domingo, 17 de noviembre de 2024

La última imagen del poeta Domingo López Torres


De repente, repasando los rostros tristes de Fyffes te asalta una cara conocida. Los rasgos del gran poeta surrealista tinerfeño, Domingo López Torres, parecen asomar de entre la multitud. Esa masa de hombres de diversas tendencias, republicanos, socialistas, anarquistas, comunistas, intelectuales o simples trabajadores comprometidos, que poblaba la prisión improvisada sobre unos simples salones pensados para almacenar plátanos. Me atrevo a decir que es la última imagen que dejó de su paso por esta tierra.

Allí llegó Domingo, que además de uno de los intelectuales más brillantes de la primera mitad del siglo XX en Canarias era una persona comprometida. En esa época tenía apenas 26 años. Había nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1910, en una familia humilde. A pesar de mil dificultades y de tener que abandonar el colegio para ayudar a la economía familiar, Domingo encontró un refugio y una guía en las modestas bibliotecas de la capital y en sus libros. Esos contenedores de sabiduría fueron sus maestros y los que hicieron de él una persona excepcional.

Resulta curioso que en 1939, cuando los falangistas deben ofrecer datos para el proceso judicial abierto contra tantos “rojos y masones”, reconozcan que “debido a su gran voluntad, frecuentando bibliotecas, llegó a poseer una relativa cultura, que le permitió formar parte del grupo de intelectuales de esta capital”. En el mismo informe, y quizás por lo anterior, dicen de él que era “peligroso para la paz y la vida pública”, quizás por ello en febrero de 1937 las Brigadas del Amanecer se lo llevaron para siempre a una fosa oceánica. Ese mismo océano que, seis años antes, se había llevado la vida de sus compañeros José Antonio Rojas y Julio Antonio de la Rosa en un accidente de barca de la que logró salir a duras penas.

Domingo López supo del hambre, de robar horas al sueño y al cansancio para poder aprender las letras que le alimentaron, quizás por eso tuvo claro que había cambiar el mundo. Fue por ello uno de los intelectuales más comprometidos de su generación, militando en el ala izquierda del partido socialista, llegando a ser concejal en el último tramo de la II República, poco más de un mes y medio antes del golpe franquista.

Desde los 16 años empezó a publicar sus primeras poesías en las revistas culturales, caso de Hespérides. Conocerá y trabará amistad con figuras como Pedro García Cabrera, Agustín Espinosa, Eduardo Westerdahl, Emeterio Gutiérrez o Domingo Pérez Minik. Con ellos pondrá en marcha la revista Gaceta del Arte, además de otras iniciativas similares como Índice. Con Gaceta de Arte promoverá las acciones del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife y la gran exposición surrealista, que por primera vez ponía a Tenerife y a Canarias entre las vanguardias culturales mundiales. Como él mismo dijo de esta tendencia artística,“el surrealismo haciendo veredas en el fango hacía una cloaca de inmundicias hizo distraer la mirada de preciosos paisajes exteriores”. El terremoto que generó esta muestra y la proyección de la película “La Edad de Oro”, de Buñuel, será recordada para mal al llegar el 18 de julio de 1936. Domingo López Torres fue acusado, entre otras cosas, de colaborar con la Asociación de Amigos de la Unión Soviética y de ser “uno de los puntales más firmes e inteligentes que contaba el partido Socialista”. Eso era más que suficiente para su detención y su desaparición.

Junto a tantos amigos, formó parte de los alrededor de 4000 reclusos que pasaron, durante sus doce años de actividad, por la prisión de Fyffes. Allí tratará de sobrevivir, como persona y como creador. Junto a su amigo, el dibujante Domingo Ortiz, harán clandestinamente su obra póstuma, Lo Imprevisto. Ninguno de los dos recobraría la libertad. Quien les iba a decir ese tránsito, ellos, que apenas un mes antes del golpe celebraran en el Círculo de Bellas Artes de la capital la clausura de la exposición de arte contemporáneo, en la que compartió tribuna con el mismísimo Oscar Domínguez.

Les confieso que encontrarte de golpe con la figura de Domingo en esas condiciones conmueve. Tuve que buscar varias imágenes de la misma instantánea para cerciorarme. Su rostro serio, como el de la mayoría de los presentes, es reflejo de una sociedad en shock. De miles que creyeron que los avances sociales y culturales logrados eran necesarios e inevitables, que nada podría llevarnos al pasado, al miedo y a un tradicionalismo asfixiante...se equivocaron y lo sabían. En los poemas de Lo Imprevisto parece que esa tristeza está presente.

El rescate de la memoria de Domingo sigue lentamente. Su último libro de poemas logró salir a la luz en la transición. Tardaron 75 años para que el Ayuntamiento de Santa Cruz decidiera conmemorar su figura, allá por 2012. Costó hasta 2019 para que este homenaje llegara en forma de una plaza, gracias a una moción de mi compañera Yaiza Afonso y el constante recuerdo del equipo de Sí se puede en la capital. En 2022 se produjo el último paso, una placa descendió al fondo del océano, en el punto donde lo arrojaron, metido en un saco con piedras, a esta luz de la cultura isleña.

Fuentes utilizadas

Jiménez, J. López Torres, poeta referente en Tenerife y asesinado por el franquismo, tiene 85 años después un monumento bajo el mar : https://www.eldiario.es/canariasahora/sociedad/lopez-torres-poeta-referente-tenerife-asesinado-franquismo-86-anos-despues-monumento-mar_1_9270108.html

La Prensa. 20 de junio de 1936 p2

López Torres, Domingo. Aureola estigma del surrealismo. Gaceta de Arte. 1 de septiembre de 1933 P1

Dos poemas de Domingo López Torres: https://elbatiscaforojo.blogspot.com/2009/05/dos-poemas-de-domingo-lopez-torres.html

Fernández Arcila, Pedro. Domingo López Torres. Diario de Avisos. 15 de diciembre de 2014.

