No tuvo que se fácil ese día para Luis Rodríguez Figueroa y José Carlos Schwartz. Ejercían junto a Luis Jiménez de Asúa, Juan Simeón Vidarte, José Arozena, Aurelio Ballester, Benigno Mascareño y Sebastián Castro, la defensa jurídica de 35 gomeros y gomeras señalados por los caciques. A las nueve de la mañana del 30 de junio de 1934 dio comienzo el juicio militar por los Sucesos de Hermigua. Se pedían penas de muerte, que llegarían cuando nadie lo esperaba, también contra estos dos prestigiosos abogados isleños. El hambre y la miseria habían soliviantado los ánimos de la clase trabajadora en Canarias, pero muy especialmente en La Gomera. En 1932 se había cerrado las dos principales conserveras de la Isla, dejando a sus trabajadores y a cientos de pescadores sin empleo. El precio del plátano, principal negocio del momento, se desplomaba y provocó una bajada de salarios constante y despidos de trabajadores, que sumado a la sequía y a las maniobras de los caciques, además de la escas obra...