domingo, 20 de abril de 2025

Pedro García Cabrera: El encarcelamiento de un poeta que amó la libertad


El próximo sábado se cumplirán ochenta años de la entrada en Fyffes de uno de los mayores poetas nacidos en Canarias en el siglo XX, Pedro García Cabrera. Allí finalizó un recorrido de casi seis años por las cárceles franquistas.

De niño los libros le habían abierto al mundo y soñó con cambiarlo. Con veinticinco años formó parte de Juventud Gomera, que puso en marcha el decenario Altavoz, medio del que fue director, y desde donde denunciaron el caciquismo que asolaba la Isla en la que nació. Más tarde también dirigió medios como El Socialista o Rebelión, mientras crecía como poeta y ejerció en dos periodos como concejal en Santa Cruz de Tenerife. Además de eso fue un gran defensor de la cultura como herramienta de cambio, fomentando la creación de medios como Cartones o Gaceta de Arte, trabajando mano con mano con algunos de los mayores referentes de la poesía y el arte en Canarias.

La Comisaría de Investigación franquista dirá de él tras el golpe del 18 de julio que era “gran organizador y propagandista del marxismo”. Sin duda, era un intelectual, pero además una persona comprometida con la mejora de la sociedad, lo que lo hacía doblemente peligroso. El mes de julio de 1936 lo había empezado en el escenario del Teatro Guimerá, tomando la palabra en un gran acto organizado por las Juventudes Socialistas, “contra la guerra y el fascio”, justo lo que llegó catorce días después.

La misma jornada en la que los militares y sus aliados acababan con las instituciones democráticas detuvieron a Pedro. Él, que era concejal y teniente alcalde en el Ayuntamiento de la capital en el gobierno de José Carlos Schwartz, último alcalde republicano, había pedido quince días para descansar. Estaba en La Laguna, en casa de su tía, Consolación García Sánchez, leyendo y escribiendo poemas en cuartillas. Allí es donde los franquistas fueron a buscarlo, llevándolo al cuartel de ingenieros ubicado en la lagunera Plaza del Cristo. El 28 de julio escribía a su madre, la avisaba de que lo iban a trasladar a los barcos prisión del muelle de Santa Cruz de Tenerife.

Los barcos, muchos entregados por los exportadores plataneros a los fascistas para habilitar cárceles provisionales, se convirtieron en el llamado "Archipiélago fantasma". A él lo ingresaron en el vapor Gomera. Su hermano Carmelo, que sería uno de los biólogos marinos más destacados de Canarias, también había sido detenido por sus ideales políticos.

Dentro de esas naves malvivían cientos de hombres, militantes de las distintas organizaciones de izquierda. En el vientre de esas embarcaciones, a pesar del miedo a ser desaparecidos y de la constante vigilancia, lograron articular redes de solidaridad y resistencia. Allí compartían las escasas noticias que llegaban del exterior, los pocos alimentos que recibían, algunas lecturas o se impartían clases. Incluso llegaron a realizar periódicos clandestinos, hechos a mano. En el Gomera fue llamado Rataplán, del que milagrosamente lograron hacer diecisiete números. Allí tuvieron que afrontar el miedo constante, no solo por la pérdida de la libertad, sabían que noche tras noche se llevaban hombres de los que nunca más se volvía a saber nada.

A las pocas semanas llegaron los falangistas a rapar a los presos entre risas y fiestas. Poco después les comunicaron una lista de 38 nombres que debía ser trasladados a otro de los barcos, el Adeje. Desde ese lugar fueron subidos al vapor Viera y Clavijo para ser deportados a Villa Cisneros, en el actual Sahara Occidental. Eran una lista de políticos, intelectuales, sindicalistas y activistas que eran considerados especialmente peligrosos. Pensaron que no saldrían con vida de ese inhóspito lugar, pero ocurrió un milagro. Los presos, junto a algunos jóvenes canarios que hacían el servicio militar en ese destino, muchos hijos de jornaleros, se organizaron y lograron liberarse. Como cuenta magníficamente bien José Manuel Hernández, en su libro dedicado a la fuga, presos, soldados y algunos marineros del Viera y Clavijo lograron llegar a Dakar y desde allí, incorporarse al esfuerzo bélico de la República.

Pedro García Cabrera fue designado para formar parte del Servicio de Información Militar del Ejército del Sur, en Baza, Granada. Allí sufrió un terrible accidente de circulación que casi le cuesta la vida y lo dejó hospitalizado hasta casi el final de la Guerra. Gracias a esa experiencia conoció a la cordobesa Matilde Torres Marichal, enfermera republicana con la que compartió el resto de su existencia.

Aunque había tratado de alcanzar el exilio por Cartagena, el 29 de marzo de 1939 fue apresado y llevado a la Prisión de Baza, donde el deterioro de su salud casi le cuesta la vida. Allí acabó los poemas para su libro, Romancero cautivo, que había iniciado en Villa Cisneros y continuado en Dakar. El nombre inicial con el que quería llamar a ese libro había sido "Con el puño en alto", aunque le fue imposible bautizarlo de esa manera. En las cartas de esa época manifestaba su dolor por la sequía intelectual que vivía, entre la guerra y la cárcel.

El recorrido por las prisiones continuó. El 24 de julio de 1942 lo llevaron a la Prisión Provincial de Granada, donde permanece otros dos años. El 21 de diciembre de 1944 se decretó su libertad, aunque apenas la puede disfrutar. Decide reunirse con Matilde en Madrid, donde residía. El 24 de enero de 1945 fue detenido nuevamente, reclamado por su fuga de Villa Cisneros. Lo trasladan a la Prisión de Carabanchel. El 20 de febrero el Capitán General de Canarias, Francisco García-Escamez, lo reclama para procesarlo por su participación en la fuga de Villa Cisneros.

En una cuerda de presos fue trasladado a Tenerife. El 26 de abril de 1945 ingresa en el depósito de Costa Sur (Fyffes), siendo procesado por el Juzgado Militar en septiembre de 1945, donde aunque el ministerio fiscal solicitó pena de muerte, recibe el indulto el 9 de octubre. Tuvo suerte, solo cinco años antes habían fusilado a otros compañeros de esa fuga. Es más que posible que el contexto internacional le ayudara enormemente. Tras la derrota de Hitler y Mussolini, a España le interesaba reducir su imagen de cruel dictadura aliada del fascismo.

Pedro había estado casi siete años de penal en penal, comunicándose con el exterior a través de cartas y con escasas oportunidades de cubrir sus aspiraciones intelectuales. Había conocido la suerte de amigos y compañeros desaparecidos, como Domingo López Torres, José Carlos Schwartz o Luis Ortiz Rosales. Puesto en libertad vigilada, con una orden de destierro a Tacoronte, tuvo claro que viviría una sociedad bien distinta a la que había conocido. Tuvo que adaptarse a esa nueva realidad vital y política, volver a una normalidad que ya no era normal. En 1948 se casó con Marisa y al año siguiente trató de retomar Gaceta de Arte junto a otros represaliados supervivientes, Domingo Pérez Minik y Eduardo Westerdahl, aunque solo consiguió producir un único número. Después vendrían más experimentos que trataban de lograr reverdecer el espacio de resistencia cultural previo a la Guerra, como la Gaceta semanal de las artes o Gánigo.

Su existencia fluyó tratando de ocupar los espacios que el régimen le permitía, intentando inyectar aire a las pequeñas burbujas de libertad que formaban las sociedades del arte y la cultura. Todavía en 1969 las autoridades franquistas impedían que la sección de literatura del Círculo de Bellas Artes le rindiera un justo homenaje. A pesar de eso logró editar nuevos poemarios y su voz creció como referente indudable de varias generaciones. Los guiños a la libertad fueron recurrentes. En mi biblioteca conservo un ejemplar de su obra Entre 4 paredes, que dedicó a mi abuelo “con amistad y libertad de expresión”. Aunque la esperanza lo mantenía, Pedro no pudo disfrutar demasiado de su añorada libertad. Con la muerte del dictador fue una figura destacada del socialismo, que incluso lo propuso como senador por La Gomera en 1977. El miedo no le había quebrado sus sueños de cambio. Hasta una Isla donde poco cambió en lo político, tuvo que reconocerle el mérito de su tarea, dándole la medalla de oro de Tenerife, que recibió poco días antes de su muerte, en marzo de 1981. Murió como vivió, como en su poema “A voz en cuello”, amando la libertad.