Afonso Higuiera, Yaiza. Los mares petrificados: https://sisepuedecanarias.org/opinion/los-mares-petrificados-yaiza-afonso-higuera/

AHPSCT Expediente de Responsabilidades Políticas de Manuel Guadalupe Pérez y otros ES.05.AHPLP/TRRPC.AHPLP-0295//003015108. Expedientes de Domingo López Torres.



sábado, 26 de octubre de 2024

María del Carmen Sarmiento, una mujer libre en un tiempo de represión

Jamás hacer banderas de papel había tenido una respuesta tan dura. En septiembre de 1961 María del Carmen Sarmiento y sus hijos, Jesús y Arturo Cantero, estaban afanados cortando papeles. Unas tiras blancas, azules y amarillas que al unirse formaban una bandera que hoy nos es familiar, la bandera canaria. Su idea era soltar esas miles de banderas que habían logrado confeccionar durante las fiestas del Pino y marcó el origen del Movimiento Canarias Libre.

María del Carmen Sarmiento venía de una familia acomodada. Nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1905. En 1927 se había casado con un joven prometedor, Ernesto Cantero Arocena, que durante el verano de 1936 estaba en Madrid preparándose para participar en unas oposiciones. Durante la guerra participó apoyando a la República, huyendo a Francia tras la derrota. Allí quedo en un estado lamentable en los campos de concentración, donde tras ser localizado por sus familiares, pudo retornar a su tierra. Ernesto fue depurado y denunciado por un cura, lo que le llevó a la cárcel de Barranco Seco. Sin duda fue una vida dura, siempre bajo la sospecha de las autoridades franquistas. Tuvo que afrontar el apoyo a su compañero de vida y la crianza de sus hijos, todavía pequeños, a los que se señalaba como hijos de rojos. Esa vivencia les marcó. Algunas personas optaban por repudiar la política, otros, la convirtieron en una respuesta necesaria para plantar cara a una larga dictadura, fue el caso de la familia Cantero Sarmiento.

La ejecución de Juan García “El Corredera” en 1959, los ecos de la revolución cubana y de los movimientos de liberación africanos, junto a la situación política local, ayudaron a generar un caldo de cultivo para que jóvenes universitarios, abogados laboralistas y sectores de trabajadores articularan el Movimiento Canarias Libre. Acciones de propaganda como la colocación de las banderas de papel o las pintadas en el Estadio de la UD Las Palmas acabaron en 1962 con detenciones y un proceso judicial que implicó a abogados como Fernando Sagaseta o Carlos Suárez, además de los hermanos Cantero, Armando León, Andrés Alvarado o Luis Alsó. María del Carmen tuvo que volver a acudir a la prisión de Gran Canaria, esta vez para ver a dos de sus hijos. No sería la última, en 1973 le tocó volver a subir. Lo que dijo ese día es parte de la memoria de la transición en Canarias: He subido esta cuesta para visitar a mi marido, luego para visitar a mis hijos y ahora para visitar a mi nieto. ¿Habrá alguien que haya visitado a tres generaciones seguidas de presos políticos?”.

En esos mismos años fue protagonista de otro incidente. Durante la actuación de la Orquesta de Instrumentos Populares de la Radiotelevisión soviética en el Teatro Galdós, unos jóvenes lanzaron unos claveles rojos al escenario...la respuesta de las fuerzas policiales fue su detención y tortura. Eran hijos de amigos de sus propios hijos. A sus 68 años, la indignación le hizo ir a la comisaría y encararse con uno de los responsables de las torturas.

María del Carmen le había dicho a sus hijos que quería ver caer al dictador, lo hizo. Falleció apenas veinte días después de que este muriera en la cama. Le dio tiempo de ver que esas banderas que ayudó a componer, tres años después se habían preñado de estrellas, no las vería ondear en libertad en el Ayuntamiento de Las Palmas o en el de La Laguna, ni que esos colores serían la base de lo que hoy es el símbolo oficial de Canarias.

Fuentes utilizadas

  • González Pérez, Teresa. Mujeres republicanas y represión en Canarias (1936-1939). XIV Coloquio de Historia Canario Americana (2002). p1773

  • García-Lázaro N. y López Trujillo Z. (2013). Canarias Libre: los orígenes del nacionalismo canario en el interior de las islas (1960-1965). Cuadernos de Historia Contemporánea, 35, 219-242.

  • Suárez Rosales, Manuel. Una Patriota Ejemplar. Dña. María del Carmen Sarmiento Valle (1905-1975). La Sorriba. n.º 26, (1986), p5

  • Cantero Sarmiento, Arturo. Memorias de la prisión de Cáceres. Santa Cruz de Tenerife (2010). p219-222


lunes, 14 de octubre de 2024

Memorias y desmemorias históricas laguneras

La Laguna, a paso lento, igual que otros territorios de Canarias, ha logrado ir desarrollando acciones para dignificar y democratizar el espacio público municipal, en especial tras la llegada de la Ley de Memoria Histórica allá por el año 2007.

