domingo, 21 de agosto de 2022

El apoyo a las Olimpiadas Populares de Barcelona de 1936 en Canarias

Militantes antifascistas de muchos países sabían perfectamente que las olimpiadas de Berlín de 1936 representaban una gigantesca campaña de publicidad para los nazis, que ayudarían a tapar sus crímenes. Frente a ese foco lleno de racismo y odio se articuló una alternativa crítica, obrera y valiente, las Olimpiadas Populares de Barcelona, que supusieron organizar cientos de comités de trabajo locales y territoriales en diversos países, también en nuestra tierra.

Canarias no vivió al margen de este proceso de solidaridad frente a la impunidad. Aquí se organizaron por parte de activistas de la izquierda, especialmente comunistas, comités de acción insulares y regionales que pretendía dar apoyo a esta iniciativa, que trataba de reunir a unos seis mil deportistas de medio mundo, durante las últimas semanas de julio de ese año, y en donde pelearon con todo para lograr que una nutrida representación de deportistas y grupos folclóricos de las Islas estuvieran presentes. No sabían que en la madrugada del 18 de julio cualquier proyecto de celebración del deporte, la paz y la solidaridad quedaría totalmente imposibilitado.

Desde el Archipélago se realizó una intensa actividad de apoyo a las Olimpiadas Populares, a pesar de que el tiempo corría a la contra y que sabían lo dificil que sería lograr pagar los pasajes necesarios para llegar a Barcelona, por la pobreza en la que se vivía y los grandes costes que suponía un desplazamiento, siendo esta una de sus principales quejas en los periódicos de la época.

En abril se había reunido en París la Conferencia Internacional para el Respeto al Ideal Olímpico, que finalmente tomó el acuerdo de ubicar en Barcelona el evento que mostrara que los valores olímpicos no tenían nada que ver con el nazismo (1). Incluso los carteles dejan clara la diferencia entre la convocatoria alemana y la que se iba a celebrar en Barcelona. En una un gigante ario con los rasgos típicos del ideal nazi, sobresale sobre la puerta de Brandenburgo o una joven le coloca una corona de laureles a otro hombre blanco. En la cartelería de la Olimpiada Popular aparecen mujeres corriendo en igualdad con los hombres o personas blancas y negras juntas. Los organizadores sabían que “la imagen de la Olimpiada Popular no estaría completa si una mujer no ocupaba el lugar que le corresponde en ella” (2).

En el Comité Regional conformado en Canarias da inicio a su actividad con bastante retraso, en junio designan un comité de honor en el que estaban representados el Gobernador Civil, el presidente de la Mancomunidad, Lucio Illada, el presidente del Cabildo de Tenerife, Bethencourt del Río y los diputados Figueroa, Díaz Castro, Sosa Acevedo y Elfidio Alonso (3), todos sufrirían prisión tras al golpe franquista y la mayoría serían asesinados y posteriormente desaparecidos en los últimos meses de ese año 1936.

En el diario La Prensa se relata como el Comité “gestiona actualmente el mayor número de pasajes, con el fin de que la representación canaria abarque deportes netamente regionales, tales como la lucha canaria, juegos del palo y pértiga y otros deportes”. Además en la misma noticia destacan la designación de entrenadores en diversas categorías, como atletismo, lucha, esgrima, natación, boxeo, fútbol, baloncesto y ciclismo. Además se invita a Santa Cruz de La Palma a sumarse a esta labor, por su amplia afición al baloncesto (4).

A pesar del corto tiempo disponible se hace un enorme esfuerzo organizativo, apoyado en las redes que las organizaciones obreristas tenían en los distintos municipios y en los diferentes ámbitos deportivos. A finales de junio de 1936 se habla de cómo se han organizado comités pro Olimpiada Popular en todas las provincias, que en el caso de Canarias están promovidas por “las organizaciones deportivas y las juventudes de los partidos de izquierda”. Según esta misma crónica periodística “Tenerife cuenta con fútbol, boxeo, base-ball, ciclismo, basket y otras manifestaciones”, aseguranedo que “podríamos traernos una buena cosecha de triunfos de la gran ciudad condal”. Igualmente no dejan de hacer referencia al principal problema que limitaba la participación de los deportistas isleños, inistiendo en que si “Madrid no paga los gastos de viaje y hospedaje de los atletas que irían a las justas, nos hace pensar que los nuestros se quedarán en el terruño” (5).

Recuerdan de esta manera que el Congreso de los Diputados había acordado a inicios de ese mismo mes “ver con simpatía la Olimpiada Popular de Barcelona y recabar del Frente Popular que la apoye” (6). A esto se sumará el acuerdo de dar una subvención de 250.000 pesetas de la época a este evento, siguiendo el ejemplo de Francia, cuyo gobierno también se sumó activamente a promover este evento y había “hecho un estimable esfuerzo” en esta materia (7).

En Tenerife se constituye a finales de junio el Comité Pro Olimpiada Popular, que estará presidido por el hijo del diputado republicano, Luis Rodríguez Figueroa, Guetón Rodríguez, tendrá a Andrés Fernández Bethencourt como Secretario, Salvador Romero como Secretario de Relaciones, Julio Fernández como Secretario de Prensa, Antonio Núñez como Secretario Deportivo, con los vocales Fernando Arozena, Manuel Martín Arencibia, Luis González y Vicente Pujol, teniendo como sede principal en número tres de la lagunera Calle Tabares de Cala (8).

