El pasado cuatro de septiembre se cumplieron 72 años del asesinato de uno de los revolucionarios más importantes que han dado estas Islas, se trata de José Miguel Pérez, palmero nacido en el año 1896.
Este palmero ejemplar va a protagonizar dos importantes hitos de la política revolucionaria en el Archipiélago Canario y en Cuba. Si no eres de Canarias, tal vez desconozcas a esta persona, aunque quédate tranquilo, también lo hace el 99% de los habitantes de las Islas.
José Miguel Pérez, hijo de un carpintero de rivera pudo, gracias a los ingresos de su padre acabar el bachillerato. Esto no le evitó que con la dura crisis que vivieron las Islas tras la I Guerra Mundial deba emigrar hasta la isla de Cuba en el año 1921, allí continuará sus incipientes labores políticas iniciadas en la isla Bonita.
Al poco de llegar entra a formar parte de los incipientes núcleos comunistas de la Isla Caribeña, inspirado en la revolución soviética fomentará la ruptura con la II Internacional para sumarse a la Internacional Comunista, fundando en 1923 la Agrupación Comunista de La Habana escribiendo en los periódicos Espartaco (de Cuba) y Lucha de Clases.
En el año 1925 es nombrado primer Secretario General del Partido Comunista de Cuba en su congreso constituyente.
En Cuba nos encontramos con el represivo gobierno de del dictador Machado, responsable del asesinato de varios canarios (ver el magnífico trabajo del profesor Manuel de Paz) y también del incipiente Partido Nacionalista Canario. Por supuesto, otro de los objetivos fundamentales del Machadismo será perseguir a este incipiente núcleo comunista y por ello procede a detener a Pérez y deportarlo ese mismo año.
De vuelta a La Palma (tras una etapa en las prisiones españolas) funda el medio obrero más importante de Canarias en la época, Espartaco, que influirá de forma clara en la evolución del comunismo Canario.
En 1930 crea la Federación de Trabajadores de La Palma y en 1936 es elegido compromisario como candidato de la Candidatura Obrera y Campesina de Frente Único, que lo lleva a Madrid.
Debemos señalar que José Miguel Pérez es un revolucionario que utiliza un lápiz y una pluma a modo de fusil. En Cuba logró terminar los estudios que le permitirán ser maestro, lo que hizo que su pasión por la libertad de los hombres y mujeres pasase también por la enseñanza de una formación, que en ese momento en las Islas era casi inexistente.
Por su estancia en Madrid no puede asistir al congreso celebrado por el Partido Comunista Canario en 1933, aún así el veterano comunista Juan Pedro Ascanio García dice: “su personalidad estaba presente en todos los que asistimos a él, que lo reconocíamos como el mejor marxista de Canarias”.
En la República, el creciente papel como organizador y pensador de José Miguel Pérez le crea numerosos enemigos desde el republicanismo moderado hasta la derecha caciquil, encabezados estos últimos por el conservador Diario de Avisos (si, el mismo que existe hoy).
En 1936 tras el Golpe de Estado fascista participará de la llamada Semana Roja, donde la izquierda palmera trata de organizarse y resistir el avance franquista, pero en agosto es detenido por medio de una delación.
Es trasladado a Tenerife por los militares y tras un juicio sumarísimo fue fusilado el cuatro de septiembre del mismo año en el Barranco del Hierro de la capital, a los treinta y nueve años de edad.
En la revista Espartaco dejó en abril de 1932 lo que podemos considerar un testamento político tras varios intentos de asesinato, José Miguel Pérez dice:
“En estos últimos tiempos mi persona está siendo blanco del odio reconcentrado de la burguesía de La Palma y de todos sus escuderos arlequinescos. No han faltado en el Jazz-band de las calumnias en insultos las sandeces cómicas y las muecas trágicas. Yo que siempre me he considerado un hombre sin importancia; que siempre he puesto por encima de mi persona el valor de las ideas, la lucha entusiasta por un ideal de emancipación humana, la burguesía me ha convertido en el eje de todo lo malo que sucede en esta Isla, llegando incluso hasta a amenazarme de muerte. Mis delitos son los más graves para ella:
Luchar por hacer desaparecer del ambiente de La Palma la miserable enfermedad de la política personal que tanto daño ha hecho a esta Isla, propugnando por una política de ideas.
Trabajar con seriedad y honradez por organizar a todos los trabajadores para que no fueran tan inicuamente explotados como venían siendo.
Propagar el Socialismo entre las masas trabajadoras por creer que no hay movimiento obrero sin Socialismo ni Socialismo sin movimiento obrero.