Este verano se cumplirán 120 años de su nacimiento. La casa donde nació en Vallehermoso, comprada con dinero público en 2008, no sé si conseguirá volver a la vida para ese día. Tampoco creo que se recuerde demasiado que el poeta que alumbró a tantas generaciones pagó su atrevimiento con demasiados años de cárcel, mientras los verdugos disfrutaron de honores y beneficios hasta el final de sus días.

Fuentes utilizadas

- Amado Santana. Esteban. Pedro García Cabrera. En torno a una existencia poética. Aula de Cultura de Tenerife. 1985.

- Castro Morales, Federico ( coord. ). Islas raíces: Visiones insulares de la vanguardia de Canarias. Fundación Pedro García Cabrera. 2005

- El Eco de Canarias. 21 de marzo de 1981 p5

- La Prensa. 2 de julio de 1936 p2

- Gaceta de Tenerife. 9 de julio de 1936 p5

- Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife. Expediente del proceso de Responsabilidades Políticas contra los concejales del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.  


domingo, 13 de abril de 2025

La lealtad del general. El último 14 de abril de la II República en Canarias

Hay imágenes que generan un escalofrío casi inevitable. Esta la tomaron en la mañana del 14 de abril de 1936 en Tenerife. El capitán general de Canarias, Francisco Franco, aparece escoltado a su izquierda por el alcalde capitalino, José Carlos Schwartz, a su derecha por el Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro. Los dos serían asesinados seis meses después, señalados por el dedo cruel del régimen que el general Franco lideró durante casi cuatro décadas. De poco valieron los telegramas al Jefe del Estado, recién nombrado, o las solicitudes de clemencia, el dictador no mostró piedad alguna. Ese día se celebraba el quinto aniversario de la proclamación de la II República, era una jornada de fiesta y celebración, más aún por la reciente victoria del Frente Popular, que había devuelto las esperanzas a muchos sectores de la población con el nuevo tiempo político.

Franco había llegado a Canarias apenas un mes antes. El cambio de Gobierno hizo que se tomara la cuestionada decisión de alejar de Madrid a los militares más sospechosos de no ser leales a la República. Quizás gracias a eso pudieron tener más libertad para conspirar. El militar recibió a finales de febrero la orden por la que se le nombraba comandante militar del Archipiélago y el 13 de marzo había llegado a las Islas a bordo del vapor Dómine (1). Ese mismo barco fue usado meses después para trasladar tropas y diez presos canarios, estos últimos salvajemente asesinados y lanzados al Tajo, mientras iban rumbo a la Guerra. A su llegada fue recibido por José Carlos Schwartz, que ejercía como Gobernador Civil interino, y otras autoridades civiles y militares, pasando revista a las tropas. Una de las fotos de la jornada volvía a mostrar al general escoltado con dos represaliados, el futuro alcalde, y el periodista tinerfeño, Luis Álvarez Cruz.

El mismo día de su llegada se anunciaba en la prensa la salida desde Cádiz de Manuel Vázquez Moro, recién nombrado para ubicarse al frente del Gobierno Civil. Había nacido en 1901 en Galicia, igual que el general, en Vilagarcía de Arousa. Había estudiado para ser capitán de la marina mercante y vivió varios años en Andalucía. Como muchos otros de su generación se aproximó al republicanismo, militando en Izquierda Republicana, llegando a ser alcalde de Jerez de la Frontera, donde también ejerció de director de un periódico ligado a Acción Republicana (2). Al llegar a Santa Cruz de Tenerife ocupó la plaza de Gobernador Civil. La imagen de la fotonoticia fue igualmente significativa, con cuatro víctimas mortales de la dictadura. Lo recibieron José Carlos Schwartz, Isidro Navarro, que fue su secretario, y José María Martín Díaz, concejal santacrucero de Izquierda Republicana, que ejerció de apoyo al Gobierno Civil durante esos meses (3) y fue igualmente asesinado en los primeros meses de la dictadura.
Cuatro asesinados en una sola imagen, Isidro Navarro, Vázquez Moro, Schwartz y José María Martín 

José Carlos Schwartz había nacido en 1897 en Santa Cruz de Tenerife. Durante los años veinte se prodigaba como poeta en la prensa isleña, estudiando magisterio y derecho. Desde 1924 ejercía de abogado en la capital, en la calle General Antequera nº13 (4), y muy pronto demostró su alta sensibilidad social y política, militando en Juventud Republicana y defendiendo numerosas causas sociales y obreras, destacando su papel en el proceso judicial de los Sucesos de Hermigua. En 1936 fue nombrado alcalde de Santa Cruz y además recibió un merecido homenaje por su breve labor como Gobernador Civil interino, con un almuerzo popular celebrado el 22 de marzo en la plaza de Toros capitalina, organizado por el poeta y concejal, Pedro García Cabrera. El alcalde del Frente Popular recordó en esa ocasión los ciertos ataques y amenazas anónimas que había recibido, asegurando que “no le intimidaban ni le impedirían luchar con entusiasmo, como hasta ahora, por la República y por el bienestar de su ciudad” (5). Solo le permitieron ejercer cuatro meses, seguramente no imaginaba lo que vendría.

En un extraordinario ejemplo de hipocresía, el general Franco mandó un telegrama al Ministro de la Guerra, que decía que "Con motivo del quinto aniversario de la instauración de la República, felicito y saludo afectuosamente a V.E en nombre propio y de las fuerzas a mis órdenes, rogándole haga llegar a S. E, el Presidente de la República y jefe del Gobierno, sentimientos lealtad, disciplina y adhesión firmísimos en bien de España y de la República” (6). Lealtad, disciplina y adhesión, del que fue clave en orquestar el golpe militar, la lealtad de los golpistas.

El 14 de abril de 1936 sirvió para el encuentro histórico que hoy comentamos. A las diez y media de la mañana salieron desde la Comandancia General de Santa Cruz. La fecha sirvió para un encuentro inusual entre sectores que defendían la República y otros que la cuestionaban y participaron del golpe. Por un lado militares y miembros de la judicatura, como Franco, Alfonso Arriaga, Comandante de Marina de la Provincia Marítima de Tenerife, el juez de Instrucción del Partido, Arturo Ascanio, Juan Sánchez Real, presidente de la Audiencia Provincial, o Alejandro Cobelas, Fiscal de la Audiencia de Santa Cruz. Por el otro, los políticos republicanos o el rector de la Universidad, Jesús Maynar Duplá (7), destituido y detenido cinco meses después. Los viejos poderes, que resistían al cambio democrático, compartían una jornada de conmemoración de un tiempo político al que desafiaron en todo momento y donde las autoridades políticas no quisieron vulnerar una legalidad que venía desde la vieja monarquía y la época de la dictadura de Primo de Rivera. La crónica decía que el “gentío estacionado frente a la plaza de Weyler aclamó a las fuerzas, que al cruzar frente a las autoridades daban el viva reglamentario a la República”.

Ese mismo día en La Laguna se celebró un evento musical y cultural en el Teatro Leal, organizado por el Ayuntamiento y maestros de las escuelas municipales. El salón lucía “adornado con las banderas de las organizaciones societarias y numerosas enseñas tricolores. La banda municipal ejecutó el Himno de Riego y la Internacional al principio y final del acto” (8). El papel de la infancia en ese aniversario fue destacado, tanto en Santa Cruz como en La Laguna. En la tarde del 14 de abril la plaza de Toros se llenó de niños y niñas, además de numeroso público, donde se vieron cabezudos, actuaciones musicales y los menores llevaban trajes regionales, además de celebrar una luchada infantil (9). En La Laguna se eligió nuevamente el Teatro Leal, donde los escolares realizaron bailes e interpretaron canciones, siendo muy felicitada la directora de la Escuela graduada, Ángeles Machado, y a las maestras de sección de la misma escuela (10), muchas de ellas depuradas poco después del golpe militar.