Nuestro municipio, que logró articular un primer gobierno de progreso en 1979, no solamente fue avanzado en el uso de la bandera canaria, siendo uno de los primeros ayuntamientos del Archipiélago en colocar una bandera con siete estrellas de forma bastante duradera en el exterior de las Casas Consistoriales, cosa hoy cuestionada por los tribunales; también marcó reconocimientos en el espacio público previos a la Ley antes mencionada. Dedicar una calle al sindicalista y político, fundador del Partido Socialista, Pablo Iglesias o al joven militante comunista lagunero asesinado en la Transición, Antonio González Ramos, el parque de La Constitución o la calle 6 de diciembre, son ejemplos de esa voluntad de resignificar los nuevos espacios públicos surgidos en esos años. El busto que recuerda a Domingo Cruz Cabrera en la zona de Barrio Nuevo, uno de los promotores del barrio y desaparecido de los franquistas, sería otro buen ejemplo.
Sin embargo, los homenajes a los promotores y activistas claves de la dictadura han sido perdurables, siendo escasas las ocasiones que el propio Gobierno local, aplicando los instrumentos legales, ha sido el promotor de la aplicación de la Ley. Repasando las actas de pleno, la primera propuesta relativa a cambios del callejero surge de una de las etapas de oposición del PSOE en 2008, que permitió acabar con la Calle General Franco ( que recuperó la denominación de Herradores), la plaza de Fray Albino (retomando la de Los Remedios), la Avenida José Antonio Primo de Rivera (con el popular nombre de Camino Las Peras) y la plaza del 18 de julio, dedicada ahora al poeta Verdugo. 


En 2013 se produjo el debate sobre la retirada de la primera medalla de oro de la ciudad a Franco, a iniciativa de Juan Miguel Mena, de Sí se puede, una moción que se acompañó de una declaración que decía que “el Ayuntamiento muestra su solidaridad y reconocimiento a todos los represaliados por la dictadura franquista y reconoce su memoria”. No fue tan fácil. La retirada definitiva de la distinción, vía expediente, se produciría casi dos años después. 

Durante el mandato 2015-2019 debo reconocer a la exconcejala Mónica Martín, por el impulso a la ejecución de las mociones en materia de memoria, promovidas en buena parte por Unidas se puede en esos años. Se logró el acuerdo para modificar los nombres de las siguientes vías, Capitán Brotons (por Alonso Suárez Melián, último alcalde republicano), Santiago Cuadrado (por Cristino de Vera), Ernesto Ascanio y León Huerta (Por Real Sociedad Económica de Amigos del País), Leopoldo Calvo Sotelo (Por Leonardo Torriani), Delgado Barreto (por Pedro Zerolo) , José Antonio y Prolongación José Antonio (por Piloto Néstor Jorge), además de iniciar el expediente para retirar el reconocimiento de las medallas de bronce a los falangistas voluntarios del 18 de julio. 

En el pasado mandato impulsamos muchas iniciativas aprobadas en pleno, pero debo reconocer que hubo poca acción concreta en su ejecución, a pesar de los múltiples escritos, diligencias y peticiones para que se llevaran a efecto. Quizás no fue una prioridad en ciertas áreas de gobierno o la acumulación de expedientes, en espacios quebrados en personal técnico, provocaron un parón. Sí logramos acuerdos plenarios que planteamos en noviembre de 2019 y julio de 2021, sacados en su mayoría por unanimidad, además de varias diligencias demandando la ejecución de estos a las áreas competentes. En esos cuatro años, en esta materia, se procedió a retirar una placa franquista existente en el Centro de Día de Finca España, un espacio de Bienestar Social y prácticamente, la última semana del mandato y se cumplió el acuerdo de 2016 para retirar los cuadros de los alcaldes franquistas del salón de preplenos, además de elaborarse y colaborar con algunos proyectos de memoria histórica.  

En este mandato se cumplió el acuerdo, pendiente desde mismo año del anterior, para colocar una placa de reconocimiento a los once republicanos laguneros asesinados del cementerio de San Juan, un acto que quedó opacado, sin prensa y sin invitaciones a los familiares de los promotores de esta iniciativa, colocando la placa en una esquina exterior…por cierto, un trato muy distinto al dado al monolito dedicado a las víctimas del tristemente famoso accidente de Los Rodeos.

Lo dijimos antes y lo decimos ahora todavía queda mucho por hacer. Nos alegra que este jueves haya sido uno de los miembros del actual gobierno, partido que además gestiona el área de Presidencia, la responsable de estos expedientes, el que esperemos tenga más éxito en que se cumplan los acuerdos. Me parece bien que se incida en lo pedido y aprobado en las mociones que defendimos en 2019 y en mayo de este año, para contratar un estudio a la Universidad que contribuya en avanzar en el catálogo. Deseo de corazón que sea real.


Siempre he creído que La Laguna, por su propia historia, debía ser un municipio pionero en la aplicación de la legalidad, por eso hemos impulsado propuestas concretas en este tiempo, que en algún caso siguen pendientes. Alrededor de una veintena de calles y algunas placas ubicadas en espacios públicos o en sus proximidades, están pendientes de eliminarse. De corazón espero que el informe jurídico solicitado por el pleno desde 2019 sea un instrumento de avance y que haya predisposición para ello. Dignificar el espacio público, acabando con los honores y distinciones de una dictadura brutal, es una tarea que va más allá de la legalidad, que debería ser de justicia. Quizás, la evidencia del desatino jurídico y político en la capital tinerfeña, relativo al monumento a Franco, haya servido para favorecer un debate, que espero tenga consecuencias futuras.

Documento de 1971. Fundación Juan March

Ya llegamos tarde para reconocer el legado y la memoria de tantas víctimas y sus descendientes, pero hay que seguir intentándolo. Parece difícil de entender que en 2024 se tenga todavía que pedir a responsables públicos que cumplan con una norma aprobada en 2007, pero está pasando.    

