domingo, 22 de agosto de 2010
Santa Cruz ciudad infernal.
No, no pienso hablar del calor calimoso de hace unos días ni de los múltiples escandalazos políticos que nos azotan. Hablo del infierno de verdad, el de fuego y azufre, de eso también sabemos mucho tras más de treinta años de gobierno de la derechona, tal es así que resulta que a nuestro Ayuntamiento no se le ocurre otra cosa para burlar la Ley de la Memoria Histórica que para salvar al “Monumento a Franco” endosarle un lifting de nombre por el de “Ángel caído”. Aunque uno sea muy poco religioso, sabe que el Ángel caído es una de las denominaciones de Lucifer al ser expulsado del cielo. Cierto que le han puesto un nombre diabólico al homenaje a un gran demonio que gobernó el Estado Español durante 40 años, sin embargo uno no deja de maravillarse de las ocurrencias de nuestros munícipes.
Cuando uno mira en la web de nuestro Ayuntamiento (para ver como justifican esta “brillante” idea) se puede entender algo, ¡claro!, es que el listillo de turno usa para publicitar el monumento una foto con un primerísimo plano del ángel de la escultura, sin que –casualmente- se vea que encima de nuestro amigo alado hay un enorme señor, con espada en mano y bandera al cuello, que quiere salir volando para cortar cabezas de “rojos”.
Eso de ser la única ciudad del mundo que homenajea al “Diablo” en una de sus principales arterias no deja de ser llamativo. Yo la verdad que tal vez no sea el mejor crítico del arte, pero no acabo de entender el nombrete. No le veo a la imagen del ser alado ni cuernos ni rabo (dios no lo quiera) y si observamos la estatua nadie entenderá que pintan los escudos alegóricos a las Islas y menos aún quien es el que va cabalgando encima si el de abajo es Lucifer ¿Dios?, ¿Adán? ¿Zerolo? ¿Un señor que pasaba por allí?. Todavía, si hubiese coincidido el rebautizo con la abrupta salida de Ángel Llanos del gobierno municipal hasta se le podría ver cierta gracia al invento.
La realidad es que cualquiera que haya vivido algo de tiempo en Santa Cruz sabe que ese es el “Monumento a Franco”, una memoria colectiva que es corroborada además por las propias actas municipales de la época, que explican bien claro el origen y significado del mismo. Esa es la realidad histórica, política y artística del monumento, no hay más. En este caso tenemos claramente un Ayuntamiento que usa una treta para mantener un homenaje al dictador, saltándose la propia ley y especialmente la memoria de las miles de personas asesinadas, encarceladas, perseguidas y represaliadas en Canarias por el simple hecho de pensar diferente, por ser de izquierdas.
No nos engañemos, trasladar el monumento a un dictador hasta un museo no es una cuestión de estética artística o de revanchismo, es un ejercicio de ética colectiva que en Canarias por desgracia ha faltado a espuertas. Incluso el modesto monumento en homenaje a los miles de tinerfeños que estuvieron presos en Fyffes ha tenido que ser sufragado por un colegio de la ciudad, lo que ofrece una clara imagen de la escasa o nula voluntad política al respecto de los grupos presentes en el consistorio.
Tenemos una ciudad llena de recuerdos y ensalzamientos al franquismo, como si el dictador aún estuviese descansando en su cama del Pardo. Miles de placas con los yugos y flechas adornan las entradas de otros tantos bloques de Viviendas de Protección Oficial a lo largo y ancho de la ciudad. En algunos puntos además son acompañados por grandes estelas con el mismo símbolo y el del sindicato vertical franquista, las de Juan XXIII y la barriada de José Antonio (nombre del fundador de Falange) son buen ejemplo de ello. Pero podemos ir mucho más allá. A pocos metros de la estatua del dictador tenemos un colegio público que lleva casualmente el nombre de uno de sus confesores, el obispo Fray Albino, uno de los principales ideólogos de la “cruzada”, defensor furibundo de los fusilamientos como purificación y antisemita convencido, un centro escolar que hasta hace poco también estaba presidido por un enorme escudo preconstitucional. Pero eso no es nada, en el corazón del Toscal hay otro colegio público dedicado al fundador de las JONS, Onésimo Redondo, que junto con Falange conformó el principal partido del régimen fascista y subiendo hacia el barrio de Salamanca tenemos el CEIP José Antonio, el mismito que el de la barriada. Hasta la popular escultura del “Chicharro” está sobre la plaza de “Alférez Provisional”, cuerpo paramilitar de estudiantes creado en septiembre de 1936 por los golpistas.
