos.

Fuentes utilizadas

  1. Gaceta de Tenerife, 2 de mayo 1936, página 2

  2. Idem

  3. La Prensa, 2 de mayo 1936, página 3

  4. La Prensa, 30 de abril 1936, página 4

  5. La Prensa, 2 de mayo 1936, página 3

  6. Idem

  7. Cabrera Acosta, M.A. (1991). La II República en las Canarias Occidentales. La Laguna. CCPC p.587

  8. La Prensa, 2 de mayo 1936, página 4

  9. Idem

  10. Entrevista de Ricardo García Luis y Manuel Torres Vera a Caridad Pérez.

  11. La Prensa, 30 de abril 1936, página 4

  12. La Prensa, 21 de mayo 1936, página 2

  13. La Prensa, 21 de julio 1937, página 2


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