Otros lugares de las Islas vivieron con similar emoción la jornada, que sería la última de esta etapa. En Icod hubo un importante varias actividades, desde cine infantil a bailes en las sociedades "Centro Icodense" y "Círculo de Obreros” (11). En San Sebastián de La Gomera se celebró una acampada de escolares y exploradores de la Villa en la zona conocida como Honduras, además de cerreras de sortijas y bailes (12). En Las Palmas de Gran Canaria el desfile del día fue por el Paseo de Chile, congregando a muchas personas, además del festival infantil y de otros bailes y celebraciones (13).

Después de abril llegaría el primero de mayo, que ya empezó a marcar la clara señal de que un amplio sector del ejército y los grupos más destacados de la vieja oligarquía no iban a permitir que el Frente Popular lograra sostenerse en el tiempo. El tiempo de los golpistas se acercaba y sus consecuencias serían notables.

José Carlos Schwartz y Manuel Vázquez Moro fueron detenidos a las pocas horas del 18 de julio de 1936. Los dos formaron parte de las autoridades republicanas que llevaron a las celdas de Paso Alto. El 13 de octubre Vázquez Moro fue fusilado junto a otros responsables republicanos, su cuerpo “arrojado a la fosa común número 6 del patio 7 del Cementerio Lastenia de Santa Cruz” (14). Schwartz había recibido una visita en la prisión el día 2 de octubre. Eran dos amigos cercanos a las autoridades franquistas, que según diversos testimonios, se lo llevaron a la zona de Las Cañadas y lo asesinaron (15). De los de la imagen que ilustra este texto, solo uno murió mansamente en una cama, solo uno fue enterrado con todos los honores, nuevamente trasladado hace poco a otro mausoleo, mientras que Vázquez y Schwartz siguen perdidos, con sus huesos esperando a que alguien los logre identificar. Una imagen y una historia que refleja bien buena parte de nuestra historia del siglo XX.

José Carlos Schwartz

Manuel Vázquez Moro



Fuentes utilizadas

  1. La Prensa. 13 de marzo de 1936. p1

  2. Ríos Samaniego, Ángeles de Lourdes. Prensa jerezana de los primeros años del s. XX. Un estudio de la figura y obra del periodista y escritor jerezano Francisco Guerra Tenorio. Tesis doctoral. P67

  3. La Prensa. 15 de marzo de 1936. p1

  4. La Prensa. 21 de noviembre de 1924. p3

  5. La Prensa. 24 de marzo de 1936. p4

  6. La Prensa. 16 de abril de 1936. p1

  7. La Prensa. 15 de abril de 1936. p1

  8. La Prensa. 15 de abril de 1936. p2

  9. Gaceta de Tenerife. 16 de abril de 1936. p8

  10. La Prensa. 16 de abril de 1936. p4

  11. La Prensa. 19 de abril de 1936. p1

  12. La Prensa. 19 de abril de 1936. p4

  13. Acción. 16 de abril de 1936. p4

  14. Puga, Laura. Navegando entre la arbitrariedad y la impunidad, en los márgenes del Estado español. Cuadernos Republicanos, n.º 97 Primavera-verano 2018. p13

  15. Riomesta, Tulio. El último alcalde republicano de Santa Cruz de Tenerife, José Carlos Schwartz Hernández, fue asesinado por criminales franquistas y arrojado a la fosa del Bucio de Maja (Tenerife) en 1936: https://www.lavozdelarepublica.es/2023/05/el-ultimo-alcalde-republicano-de-santa.html


domingo, 6 de abril de 2025

Francisco Delgado Herrera, destacado maestro y músico tinerfeño represaliado por el franquismo

El 18 de julio de 1936 no solo se quebró la democracia, también se vivió una hecatombe cultural que hizo retroceder varias décadas la educación y diversas ramas del arte. Un ejemplo fue lo sucedido con el extraordinario maestro y músico tinerfeño, Francisco Delgado Herrera, que tuvo el dudoso honor de ser uno de los once maestros víctimas mortales de esos primeros años de dictadura.

Francisco había nacido el 3 de diciembre de 1875 en Santa Cruz de Tenerife, este año se cumplirán 150 años de esa fecha. Desde niño desarrolló su vida en La Laguna, donde recibió formación como ebanista, además de iniciarse en el mundo de la música, algo que marcó su vida. En la Banda de Música de La Orotava, donde ejerció como primer clarinete, logró ampliar sus conocimientos y mejorar su formación (1). Además de su pasión por la música, logró formarse como maestro, oficio al que dedicó sus últimos años de vida.

En 1907 formó parte en La Laguna de la creación de la sociedad filarmónica “La Esperanza”, presidida por Fernando Rodríguez Díaz, donde ejerció como vicepresidente (2), que sería parte de la fundación de la Banda Municipal de La Laguna. Francisco ya ejercía de profesor de música en Aguere, obteniendo “un brillante éxito en un concurso abierto por la Revista Musical que se publica en Madrid” por su vals Pálidas rosas (3).

El autor musical fue sin duda uno de los más reconocidos de su generación en el Archipiélago, pero además de su educación, la prensa empieza a demostrar un alto grado de conciencia social y sensibilidad con los más desfavorecidos, posiblemente fruto de su propia existencia. A inicios de 1909 fue uno de los que contribuyeron con la Cruz Roja lagunera para recaudar fondos ante el terremoto de Mesina, que asoló Sicilia y Calabria, en Italia (4).

La vida de Delgado Herrera estuvo también muy ligada al activismo social y cultural, además del compromiso político, en unos ideales que fueron evolucionando a lo largo de los años. Formó parte es de la directiva del Casino Democrático Brisas del Teide (5), ubicado también en La Laguna, una “nueva sociedad de instrucción y recreo”, ligada a las corrientes republicanas más centristas, presidido por el profesor del Instituto de Canarias, Isaac Cabrera.

En los primeros años del siglo XX el nombre de Francisco Delgado será habitual, al crear melodías de distintos géneros que triunfan en las veladas del Ateneo o en las fiestas más populares de la Isla, desde valses a zarzuelas, incluso entrando en el mundo de la ópera. Su éxito hizo que incluso la revista madrileña “Nuevo Mundo” le dedicara una foto en la que destacaba los éxitos del joven compositor canario (6), algo nada frecuente en ese momento para alguien de las Islas.

A partir de 1912 empezó a ejercer como maestro, realizando una ruta por distintos puntos de la Isla en esa etapa de interinidad inicial. El primer año fue designado para ocupar plaza como interino en la escuela de Igueste de San Andrés (7), en la capital tinerfeña. Al año siguiente le tocará plaza en La Victoria (8) y el siguiente ostentará la escuela de Valle de Guerra (9).

El interés por el vínculo entre la cultura, la formación educativa y los avances sociales se plasman en su designación como presidente de la Sociedad “Juventud Obrera”, donde fijaron sus objetivos en “difundir entre la clase obrera el mayor grado de cultura que nos sea factible. Para ello crearemos Escuelas de Artes Decorativas, Letras, Música, Pintura y Dibujo lineal”, que planteó colaborar con el Ayuntamiento lagunero en sus tareas (10). A pesar de estas tareas sociales, sus colaboraciones musicales y su labor como maestro, logró preparar y sacar adelante la plaza de maestro en las oposiciones celebradas en 1916, obteniendo el puesto de maestro en Tacoronte (11). Su faceta musical seguirá creciendo en ese tiempo, con motivo del 28 aniversario de la Banda la Fe participó en un importante evento musical y poético en el Teatro Viana de La Laguna, ofreciendo el cuplé oriental Zoraida (12).

En su labor como maestro también se implicó en las demandas laborales y formativas necesarias para lograr avances importantes en una sociedad donde el analfabetismo seguía siendo una enorme lacra para las clases populares. En 1921 ya formaba parte de la Asamblea de Magisterio como maestro de la escuela graduada de Tacoronte (13).

La Banda de la Fe reconoció el apoyo y compromiso de Francisco Delgado en un acto público celebrado en el Teatro Leal de Aguere, en noviembre de 1923 (14), pero su acción generosa iba mucho más allá, en 1925 también fue uno de los que acompañaba las labores del Orfeón La Paz en sus primeros pasos, dirigiendo su agrupación de bandurrias y guitarras (15), haciendo una labor similar al frente de la orquesta del Círculo de la Amistad XII de enero de la capital (16).

