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Micropueblo y macroricos.


Mi más humilde y emocionado apoyo a los valientes vecinos y vecinas de Cho Vito.
Esta mañana en Canarias hemos vivido una lamentable situación que les ha costado el hogar a varias familias isleñas.
Una amiga me mandaba un mensaje al móvil donde expresaba de indignación y dolor por las imágenes que veía en los informativos de hombres y mujeres humildes arrastradas y forzadas a abandonar sus casas por la policía.
Eso sucedía en el pueblo de Cho Vito, en el municipio tinerfeño de Candelaria, unos pescadores hace bastantes décadas decidieron construir sus hogares en un trozo de costa, casi pegado a una central térmica, en donde nadie quería vivir.
Ahora, se les aplica una “Ley de Costas” que no existía en su momento y que les deja sin derechos.
Curiosamente en otros puntos del Archipiélago esa misma ley es vulnerada por instalaciones hoteleras de gran tamaño, que en algún caso ocupan hasta el mismo mar. Sin embargo esos grandes hoteles pertenecientes a importantes empresarios son amnistiados, al igual que otras numerosas infraestructuras salvajes que se han hecho en nuestras costas en los últimos años, incluso se han hecho ampliaciones ilegales de grandes centros comerciales sin ningún tipo de problemas.
Es una prueba más de cómo la ley nos se aplica igual para todos, por mucho que se diga.
Si eres de una familia humilde, que con sus manos y muy pocos recursos han construido sus casas tienes la espada de Damocles de la legalidad encima, si por el contrario tienes una importante empresa, chofer y un equipo de abogados de alto standing no tendrás ningún problema en tu vida y tus negocios.
Eso es lo malo de ser chiquito, casi una pulguita en un sistema de capitalismo salvaje en que lo que importa es el macro, el poderoso.
En estos días de “crisis” lo vemos bien clarito. Los poderosos bancos y banqueros, que por su imparable avidez para obtener más y más beneficios han metido la mano en las operaciones de sus bancos van a recibir millones de euros y dólares del dinero público para “reflotar” sus negocietes.
El mensaje está claro, si eres poderoso no debes de preocuparte por nada, ni vas a pisar la cárcel, ni puedes temer perder tus empresas.
Claro, ahora empiezo a entender cada vez más esas clases de economía que se me hacían tan pesadas en la época del instituto. Si eres macroeconómico (o sea, de esa gente que no tiene problemas para llegar a fin de mes) tus cifras salen en esas páginas naranjas de los periódicos, con bonitos índices y gráficos, si eres microeconómico solo sabrás de buscar los precios más baratos en los supermercados y los más probable es que tus páginas sean las de los sucesos.
Los gobiernos nos venden la idea de que usar dinero público o leyes a medida para salvar a los poderosos es en beneficio de tod@s, ¡no podemos dejar a todos esos empresarios y brokers sin indemnizaciones millonarias y su fabuloso tren de vida¡.
Que enrollados son esos políticos tan centrados ellos, además dan una tranquilidad verlos con sus trajes de marca, tan limpitos.
Por otra parte si empiezas a aplicar leyes iguales para todos, a nacionalizar empresas, construir escuelas y hospitales, o usar esos recursos para favorecer a los que menos tienen seguro que te acaban considerando un gobernante poco serio, un rojazo, un trasnochado, un comunista o pero aún, un populista o un chavista.
Hoy en Canarias unos pocos microvecinos de Candelaria ya no tienen un techo (o aunque sea un micro techo), su derecho a una vivienda digna ha sido vulnerado por un bien común que no se les aplica a todos por igual.
Por desgracia millones de micros más viven en el planeta, a lo largo y ancho de este boliche azul, sin apenas recursos para mal vivir, apaleados, expulsados y ninguneados, si eres un micro vas a tener problemas, pero no todos son malas noticias, lo único bueno es que somos mayoría (¿no les da miedo señores macro?).

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