Rubens Ascanio Gómez

Licenciado en Historia por la Universidad de La Laguna

Coportavoz de Unidas se puede en el Ayuntamiento de La Laguna


sábado, 12 de octubre de 2024

Los fusilados del 13 de octubre de 1936 en Tenerife

A las seis de la mañana del 13 de octubre de 1936 el último Gobernador Civil de la provincia de la República, el gallego Manuel Vázquez Moro, su secretario, Isidro Navarro, el presidente del Círculo de la Amistad XII de enero, Domingo Rodríguez y el presidente del Sindicato de Inquilinos, Francisco Sosa, cayeron ante la descarga del pelotón de fusilamiento.

¿Cuál era el delito por el que los franquistas aplicaban esta pena tan brutal?. El Gobernador y su secretario habían salido al balcón del Gobierno Civil mientras los golpistas trataban de hacerse con el control total de la capital tinerfeña. Domingo y Francisco eran parte de las decenas de chicharreros que seguían en la actual plaza de la Candelaria los movimientos de los militares y reclamaban que se defendiera la legalidad nacida de los resultados de las urnas, muchos estaban en ese momento presos, otros habían sido desaparecidos por los franquistas. Los golpistas que se rebelaron contra el gobierno legítimo los acusan de rebelión.

El 28 de septiembre había empezado un remedo de juicio, un Consejo de Guerra en el salón de actos de lo que hoy es la sede del Parlamento de Canarias, aunque de momento no se recuerde como debiera. La sentencia de los golpistas busca inyectar el miedo en la población, si un Gobernador Civil puede ser fusilado, ¿Quién no?.

Manuel Vázquez Moro tenía 35 años cuando lo asesinan. Había nacido en Galicia, en Villagarcía de Arosa, aunque vivía en sus últimos años en Jerez. Allí participó de la vida política en las fuerzas republicanas y participó activamente en la campaña de las elecciones del Frente Popular, como militante de Izquierda Republicana en la localidad andaluza. Debió de celebrar con alegría el éxito electoral alcanzado.

El 5 de marzo de 1936 fue nombrado Gobernador Civil de la provincia tinerfeña, donde llegó poco después en compañía de su esposa. José Carlos Schwartz, que ejercería de Gobernador interino y era alcalde de Santa Cruz, los recibió. Venían en la motonave Ciudad de Valencia. La foto de la jornada es significativa, de izquierda a derecha aparece Isidro Navarro, la esposa de Vázquez Moro y el nuevo gobernador, el señor Schwartz y José María Martín Díaz, que fue segundo teniente alcalde de la capital. Dos de ellos serían fusilados, los otros dos asesinados y desaparecidos antes de finalizar ese año. En total permaneció 127 días en las islas como Gobernador Civil, del sábado 14 de marzo al sábado 18 de julio de 1936. En ese tiempo no cesó de participar en reuniones con colectivos y entidades, intermediar en conflictos laborales, además de participar en viajes a los distintos puntos de la Provincia, e incluso logró ascender el pico Teide. El día que se encontró frente al pelotón de fusilamiento pidió que “no le tapasen los ojos y le disparasen al pecho”.

Isidro Navarro, de 26 años, era secretario del anterior. Estaba casado y había nacido en Almería, donde con apenas quince años ya escribía sentidos artículos en la prensa local. Se convirtió en telegrafista y en 1930 fue enviado a un destino que marcaría su vida, Tenerife.

Cuando llega a la Isla ya tenía cierto renombre en la prensa, había escrito en el Heraldo de Madrid y en las revistas Crónicas y La Unión Ilustrada. Se convierte en una voz frecuente y en activo colaborador de la Gaceta de Tenerife, medio católico de las derechas, donde entre artículos ligeros y poemas, su nombre cada día se hace más familiar siendo autor del libro “La moderna atlántida”. En julio de 1931 se casa con María Luisa Carballo González, con la que tendrá dos hijos, José Ramón, nacido en 1932, y Clara en 1933.

A partir de 1932 Isidro frecuenta la acción política en las filas del Partido Radical Socialista, donde ocupa el puesto de secretario de propaganda con figuras destacadas de la política local, como Luis Rodríguez Figueroa o José Rial. En 1934 se convierte en uno de los promotores de la recuperación del Ateneo de Santa Cruz, un destacado espacio cultural de la época, además de formar parte en la conformación de Izquierda Republicana, junto a la mayoría de sus antiguos compañeros. Se le nombra responsable de sus Juventudes.

Tras la victoria del Frente Popular es elegido para desempeñar la labor de secretario del Gobernador Civil, de su misma organización. Ese puesto y lo sucedido tras el Golpe militar, marcará el fin de su vida.

Domingo Rodríguez Sanfiel tenía 33 años en el momento de su muerte y había nacido en Tenerife, donde vivía junto a su esposa. Desde 1919 frecuentaba los actos de la Juventud Republicana. En 1930 ejercía de secretario de la Comunidad de Alumbramiento de Aguas “Las Nereidas”, en Güímar y trabajaba como cajero de la Casa de Viuda e Hijos de Aureliano Yanes. En ese mismo año se casa con María de los Dolores Alonso Armas.

En 1933 se convierte en segundo vicepresidente de la sociedad Círculo de la Amistad XII de enero en Santa Cruz de Tenerife, que desde 1868 aportaba una importante actividad cultural al barrio del Toscal de la capital. Poco después, en 1935, ya será nombrado presidente de la entidad. En esta etapa participa dentro de Unión Republicana, uno de los partidos que componían el Frente Popular.