En 1927 el maestro, a sus cincuenta y dos años, además de una reconocida labor, tiene una extensa familia. Prueba de ello fue la solicitud de “subsidio que otorga el Estado a los empleados de familias numerosas”, que hizo ese mismo año ante el Ministerio de Trabajo (17). Su trayectoria le hizo merecedor de la presidencia, al año siguiente, de la Asociación de Maestros Nacionales de la Provincia (18), una de las labores centrales que le pondría en el foco de la represión política desatada por los militares.

Poco antes de la llegada de la II República, Francisco Delgado consiguió un gran éxito con su poema musical «Schubertiada», dedicada al famoso compositor austriaco, estrenado por la banda municipal de la capital tinerfeña en la Plaza del Príncipe (19). En esos años el compositor y maestro ya residía en Santa Cruz de Tenerife, donde ejercía sus labores propias del magisterio, además de formar parte de sociedades, como el Círculo de la Amistad, donde ejerció de vocal en la directiva elegida para 1931 (20). En el final de la etapa monárquica fue designado para ocupar tareas en el Patronato de Protección Escolar, junto a la maestra Felicidad González y otros (21). Con la llegada del nuevo tiempo político el papel político de nuestro protagonista pudo salir más a la luz. La II República llegaba con la ambición de lograr mejoras, en especial entre la clase trabajadora. En los primeros meses de la misma, Delgado aparecía entre los que contribuían con aportaciones económicas en apoyo de las ayudas para el paro obrero (22).

Entre su labor social de esta etapa destaca la Asociación al Servicio de Tenerife (23), una “Institución puramente patriótica y tinerfeña”, que pretende desarrollar una “constante labor de regeneración insular y local”. Esta asociación, en la que Francisco fue su representante en la capital, se marcó una “cruzada contra el analfabetismo; la creación de bibliotecas populares e itinerantes; el fomento del embellecimiento y ornato locales; sostenimiento de campañas culturales; cooperación con instituciones benéficas; protección, fomento y propagación del arbolado y las aves” (24). En esta curiosa entidad, cofundada por Alfonso Ramos Fresneda, gestor de profesión, y socio del Orfeón la Paz, convivieron diversos sectores y tendencias, desde los republicanos a algunos que acabaron ligados al primer franquismo.

En el mes de septiembre de 1931 falleció en La Laguna el padre de Francisco, Benito Delgado, con 86 años de edad (25). Ese mismo mes fue designado para conformar el Consejo Provincial de Instrucción Pública, junto a la ya mencionada maestra, Felicidad González (26), que ejercieron, con breves parones, entre ese año y el verano de 1936 en el control y mejora de los servicios escolares. Al año siguiente ya logró la plaza permanente en la “escuela nacional de niños número 5 de esta capital (San Francisco)” (27), que poco después pasa su sede a la calle Cruz Verde.

Fernando Delgado militó en el socialismo. Prueba de ello es que formó parte de la sección de enseñanza de la UGT, constituido formalmente su directiva el 9 de julio de 1933, donde fue nombrado vicesecretario (28), siendo su nombre frecuente en su órgano de comunicación durante esos años, “Obreros de la Cultura”. En sus páginas recogen la labor que realiza en ese año para las “fiestas de septiembre” en La Laguna, organizando un festival infantil, a cargo del “notable compositor musical, quien presentará unos interesantes conjuntos musicales y gimnásticos” (29). El 28 de diciembre de 1933 participó en el “congresillo” de la Federación Tinerfeña de Trabajadores de la Enseñanza, presidiendo la delegación de Santa Cruz de Tenerife, siendo nombrado presidente de la Comisión Ejecutiva. Además, fue nombrado para participar en el Congreso que se celebrará en 1934 en Las Palmas y se toman “acuerdos conducentes al aplastamiento del fascismo y defensa del proletariado” (30). Claramente el auge de los nazis en Alemania y el gobierno de los sectores ultraconservadores, durante ese bienio de la República española, marcó una preocupación que por un lado favoreció la unidad de acción de cara a las elecciones de 1936 y por otro fue el caldo de cultivo necesario para el futuro golpe militar. Con la constitución del Frente Popular, en enero de ese año fue nombrado vicepresidente de la Agrupación Socialista de Santa Cruz (31). Ese último semestre de la II República fue intenso. Las elecciones de febrero dieron un gran triunfo para la candidatura que aglutinaba a las izquierdas, que sin duda Francisco celebró. Su música también se consagraba. En 1935 había presentado su composición, Calvario de Tacoronte, a un concurso de convocado en Hamburgo, donde fue premiada. Siendo retransmitida por Radio Berlín, e interpretada por la Orquesta de dicha Radio el 24 de marzo de 1936. Esta misma obra la interpretó la Orquesta de Cámara de Canarias, bajo la batuta de Santiago Sabina, el 20 de mayo de 1936 (32).

A pesar de sus tareas políticas, Francisco no detuvo su apretada agenda de participaciones en entidades y asociaciones del ámbito cultural. Poco más de un mes antes del golpe militar Francisco había sido elegido vicepresidente de la Masa Coral Tinerfeña (33), entidad de gran arraigo republicano. Poco después se celebró la penúltima sesión del Patronato de Protección Escolar. En el conviven personas que tendrán caminos absolutamente divergentes, por un lado perfiles como el de Susana Villavicencio, inspectora-Jefe de Primera Enseñanza en Tenerife, una de las más activas implicadas en la depuración del profesorado durante el franquismo en la Isla (34). En el otro lado, tres víctimas mortales del fascismo, el Gobernador Civil, Manuel Vázquez Moro, fusilado en octubre de 1936, y Lucio Illada, en representación de la Mancomunidad, fusilado en 1940, además de Francisco Delgado (35).

El 18 de julio de 1936 llegó un tiempo nuevo. El mundo de la enseñanza, la cultura, el arte, formaba parte de los sospechosos, a los que había que depurar y perseguir. Francisco era ya todo un veterano, con 61 años de edad, a pesar de su buena relación con diversos sectores sociales, fue detenido el 8 de agosto (36) y trasladado a los barcos prisión que se ubicaron en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. En septiembre de 1936 la noticia de la pérdida de su plaza de maestro se publica en los medios del régimen. En la lista le acompañan nombres de otros miembros de la FETE, como José Galán, Robustiano Toledo y Víctor Pérez (37). Tres meses después de su muerte, la Comisión Depuradora del Magisterio Primario de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, le sigue reclamando informes y expedientes (38), que ya nunca podrá ofrecer.

Los datos dicen que murió menos de seis meses después, entre tantos otros compañeros de las diversas fuerzas políticas y sindicales. Algunos familiares aseguran que fue arrojado al océano, como tantos otros, aunque hay un certificado militar que indica que falleció en enero de 1937. Su desaparición puso fin a su creatividad y a su implicación, enterró su cuerpo, pero además de eso su nombre, su historia y sus obras. En los años cuarenta sus familiares recibieron otra vez la cruel noticia de que su padre estaba siendo investigado por el Juzgado Instructor de Responsabilidades Políticas de Santa Cruz de Tenerife, conservándose su expediente en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas.

Hoy, su memoria está emborronada. Pocos conocen la existencia de este compositor y maestro. Una de sus obras más conocidas, Calvario de Tacoronte, no se volvería a tocar hasta la década de los ochenta. Habían pasado más de cuarenta años sin sonar esos acordes.


