domingo, 29 de septiembre de 2024

Antonio Padrón Jorge, una vida de resistencia al franquismo

Antonio Padrón Jorge (señalado con el número dos) recordaba con añoranza las fiestas del Cristo de hace 85 años. Era uno de esos 321 jóvenes canarios que ese mes de septiembre de 1939 formaba parte del Batallón de Trabajadores 180, presos gubernativos que no había hecho o no habían terminado la mili. Ya habían pasado tres años en las cárceles franquistas por ser militantes, activistas o simplemente defender la legalidad del gobierno nacido de las urnas en febrero de 1936. Habían perdido amigos por el camino y sufrido por el mal trago de sus familiares. Ahora estaban pagando sus culpas, en el protectorado español en Marruecos, realizando trabajos forzados sin sentido, pero no les quebraron ni el ánimo ni el espíritu, al menos a algunos de ellos.
Sede de las Juventudes Comunistas laguneras en la década de los ochenta

Antonio era miembro de las Juventudes Comunistas, organización que crearon en La Laguna en 1934. Según recuerda otro de sus miembros, Elio Rodríguez, todo surge "en el garaje de Villa Loreto, nuestra casa en el camino de Lucas de Vega. Antonio Padrón, abnegado y compañero ejemplar, panadero, fue el Delegado del partido. Participaron, además, mi hermano Layo, que sería el Secretario Político; Luis González, Información; Sánchez, hijo del teniente de la Guardia Civil muerto por los fascistas; los hermanos Rivero y yo que fui el Secretario de Organización. No recuerdo si había alguien más".

Antonio, junto a otros muchos, fue detenido por las autoridades franquistas. En el Palacio de Justicia de Santa Cruz vive experiencias auténticamente inhumanas. Como le narró al investigador Ricardo García Luis, allí  "no nos daban comida a nadie (...) me colgaron por los pies, me ataron por los pies cabeza abajo, me tuvieron, yo calculé que era media noche, desde las doce de la noche hasta las tres de la madrugada me tuvieron colgado. Para que acusara, para que hablara...". Después será llevado a los barcos prisión, concretamente al Santa Rosa de Lima, donde a finales de 1936 verá como se llevan a su compañero Layo, deportado a Villa Cisneros, al que despide con el puño en alto. Según la memoria familiar, el padre de Antonio, miembro de Falange en La Laguna, tuvo que presionar al jefe de la policía para evitar que su hijo fuera "desaparecido" mientras permanecía preso.


Cinco años después parece que había pasado un siglo desde la fundación de las Juventudes. El 16 de septiembre de 1939 escribe a su familia desde Xauen, lo hace lleno de nostalgia. Añoraba “lo engalanada e iluminada que estaría La Laguna”, lo concurrida que estaría la verbena o “cuánto se habrán divertido todos los buenos laguneros y las simpáticas laguneras”.

En esas semanas habían perdido a tres compañeros por el tifus, dos palmeros y un tinerfeño, muchos sufrían de fiebres palúdicas,,, la situación era difícil de sostener y algunos decidieron pronto fugarse hasta el territorio ocupado por Francia. Esa fuga la recordaba muchos años después Antonio, fueron seis, uno de ellos mi tío abuelo Juan Pedro. Un Teniente Coronel mandó formar a los que se quedaron y a grito pelado les dijo: “¡hijos de puta!, ¡maricones!. Van a saber con quién están dando. Ahora se han ido seis, pero por esos seis me llevo doce; por cada uno que escape me cargo dos”. Ciertamente se llevaron a doce, entre desmayos de muchos que pensaron que ese sería su final, aunque finalmente no cumplieron sus amenazas. Entre malos tratos y enfermedades pasaron esos meses. El 20 de mayo de 1940 son devueltos a Tenerife, la sorpresa era que les tocaban varios meses más de servicio militar y a algunos los presionaron para formar parte de la división azul, para pagar sus penas “matando rojos”.