En abril de 1936 es nombrado como compromisario en las elecciones en la provincia, donde lo acompañan José Carlos Schwartz, Pedro García Cabrera y “José Miguel Pérez y Pérez, por las mayorías; y don Lucio Illada y don Adrián Savoie, por las minorías”. Tras el golpe se le acusa de estar en el entorno del Gobierno Civil, donde intercambió opiniones sobre el presunto fracaso del golpe militar, tratando de informar a varios militares de que debían rechazar participar en esa jornada.

Francisco Sosa Castilla, con 26 años cuando cuando fue fusilado, era un joven carpintero, que vivía en la zona de Santa María de Gracia en La Laguna, aunque en 1936 presidirá el Sindicato de Inquilinos de la capital. En 1933 se había casado con Modesta Pérez Hernández, un año más joven que él. Francisco fue presidente del ramo de la madera de la Federación Obrera, muy ligada a la CNT. Su familia será una de las afectadas de los desahucios desarrollados a raíz de la huelga de inquilinos que sacudió la sociedad tinerfeña en el verano de 1933, un suceso que sin duda le dejó una importante huella.

En su faceta profesional como ebanista, será uno de los que en 1935 reclaman públicamente al Ayuntamiento de Santa Cruz mayor atención a los “ebanistas parados por falta de trabajo, y sin tener en cuenta el deber que tiene de proteger la Industria, y el derecho nuestro a la obtención, puesto que pagamos contribución y cuantos tributos se nos presentan diariamente”.

En 1936 es nombrado presidente del Sindicato de Inquilinos en la capital, participando y colaborando en la realización de mítines destacados, en el Teatro Guimerá y uno especialmente masivo en la Plaza de Toros. En una polémica en las páginas de La Prensa con el propietario Augusto Brito le manifiesta “quedo a su disposición en el Sindicato de Inquilinos todos los días laborables, de 6 a 8 de la tarde”. En el mes de mayo la organización articula más respuestas contra la subida de precios de alquiler y pidiendo que no se les cobre por los consumos energéticos de la vivienda.

El domingo 22 de junio de 1936 la plaza de Toros acogerá el denominado “mitin monstruo” del Sindicato de Inquilinos, que presidió Francisco Sosa. En él dice que, “para mí es más significativo vuestra presencia que otra consideración. Si vuestra conducta persiste el triunfo es nuestro”.

El 18 de julio se le acusa de ser uno de los que acude a defender la República a la plaza. Maximiliano Barcia, un vecino que declarará en el Consejo de Guerra, asegura que “estaba en el Bar Alemán, viendo a Francisco Sosa con un grupo que llevaba bultos en los bolsillos, oyendo a Heraclio Díaz dar vivas a la República”. En el proceso se afirma que reunió a un grupo de miembros del Sindicato y que en la plaza llamó cobardes y traidores a los golpistas. La mera sospecha de que Francisco podía tener armas en esa jornada lo señalan para morir, probablemente su papel en el Sindicato de Inquilinos lo hacía un elemento más que molesto.

El Guardia Civil, Juan Vara Terán, primer alcalde franquista de la capital que todavía sigue siendo recordado por una calle, será el encargado de firmar la sentencia de muerte de estos cuatro hombres.

A las cuatro de la tarde del 13 de octubre los cuerpos de los condenados ya han sido enterrados. Fueron trasladados “al Cementerio de Santa Lastenia y practicándose la inhumación de los mismos en los lugares siguientes: El de Manuel Vázquez Moro, en la fosa común patio 7º, parcela 6ª. El de Isidro Navarro López, en la fosa común, patio número siete, parcela séptima. El de Francisco Sosa Castilla, en el nicho número ochenta y tres, fila primera, patio segundo y el de Domingo Rodríguez Sanfiel en el nicho número ochenta y cinco, fila primera, patio segundo, todos ellos en el ya citado Cementerio”. Dejan viudas y huérfanos, que quedarán marcados de por vida por estos sucesos injustificados e injustificables.


Fuentes consultadas

Medina Sanabria, Pedro. Sentencia del 2 de octubre de 1936:

https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2012/02/15/sentencia-del-2-de-octubre-de-1936/

Cuadernos Republicanos, n.º 97 Primavera-verano 2018 - ISSN: 1131-7744 pp17-18

GARCÍA LUIS, RICARDO. La justicia de los rebeldes. Los fusilados en Santa Cruz de Tenerife (1936-1940), Baile del Sol, Tenerife, 1994 pp 57-70

https://adrizando.blogspot.com/p/miscelaneas-y-videos.html

Ascanio Gómez, Rubens. Juan Vara Teran y el dolor de la desmemoria tinerfeña: https://latadelgofio.blogspot.com/2024/05/juan-vara-teran-y-el-dolor-de-la.html


Domingo Rodríguez Sanfiel

El Progreso, 24/2/1919, página 1

Gaceta de Tenerife, 22/1/1930, página 2

Gaceta de Tenerife, 9/5/1930, página 2

Gaceta de Tenerife, 31/12/1933, página 4

La Prensa, 10/3/1935, página 3

Gaceta de Tenerife, 28/4/1936, página 3


Francisco Sosa Castilla

La Prensa, 25/2/1933, página 3

La Prensa, 30/6/1933, página 3

La Prensa, 12/7/1933, página 3

Gaceta de Tenerife, 20/7/1935, página 2

La Prensa, 1/4/1936, página 2

La Prensa, 23/5/1936, página 4

La Voz del Inquilino. 11 de julio de 1936 p2

Gaceta de Tenerife, 30/9/1936, página 6



sábado, 5 de octubre de 2024

Paulino Hernández, un tacorontero fusilado por la libertad y una familia torturada