Nadie nos ha preguntado en Santa Cruz por los símbolos que queremos que nos representen o a quienes debemos mantener en esa memoria colectiva que son nuestras calles, colegios y plazas. Los cambios se hacen como si la ciudadanía fuese un elemento molesto, a la que jamás se puede consultar. Todo se ha hecho por decreto, a oscuras, lejos de la gente que vive aquí.
Mientras, a todas estas, aún tenemos al último alcalde republicano electo de Santa Cruz olvidado en alguna fosa, esa es la mejor imagen que nos puede quedar sobre el ejercicio de la ética en nuestra ciudad de los infiernos.
Foto: José Mesa
jueves, 19 de agosto de 2010
El gran problema de África es la impunidad.
A continuación reproduzco unas interesantísimas declaraciones de Aziz Fall responsable de la causa penal internacional para aclarar el asesinato de Thomas Sankara. Muy probablemente ninguno de los dos nombres anteriores te diga nada, es normal, el primero es un prestigioso abogado y el segundo un presidente asesinado, ambos africanos, ambos seres anónimos, sin importancia para los medios de comunicación occidentales que sólo retratan imágenes prefabricadas de un continente rapiñado por los países ricos.
Thomas Sankara fue durante cuatro años presidente de Burkina Fasso, hasta su asesinato a mano de unos golpistas a sueldo de EE.UU., Francia y otros socios africanos. En esos pocos años Sankara puso en marcha un proceso revolucionario de lucha contra la corrupción, el analfabetismo, la pobreza, la discriminación de la mujer que le ha hecho recibir el sobrenombre del “Che Guevara negro”.
Su corto gobierno, sumido en continuos ataques internos y externos de los últimos coletazos de la Guerra Fría, tan caliente en el continente africano, significó un periodo de ilusión y transformación. Una de sus primeras medidas fue muy significativa, incluso de curiosa actualidad para Canarias, cambió la flota de vehículos oficiales Mercedes por modestos Renault 5, el vehículo más barato que se podría conseguir en el país.
Sus campañas de alfabetización, la prohibición de la ablación genital femenina, sus llamamientos internacionales advirtiendo del peligro del SIDA, esfuerzos para controlar la natalidad, campañas de salud infantil que hicieron descender enormemente la mortalidad infantil, planes de reforestación masivos, una potente reforma agraria con reparto de tierras entre los campesinos...todo ello junto con una política exterior abiertamente antiimperialista y de denuncia contra la deuda del Tercer Mundo, como en Adis Abeba (también lo reproduzco a continuación) le valieron una sentencia de muerte en forma de Golpe de Estado.
En una ocasión dijo:
"Llaman provocación a las verdades que nosotros proclamamos, mientras que las mentiras que ellos cuentan se convierten en verdades absolutas. Nuestra lucha por la independencia y el bienestar de nuestros pueblos es tachada de insumisión, y el saqueo que ellos hacen de nuestras riquezas se llama obra civilizadora. Así escriben ellos la historia, y así se la aprende la mayor parte de la Humanidad. Por eso yo prefiero sentir a mí lado al Che antes que a cualquiera de ellos".