Fuentes utilizadas

  1. Álvarez Martínez, Rosario. Semblanza del compositor Francisco Delgado Herrea (1875-1937), artículo incluido en Memorias del Contrabando. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. (2015). p 44

  2. La Opinión. 3 de enero de 1907. p2

  3. El País. 9 de noviembre de 1908. p2

  4. El Defensor del Magisterio, 22 de enero de 1909, p6

  5. El Progreso. 10 de julio de 1909. p2

  6. Nuevo Mundo. 10 de noviembre de 1910. p29

  7. La Opinión. 1 de octubre de 1910. p2

  8. Diario de Tenerife. 24 de septiembre de 1913. p2

  9. La Opinión. 30 de mayo de 1914. p1

  10. Gaceta de Tenerife. 18 de enero de 1916. p1

  11. La Opinión. 17 de abril de 1916. p1

  12. Gaceta de Tenerife. 2 de diciembre de 1919. p2

  13. Gaceta de Tenerife. 11 de septiembre de 1921. p2

  14. Gaceta de Tenerife. 11 de noviembre de 1923. p2

  15. Gaceta de Tenerife. 13 de febrero de 1925. p1

  16. La Prensa. 24 de julio de 1925. p2

  17. Gaceta de Tenerife. 6 de agosto de 1927. p2

  18. Eco del Magisterio Canario. 7 de enero de 1928, p9

  19. Gaceta de Tenerife. 6 de agosto de 1930. p1

  20. Gaceta de Tenerife. 18 de diciembre de 1930. p1

  21. Gaceta de Tenerife. 11 de febrero de 1931. p3

  22. La Prensa. 31 de mayo de 1931. p1

  23. Gaceta de Tenerife. 18 de julio de 1931. p2

  24. Alonso Delgado, Víctor Lorenzo. Deporte, Ocio y Sociabilidad en las Islas Canarias Occidentales (1850- 1936). Tesis Doctoral Universidad Ramón Llull. P195

  25. La Prensa. 9 de septiembre de 1931. p5

  26. Las Noticias. 18 de septiembre de 1931. p1

  27. La Prensa. 6 de marzo de 1932. p2

  28. Obreros de la Cultura. 15 de julio de 1933. p8

  29. Obreros de la Cultura. 30 de julio de 1933. p7

  30. Obreros de la Cultura. 1 de enero de 1934. p4

  31. La Prensa. 4 de enero de 1936. p3

  32. Álvarez Martínez, Rosario. (2015). Op cit p44

  33. Gaceta de Tenerife. 17 de junio de 1936. p2

  34. García Vera, Cristóbal. Las oscuras razones de la burguesía canaria contra la recuperación de la memoria histórica: https://rebelion.org/las-oscuras-razones-de-la-burguesia-canaria-contra-la-recuperacion-de-la-memoria-historica/

  35. La Prensa. 28 de junio de 1936. p11

  36. Álvarez Abreu, Bruno Juan. Francisco Delgado Herrera. Pancho el de la Jueza: https://efemeridestenerife.blogspot.com/2017/10/francisco-delgado-herrera-pancho-el-de.html

  37. La Prensa. 19 de septiembre de 1936. p3

  38. La Prensa. 11 de abril de 1937. p2


sábado, 29 de marzo de 2025

Antifranquistas de Canarias refugiados en Senegal. La muerte y el exilio de la familia de Eduardo Suárez Morales

No hace tanto la ruta canaria era en sentido contrario. Militantes antifranquistas y algunos de sus familiares lograron recuperar la libertad en lugares como Dakar o Casablanca. Fue el caso de varios familiares del diputado comunista canario, Eduardo Suárez Morales, que había sido fusilado el 6 de agosto de 1936. Su compañera de vida, María del Rosario Socorro Guerra, junto a sus dos hijos, su hermano y su cuñada lograron llegar a la capital de Senegal un 18 de julio de 1949. Casi treinta años después recordaba el momento con estas palabras: “La emigración y el exilio supuso miserias y calamidades, pero teníamos la compensación de haber dejado atrás la muerte” (1). Ese espacio que les acogió sirvió para que sus hijos se pudieran criar en una libertad que no tenían en Canarias. Allí se mantuvieron viviendo incluso cuando Franco ya había muerto, echando en falta a su marido y padre.

El recuerdo de Eduardo permanecía muy presente. Él había nacido el 27 de enero de 1906 y se crió entre el Puerto de la Luz y Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, en una familia de trece hermanos, criado por su tía, ya que su madre había muerto siendo muy niño. Allí conoció el inicio del movimiento obrero y los conflictos sociales, que sin duda generaron una huella en su vida. Estudió magisterio, se acercó al mundo del periodismo y también le tocó, como a tantos otros, emigrar, viviendo en Brasil (2).

A su regreso ejerció como contable en la firma “Hijos de Diego Betancor”. Juan Betancor, un viejo compañero de lucha, lo recordaba con motivo del cincuenta aniversario de su asesinato. Decía que aunque “no tenia grandes dotes oratorias, siempre estuvo al frente de la clase trabajadora en todos los movimientos sindicales” (3). De esa época destacó la importancia de la huelga del Sindicato de Tabaqueros, que sin duda marcó su vida militante, pero también favoreció la cruel sentencia que recibiría tiempo después.

En el informe realizado por Falange Española el 12 de diciembre de 1939, lo señalan que “desde muy joven se apreciaba en su persona un espíritu exaltado”, tratando de evidenciar su carácter luchador, bajo la mirada de un régimen que sin duda temía perfiles como el de Eduardo (4). En el mismo Expediente, el comisario jefe de la Dirección General de Seguridad indicó que además fue Secretario de la Federación Sindical Obrera en Las Palmas y del Sindicato de Trabajadores Mercantiles (5), una pequeña muestra de su activismo e implicación durante los años previos al golpe franquista.

Eduardo Suárez Morales militó en el PSOE en los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, hasta que su partido decidió participar de la misma, cuando renuncia a su afiliación por lo que consideraba una traición a la clase trabajadora (6). Con la llegada de la II República mantendrá una gran actividad sindical y política, participando en 1933 en la fundación del Partido Comunista en Canarias. Un año antes, en enero de 1932, se había casado con su compañera María del Rosario Socorro (7).

En 1935, en la etapa de gobierno conservador dentro de la República, Suárez fue uno de los participantes en el mitin organizado en la capital de Gran Canaria. Allí pidió un recuerdo “a todas las víctimas y a todos los presos, por encima de ideologías y de pequeñeces. Unámonos en un sólido bloque, frente al fascismo y para alcanzar la amnistía” (8). Eduardo logró jugar un papel destacado, en especial, como dijimos, en las movilizaciones de los trabajadores y trabajadoras del importante sector tabaquero. Ese impulso le ayudó a recibir un gran apoyo popular en las elecciones de febrero de 1936, donde sería el segundo candidato más votado en la capital de la Isla y uno de los que logró un puesto como diputado canario (9). La clase obrera había sido un factor clave en el éxito de la candidatura del Frente Popular, por eso no es extraño que los diputados de izquierdas celebraran en marzo de ese año, poco después de las elecciones, una asamblea con un extenso grupo de representantes sindicales y militantes de este grupo social, que llenó el Teatro Galdós de la capital. Tal y como recogió la prensa, la presidencia fue del “presidente del Sindicato de Obreras y Obreros Tabaqueros y los tres diputados de izquierda señores Valle, Junco Toral y Suárez Morales” (10).

Los meses transcurrieron con la ilusión de un nuevo tiempo político. En abril, el joven diputado de treinta años partió en la motonave Dómine, para tomar posesión de su plaza en el Congreso de Madrid (11), donde formaba parte de los partidos que lograron una importante mayoría.

La casualidad quiso que el 18 de julio de 1936 la familia estuviera en su residencia de La Atalaya, en Gran Canaria. Un compañero corrió a avisarle del movimiento militar que se había desatado y del riesgo que corría. Junto con otros militantes de la izquierda trató de generar un foco de resistencia a los golpistas en Moya y Arucas, donde también ejerció como uno de los organizadores socialista Fernando Egea. El intento de resistencia fue en vano. Las escopetas de caza poco podían hacer frente a las armas más modernas de los militares y los cañones del buque militar Arcila. Suárez y su familia, junto a otros militantes, trataron de llegar al continente africano en un barco gasolinero, que quedó sin combustible en Mogán, donde fue detenido por las autoridades golpistas (12).

El proceso militar fue casi inmediato, recibiendo una condena a muerte que debía desarrollarse el 6 de agosto de 1936. Él y Fernando Egea fueron trasladados al cuartel de la Isleta, para pasar su última noche. Su excompañero, Juan Betancor, recordaba que “la esposa de Eduardo irrumpe en llanto y lágrimas, Eduardo le pasa el brazo por los hombros y le dice cariñosamente: "La compañera de un comunista no llora". Eduardo y Egea murieron con el puño en alto y dando vivas a la República” (13). El efecto para la familia fue terrible, que además del dolor, vivieron el acoso constante de falangistas y fuerzas de seguridad. Ricardo García Luis aportó un testimonio que de Ana Doreste Suárez , sobrina de Eduardo Suárez Morales, que dijo que su tía "dejó de cantar y contar cuentos" desde que fusilaron a su hermano (14). Eduardo Suárez dejó una pequeña carta escrita con letra clara, que corrió de mano en mano durante la clandestinidad. En ella recordaba a quienes le permitieron ser diputado, decía: “¡Salud, valientes y queridas hermanas tabaqueras!. Por vosotras y por todos los explotados del mundo, doy mi vida”.