El 18 de septiembre de 1936, Paulino Hernández Hernández, delante del pelotón de fusilamiento, murió gritando ¡Viva la libertad!. Los disparos al amanecer, en la batería del Barranco del Hierro, acabaron con su vida. Este tacorontero, nacido en El Cantillo en 1906, tenía solo treinta años. Paulino era anarquista, miembro de la CNT, igual que su hermano mayor, Amadeo, hecho desaparecer por los franquistas en la misma época, y sus hermanas, Domitila y Ernestina. Eran hijos de Anastasio Hernández e Isabel Hernández (1), el primero carpintero, la segunda costurera, nietos por vía paterna del alcalde de Tacoronte durante la I República (2). El matrimonio hizo el esfuerzo de que sus hijos recibieran una formación educativa, que en esa época no era tan frecuente.

Su hermano mayor, nacido en 1899, había sido uno de tantos emigrantes que pasaron por Cuba y estaba muy influenciado por las ideas libertarias. En 1930, ambos forman parte de la Sociedad Unión y Recreo, ubicada en El Cantillo de Tacoronte, entidad encargada de organizar actividades culturales y bailes. Amadeo ocupaba el puesto de vicepresidente y Paulino, con 24 años, era bibliotecario (3). El presidente de la entidad era Eloy Amaral Trujillo, que en 1934 era primer teniente de alcalde y posteriormente fue objeto de un expediente de responsabilidades políticas (4).

Amadeo y Paulino durante la II República tomarán un papel importante en la CNT. El primero forma parte de las Juventudes Libertarias y será uno de los más habituales escritores en el periódico En Marcha, órgano de la CNT (5).

Hermanos Hernández (foto José Guzmán García)
En el I Congreso Regional de la CNT, celebrado del 6 al 9 de abril de 1933 en el Cine La Paz de Santa Cruz de Tenerife, Paulino participa en la ponencia “Reivindicaciones económicas, paro forzoso y jornada de trabajo” como delegado por el Sindicato de Profesiones y Oficios varios, que tenía 580 afiliados y tres delegados. La ponencia dice que se deben “abordar las cuestiones de fondo, ya que las soluciones de carácter burgués y reformistas son simples paliativos que de nada sirven” (6).

En ese año en el que la CNT se hace oficial, Paulino trabajaba como operario en la fábrica de gaseosa de H.P. Olsen. Durante la huelga por la mejora de los salarios, es acusado junto a otro compañero llamado Pascual Tapia, de protagonizar actos de sabotaje, como lanzar piedras o apoderarse de varias botellas. Siendo juzgado por ello (7).

Ese verano la capital tinerfeña estalló con la huelga de inquilinos, promovida por el Sindicato de Inquilinos, de mayoría anarquista, que provocó unas jornadas de huelga general y una intensa protesta, además de una dura represión. Amadeo y Paulino fueron detenidos (8). Se les acusó de estar detrás del incendio de la fábrica de salazones de Naveiras. Otro detenido, conocido como Juan El Canario, señala a los hermanos, aunque posteriormente En Marcha publicará que este “niega en absoluto que haya acusado a los hermanos Hernández, y afirma por el contrario que el señor Naveiras le dijo en la comisaria de vigilancia que si no acusaba a los dos hermanos seria procesado como cómplice” (9). Formarán parte de los procesados por delito de rebelión, contra los que se aplicó el “sumario con el Nº154 de 1933 en el Juzgado de Instrucción de Santa Cruz de Tenerife, por sedición al que se acumularon los Nº 111, por injurias a la autoridad y 138 por publicación clandestina”(10). Este suceso sin duda será clave para el devenir de ambos.

La empresa de gaseosas había despedido a Paulino Hernández y este los llevó a juicio ante lo que consideraba un ataque a sus derechos laborales, pidiendo despido injustificado (11).

Su hermana Ernestina le contó sus recuerdos al investigador Ricardo García Luis. Contó que “no era muy alegre, ni muy bailarín, pero en las fiestas cantaba en el momento que tenía que cantar”. Además dice que “era una persona que simpatizaba con los que pasaban calamidades”. Por su intermediación, la familia acogió temporalmente a dos niños de los detenidos en los Sucesos de Hermigua, Eugenio y Margarita, de entre 8 y 10 años (12). “Mi hermano caminaba descalzo, si usted le decía que necesitaba unos zapatos...”, decía Ernestina. Como señal de sus ideas avanzadas y pacíficas recuerda que “Paulino no comió carne jamás porque era de animales. Él era vegetariano, naturista” (13).

Dos días después del golpe militar de julio de 1936 es detenido en la plaza Weyler de Santa Cruz. No pensaba esconderse. No se sentía culpable de nada. Al poco fue llevado a la prisión de Fyffes (14), aunque su paso será breve, es sometido a juicio y condenado a muerte por el delito de rebelión (15). Como dijimos, el 18 de septiembre fue fusilado, “Murió dando gritos, ¡Viva la libertad! Y ¡Viva Ferrer i Guardia!” (16).

En octubre su memoria es todavía más manipulada. Las autoridades franquistas lo acusan de ser uno de los participantes en el incendio de la iglesia de La Matanza junto a otro anarquista llamado el Matanzas y Martín Serasols Treserras, conocido como “Pepe el Catalán”, que será fusilado en enero de 1937 (17). La prensa franquista trató de dar amplios reportajes con los que justificar la brutal represión que se estaba desatando, las declaraciones obtenidas gracias a torturas brutales están a la orden del día.