Su obra y su pensamiento le costaron la vida, sin embargo es una prueba más, junto a Lumumba, Mandela, Ben Bella, Amílcar Cabral o Nkrumah entre otros que es posible la esperanza, por muy difíciles que sean las condiciones. Precisamente Kwame Nkrumah decía en su libro “África debe unirse”:
“Si ese mundo exterior nos niega su simpatía y su comprensión, tenemos, al manos, derecho a pedirles que nos dejen solos, para que labremos nuestros destinos en la forma que parezca más afín a nuestras circunstancias y medios, tanto humanos como materiales. De todos modos, estamos decididos a vencer las fuerzas destructoras que se nos oponen y a forjar en África una nación...”
Esperemos que estas palabras se hagan realidad algún día, que por conseguir metales para las baterías de nuestros móviles o piedras preciosas a buen precio para los millonarios del primer mundo no se vuelva a provocar la caída de un buen presidente o presidenta, la muerte de más seres humanos. Lean la entrevista y saquen sus propias conclusiones.
Entrevista:
Aziz Fall, politólogo de origen senegalés y egipcio, lidera el grupo de abogados que lleva el caso Sankara, una lucha contra la impunidad en África, cuya persistencia, es, a su juicio, el problema fundamental en el continente. Fall debe protegerse, pues le persiguen y amenazan por medio mundo. En esta entrevista nos cuenta su lucha.
A comienzos de los años 80, Thomas Sankara inició una auténtica revolución democrática y popular en Burkina Faso. Tras llegar al poder mediante un golpe de estado, abolió los privilegios de los jefes tribales, dio derechos a las mujeres, promovió la educación y la sanidad públicas, y combatió con dureza la corrupción y el imperialismo. Poco tiempos después, su principal colaborador, Blaise Campoaré, actual presidente del país, le asesinó junto a sus más fieles seguidores. Sankara ya intuía su final. “Los revolucionarios, como los individuos, pueden ser asesinados, pero nunca se podrán matar las ideas”, había dicho poco antes.
Una década después, una veintena de abogados de varios países inicia el proceso Sankara para tratar de averiguar qué pasó exactamente, quién mató al capitán burkinés y, sobre todo, para reparar el daño causado a su familia. El coordinador de este grupo es el politólogo de origen senegalés y egipcio Aziz Fall, que participó hace unos días en un simposio celebrado en el Festival de Sur de Agüimes (Gran Canaria). En el programa, su identidad figuraba tras un misterioso “interviniente cuya identidad no se desvelará hasta el día del simposio”. Fall debe andarse cuidado, su discurso levanta muchas ampollas. GuinguinBali tuvo ocasión de hablar con él.
“El caso Sankara es un ejemplo clásico de impunidad, un asesinato financiado por el imperialismo y sus líderes. Por eso, nuestra lucha es contra la impunidad”, asegura Fall. Tras agotar todas las vías posibles en Burkina Faso, el caso ha llegado a la ONU, quien la ha admitido a trámite en su comisión de Derechos Humanos. Sin embargo, esta “victoria” es realmente “pírrica”, dice Fall. De hecho, no existe ninguna voluntad de presionar a Blaise Campoaré y su gobierno para que se aclaren las circunstancias de la muerte de Sankara, asesinado junto a otras trece personas.
“Todo esto es un complot internacional que va más allá de la propia Burkina Faso y en el que están implicados Estados Unidos, Francia y algunos países africanos. El ex presidente de Liberia, Charles Taylor, es un criminal que se escapó de una prisión federal en EEUU, a donde había ido a parar por robar la caja de la Asociación de Estudiantes de Liberia. ¿Cómo se puede escapar de una cárcel federal estadounidense? Eso es imposible. Luego se le pudo ver en Libia como agente de la CIA”, explica Fall.
Según el politólogo, existen testigos de la amistad que trabaron entonces Taylor, el líder rebelde de Sierra Leona Fodé Sanko y el burkinés Blaise Campoaré. Entre ellos se pusieron de acuerdo para eliminar a Sankara y, a cambio, ayudar a Taylor para que pudiera llegar al poder en Liberia por la fuerza. Eso fue exactamente lo que ocurrió después. “Tras el golpe de estado de Campoaré y el asesinato de Sankara, Taylor inicia la guerra civil en Liberia y Sierra Leona y comienza el robo de diamantes en ambos países para financiarlo. Por supuesto, Campoaré recibió su parte de este botín y por eso Burkina Faso, que no tiene diamantes, los vende en el mercado internacional”.