María del Rosario recordaba el acoso que vivió y cómo le afectó. Un día, en el que llegaron a su casa para llevarse también a su hermano, “salí a la puerta y les insulté. Así que los falangistas querían llevarme a mi también. Menos mal que mi padre les dijo que tuvieran compasión con una mujer que había perdido ya a su marido”. Los hombres fueron detenidos y maltratados, pero también las mujeres vivieron a partir de ese mes de agosto de 1936 una existencia donde ser citadas en comandancia formaba parte de su día a día (15). Su hijo recordaba en 2021 como, hasta colocar flores rojas en la tumba sin cruz de su marido, generó quejas y persecuciones del cura de la zona.

No acabó con eso. A partir de 1939 su familia es amenazada por el proceso de Responsabilidades Políticas, del expediente 152/1939. Las autoridades franquistas querían lograr recursos en un país que habían dejado en la ruina absoluta. La víctimas propicias de este saqueo institucional eran los perdedores. Este procedimiento se mantendría activo durante diez años, hasta 1949, la misma fecha del exilio familiar. Ni muertos pudieron escapar. En la sentencia 375 de 1941, el Presidente del Tribunal Pedro Saenz Vallejo y su equipo afirmaba que “...Suárez Morales fue fundador del comunismo, presidente del mismo y propagandista en prensa de esas ideas”. Por esto y por tratar de defender la legalidad democrática, se sancionó a sus herederos al pago de cien pesetas, aunque llegaron a pedir 100.000 (16) en varios documentos previos, hasta constatar que ni él ni Fernando Egea tenían bienes algunos que robar, más allá de la vida. La ideología que hay detrás de este proceso no se oculta lo más mínimo, conservándose en el expediente conservado, hojas informativas reutilizadas, procedentes de informes secretos de la embajada nazi en Madrid.

Sus hijos tuvieron que vivir el exilio de su familia y el desarrollo de su vida en Senegal, donde su madre trató de respetar la petición de su marido de trasladarle unos valores firmes. La situación en la Isla era insoportable y parecía quedar claro que los aliados, que habían acabado con las dictaduras fascistas en Europa, no pensaban hacer nada con Franco. Eduardo, su hijo, recordó en una entrevista imprescindible, recordar la dura experiencia de la emigración y el exilio. Su familia tuvo que salir de forma clandestina, como muchos miles más en esa época, él solo tenía catorce años. Desde Maspalomas embarcaron en un velero que salió de forma ilegal rumbo a Venezuela, escondidos de las autoridades entre sacos de sal. La falta de experiencia del capitán y las malas condiciones del mar hicieron que acabaran recalando en Senegal. Allí recibieron la solidaridad de la población senegalesa, que les llevaba agua y comida. También sufrieron el desinterés de las autoridades coloniales francesas, que los retuvieron durante varios meses en el puerto de Dakar. Allí, parte de su familia permaneció, mientras él trabajó como electricista, albañil o fontanero, llegando a ser presidente del Club Rotary y Cónsul de Alto Volta (actual Burkina Faso), viviendo tiempo después de la muerte del dictador en el país que lo había acogido. Su vida quedó marcada por siempre por esa vivencia y por la luz que dejó su padre tras de sí (17). Una plaza recuerda a Eduardo Suárez Morales en Las Canteras, los nombres de algunos de los culpables de su muerte siguen en espacios públicos, mientras su historia se va olvidando entre la bruma del tiempo.

Eduardo Suárez hijo

Fuentes utilizadas

  1. Tierra Canaria. 15 de enero de 1978. p12

  2. Idem

  3. Boletín de Difusión Interna del PCPC. Nº2. Agosto de 1986. p2

  4. Informe Jefatura Provincial de Las Palmas de Falange Española. 12 de diciembre de 1939. Expediente de la Causa de Responsabilidades Políticas. 152/1939, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

  5. Informe del comisario jefe de la Dirección General de Seguridad. 20 de mayo de 1940. Expediente de la Causa de Responsabilidades Políticas. 152/1939, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

  6. Tierra Canaria. Op cit

  7. Idem

  8. Tribuna Comunista. Noviembre de 1980. p4

  9. Acción. 18 de febrero de 1936. p4

  10. Gaceta de Tenerife. 3 de marzo de 1936. p3

  11. La Prensa. 12 de abril de 1936. p2

  12. Informe Jefatura Provincial de Las Palmas de Falange Española. 12 de diciembre de 1939. Op cit

  13. Boletín de Difusión Interna del PCPC. Op cit

  14. García Luis, Ricardo. Víctor Ramírez: Palabras de Amazigh. La Voz de Lanzarote. 13 de marzo de 1998. p4

  15. Tierra Canaria. Op cit

  16. Sentencia 375 de 1941, del Expediente de la Causa de Responsabilidades Políticas. 152/1939, Archivo Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

  17. Proyecto Memoria de Casa África: Eduardo Suárez: https://www.youtube.com/watch?v=Xl9xYSI8yzc&t=32s


domingo, 23 de marzo de 2025

Los revolucionarios hermanos Calero Labesse y los inicios del Tenisca

Domingo y Jacobo Calero Labesse, junto a un nutrido grupo de jóvenes republicanos palmeros, lograron mantenerse alzados en los montes de su Isla mientras los franquistas detenían y asesinaban a muchos de sus camaradas. Allí sobrevivieron meses, hasta que en enero de 1937 consiguieron tomar el velero Añaza y huir a Mauritania, en una época donde los viajes de búsqueda de libertad eran en dirección contraria.

Ambos fueron dignos hijos de su momento histórico. Los dos, nacidos en Santa Cruz de La Palma, fueron ejemplo de ese activismo social imparable de una generación que soñó que la sociedad en la que nacieron sería cambiada gracias a la convicción de la clase trabajadora.

Domingo tenía 15 años cuando entró a formar parte del grupo de jóvenes que en la nochebuena de 1922, en las escalinatas de la plaza de San Francisco de la capital palmera, dieron forma a los inicios de la Sociedad Deportiva Tenisca, uno de los clubes de fútbol más destacados en la Isla. A pesar de su corta edad ejerció de secretario en el acta fundacional. Ninguno de los primeros promotores de la entidad había cumplido los veinte años en ese momento. Su hermano Jacobo, de 17 años, ya era miembro de un club denominado Hispamer, que al poco tiempo se integraría en el Tenisca. En los primeros pasos del club, que logró crecer en número de socios muy rápido, ocupó la primera presidencia un veterano, el republicano y masón garafiano, Domingo Pestana Lorenzo (1), que es difícil saber la influencia que pudo tener en la rápida toma de conciencia de los hermanos Calero. El fútbol sin duda será una de sus pasiones iniciales, ejerciendo además de cargos en la directiva, de jugadores, donde Domingo destacará especialmente.

Tenisca 1922
Ambos habían logrado formarse y tener una buena educación, gracias a ella Domingo tenía apenas 16 años en 1923, cuando la Audiencia Territorial anunció que era uno de los que había aprobado por exámenes para convertirse en secretario y suplente de juzgado (2). Jacobo también realizaba el mismo oficio. En 1926 la Asamblea de secretarios judiciales lo nombró vocal de la junta, presidida en ese año por Francisco Dorta y Jacinto del Castillo (3). Dos años después los hermanos aparecen en la directiva de la "Unión de Dependientes del Comercio y de la Industria", Domingo como secretario y Jacobo como vicesecretario (4), que ya indica una sensibilidad sindical importante en una época compleja, como la del final de la dictadura de Primo de Rivera.