Paulino murió sin saber que trece días antes su hermano, Amadeo Hernández, había sido llevado al buque Domine en Gran Canaria, cargado con 700 falangistas rumbo a la Guerra. Este había sido detenido en Las Palmas de Gran Canaria por poseer una pistola y tratar de oponerse al golpe en la ciudad en la que residía desde 1934, donde trató de fomentar a la CNT en la zona del puerto (18). Junto a Amadeo había nueve republicanos más en el barco, Arturo Camino Velázquez, secretario insular de Gran Canaria del PCE, el socialista Félix González Monzón, sindicalista dirigente de la Federación Obrera, Manuel Monasterio Mendoza, exsecretario y vocal de Izquierda Republicana, José Ochoa Alcázar, miembro del comité central del PCE, Primitivo Pérez Pedraza, de Madrid, dirigente socialista y sindicalista, José Sans Iraola, natural de San Sebastián, socialista, José Suárez Cabral, Secretario General de la Federación Canaria del PCE, Andrés Zamora Zorraquino, Presidente de la Agrupación Socialista de Las Palmas y el comunista Joaquín Masmano Pardo. Van rumbo a Vigo, pero su trayecto es una ruta de muerte. Cinco días antes de fusilar a Paulino, su hermano y los otros isleños fueron llevados a Talavera y en el Puente de Hierro, sobre el río Tajo, asesinados (18). Mientras eso sucedía su padre, de setenta años, era obligado a declarar ante la justicia franquista y su hermana, Domitila Hernández, fue detenida y mantenida encarcelada hasta 1940, muriendo a raíz del maltrato recibido tres años después (19). Cuánta crueldad contra una misma familia.


Fuentes utilizadas

  1. AHPLP Expediente de responsabilidades políticas de Amadeo Hernández Hernández

  2. Guzmán García, José L. En Marcha. Breve cronología y contenido. Textos seleccionados. Santa Cruz de Tenerife. 2013. p30

  3. La Prensa. 27 de diciembre de 1930 p3

  4. Boletín Oficial del Estado Nº104 14 de abril de 1941 p 1451

  5. Guzmán García, José L. Op cit p 34

  6. GARCÍA LUIS, RICARDO. La justicia de los rebeldes. Los fusilados en Santa Cruz de Tenerife (1936-1940), Baile del Sol, Tenerife, 1994. p52

  7. Gaceta de Tenerife. 6 de junio de 1933 p10

  8. La Prensa. 12 de julio de 1933 p3

  9. Guzmán García, José L. Op cit p 40

  10. AHPSCT Ficha 1179 Nº Audiencia 498 Nº Juzgado 154. Por delito de sedición por la huelga de inquilinos 5 de julio de 1933

  11. La Prensa. 6 de octubre de 1933 p3

  12. GARCÍA LUIS, RICARDO. Op cit p52-53

  13. Idem p56

  14. Idem p56-57

  15. La Prensa. 18 de septiembre de 1936 p2

  16. GARCÍA LUIS, RICARDO. Op cit p56

  17. Gaceta de Tenerife. 13 de octubre de 1936 p4

  18. Millares Cantero, Agustín y Paiser Medina, Maximiliano. Los diez del Domine. La Provincia. 4 de septiembre de 2016 https://www.laprovincia.es/las-palmas/2016/09/04/diez-domine-9864158.html


domingo, 29 de septiembre de 2024

Antonio Padrón Jorge, una vida de resistencia al franquismo

Antonio Padrón Jorge (señalado con el número dos) recordaba con añoranza las fiestas del Cristo de hace 85 años. Era uno de esos 321 jóvenes canarios que ese mes de septiembre de 1939 formaba parte del Batallón de Trabajadores 180, presos gubernativos que no había hecho o no habían terminado la mili. Ya habían pasado tres años en las cárceles franquistas por ser militantes, activistas o simplemente defender la legalidad del gobierno nacido de las urnas en febrero de 1936. Habían perdido amigos por el camino y sufrido por el mal trago de sus familiares. Ahora estaban pagando sus culpas, en el protectorado español en Marruecos, realizando trabajos forzados sin sentido, pero no les quebraron ni el ánimo ni el espíritu, al menos a algunos de ellos.
Sede de las Juventudes Comunistas laguneras en la década de los ochenta

Antonio era miembro de las Juventudes Comunistas, organización que crearon en La Laguna en 1934. Según recuerda otro de sus miembros, Elio Rodríguez, todo surge "en el garaje de Villa Loreto, nuestra casa en el camino de Lucas de Vega. Antonio Padrón, abnegado y compañero ejemplar, panadero, fue el Delegado del partido. Participaron, además, mi hermano Layo, que sería el Secretario Político; Luis González, Información; Sánchez, hijo del teniente de la Guardia Civil muerto por los fascistas; los hermanos Rivero y yo que fui el Secretario de Organización. No recuerdo si había alguien más".

Antonio, junto a otros muchos, fue detenido por las autoridades franquistas. En el Palacio de Justicia de Santa Cruz vive experiencias auténticamente inhumanas. Como le narró al investigador Ricardo García Luis, allí  "no nos daban comida a nadie (...) me colgaron por los pies, me ataron por los pies cabeza abajo, me tuvieron, yo calculé que era media noche, desde las doce de la noche hasta las tres de la madrugada me tuvieron colgado. Para que acusara, para que hablara...". Después será llevado a los barcos prisión, concretamente al Santa Rosa de Lima, donde a finales de 1936 verá como se llevan a su compañero Layo, deportado a Villa Cisneros, al que despide con el puño en alto. Según la memoria familiar, el padre de Antonio, miembro de Falange en La Laguna, tuvo que presionar al jefe de la policía para evitar que su hijo fuera "desaparecido" mientras permanecía preso.


