sábado, 18 de octubre de 2008

Sí se puede y se debe reconstruir la izquierda.



Hace sólo unos minutos que he regresado del I Congreso de Alternativa Sí se Puede por Tenerife y la verdad es que la únicas palabras que puedo expresar son de emoción y agradecimiento a las cerca de cientocincuenta personas que a lo largo de la mañana y la tarde pasaron por la asamblea y lograron que un debate, que a priori, podía haber levantado una dura polémica fuese superado con un reforzamiento de los ideales de unidad y transformación que han movido hasta ahora al SSP.
Sí se Puede ha logrado superar un debate de tipo ideológico y estratégico sin problemas, consiguiendo unos documentos que logran unificar a la organización y respetar una pluralidad de corrientes que convierte a esta en un referente nuevo (para lo bueno y para lo malo) en la política Canaria.
Probablemente, como dijeron en los discursos finales los compañeros de Alternativa Ciudadana 25 de Mayo y de Iniciativa por la Orotava, sólo estemos haciendo un pequeño surco o muchos pequeños surcos que va a ayudar a que, más pronto que tarde, en Canarias vuelva a renacer una izquierda Canaria coordinada, capaz de responder de forma unitaria a los problemas que se plantean en nuestra tierra y de articular, desde el respeto a la variedad, discursos que lleguen a nuestra población, desde el trabajo cercano y diario.
Añado a este texto dos documentos uno audiovisual realizado por los compañeros de TAT MC y otro publicado por el compañero José Luis Hernández Hernández en el Diario de Avisos de hoy. Ambos trabajos reflejan con música, imágenes, letras y palabras lo que muchos sentimos en nuestros corazones...y más aún tras esta asamblea.
Sí se puede y se debe reconstruir la izquierda.
"La física demuestra que una estructura de tres patas es más estable que una de cuatro. Sin embargo, solemos estar más cómodos cuando nos sentamos a la vera de una mesa con cuatro patas, aun a riesgo de que ésta pueda cojear un poquito. Parece obvio que el armazón de la política canaria se mantiene sobre tres patas en forma de partidos políticos: PP, CC y PSOE. La primera representa a la derecha nacionalista española, sin edulcorantes, la segunda a la derecha criolla, tintada de nacionalista y la tercera a un centro progresista, también españolista.Estas tres patas, amparándose en una ley electoral claramente injusta, casi monopolizan los escaños en los cabildos insulares y en el Parlamento y dan la sensación de que están hechas de la misma madera. También aquí la física parece tener razón y la estructura parece muy estable, aun a costa de que tengamos a los cabildos y, especialmente al Parlamento, en estado de muerte cerebral.La falta de chispa e ilusión en el debate político y la plena coincidencia en los grandes asuntos de la cosa política están consiguiendo que cada vez sean más los canarios y canarias que dan la espalda a la participación electoral, no hablemos ya de la participación política con mayúsculas. Clarifiquémoslo con un ejemplo: en las últimas elecciones locales en Santa Cruz de Tenerife, más de un 52% de los electores no votó y esa ciudad tiene un alcalde con el voto de solo uno de cada cuatro chicharreros. La progresión de esta abstención no hace sino aumentar consulta tras consulta, desde las elecciones de 1979, donde la UCD obtuvo diez concejales, la UPC seis, el PSOE cinco, el PCE dos y los independientes cuatro. Entonces, aunque también había otros aderezos, el debate y la participación eran mucho más intensos y es posible que a ello contribuyese que la mesa de la representación consistorial se acercara más a las cuatro que a las tres patas de ahora.Que el Parlamento de Canarias haya rechazado debatir una iniciativa de legislación popular avalada por más de 50.000 firmas, o que, por ejemplo, en una isla como La Gomera en donde todo dios se conoce, solo un ridículo número de habitantes sea capaz de mencionar los nombres de sus cuatro parlamentarios, son muestras evidentes de que la política en Canarias le ha dado la espalda al pueblo y que éste, por justificado acto reflejo, haga lo mismo con aquella.En el fondo, todo esto viene a confirmar que realmente la mesa de la política canaria, con sus tres patas, no es tan estable como aparenta y que es perentorio que a esa estructura se le añada un cuarto sustento, que obviamente tiene que ser de la madera de la izquierda transformadora, ecologista e identitaria. Si se quiere y para ser más claros, una izquierda heredera de la tradición y de los valores que forzaron el nacimiento de la Unión del Pueblo Canario (UPC).Esa cuarta pata llevaría al terreno político el debate que ahora le falta y sacaría de la UVI al Parlamento y a los cabildos, además de que podría ser un referente para miles de canarios y canarias que ahora prefieren ahogar su desilusión en el pantano de la abstención.Pero esa izquierda transformadora, para asentarse, primero tendría que demostrar que más de dos décadas de ostracismo la han hecho madurar y que ha superado el infantilismo histórico que hizo naufragar a la UPC y a otros proyectos posteriores. No vale parapetarse en la excusa de la injusta ley electoral, que efectivamente en su momento se pactó para excluir a la izquierda nacionalista de las altas instituciones, para justificar un fracaso que ha impedido que, en el espacio temporal más determinante para nuestro archipiélago, un importante sector de la sociedad haya estado sin voz y sin poder participar en la construcción sostenible de su futuro.Parece que en estos momentos esa parte ignorada de la sociedad canaria se encuentra en una fase de autoafirmación y de reconocimiento de que no puede esperar otros veinte años para participar en la construcción de Canarias. También parece que hay antídotos para superar el cainismo de las organizaciones de izquierda (un amigo mío sostiene que Caín dejó todos sus genes en Canarias y que por decantación se han acumulado en la izquierda).Se están dando pequeños, pero firmes y esperanzadores pasos, para que en las próximas elecciones del 2011 un importante sector de la población canaria pueda sentarse a una mesa política con cuatro patas y que una de ellas sea la de la izquierda transformadora. Tanto organizaciones políticas como movimientos sociales están empeñados en ello.En ese contexto hay que valorar el congreso constituyente, que se celebra estos días, de Alternativa Sí se puede por Tenerife, un joven movimiento socio-político, que ha tenido el acierto de saber superar las luchas intestinas y los modelos centralizantes de participación política y ha aglutinado en su seno a personas de las muchas sensibilidades que pueblan la izquierda y que sin dirigismos de ningún tipo, quieren mover pieza para avanzar en la reconstrucción de la izquierda canaria.Del éxito de iniciativas como ésta dependerá que la política en Canarias camine hacia nuevas formas de participación democráticamente más avanzadas, o que se hunda definitivamente en el lodazal de la autocomplacencia y el victimismo".

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