Dar a ese movimiento estos objetivos: Organización, propaganda, conciencia de clase, entusiasmo y disciplina.
Ser enemigo acérrimo de personalismos y de desórdenes injustificados.
Vivir honradamente de mi trabajo, sacrificando las más de las veces el interés personal a la obra de la cultura popular libre de prejuicios.
Cinco años de trabajo y más de mil analfabetos menos y muchísimos jóvenes preparados para dar sus primeros pasos en la vida.
Estos son los delitos cometidos por mí en La Palma: delitos que quiere castigar la burguesía y sus escuderos con insultos, calumnias y amenazas de muerte”.
Creo que nadie, ni organizaciones políticas, culturales, sindicales o institución alguna recordó su asesinato o recordará los 112 años de su nacimiento, el ocho de diciembre de este año.
Ninguna calle luce el nombre de José Miguel Pérez o recuerda la escuelita donde enseñó a gran parte de los abuelos y bisabuelos de los palmeros de hoy.
Por el contrario los insignes palmeros de la burguesía, que atacaron a este hombre libre y celebraron su muerte, son recordados como próceres de la isla, sólo por el hecho de haber sido ricos y poderosos.
Por suerte en Cuba, por razones obvias, han sido bastante más generosos en el recuerdo de este valiente palmero. En el Museo de la Revolución de la Habana está conservada una carta a su esposa en la que expresa:” muero tranquilo y en mi puesto de siempre....", una buena muestra del espíritu revolucionario que este extraordinario hombre mostró en Cuba y Canarias hasta en sus últimos momentos.
Cuantos recuerdos nos hacen falta en estas “siete peñas” para poder hablar de una auténtica Memoria Histórica y del conocimiento de nuestro pasado. Cuanto nos queda por recorrer aún para ser un pueblo libre, cuantos José Miguel Pérez nos hacen falta en estos días.
Este palmero ejemplar va a protagonizar dos importantes hitos de la política revolucionaria en el Archipiélago Canario y en Cuba. Si no eres de Canarias, tal vez desconozcas a esta persona, aunque quédate tranquilo, también lo hace el 99% de los habitantes de las Islas.
José Miguel Pérez, hijo de un carpintero de rivera pudo, gracias a los ingresos de su padre acabar el bachillerato. Esto no le evitó que con la dura crisis que vivieron las Islas tras la I Guerra Mundial deba emigrar hasta la isla de Cuba en el año 1921, allí continuará sus incipientes labores políticas iniciadas en la isla Bonita.
Al poco de llegar entra a formar parte de los incipientes núcleos comunistas de la Isla Caribeña, inspirado en la revolución soviética fomentará la ruptura con la II Internacional para sumarse a la Internacional Comunista, fundando en 1923 la Agrupación Comunista de La Habana escribiendo en los periódicos Espartaco (de Cuba) y Lucha de Clases.
En el año 1925 es nombrado primer Secretario General del Partido Comunista de Cuba en su congreso constituyente.
En Cuba nos encontramos con el represivo gobierno de del dictador Machado, responsable del asesinato de varios canarios (ver el magnífico trabajo del profesor Manuel de Paz) y también del incipiente Partido Nacionalista Canario. Por supuesto, otro de los objetivos fundamentales del Machadismo será perseguir a este incipiente núcleo comunista y por ello procede a detener a Pérez y deportarlo ese mismo año.
De vuelta a La Palma (tras una etapa en las prisiones españolas) funda el medio obrero más importante de Canarias en la época, Espartaco, que influirá de forma clara en la evolución del comunismo Canario.
En 1930 crea la Federación de Trabajadores de La Palma y en 1936 es elegido compromisario como candidato de la Candidatura Obrera y Campesina de Frente Único, que lo lleva a Madrid.
Debemos señalar que José Miguel Pérez es un revolucionario que utiliza un lápiz y una pluma a modo de fusil. En Cuba logró terminar los estudios que le permitirán ser maestro, lo que hizo que su pasión por la libertad de los hombres y mujeres pasase también por la enseñanza de una formación, que en ese momento en las Islas era casi inexistente.
Por su estancia en Madrid no puede asistir al congreso celebrado por el Partido Comunista Canario en 1933, aún así el veterano comunista Juan Pedro Ascanio García dice: “su personalidad estaba presente en todos los que asistimos a él, que lo reconocíamos como el mejor marxista de Canarias”.