“Apoyado por Francia y con los diamantes que le llegaban de Liberia y Sierra Leona, Campoaré pudo corromper a sectores enteros de la sociedad del país, comprar a parte de la oposición política y asesinar a las personas que se oponían a él. Esa capacidad es la que le ha convertido en un bombero pirómano, en un mediador en todos los conflictos de la región, un rol que el presidente de Burkina Faso ha asumido como agente de Franciáfrica”, asegura.
UNA ESPINA CLAVADA
El caso Sankara es una espina clavada en Burkina Faso. “Mientras no haya una investigación en condiciones no hay reconciliación posible. No es una cuestión de dinero, la familia de Thomas no lo aceptará. El Gobierno de Burkina ha desplegado muchos medios para intentar frenar nuestras acciones. A los veinte abogados que trabajan en el caso y que no cobran por ello se les ha intentado corromper e intimidar, pero este caso no se detendrá. El problema fundamental de África es la persistencia de la impunidad, de los crímenes de Estado. Hace unas semanas, la familia de Patrice Lumumba ha puesto una demanda en Bélgica. Nos atrevemos a esperar que algo está cambiando en el Derecho Internacional y nosotros estamos honrados de aportar a este cambio”, explica Fall.
Una de las paradojas del caso Sankara es que Francia acogió y dio protección a la viuda de Thomas Sankara y a su familia tras su muerte. “Eso no hace sino explicar bien claro de qué manera actúa Francia, con una mano hace una cosa y con la otra, otra bien distinta”, añade.
Fall no se muestra nada optimista respecto a los procesos políticos que se viven en África. “La división internacional del trabajo ha asignado a África el papel de suministrador de materias primas, los líderes africanos podrán hacer lo que quieran mientras no se opongan a esto, hagan lo que hagan. La novedad en África es que en el mismo seno del Estado han surgido organizaciones criminales que saquean al Estado, lo hemos visto en Costa de Marfil, en la República Democrática del Congo (RDC), en Guinea. En esas zonas desestabilizadas aparecen las multinacionales que también aprovechan la inexistencia del Estado para el pillaje y el saqueo”.
“O el Estado renuncia a sus propios recursos y los privatiza, siguiendo las recetas de ajuste estructural de los grandes organismos internacionales, o bien se produce el saqueo. En cualquier caso, se pierde. Los procesos de democratización real no cuentan con apoyos. Es más, las iniciativas que en Occidente se llaman de buena gobernanza no son sino la parte política de los ajustes económicos que se imponen a las economías africanas. Se está fomentando la aparición de una tecnocracia africana que gestiona los recursos, pero sin proyecto de sociedad, con una sociedad civil en manos de los intereses del sector privado. En ese escenario, la democracia, la alternancia, no es real”, apunta.
Sin embargo, ante este panorama, Fall opta por no cruzarse de brazos. “Estamos ante la extensión de un cáncer. África resiste, pero el modelo de la globalización agrava la crisis. Si no creyéramos que esto puede cambiar, no lucharíamos. Nosotros, que hemos luchado contra el apartheid, no hay sistema invencible. Y no hay ningún sistema político en África que sea más sofisticado de lo que fue el apartheid en Sudáfrica. Si los gobiernos corruptos africanos perdieran el apoyo occidental y una décima parte de lo que va a cooperación fuera para sostener nuestra lucha, lo lograríamos”.
Para Fall, “la guerra de España no ha terminado, el neoliberalismo es un fascismo blando. Y África es el eslabón más blando de ese fascismo. Ahora Franciáfrica y sus aliados están preocupados por la llegada a los espacios útiles del continente de India, Brasil o China. En esta globalización interesa África sin los africanos
Fuente: guinguinbali o en la Aziz Fall