Al igual que sucedió en otras islas, como La Gomera, la juventud del momento mostraba una actitud muy crítica con el modelo político del momento y el papel de los viejos caciques locales, más aún en una sociedad que había sido impactada por sucesos como la guerra de Cuba, las masacres sufridas en el Rif, los ecos de la Primera Guerra Mundial y los cambios que habían generado. Sus ideales se agruparon entorno a valores republicanos que se irían definiendo más claramente en los años de la II República. En enero de 1930 ya forman parte de la directiva de la Sociedad Juventud Ideal, en la capital palmera, en la que Domingo será nombrado vicesecretario y su hermano bibliotecario (5). En ese año Jacobo era uno de los integrantes de Juventud Republicana de La Palma (6), donde compartió labor con militantes como Imeldo Guerra o Ermelandro Martín, que posteriormente le acompañarían en su camino a los ideales comunistas. Su labor en este ámbito le llevó a ser uno de los que tomaron la palabra en el acto de inauguración de la sede de Juventud Republicana en El Paso (7). Según recordó en sus memorias Florisel Mendoza, en esta etapa la casa donde José Miguel Pérez y su compañera, Sara Pérez, daban clases, era sede de tertulias, en las que participó también Jacobo (8). Los dos también serán firmantes del mensaje de apoyo y de la campaña de firmas para socrrer la difícil situación que vivía la única hija de José Nakens Pérez, destacado escritor y periodista republicano, fallecido en 1926, “como mejor homenaje al honrado luchador, que propagó, sin descansar, los ideales republicanos y contribuyó eficazmente a combatir la vergüenza clerical”, una acción que tendrá su eco en medios incluso de Madrid (9).

Parece que la evolución de este espacio político provocó una rápida salida de los hermanos Calero, el propio Jacobo expuso los motivos en un artículo en el que afirmaba que “la «Juventud Republicana de La Palma» está en manos de uno burguesía que vive a costa del trabajo de nuestros compañeros”, rechazando la forma en la que el Partido Republicano usaba la “amenaza soviética” como un ataque contra los avances de la clase obrera. Se lamenta de que en el pasado hubieran quedado una época donde en los locales republicanos palmeros “vibró el nombre de Lenin, se gritó mueran los liberales, y se dio también aquel grito de viva la República” (10).

El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República y con ella se abrió un tiempo nuevo, donde las ideas políticas podían liberarse de ciertos corsés. Los hermanos aparecen el 27 de abril de ese año entre los fundadores de la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma, presidida por Cristóbal García Cáceres (11). Esta sería la primera agrupación política surgida en esta etapa, en la que compartieron militancia con figuras destacadas como la de José Miguel Pérez, líder posterior de los comunistas palmeros. La llegada de nuevas lecturas, muy influidas por los ideales marxistas, además del crecimiento de las Federaciones Obreras y de la prensa obrerista promoverá la puesta en marcha del semanario Espartaco, medio que será el crisol donde una generación de jóvenes palmeros darán forma y voz al comunismo en la Isla. Jacobo en esta época formó parte de la Federación y de la administración de Espartaco (12), mientras que su hermano ejerció como uno de los redactores de del periódico obrerista (13).

En agosto de 1932 se conformó en Santa Cruz de La Palma, impulsado por José Miguel Pérez, la Agrupación Obrera y Campesina, que será el caldo de cultivo que facilitará que unos meses después se constituya de forma oficial el PCE en la Isla, del que los hermanos Calero formarán parte junto a viejos compañeros de otros espacios como los ya mencionados Imeldo Guerra o José Migue Pérez, además de otros como Manuel Sanjuan o Florisel Mendoza (14). Desde las páginas de Espartaco Jacobo se hizo eco de la pena de cárcel de un año contra su compañero Imeldo Guerra, por un artículo publicado en este mismo medio. Su desencanto sobre los tímidos avances conseguidos hasta el momento se hacen patentes cuando manifiesta que “La República ha querido dar derechos políticos, pero estos derechos políticos no existirán por cuanto el control económico está en manos del capitalismo y con esto basta para aplastarla” (15).

En el verano de 1932 Jacobo estuvo presente en el mitin obrero organizado por la Federación de Trabajadores de La Palma en el Parque de Recreo, donde terminó afirmando que “no hay conservadores, republicanos ni monárquicos, sino explotadores y explotados” (16), volviendo a incidir en la misma idea de que la burguesía republicana no distaba mucho en sus intereses de los grupos conservadores .

En abril de 1933 los dos formaron parte de las personas que tomaron parte en la creación formal del Partido Comunista en La Palma (17). Ese mismo año Domingo se integró en Socorro Rojo, entidad de la Internacional Comunista dedicada al auxilio social de las familias obreras más necesitadas. Como miembro de esta participó en el gran mitin celebrado en el Teatro Circo de Marte con motivo de las elecciones de ese año, donde apoyaban la candidatura del Frente Único. Su hermano Jacobo también estuvo en la mesa presidencial, como representante de la Unión de Trabajadores de Breña Alta. Según la crónica de Espartaco, la capacidad del local se hizo pequeña para los asistentes, que demostraron “el espíritu revolucionario que en todos se halla frente a la dominación burguesa” (18). Las ilusiones puestas en esta candidatura quedaron empañadas por el éxito de las candidaturas de derechas en esos comicios, que abrió una etapa de cierto retroceso en derechos y de creciente respuesta obrera dentro de la II República.

En las jornadas celebradas con motivo del primero de mayo de 1934 fue Jacobo el que repite en el mitin desarrollado en La Palma, donde en representación del sindicato de Dependientes “expuso la situación actual de la clase trabajadora frente a la actitud fascistizante de la burguesía” (19). Lamentablemente no se han publicado todavía las memorias de Jacobo, en las que habla de esa etapa, donde afirmaba que su convicción en ese momento era que “había que terminar en La Palma con la farsa degradante del Benefactor Caciquil y la sumisión al mismo” (20).

La mirada internacionalista del momento es palpable cuando en abril de 1934 desde Espartaco se realiza una colecta de fondos para apoyar a las familias de los obreros asesinados y apresados en Alemania y Austria, con motivo de los avances de los nazis y el intento revolucionario vivido en Viena en el mes de febrero de ese año. Domingo fue uno de los que aparece en el listado de personas y entidades que aportaron fondos a esta causa (21), sin saber que poco después ellos serían también de los que necesitarían la solidaridad de otros.

En las elecciones de febrero de 1936 los hermanos, como miembros del Partido Comunista, apoyarán la candidatura del Frente Popular. Por el expediente de Responsabilidades Política abierto por las autoridades franquistas a final de la Guerra Civil, sabemos que Jacobo era miembro de la célula 4 del Radio Comunista de Santa Cruz de La Palma y vivía en la calle Pérez de Brito nº77, siendo secretario de agitación y propaganda. Fue interventor en las elecciones del candidato Domingo Rodríguez Sanfiel (22).

Con el golpe fascista La Palma permanece bajo control republicano entre el 18 y el 25 de julio de 1936. La llamada semana roja, fue una semana de calma y esperanzas de que la situación provocada por los militares se revocara. Ningún derechista sufrió daño, tampoco los espacios religiosos. Todo termina con la entrada de refuerzos militares a la Isla, acompañados de falangistas y voluntarios de organizaciones conservadoras. La represión que se desató fue absoluta, con cientos de detenidos y decenas de desaparecidos.

Algunos de los republicanos de la Isla optaron por buscar refugio en los montes, como casi cinco siglos antes habían hecho Tanausú y su gente. Los hermanos Calero permanecieron escondidos, junto a otros grupos de socialistas, comunistas, anarquistas o personas de ideas avanzadas. Sobrevivieron durante meses, en condiciones muy difíciles, gracias a la ayuda dada por familiares y personas solidarias que les facilitaban alimentos y la escasa información que podía llegar. En enero de 1937 vieron una oportunidad de retomar la libertad. El velero Añaza, un barco pesquero con nueve tripulantes, había llegado al puerto de Santa Cruz de la Palma. Los hermanos Calero, junto a su joven compañero Florisel Mendoza, Juan Rodríguez Acosta, Manuel Brito García, que era delegado del Comité de la Federación de Trabajadores de La Palma, Ernesto Pérez Martín, el directivo de la Agrupación Socialista de Santa Cruz de La Palma, Francisco Pérez Triana, Gregorio de Paz Pérez y el militante de la CNT de Las Palmas, Manuel Azcárate Marina. Los dieciocho hombres lograron cruzar el Archipiélago, para tomar tierra en Port-Étienne, la actual Nuadibú de Mauritania (23). Las autoridades franquistas pondrán en marcha un proceso judicial por el que se condenará a pena de prisión a Manuel Matías Pérez Triana, Armando García Rodríguez, Juan García Concepción y Pedro Miguel Riverol Fernández (24). Las autoridades francesas no recibirán a estos fugados con demasiada simpatía, aunque sabían bien la situación de represión que vivían las personas de izquierda con el franquismo. El gobernador mandó mensajes a su gobierno ante esta situación, ya que Los refugiados no observan neutralidad política y hacen propaganda entre los pescadores canarios de la Bahía del Galgo (Port Etienne) – stop- Están siendo reclamados por las autoridades españoles de La Güera como autores de delitos comunes” (25). Según Mendoza, el gobernador militar era una persona simpatizante de los fascistas franceses, que incluso les negó el acceso al agua. La solidaridad les llegó de los trabajadores de “Air France” y de pescadores canarios que les ayudaron con el acceso al agua, hasta que finalmente fueron autorizados para trasladarse a Senegal (26). En Dakar volvieron a recibir apoyo de sectores obreros y repoblicanos residentes en la capital africana, como el dueño del Hotel Atlantic, un catalán antifranquista que les ayudó. Gracias a la estancia en la ciudad del barco llamado Canadian, donde viajaban dos diputados franceses, el socialista Vicent Auriol y el comunista Florimond Bont, lograron llegar a Marsella y desde allí, el 6 de marzo de 1937 a Valencia (27).