En la República, el creciente papel como organizador y pensador de José Miguel Pérez le crea numerosos enemigos desde el republicanismo moderado hasta la derecha caciquil, encabezados estos últimos por el conservador Diario de Avisos (si, el mismo que existe hoy).
En 1936 tras el Golpe de Estado fascista participará de la llamada Semana Roja, donde la izquierda palmera trata de organizarse y resistir el avance franquista, pero en agosto es detenido por medio de una delación.
Es trasladado a Tenerife por los militares y tras un juicio sumarísimo fue fusilado el cuatro de septiembre del mismo año en el Barranco del Hierro de la capital, a los treinta y nueve años de edad.
En la revista Espartaco dejó en abril de 1932 lo que podemos considerar un testamento político tras varios intentos de asesinato, José Miguel Pérez dice:
“En estos últimos tiempos mi persona está siendo blanco del odio reconcentrado de la burguesía de La Palma y de todos sus escuderos arlequinescos. No han faltado en el Jazz-band de las calumnias en insultos las sandeces cómicas y las muecas trágicas. Yo que siempre me he considerado un hombre sin importancia; que siempre he puesto por encima de mi persona el valor de las ideas, la lucha entusiasta por un ideal de emancipación humana, la burguesía me ha convertido en el eje de todo lo malo que sucede en esta Isla, llegando incluso hasta a amenazarme de muerte. Mis delitos son los más graves para ella:
Luchar por hacer desaparecer del ambiente de La Palma la miserable enfermedad de la política personal que tanto daño ha hecho a esta Isla, propugnando por una política de ideas.
Trabajar con seriedad y honradez por organizar a todos los trabajadores para que no fueran tan inicuamente explotados como venían siendo.
Propagar el Socialismo entre las masas trabajadoras por creer que no hay movimiento obrero sin Socialismo ni Socialismo sin movimiento obrero.
Dar a ese movimiento estos objetivos: Organización, propaganda, conciencia de clase, entusiasmo y disciplina.
Ser enemigo acérrimo de personalismos y de desórdenes injustificados.
Vivir honradamente de mi trabajo, sacrificando las más de las veces el interés personal a la obra de la cultura popular libre de prejuicios.
Cinco años de trabajo y más de mil analfabetos menos y muchísimos jóvenes preparados para dar sus primeros pasos en la vida.
Estos son los delitos cometidos por mí en La Palma: delitos que quiere castigar la burguesía y sus escuderos con insultos, calumnias y amenazas de muerte”.
Creo que nadie, ni organizaciones políticas, culturales, sindicales o institución alguna recordó su asesinato o recordará los 112 años de su nacimiento, el ocho de diciembre de este año.
Ninguna calle luce el nombre de José Miguel Pérez o recuerda la escuelita donde enseñó a gran parte de los abuelos y bisabuelos de los palmeros de hoy.
Por el contrario los insignes palmeros de la burguesía, que atacaron a este hombre libre y celebraron su muerte, son recordados como próceres de la isla, sólo por el hecho de haber sido ricos y poderosos.
Por suerte en Cuba, por razones obvias, han sido bastante más generosos en el recuerdo de este valiente palmero. En el Museo de la Revolución de la Habana está conservada una carta a su esposa en la que expresa:” muero tranquilo y en mi puesto de siempre....", una buena muestra del espíritu revolucionario que este extraordinario hombre mostró en Cuba y Canarias hasta en sus últimos momentos.
Cuantos recuerdos nos hacen falta en estas “siete peñas” para poder hablar de una auténtica Memoria Histórica y del conocimiento de nuestro pasado. Cuanto nos queda por recorrer aún para ser un pueblo libre, cuantos José Miguel Pérez nos hacen falta en estos días.
P.D. Agradecer a los compañer@s de Canarias Semanal la hermosa imagen que han creado para recordar a José Miguel, ya que la verdad es que apenas si existen imágenes en la red de este canario luchador.
Muchísimas gracias por esta entrada. Cuanto me queda aún por aprender de la historia de mi tierra y de mi gente.
ResponderEliminarUn abrazo en la distancia.
Agustín Bethencourt.
Lo mismo, muchas gracias por contribuir a levantar la bruma de la memoria de Canarias. Ya no se me olvida quién fue José Miguel Pérez.
ResponderEliminarLuchar contra una política de personalismos a favor de una política de las ideas. Cuán cierto sigue siendo esto...
Un abrazo!!
Gracias a ustedes por el interés. A veces nuestra memoria como pueblo nos juega malas pasadas, pero entretodos recordamos mejor.
ResponderEliminarUn abrazo