La casa se llamaba Villa Loreto, que se alzaba desde inicios de ese siglo a pocos metros de la torre de La Concepción, en la esquina del Callejón La Parra. El nombre era un homenaje a Loreto Melo, lagunera con la que Luis Rodríguez se casó en 1903 (1). Un hogar bohemio, lleno de libros, sede de tertulias intelectuales y espacios políticos emergentes en la década de los treinta.
Su hijo, Elio Rodríguez, recordaba en 2003 su casa lagunera. Los anaqueles de la biblioteca familiar plasmaban los intereses de su padre, un hombre “profundamente influido por los clásicos desde Platón, Sócrates y Aristóteles, pasando por Heraclito, Anaxagoras, lo que fue la escuela de los Jonios etc. También teníamos una gran admiración por los clásicos franceses, Corneille, Racine, Moliere y todos los demás precursores de la Revolución Francesa. Leímos a los clásicos ingleses y sus poetas Shelley, Byron. Mi padre nos la transmitió, admiraba a los clásicos alemanes, en particular Goethe. Conocimos y leímos a los rusos Toltoi León, Chejov, Turgenieff, Puskine y muchos otros” (4). De esas semillas de lecturas surgieron ideas y sueños de lograr un mundo mejor.
Guetón Rodríguez, el hijo mayor vivo, creó en junio de 1936 en ese mismo espacio la sede lagunera de Socorro Rojo. Este joven culto y cosmopolita, también era presidente del Comité Insular Pro- Olimpiada Popular (6), un proyecto de olimpiada obrera y revolucionaria que debía celebrarse ese verano en Barcelona.
Cuando llegó el 18 de julio de ese año la familia Rodríguez Melo estaba en el ojo del huracán. Luis Rodríguez había sido detenido en Cádiz, cuando como diputado iba a Madrid. Poco después lo traerían a Tenerife “a la semana de llegar, lo “desaparecieron”. Dicen que, apotalado, lo tiraron al mar por Jagua” (7). También habían detenido a dos de sus hijos, Guetón y Layo. Hostilio y Elio, logran huir a la zona republicana.
Para las autoridades franquistas era una familia peligrosa, habían podido vivir una vida tranquila y acomodada, pero decidieron defender causas como la de los campesinos de Hermigua o la de los obreros.
Elio recordaba esos momentos tan duros: “después de haber desaparecido a mi padre, saqueado nuestra casa lagunera de “Villa Loreto” y, como hacía la Inquisición española, quemado la biblioteca de mi padre, incautarse de la casa para cuartel y echarnos a todos a la calle, ¡van y le ponen a mi padre, asesinado dos años antes, una multa de medio millón de pesetas! cuando entonces un obrero ganaba, a lo máximo, de 3 a 4 pesetas al día. ¡Los muy hijos de puta estuvieron reclamando el pago hasta el año 40!” (9).
No solo eso, en 1943 Luis Rodríguez Figueroa, es acusado dentro del proceso 206/1943 por ser supuestamente masón. Fue condenado a doce años de prisión, seis años después de su asesinato extrajudicial (10).
Villa Loreto fue incautada., primero para usos militares, posteriormente sería una carpintería y a finales de los sesenta estaba en un estado de abandono casi total. Ya no quedaba nada de su espíritu intelectual y transformador. Las palas acabaron con lo que quedaba de este espacio, dando lugar al Edifico La Concepción y un entorno muy distinto. Desconozco si este robo fue objeto de alguna indemnización posterior a sus descendientes, posiblemente no.
Ese montón de libros quemados, esa casa saqueada y olvidada, forma parte de un relato que merece ser recordado, igual que el legado y el destino de esta familia.
Fotos de Villa Loreto del grupo Fotos Antiguas de Tenerife.
Fuentes utilizada
La Opinión. 12 de mayo 1903. p2
Gaceta de Tenerife. 19 de julio 1927. p2
Gaceta de Tenerife. 17 de octubre 1930. p2
Entrevistamos a Elio Rodríguez Figueroa: http://elcanario.net/Articulos/entrevistaaeliorf2.htm
Idem
Studer Villazán, Luana et al (2012) En Rebeldía. Once desaparecidos de La Laguna durante la Guerra Civil en Tenerife. Le Canarien ediciones. Santa Cruz de Tenerife. P145
González, Francisco Javier. 91 aniversario de la República española: https://www.elpaiscanario.com/91-aniversario-de-la-republica-espanola/
Studer Villazán, Luana et al (2012) Op cit. 150-151
González, Francisco Javier. Op cit
VVAA. (2005) La enciclopedia de canarios ilustres. p.159.160
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