Los distintos miembros de esta involuntaria aventura tratarán de sumarse en base a sus habilidades a la lucha por la República. Por la Gaceta de la República sabemos que en agosto de 1937, Domingo fue destinado al Juzgado de primera instancia de Liria (28). Además hay una foto conservada por Florisel Mendoza, donde aparecen los militantes comunistas fugados ya en Valencia, acompañados por el también comunista, Hostilio Rodríguez Melo, hijo del abogado tinerfeño Luis Rodríguez Figueroa.

El final de la Guerra Civil les obliga a ambos a buscar refugio de los cientos de miles de exiliados que cruzarán las fronteras españolas. La vida en los campos de refugiados fue nuevamente muy dura. Domingo Calero tuvo la suerte de ser elegido para formar parte de la nutrida expedición de más de 2300 republicanos que embarcaron 3 de septiembre de 1939 desde Burdeos, que gracias a las gestiones de Pablo Neruda fueron acogidos por Chile. Uno de los pocos canarios que le acompañó en esa odisea de exilio fue el tinerfeño Nicolás Mingorance (29).

Las autoridades del nuevo régimen español no dudaron en proseguir con los expedientes de responsabilidades políticas contra los dos hermanos. En el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas se conservan dos procesos contra Jacobo Calero. En ellos se dice que se encuentra en ignorado paradero, “suponiéndose marchara a Cuba o algún puerto de América”. Además se le incautan las 277,92 pesetas que tenía ahorradas en una cuenta a su nombre del Banco Hispano Americano (30). Lo cierto es que en ese tiempo Jacobo permanecía en Francia a pesar de la entrada de los alemanes en el país, concretamente permanecerá en el entorno de Marsella. Allí fue nombrado Secretario de Exterior de la FTP, (Francotiradores y Partisanos), movimiento de resistencia armado, creado por el Partido Comunista Francés a finales de 1941 (31). Sobrevive a su actividad clandestina contra los alemanes y el gobierno colaboracionista francés, hasta que la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles, en su sesión del 4 de mayo de 1942, lo decide incluir entre los 105 refugiados que embarcarán en el vapor portugués Sao Thomé, junto a otras personas protegidas por la embajada Mexicana, incluyendo a 25 miembros de las Brigadas Internacionales y judios que huían del nazismo, que lograrán llegar al puerto mexicano de Veracruz (32). Domingo vivió en Santiago de Chile hasta su muerte en 1998, pasados los noventa años. Allí no renegó de sus ideales, siendo director del semanario El Obrero Municipal, órgano de la Unión de Obreros municipales y colaborador en periódicos y revistas de los exiliados españoles como República Popular y La Verdad de España (33), allí también nació su única hija, Ana Calero, una activista de la memoria de los viajeros del Winnipeg. Jacobo viviría en Veracruz, donde se generó una amplia comunidad de exiliados republicanos, allí falleció en 2002.

Su vida, como la de tantos otros miles de republicanos, quedará marcada por el exilio, uno en Chile y el otro en México, donde verían pasar los años de dictadura y a través de carta y teléfono mantendrían un frágil cordón umbilical con sus familiares y amigos dispersos por el planeta.

Jacobo Calero en la ficha como migrante del portal PARES

En Valencia. Marzo 1937. Arriba, de izquierda a derecha, Gregorio de Paz Pérez, Ernesto Pérez Martín, Manuel Brito García, Domingo Calero Labesse, Florisel Mendoza, abajo, de izquierda a derecha, Hostilio Rodríguez Melo, Pedro Mendoza Santos y Jacobo Calero Labesse.


Fuentes consultadas

  1. Rodríguez-Lewis, JJ. Génesis y auge del Tenisca C.B. (1922-1930). en el libro S. D. Tenisca. 1922-2022. Cien años de historia. (2022). pp 85-105

  2. La Prensa. 15 de mayo de 1923. p1

  3. La Prensa. 17 de marzo de 1926. p2

  4. Las Noticias. 9 de febrero de 1928. p3

  5. Las Noticias. 7 de enero de 1930. p1

  6. El Progreso. 16 de julio de 1930. p2

  7. El Progreso. 22 de octubre de 1930. p1

  8. Mendoza, Florisel. Con los parias de la tierra. Memorias. Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife. 2004. p60

  9. El Liberal. 17 de junio de 1931. p4

  10. Calero, Jacobo. Retroceso de un republicanismo. Espartaco. 17 de octubre de 1931. p1

  11. Medina Sanabria, Pedro. Constituyendo la Agrupación Socialista de SC de La Palma: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2014/11/16/constituyendo-la-agrupacion-socialista-de-sc-de-la-palma/

  12. Espartaco. 1 de agosto de 1931. p3

  13. Calero Labesse, Domingo: https://fpabloiglesias.es/entrada-db/calero-labesse-domingo/

  14. Cabrera Acosta, Miguel Ángel. La II República en las Canarias Occidentales. Santa Cruz de Tenerife. 1991. pp 270-271

  15. Calero Labesse, Jacobo. El compañero Imeldo Guerra. Espartaco. 16 de abril de 1932. p4

  16. Espartaco. 3 de julio de 1932. p3

  17. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/08/02/canarias-dominada-por-el-fascismo/

  18. Espartaco. 11 de noviembre de 1933. p3

  19. Espartaco. 5 de mayo de 1934. p2

  20. González Vázquez, Salvador. Caciquismo, emigración y cambio en La Palma entre 1895 y 1936. Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma, Núm. 1 (2005) p222

  21. Espartaco. 14 de abril de 1934. p3

  22. Informe del Comandante de la Guardia Civil de Santa Cruz de La Palma de 9 de septiembre de 1940. Expediente de Responsabilidades Políticas nº 477/1940 . AHPLP.

  23. Medina Sanabria, Pedro. Canarias dominada por el fascismo: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2013/08/02/canarias-dominada-por-el-fascismo/

  24. Medina Sanabria, Pedro. Segundo consejo de guerra en la Causa 35 de 1937: https://pedromedinasanabria.wordpress.com/2011/09/06/segundo-consejo-de-guerra-en-la-causa-35-de-1937/

  25. Naranjo, José. Dakar: https://sendafricana.com/historias/de-cuando-fuimos-refugiados-en-africa/

  26. Mendoza, Florisel. (2004). Op cit p73

  27. Idem. Pp 75-77

  28. Diario de la República. 1 de agosto de 1937. p425

  29. Ascanio Gómez, Rubens. Nicolás Mingorance, olvidado poeta, periodista y activista republicano: https://latadelgofio.blogspot.com/2021/02/nicolas-mingorance-olvidado-poeta.html

  30. Expediente de Responsabilidades Políticas nº 477/1940 y causa separada 25/1940. AHPLP.

  31. Persona - Calero Labesse, Jacobo (1905- 2002): https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/125375

  32. Institución - Sao Thomé (barco de vapor): https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/150898

  33. Calero Labesse, Domingo: https://fpabloiglesias.es/entrada-db/calero-labesse-domingo/