Cinco años después parece que había pasado un siglo desde la fundación de las Juventudes. El 16 de septiembre de 1939 escribe a su familia desde Xauen, lo hace lleno de nostalgia. Añoraba “lo engalanada e iluminada que estaría La Laguna”, lo concurrida que estaría la verbena o “cuánto se habrán divertido todos los buenos laguneros y las simpáticas laguneras”.

En esas semanas habían perdido a tres compañeros por el tifus, dos palmeros y un tinerfeño, muchos sufrían de fiebres palúdicas,,, la situación era difícil de sostener y algunos decidieron pronto fugarse hasta el territorio ocupado por Francia. Esa fuga la recordaba muchos años después Antonio, fueron seis, uno de ellos mi tío abuelo Juan Pedro. Un Teniente Coronel mandó formar a los que se quedaron y a grito pelado les dijo: “¡hijos de puta!, ¡maricones!. Van a saber con quién están dando. Ahora se han ido seis, pero por esos seis me llevo doce; por cada uno que escape me cargo dos”. Ciertamente se llevaron a doce, entre desmayos de muchos que pensaron que ese sería su final, aunque finalmente no cumplieron sus amenazas. Entre malos tratos y enfermedades pasaron esos meses. El 20 de mayo de 1940 son devueltos a Tenerife, la sorpresa era que les tocaban varios meses más de servicio militar y a algunos los presionaron para formar parte de la división azul, para pagar sus penas “matando rojos”.

Antonio junto con otros compañeros del Batallón 180

A muchos, esos años de mal trato y miedo les rompieron. Les hicieron desistir de sus sueños políticos, incluso de la esperanza. A sus hijos e hijas no les contaron nada, mantuvieron esos recuerdos en el silencio. Antonio estaba hecho de otra pasta. Vuelve a La Laguna y colabora en la articulación del PCE. En Aguere las noticias de los éxitos de los aliados en la II Guerra Mundial despertaron la esperanza. Si los nazis estaban en retroceso, si el dictador italiano estaba acorralado...tarde o temprano le tocaría a Franco. No se olvidarían de los republicanos, que dejaban su sangre en la resistencia francesa, en los campos de exterminio nazi o en el ejército francés. En 1940 ya hay células comunistas en Gran Canaria. En 1944 se recompone parte de la estructura del PCE y en la Universidad se edita un periódico clandestino. En los años siguientes más núcleos se van articulando en Santa Cruz de Tenerife, La Palma o el Puerto de la Cruz...En 1945 se atreven a lanzar octavillas y hacer pintadas por el primero de mayo...hasta hay intentos de huelga. Incluso logran difundir una proclama del gobierno republicano en el exilio, además de disponer de un periódico llamado Unidad, igual que la CNT, que volvió a tirar en total clandestinidad el mítico En Marcha. Antonio Padrón era dirigente local de los comunistas laguneros. En mayo, él y otro histórico como Floricel Mendoza, son detenidos junto a 21 compañeros más. No sería el golpe más duro a las fuerzas democráticas. En 1947 la Brigada Político Social detectó una comunicación entre los núcleos de izquierdas de Tenerife y La Palma. Casi un centenar de jóvenes militantes comunistas, socialistas y anarquistas son hechos prisioneros y son sometidos a un Consejo de Guerra en el cuartel de San Francisco de La Laguna en septiembre de ese año.

Qué gente más valiente esa que sabiendo lo que les podría pasar, pusieron en riesgo todo por la libertad. Si has ido por Francia verás decenas de recordatorios a sus resistentes. Plazas, calles, monumentos, días de fiesta y conmemoración...aquí, ni sabemos de su existencia.

Antonio Padrón Jorge no perdió esa ilusión por ver cambiar el mundo que le rodeaba. En la década de los setenta, ochenta y noventa colabora con la causa soberanista en Canarias, formando parte de las candidaturas del Congreso Nacional de Canarias y de la coalición que conformaron esta organización y el Frepik Awañak. La bandera roja compartió su corazón con la de siete estrellas. No perdió la memoria de lo que había vivido y ofreció generoso testimonio de ello con investigadores como Ricardo García Luis, reclamando, antes de la Ley de Memoria, que se diera el homenaje que merecía Domingo Cruz Cabrera, fundador de Barrio Nuevo, para el que reclamó la escultura que lo recuerda. Cerró su ciclo vital cumpliendo su deseo final, que sus cenizas quedaran en San Roque, donde cayó el valiente Tinguaro.


Fotos: Archivo familiar de Antonio Padrón, cedidas por su hijo, Juvenal Padrón

Fuentes utilizadas

  • GARCÍA LUIS, Ricardo: «El busto de “un trabajador”», Diario de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, 11 de septiembre de 1997

  • Cabrera Acosta, Miguel Ángel. Algunas notas sobre la oposición política al franquismo en las Canarias Occidentales (1940-1960). El museo canario 1988, nº 48, p151-161

  • LEÓN ÁLVAREZ, A. (2018). «El espacio público de La Laguna: del conflicto histórico (1931-1939) al reciente combate por la memoria». En R. J. GONZÁLEZ ZALACAÍN y C. RODRÍGUEZ MORALES (coors.), Los patrimonios de La Laguna. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, pp. 315-344.

  • Morera, Álvaro. Entrevistamos a Elio Rodríguez-Figueroa: http://elcanario.net/Articulos/entrevistaaeliorf2.htm