El cuatro de julio a las seis de la tarde ya se habían cerrado oficialmente las inscripciones en Tenerife para este evento deportivo, indicándose además que el Comité Regional estaba gestionando “de los diputados tinerfeños en Madrid el mayor número posibles de pasajes gratuitos con objeto de que la representación canaria sea lo más nutrida posible”. En ese mismo diario se aportan más noticias referidas a las Olimpiadas Populares, como los 28 atletas y futbolistas palestinos que estaban en camino de las mismas o como que el Madrid Fútbol Club había mandado a su equipo amateur a este importante evento deportivo (9).

El 12 de julio de 1936 se realiza en Tenerife un gran evento deportivo del que saldrían diversos seleccionados para participar en el viaje a Barcelona. En el Norte de la isla se celebró una carrera ciclista a Icod para identificar a “los mejores corredores de fondo que cuenta Tenerife” (10). Mientras, en el estadio de la capital tinerfeña, desde las tres de la tarde se realizaban los desfiles de deportistas, un encuentro de baloncesto entre las selecciones de la Isla y de La Palma, además de fútbol, atletismo, salto de longitud y altura, lanzamiento de disco y peso, además de un encuentro de lucha canaria, todo amenizado por la Banda Municipal de Santa Cruz (11). Este acto sin duda fue uno de los más importantes promovidos con motivo de esta actividad, además de un ejemplo de organización, con las apenas dos semanas transcurridas desde la constitución formal del Comité Insular.

Los ayuntamientos y el Cabildo no fueron ajenos a esta importante actividad social, política y deportiva. En el pleno de La Laguna del 15 de julio toma conocimiento de un escrito promovido por el Comité Insular y firmado por su presidente, en el que se pedían fondos para apoyar esta iniciativa, para facilitar la asistencia de deportistas, de la lucha canaria o el juego del palo, además del folclore “debidamente ataviado” (12), ya que también los grupos musicales de distintas nacionalidades estaban convocados. Esa misma jornada se lee el mismo texto en el pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife (13).

A pesar del tiempo y esfuerzo dedicado el peródico La Prensa del 18 de julio de 1936, publicado antes de la intervención de las rotativas por los golpistas, habla de esa normalidad, desaparecida ese mismo día. El Comité se dirige a la opinión pública explicando que respondieron como “fervorosos entusiastas” del mundo deportivo y por “franco espíritu de compenetración, a esa magna competición deportiva internacional de carácter popular”, sin embargo señalan que la falta de respuesta de Madrid dejan a Tenerife “huérfana de tan magna competición”. Por contra agradecen los apoyos logrados por parte del Cabildo, que destinó 1500 pesestas a esta actividad, y del Gobierno Civil. Ese mismo diario recoje la desilusión de los ciclistas Miguel Castro, Manuel Delgado, Jaime Márquez y José Antonio Aguiar, que tuvieron que desembarcar el mismo 17 de julio, cuando ya iban a partir rumbo a Barcelona (14).

Los deportistas y los grupos folclóricos isleños no pudieron acudir a la cita, una vez más en Madrid no entendían la realidad de unas islas lejanas y éxoticas a sus ojos mesetarios. No sé qué hubiera sido de muchos señalados representantes deportivos designados si hubieran llegado a la ciudad Condal antes del 18 de julio, tal vez el presidente del Comité tinerfeño, Guetón Rodríguez, habría salvado su vida de los asesinos que venían con hambre de venganza, que destrozaron a su familia.

La violencia de los grupos ultras se desató de la mano de amplios sectores del ejército esa jornada. Muchos de los deportistas llegados de otros países a Barcelona se vieron desde las primeras horas ayudando en la resistencia frente al golpe, montando barricadas, y posteriormente en la guerra.

Para el nuevo régimen todo lo referido a la Olimpiada Popular era un ejemplo perfecto de lo que no querían. Los peródicos franquistas lo dejan claro en sus páginas, tal vez entusiasmados por el éxito de Berlín, con esa antorcha olímpica paseada por niños de las juventudes hitlerianas. Con evidentes influencias nazis dicen que lo que se iba a celebrar en Barcelona era “la llamada de los comunistas españoles a los extranjeros, a judios y rusos que comenzaron a pisar las fronteras españolas para colaborar en el advenimiento de la nueva república soviética” (15).

Muchos de los deportistas o de los promotores de los comités de apoyo sintieron en su propia piel el odio que para los franquistas implicaba haber apoyado o promovido esta Olimpiada Popular. El poder que llegó a España en ese momento apoyaba y compartía su adn con los regímenes fascistas europeos, para el que la autorganización de la clase trabajadora o los valores auténticamente deportivos eran simplemente sospechosos.


Fuentes consultadas

  1. Stout, James. La brutal historia de la Olimpiada Popular de 1936: un boicot al fascismo y a Hitler: https://www.nationalgeographic.es/historia/2021/07/brutal-historia-de-olimpiada-popular-de-1936-boicot-al-fascismo-y-a-hitler

  2. Stout James. Op. Cit.

  3. La Prensa. 26 de junio de 1936. p.6

  4. Idem

  5. Acción. 27 de junio de 1936. p.14

  6. Gaceta de Tenerife. 5 de junio de 1936. p.4

  7. Gaceta de Tenerife. 4 de julio de 1936. p.4

  8. La Prensa. 23 de junio de 1936. p.6

  9. La Prensa. 4 de julio de 1936. p.6

  10. Gaceta de Tenerife. 11 de julio de 1936. p.2

  11. La Prensa. 12 de julio de 1936. p.6

  12. AMLL. Libro de actas de sesiones plenarias del Ayuntamiento de La Laguna, sesión de 15 de julio de 1936. p. 274

  13. Gaceta de Tenerife. 16 de julio de 1936. p.5

  14. La Prensa. 18 de julio de 1936. p.5

  15. Gaceta de Tenerife. 13 de agosto de 1936. p.1


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