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“El Día” y la judicialización de la libertad de expresión.


En los inicios de mi vida universitaria me encantaba pasar las horas muertas entre clase y clase en la sección canaria de la Biblioteca de Guajara ojeando libros y periódicos antiguos. Siempre me llamó la atención como uno de los medios de comunicación más vendidos en Canarias llevó durante muchos años junto al título el “yugo y las flechas” de Falange y la etiqueta de órgano del Movimiento Nacional Sindicalista.
Que después de la transición ese medio siga siendo uno de los más leídos de Canarias por desgracia no nos debe sorprender, al fin y al cabo en este País tenemos hasta algún alcalde que ya lo era antes de las primeras elecciones democráticas.
Al parecer el Director de este medio, el señor José Rodríguez, recordando los viejos tiempos ha decidido demandar judicialmente a Domingo Garí, profesor universitario y compañero de militancia por un artículo de opinión donde criticaba la actitud del director de ese medio ante la muerte de 153 personas en Barajas el verano pasado en un vuelo que tenía como destino Gran Canaria.
Que un medio de comunicación de gran tirada, que se rasga las vestiduras y lanza todo tipo de insultos ante cualquier crítica a su “libertad de opinión” con comentarios ultra insularistas, conservadores y xenófobos lleve a los tribunales a Domingo por realizar un texto divulgado a través de Internet es un despropósito colosal.
Me parece que una vez más el director de El Día pierde el norte, igual que hizo en el editorial de tres días después del accidente, mientras nuestros hermanas y hermanos lloraban aún a sus muertos donde el editorial de José Rodríguez lamentaba que se usara el accidente para dar “publicidad” a Gran Canaria. Creo que cualquier canario de bien, independientemente de su Isla de nacimiento o residencia se sentiría agredido y asqueado por ese tipo de comentarios. Entiendo y comparto la rabia expresada por Domingo en esos días, una rabia que se que fue compartida por muchos, pero también callada por demasiados. Muchos son los que parece que a costa de un hueco editorial pasaron y pasan por alto este tipo de acciones mezquinas.
Siempre he creído ciegamente en la honestidad, la coherencia y la justicia que deben de tener las acciones humanas a la hora de defender o atacar algo. En este caso defiendo al compañero Domingo, defiendo su derecho a opinar y a demostrar públicamente, en la medida de sus medios, su disconformidad con cualquier acción, incluso de los medios de comunicación. Si el director de un medio de comunicación no comparte esta defensa de la libertad de opinión creo que deja bien claro que tipo de persona es y a que medio representa.
En algún curso de formación se me nos suele comentar que “jamás” hay que criticar o atacar a los medios de comunicación, que nuestro objetivo debe ser el de salir en los mismos, darnos a conocer. Sin embargo, debo confesar que cuando leí el verano pasado las reflexiones de Domingo sobre “El Día” me sentí orgulloso de pertenecer a la misma organización política que él, aún a costa de la censura o la descalificación. Estoy convencido de que la honradez, la solidaridad y la justicia con los que sufren merece ese tipo de “sacrificios” igual que se que muchos lo acompañaremos en cuerpo o en alma a su declaración ante el juez el próximo once de junio.

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