Antonio junto con otros compañeros del Batallón 180

A muchos, esos años de mal trato y miedo les rompieron. Les hicieron desistir de sus sueños políticos, incluso de la esperanza. A sus hijos e hijas no les contaron nada, mantuvieron esos recuerdos en el silencio. Antonio estaba hecho de otra pasta. Vuelve a La Laguna y colabora en la articulación del PCE. En Aguere las noticias de los éxitos de los aliados en la II Guerra Mundial despertaron la esperanza. Si los nazis estaban en retroceso, si el dictador italiano estaba acorralado...tarde o temprano le tocaría a Franco. No se olvidarían de los republicanos, que dejaban su sangre en la resistencia francesa, en los campos de exterminio nazi o en el ejército francés. En 1940 ya hay células comunistas en Gran Canaria. En 1944 se recompone parte de la estructura del PCE y en la Universidad se edita un periódico clandestino. En los años siguientes más núcleos se van articulando en Santa Cruz de Tenerife, La Palma o el Puerto de la Cruz...En 1945 se atreven a lanzar octavillas y hacer pintadas por el primero de mayo...hasta hay intentos de huelga. Incluso logran difundir una proclama del gobierno republicano en el exilio, además de disponer de un periódico llamado Unidad, igual que la CNT, que volvió a tirar en total clandestinidad el mítico En Marcha. Antonio Padrón era dirigente local de los comunistas laguneros. En mayo, él y otro histórico como Floricel Mendoza, son detenidos junto a 21 compañeros más. No sería el golpe más duro a las fuerzas democráticas. En 1947 la Brigada Político Social detectó una comunicación entre los núcleos de izquierdas de Tenerife y La Palma. Casi un centenar de jóvenes militantes comunistas, socialistas y anarquistas son hechos prisioneros y son sometidos a un Consejo de Guerra en el cuartel de San Francisco de La Laguna en septiembre de ese año.

Qué gente más valiente esa que sabiendo lo que les podría pasar, pusieron en riesgo todo por la libertad. Si has ido por Francia verás decenas de recordatorios a sus resistentes. Plazas, calles, monumentos, días de fiesta y conmemoración...aquí, ni sabemos de su existencia.

Antonio Padrón Jorge no perdió esa ilusión por ver cambiar el mundo que le rodeaba. En la década de los setenta, ochenta y noventa colabora con la causa soberanista en Canarias, formando parte de las candidaturas del Congreso Nacional de Canarias y de la coalición que conformaron esta organización y el Frepik Awañak. La bandera roja compartió su corazón con la de siete estrellas. No perdió la memoria de lo que había vivido y ofreció generoso testimonio de ello con investigadores como Ricardo García Luis, reclamando, antes de la Ley de Memoria, que se diera el homenaje que merecía Domingo Cruz Cabrera, fundador de Barrio Nuevo, para el que reclamó la escultura que lo recuerda. Cerró su ciclo vital cumpliendo su deseo final, que sus cenizas quedaran en San Roque, donde cayó el valiente Tinguaro.


Fotos: Archivo familiar de Antonio Padrón, cedidas por su hijo, Juvenal Padrón

Fuentes utilizadas

  • GARCÍA LUIS, Ricardo: «El busto de “un trabajador”», Diario de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, 11 de septiembre de 1997

  • Cabrera Acosta, Miguel Ángel. Algunas notas sobre la oposición política al franquismo en las Canarias Occidentales (1940-1960). El museo canario 1988, nº 48, p151-161

  • LEÓN ÁLVAREZ, A. (2018). «El espacio público de La Laguna: del conflicto histórico (1931-1939) al reciente combate por la memoria». En R. J. GONZÁLEZ ZALACAÍN y C. RODRÍGUEZ MORALES (coors.), Los patrimonios de La Laguna. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios, pp. 315-344.

  • Morera, Álvaro. Entrevistamos a Elio Rodríguez-Figueroa: http://elcanario.net/Articulos/entrevistaaeliorf2.htm


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